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10 creencias sobre la crianza de los hijos/as diferentes
Te cuento mi top 10 de creencias muy arraigadas sobre la crianza que ni ayudan (al contrario, a menudo nos estresan) ni nos permiten estar más presentes con nuestros hijos. Tomar conciencia de ellas es una manera de "hacer limpieza"" mental.
Te cuento mi top 10 de creencias muy arraigadas sobre la crianza que ni ayudan (al contrario, a menudo nos estresan) ni nos permiten estar más presentes con nuestros hijos. Tomar conciencia de ellas es una manera de "hacer limpieza"" mental.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Los padres lo sabemos todo / sabemos lo que es mejor
Cuando me convertí en madre por primera vez, pensé que era necesario saberlo todo sobre la crianza de los hijos (¡¡tengo una inclinación por ser una sabelotodo de todos modos !!). Así que me emborraché con libros para padres y me llevé al agotamiento mental y a una confusión épica, y en el proceso ahogué mi propia intuición y me desconecté de mi sabiduría interna. Lo mismo me pasó al principio del proceso de diagnóstico con mi hijo.
No podemos saberlo todo, y no podemos saber qué es lo mejor para otra persona, incluso para nuestros propios hijos.
Es muy difícil escribir esto, ya que desafía una creencia sólida: que tener conocimiento garantiza el éxito. Esta es la fuente de muchos problemas y crea rigidez, un cierre de nuestras mentes y corazones. Sobre todo, nos impide responder a la vida tal como surge con conciencia e ingenio, más que a partir de un conjunto de reglas.
2. Tenemos que ser padres de nuestros hijos todo el tiempo.
¿Qué pasaría si, a ratos, nos viéramos como compañeros? ¿Compañeros de juego? ¿Compañeros de viaje por la vida? ¿Compañeros de aprendizajes? ¿Qué pasaría si, de vez en cuando, viésemos a la maternidad como una oportunidad increíble para aprovechar nuestra propia curiosidad natural?
3. Los padres deben guiar y "enseñar" constantemente a sus hijos
Para este punto, te propongo el ejercicio Dí que sí
Hoy pregúntale a tu hijo: "¿Qué te gustaría hacer?" Y dile que sí, sea lo que sea (a menos que sea peligroso, o irrealista tipo "construir un muñeco de nieve en verano"). Lo más probable es que tu mente comience a quejarse y a encontrar todo tipo de razones por las que no es práctico, es una molestia, o tienes un millón de otras cosas que deberías estar haciendo. ¡Simplemente hazlo!
Mientras estás en ello con tu hijo, intenta experimentarlo como si fuera la primera vez (¡incluso si lo ha hecho muchas veces antes!). Deja que tus pensamientos y juicios vayan y vengan. Fija tu atención en tu cuerpo y en el de tu hijo. Presta especial atención a los pensamientos sobre lo que tienes que hacer a continuación o lo que debe suceder mañana. No te dejes atrapar - reconócelos, di en silencio “ahora no” y déjalos flotar. No mires la hora.
¿Quién estaba enseñando a quién? ¿Tu a tu hijo o tu hijo a ti? ¿O tal vez es un intercambio de conexión mutua con el aquí y ahora?
4. La vida de mi hijo es mi responsabilidad
No estoy aquí para determinar qué curso debe tomar la vida de mi hijo. Estoy aquí como compañera y madre de mi hijo. El espíritu de mi hijo es infinitamente sabio y se manifestará exactamente de la manera en que debe hacerlo. El espíritu de mi hijo reflejará la forma en que se me invita a responder a mi propia esencia.
Shefali Tsabary "El padre consciente"
5. Todo lo que hace mi hijo es mi responsabilidad
Esto incluye asumir las emociones y acciones de nuestro hijo como un reflejo de nuestras propias capacidades como padres, e incluso de nuestro valor como seres humanos. Tu mente está tratando de hacer de tu hijo una extensión de ti.
6. La crianza de los hijos requiere planificar con anticipación constantemente
Realmente no necesitamos elegir entre estar en el momento presente y planificar. Cuando planeamos, todavía estamos en el ahora. No nos perdamos en el pensamiento futuro.
7. Nuestra interpretación de la realidad es más válida porque tenemos más experiencia como adultos
8. La buena crianza de los hijos es encontrar el equilibrio y permanecer allí (es decir, debemos tenerlo todo siempre bajo control)
Ésta es la ilusión de control. Estamos en un viaje, ¿verdad? Estamos destinados a perdernos de vez en cuando.
9. Esto del mindful parenting es inmaduro, irresponsable o poco asertivo.
Seamos claros: no estamos delegando nuestra responsabilidad en la toma de decisiones con respecto a nuestros hijos. Nuestro papel es permitir que nuestros niños vivan su propio viaje y que lo vivan bien. Esto requiere que los mantengamos seguros, nutridos y cuidados. También requiere un cierto nivel de organización diaria de nuestra vida y de sus vidas. Pero aquí está la cuestión, este concepto erróneo proviene de una creencia profundamente arraigada de que la acción está impulsada por el pensamiento.
El hecho de que nuestra mente esté constantemente comentando todo lo que hacemos, no significa que esté tomando las decisiones. Muchas veces nuestro cuerpo actúa antes que la mente. Gran parte de lo que hacemos es una respuesta natural a lo que nos arroja el momento presente: tienes sed, bebes un poco de agua. ¿Sopesaste las posibilidades y elaboraste un plan de acción? No, solo fuiste a buscar un poco de agua y luego, un segundo después, tu mente comenzó a bombardearte con pensamientos como "No bebo suficiente agua", "Debería de beber con más regularidad durante el día. ", etc. La historia viene después de la respuesta.
Del mismo modo, no siempre sabrás por qué hace lo que haces como padre, y está bien. Respondes en el momento, en lugar de perderte en tus pensamientos.
10. Necesitamos una hoja de ruta clara, un destino para que sepamos "cuando mis hijos lleguen, seré feliz".
No existe tal cosa como "cuando esto suceda, yo ...". Porque no hay futuro. ¡Solo existe el ahora!
Y puedo garantizarte que, dado que es la mente la que te lleva a dar un paseo a la tierra lejana de los resultados prometidos, cuando llegues allí (si lo haces), ya tendrás otro destino al que llegar más adelante. Nunca estamos satisfechos con los “cuando esto suceda…” porque cuando eso suceda, tu mente ya estará pensando en otro objetivo que satisfacer, ya sea para ti o para tu hijo.
¿Significa esto que vivimos sin aspiraciones, sin inspiración? ¿Sin motivación? ¡Claro que no! Siempre podemos apreciar cada momento junto a nuestros seres queridos y darnos cuenta de lo mucho que hemos avanzado. Nadie ni nada es estático.
7 consejos para unas Navidades menos estresadas
Te doy mis 7 claves para vivir (y disfrutar) unas fiestas navideñas con menos estrés, menos agobio, más presencia y más disfrute - tanto para ti como para tu hij@ diferente.
Te doy mis 7 claves para vivir (y disfrutar) unas fiestas navideñas con menos estrés, menos agobio, más presencia y más disfrute - tanto para ti como para tu hij@ diferente.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
1. Suelta las expectativas. Son TUS navidades. No dejes que los demás (o lo que tú has hecho en el pasado) dicten tus navidades ahora. Tienes derecho a cambiar de opinión. Regálate unos momentos para realmente sentir lo que te apetece y lo que no. Crea tus propias tradiciones, o déjate fluir si eso te llama más.
2. Di no. Esto cuesta un montón, y más en Navidades por las presiones familiares. Si tienes que buscar soluciones de compromiso hazlo conscientemente.
Piensa en la energía como una cuenta de banco: tal vez tengas que hacer cosas por compromiso (esto serian negativos en tu cuenta) pero entonces asegúrate de hacer otras para nutrirte (en positivo). Intenta mantener un balance en positivo o al menos neutro. La mayoría de nosotros en las navidades estamos en números rojos.
3. Cuídate de manera radical. ¿Piensas que lo de cuidarse es egoísta y poco acorde con las fiestas navideñas? Pues revisa esta creencia. ¿Te suele pasar como madre o padre que llegas al final de las navidades exhausto, de mala leche, fisicamente agotado, emocionalmente quemado o bloqueado…? Y quien “paga” por tu estado físico, emocional y mental? Pues tus seres queridos mas cercanos - tus hijos y tu pareja, o la familia cercana.
4. Pide ayuda, delega, busca colaboraciones. Las Navidades implican fiestas, cenas, y mucha socialización pero todo esto cuesta dinero, atención, energía, tiempo. Reparte tareas, déjate querer. Abre tu corazón.
5. Date oportunidades para conectar con tus seres queridos. Haz menos. Deja espacios abiertos para sencillamente estar con los tuyos y sobre todo para jugar o compartir actividades con tu hij@ con autismo.
6. Ponte en el lugar de tu hij@ con autismo. Entiende sus necesidades sensoriales (Y las tuyas también!). Este es el único punto en el que me enfoco específicamente en tu hijo y sus necesidades puesto que estos consejos son sobre todo para ti, madre o padre, y para tu bienestar. Pero es importante entender que la familia es un ecosistema y que lo que afecta a una parte afecta al todo.
Si tu hij@ está estresado o tiene ansiedad por la socialización extra, por las luces, por los villancicos y la música en todos lados, por el cambio de horarios, por lo que sea… entonces seguramente tendrá comportamientos difíciles y no solo no disfrutará de las Navidades sino que tu tampoco.
7. Disfruta de las cosas sencillas de la vida y de esta época. Al final, para mí por lo menos, las fiestas navideñas son para agradecer, para conectar y para reflexionar sobre el año que acaba y el que está a punto de comenzar. Y esto nos invita a estar presentes en nuestro aquí y nuestro ahora. A disfrutar de lo que sea, pero sin el agobio de que sea perfecto, o sublime. Puede ser una comida sencilla, o mas tiempo en casa en pijama, o el fuego de una chimenea, o lo que sea.
Así nos ayuda el mindfulness a los padres de hijos con autismo
Esto del mindfulness está ahora muy de moda. Que si el yoga que si la meditación… Pero yo no estoy aquí para venderte una moda. No solo te hablo desde mi experiencia personal sino que además he visto la diferencia, aunque sea sutil, en la mayoría de las personas con las que he trabajado. ¿Por qué? ¿Qué es tan mágico del mindfulness?
Esto del mindfulness está ahora muy de moda. Que si el yoga que si la meditación… Pero yo no estoy aquí para venderte una moda. No solo te hablo desde mi experiencia personal sino que además he visto la diferencia, aunque sea sutil, en la mayoría de las personas con las que he trabajado. ¿Por qué? ¿Qué es tan mágico del mindfulness?
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El secreto del mindfulness
Sencillamente, el mindfulness nos da un espacio desde el que observar y tomar conciencia de todo: de nuestros patrones de pensamiento, de nuestras emociones y cómo las gestionamos (o no), del estado de nuestro cuerpo. Y no solo es un observar en plan examen, juzgándonos o etiquetando lo que hacemos, sentimos y pensamos como bueno o malo. No. Porque te puedo asegurar que de ese examen nadie sale con buenas notas.
El mindfulness o la atención plena es la práctica de observar, de estar presente con lo que surja sin juzgar, con curiosidad, con apertura. ¿Cambia esto lo que nos pasa? No, claro que no. Muchas de las cosas que nos “pasan” están fuera de nuestro control. Como el autismo de nuestros hijos. Pero el mindfulness nos permite tomar conciencia de nuestra experiencia de eso que nos pasa. Aqui radica la clave.
Vale, todo esto suena muy bien en papel. Pero, ¿cómo me va a cambiar a mi la vida?¿Qué va a significar para mi estrés, mi desilusión, mi duelo por el autismo de mi hij@? ¿Qué va a suponer para las tensiones que vivo con mi pareja, con mi familia, en el trabajo? ¿Cómo me va a ayudar esto a sentirme menos vareada por la vida? ¿A vivir con mayor bienestar? ¿Con ilusión incluso?
El mindfulness y tu hijo/a diferente
El mindfulness no es una varita mágica. Es una forma de procesar la vida. La vida sigue siendo igual de compleja, llena de altibajos, llena de dolor y de felicidad también. Nada es permanente. Todo pasa.
El mindfulness es como una gamuza que te limpia las gafas. Todos vamos por el mundo con gafas muy, pero que muy sucias - lo vemos todo en base a creencias culturales, familiares, personales; en base a experiencias previas; en base a lo que hemos vivido hasta ahora y con expectativas de lo que podemos esperar de la vida en el futuro. Básicamente nuestras gafas son nuestra programación mental. Nuestro software.
Y el mindfulness lo que hace es pausar el software (que no desinstalarlo del todo). En esa pausa está tu libertad. Tu libertad de ver lo que te pasa de otra manera, de responder de otra manera, de sencillamente darte cuenta de que tu software te está llevando.
Entonces, volviendo al autismo de nuestros hijos y a las dificultades que eso nos conlleva. Mira, te voy a dar un truco para aterrizar todo esto y se basa en la letra A: a de autismo, y lo que yo llamo las 3 as de la conciencia.
1. Admite. Date cuenta. Abre la puerta a ese espacio que te permite una toma de conciencia. Por ejemplo, cuando tu hij@ se pone a dar saltos en publico o tiene cualquier comportamiento “no típico” en frente de otras personas, date cuenta de lo que surge en TI.
¿Qué pasa en ti? ¿Qué está sucediendo en tu AHORA, en tu momento presente? El mindfulness te vuelve el foco hacia ti y tu experiencia interior. Tu hij@ tiene sus razones para tener ese comportamiento. Yo aqui hablo de TU atención plena.
2. Acepta. Esto cuesta. Esto es bastante radical, y sin embargo es super sencillo. Lo que está pasando, ya está pasando. Y no solo a nivel externo (volviendo al ejemplo de antes, el que tu hij@ esté dando brincos). Sino sobre todo a nivel interno. Si sientes enfado, no te queda otra más que aceptar que sientes enfado. Es irrefutable.
3. Actúa. O no. Aquí quiero aclarar algo sobre lo que acabo de decir en torno a la aceptación. Aceptar no significa pasividad, ni resignación. Aceptar es lo más valiente que puedes hacer. Es abrirte a la posibilidad de transformación desde dentro.
Porque no puedes cambiar lo que ni siquiera admites que es ¿no? Ahora bien, en nuestro caso, la gran mayoría de nosotros querríamos que nuestro hijo no tuviese autismo ¿verdad? Pues suelta ese pensamiento y toda la energía que pierdes rumiandolo porque la realidad es la que es.
Acéptala y acepta también, por supuesto, tu dolor y todos esos sentimientos difíciles en torno a este tema.
El mindfulness te permite ver lo que está pasando, de donde vienes y por lo tanto te permite cambiar hacia dónde vas.
Ya para acabar con el ejemplo, puedes decidir no hacer nada ni decir nada, y aceptar que tu hij@ tiene esa necesidad de saltar o de mover las manos (que por cierto son absolutamente necesidades sensoriales muy típicas de las personas con autismo). Te vas a sentir incómodo, sí, pero con la práctica te irás sintiendo cada vez menos incómodo y más presente con tu hijo o hija.
O tal vez puedes decidir informarte más sobre el perfil sensorial de tu hij@ y poder así entender de donde viene su comportamiento. O puedes decidir explicarle a las personas presentes todo esto. O abrirte en confianza y contarle a alguien querido que lo pasas muy mal en estos momentos. O también puedes decidir enfocarte en tu cuerpo y tomar unas respiraciones conscientes en estos momentos.
Sea lo que sea que decidas conscientemente, la clave está en que te has dado cuenta de TODO lo que ha ocurrido en tu interior y has decidido responder con plena conciencia de ello. Básicamente supone que no te has tomado a pies juntilla lo que te ha dicho tu mente. No te has creído todos los pensamientos que te han surgido en un primer momento. Los has visto. No te has identificado con ellos. Suena sencillo, pero es una práctica que exige disciplina porque en nuestra situación, solemos estar expuestos a muchas situaciones complicadas que nos duelen y en las que reaccionamos de manera inconsciente, es decir, sin darnos cuenta de los hilos que tiran de nosotros.
Entonces, ¿cuál es el principal beneficio del mindfulness? Lo más práctico e inmediato es que te permite bajar los niveles de estrés. Haz la prueba la próxima vez que tu hijo haga algo en público que te molesta.
¿A quién molesta? A ti. De ahí viene el estrés. Haz la prueba.
Lo más transformador es que te va dando mayor y mayor libertad para vivir de manera diferente, desde tu esencia, desde tu verdad, desde tu presencia. Oye, ¿y si te diese igual lo que piensen los demás? Imagínatelo. Vaya losa que te quitarías de encima, ¿no? Claro, siempre va a haber personas que te importan y siempre vas a querer que te amen, somos seres sociales no lo podemos negar. Pero por tu bienestar y por el bienestar de tu hijo, liberarte de expectativas y por tanto de sufrimiento, es la base para vivir con confianza, con corazón, con presencia, con auténticas ganas de vivir.
7 Claves para reconectar contigo misma
En mi proyecto de apoyo a padres de hijos con autismo, a menudo me refiero a la necesidad de reconectar con nosotros mismos. Pero ¿cómo leches nos reconectamos con nosotros mismos? ¿Y qué quiere decir esto en realidad?
En mi proyecto de apoyo a padres de hijos con autismo, a menudo me refiero a la necesidad de reconectar con nosotros mismos. Pero ¿cómo leches nos reconectamos con nosotros mismos? ¿Y qué quiere decir esto en realidad?
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Mucha gente me dice que no saben ni cómo se encuentran ni dónde están a varios niveles. Te invito a que hagas recuento. Reflexiona sobre si alguna de estas preguntas se aplican en tu vida en el momento actual:
A nivel físico ¿te encuentras agotad@? Duermes mal? ¿Estás permanentemente estresado? ¿Comes mal? ¿O deprisa? Incluso, ¿recuerdas lo que has comido hoy? ¿Tienes en ocasiones la sensación física de que vives en un cascarón? ¿De que tu cuerpo se ha vuelto un desconocido? ¿Te das cuenta de tus tensiones físicas? ¿De tu postura? ¿De tu respiración? Esto ultimo es fundamental, como te contaré más adelante.
A nivel emocional: ¿Tal vez sientes que has de controlar (es decir ignorar) tus emociones para que tu vida no se venga abajo? ¿Caes en patrones repetitivos de enfado hacia fuera y culpa hacia dentro? ¿Sientes que vives en un estado permanente de angustia?
A nivel mental: ¿Te sientes saturado? ¿Abotargado? ¿Bloqueado? ¿Como que en vez de un cerebro llevas una olla a presión en la cabeza? ¿Te falta claridad? ¿Tomas decisiones sin saber a menudo realmente por qué? ¿Vas a mil por hora pero sientes que no llegas a nada?
Si nos paramos a reflexionar unos instantes, todos somos capaces de ver que nuestra calidad de vida no es la que deseamos. Hay algo que falla, que falta, que está ausente. Y ese algo ERES TÚ.
Si, si. TÚ.
Con el paso de los años, y las responsabilidades que nos echamos encima (primero que si los estudios, que si el trabajo, que si la pareja, que si la vida social, que si los hijos), nuestras necesidades personales se van quedando por el camino.
Cuando además tu hijo es diferente, tu vida como madre o padre supone una lucha continua para conseguir los servicios adecuados para nuestros niños (en todas las áreas). Lo que queremos siempre está al final de la lista de tareas pendientes (y nunca llegamos a ello). Nuestros deseos se desvanecen en el olvido hasta el punto de que un día nos despertamos y ya ni nos conocemos a nosotros mismos.
Muchos de nosotros "enterramos" a las personas que fuimos y continuamos, agotados, perdidos y solos. Y luego nos preguntamos por qué luchamos tanto para conectarnos con nuestros hijos, nuestras parejas, nuestros amigos y nuestra familia. Porque sentimos que la vida es una lucha cuesta arriba sin fin. Pero no tiene por qué ser así.
El dolor y la desilusión son inevitables, el sufrimiento es OPCIONAL.
Muchos de mis clientes no sienten que tengan el tiempo, la energía, o incluso la capacidad para evaluar en que punto están, sobre todo a nivel emocional y psicológico. Como suelo decir, no puedes llegar a donde no sabes que quieres llegar. Y no puedes saber a dónde quieres llegar si ni siquiera sabes donde estas ahora mismo.
En mi Kit de Primera Ayuda te regalo un corto documento que te invita a regalarte un ratito para hacer una autoevaluación de donde estás ahora, con el autismo de tu hijo y más allá del autismo de tu hijo. Pero la clave está aquí:
El ratito te lo tienes que regalar TÚ.
Reconectar implica devolverte el poder. Empoderarte para reconectar contigo mismo. Si tu no te das el tiempo y la energía para hacerlo, nadie lo puede hacer por ti.
Vuelve a conocerte. Date permiso. ¿Qué te gusta? ¿Qué no? ¿Qué prefieres? ¿Qué haces por obligación? ¿Qué puedes dejar de hacer? ¿Qué puedes hacer más a menudo? El auto-conocimiento es fundamental. Y esto sobre todo a nivel emocional. Entiende a tus emociones, a sus detonantes, y será como si te diesen la llave mágica de tu ser.
7 claves para reconectar contigo
1. Escúchate
Suena sencillo, pero no lo hacemos tanto como deberíamos. Escucharse implica tomar conciencia de que hay una sabiduría interior dentro de cada uno de nosotros. Algunos lo llaman la voz de la intuición, otros tu maestro interno. Da igual que le des nombre o no. NO es nada esotérico.
Se trata de entender que a nivel sutil el cuerpo nos manda a lo largo del dia muchos mensajes sobre lo que necesitamos o no necesitamos. Muchos de nosotros ni siquiera sabemos que esta ahi, porque tenemos cerrada esa frequencia de radio. Sintoniza de nuevo tu radio y Abrete a ese otro canal que te dice cosas. Cosas como “esto no me apetece”, “yo no quiero esto”, “necesito esto”, o lo que sea.
2. Hazte 3 preguntas al final del día
Yo lo hago regularmente y me lleva muy poco tiempo, pero señala un tiempo de reflexion al final del dia para hacer un check-in conmigo misma. Las 3 pregunta son:
a. Que ha ido bien en mi dia?
b. Que me ha costado mas hoy?
c. Que he aprendido? O De que me he dado cuenta?
3. Regalarte unos minutos de silencio todos los días
¿Para hacer qué? Para estar contigo y con lo que surja. ¿Que te surgen emociones difíciles que te cuesta gestionar? No te van a matar, te lo aseguro.
4. Reconecta con un hobby, actividad o pasatiempo que te nutra.
Si no tienes tiempo (aunque te estoy hablando de cualquier actividad de unos minutos al día, no tiene que ser un mega proyecto). Si no tienes tiempo, intenta hacer unas respiraciones conscientes durante esos minutos de silencio al dia. 10 respiraciones te llevaran menos de 2 minutos! 2 minutos!.
5. Cuídate físicamente
No te digo que te apuntes a un gimnasio ni que hagas una dieta especial. Te sugiero que te acuestes cuando estes cansado, que comas con respeto hacia tu cuerpo. Enfin, cosas básicas. Que escuches lo que te pide tu cuerpo.
6. Mueve tu cuerpo
Te juro que es una de las cosas mas sencillas que puedes hacer por ti mismo y con los mayores beneficios. Anda, corre, baila, haz unos estiramientos, sube las escaleras. Lo que sea. Pero usa a tu cuerpo y conéctate con él cuando lo hagas.
7. Escribe, graba un audio, garabatea, habla con alguien de confianza
Expresarnos es catártico no solo por el soltar que implica sino porque a menudo conseguimos “revelaciones” nuestras que de otra manera no habrían salido. O por lo menos nos permite organizarnos un poco a nivel mental. De una conversación pueden salir momentos ajá si estamos ya un poco mas entrenados a escucharnos.
Finalmente, entiende que no eres solo lo que haces, no eres solo lo que tienes, no eres solo tus circunstancias. Eres eso y mucho más. Hay una presencia, un ser que está detrás de y más allá de tu vida exterior. Vuelve a conocerte y en ese auto-conocimiento encontrará la mayor fuente de cuidado propio. Y desde ese cuidado propio encontrarás una energía y una motivación para el cuidado a los demás que ni siquiera te podías imaginar antes.
Lo más difícil del autismo de nuestros hijos
¿Qué es lo que más te duele a ti de la neurodiversidad de tu hijo o hija? ¿A ti como padre, madre, familiar, cuidador? Seguramente a un nivel profundo lo que más te llena de dolor es la incertidumbre.
Yo misma he sufrido de esto.
Para ti, como padre o madre de un hijo neurodiverso, ¿qué es lo más difícil de su condición?
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Muchos de nosotros diríamos:
Que no hable o no se comunique funcionalmente
Que no tenga amigos
Su rigidez mental e inflexibilidad
Lo mucho que se descontrolada en ciertas situaciones
Pero con esto nos estamos enfocando en cómo su comportamiento nos incomoda a nosotros, sus cuidadores y sus educadores. Todos tenemos juicios de valor que son inevitables y ese tipo de comportamientos nos estresa porque lo que queremos es que el niño la niña se adapte a un exterior que a menudo le malinterpreta.
Pero ¿qué es lo que más te duele a ti de la neurodiversidad de tu hijo o hija? ¿A ti como padre, madre, familiar, cuidador? Seguramente a un nivel profundo lo que más te llena de dolor es la incertidumbre.
Yo misma he sufrido de esto.
Siempre he tenido tendencia a la ansiedad hacia el control y cuando diagnosticaron a Adrián con autismo una de las primeras cosas que pensé fue ¿qué va a ser de él?
Además las neuro diferencias son tan variadas y sabemos tan poco de ellas que es muy difícil que incluso los profesionales te puedan decir cómo va a ser el futuro de esa persona.
El dolor de la incertidumbre cuando tu hijo tiene autismo
El diagnóstico puede venir con una indicación de cómo se va a desarrollar en el futuro más cercano, pero nadie realmente, ni los médicos y los profesionales más punteros pueden predecir el futuro de tu hijo o hija.
Nadie te puede confirmar con certeza si tu pequeño o no tan pequeño se va a desarrollar de tal manera que pueda llevar una vida independiente o autónoma, si va a pasar por muchos de los indicadores de una vida típica.
Estudios, trabajo, pareja, hijos, incluso aquellos niños dentro del espectro que no tienen retrasos evidentes en el habla pueden verse incapacitados por problemáticas en torno a la socialización en torno a la ansiedad en torno a la depresión. O sea que realmente no hay garantías.
No sabemos qué va a ser de nuestros hijos y eso duele. Eso duele una barbaridad. Una de las primeras preguntas que nos hacemos los padres es ya pero va a estar bien. Ya pero va a poder vivir con independencia cuando sea mayor. Ya pero estoy ya mejorando.
Y es que nadie lo sabe ni el pediatra ni la logopeda ni la profesora ni la terapeuta ocupacional ni la voluntaria de tu asociación local de apoyo para padres nadie lo sabe y esto nos crea mucha angustia.
Pero sabes que? Que en realidad esto no es tan diferente de lo que le pasa a los padres de hijos neuro típicos porque al final nadie puede saber el futuro de nadie ni de sí mismo y de otras personas.
No hay garantías como decía antes pero si bien es verdad que el autismo por muchas de sus dificultades intrínsecas como la socialización, nos causa mucha más preocupación. Esto es relativo también hay padres de hijos neuro típicos de hijos que se están desarrollando de manera plenamente típica que se preocupan constantemente para el futuro de sus hijos.
Aquí el tema es que dejamos que nuestra mente nos torture con pensamientos sobre el futuro que no existe aún y que no existirá porque solo podemos vivir el ahora y el presente.
Pero me dirás: preocuparnos nos permite prepararnos mejor, ¿no? Aquí te diría cuatro cosas:
4 claves que te ayudarán a soltar el miedo al futuro de tu hijo con autismo
1. El miedo al futuro al tuyo y al de tu hijo o hija es normal
Todos lo tenemos, no nos gusta la incertidumbre, la quisiéramos controlar pero eso no está siempre en nuestro poder y desde luego no lo está cuando se dirige hacia el futuro. Así que, estamos literalmente intentando adivinar o atisbar un futuro que no podemos ver. Nadie tiene una bola de cristal.
Entonces entender que tu mente no lo puede evitar pero también tomar conciencia de que le puedes decir a tu mente ya basta y darle cada vez menos energía menos tiempo menos enfoque menos importancia a ese tipo de pensamientos que son totalmente inútiles sobre todo del futuro lejano. Recuerda que ahí es donde pones tu foco pones tu energía asi que no la malgastes.
2. Céntrate en el presente
En vez de pensar tanto en el futuro (que seguramente será muy diferente a como te lo imaginas ya sea el tuyo propio o el de tu hijo) hazte esta pregunta: ¿que puedo yo hacer ahora para ayudar a mi hijo o hija?Éste vuelve al presente donde realmente puedes marcar una diferencia y pasar a la acción.
3. No te presiones
no te agobies, tú no puedes ver ni cambiar el futuro ni el tuyo ni el de nadie. No está en tus manos.
Esto no significa resignación ni tampoco significa pasotismo. Significa entender dónde está tu poder personal y eso para el personal está en el ahora. En el momento presente.
Hay muchos factores del fondo del futuro que no dependen de nosotros y es imposible controlar o conocer lo que aún no ha pasado y mucho menos cuando se trata del desarrollo de otra persona.
4. Ten confianza.
Y ya sé que esto suena muy hippie y muy vago pero lo cierto es que cada cual tenemos nuestro camino y como dijo el gran poeta español Antonio Machado: caminante no hay camino se hace camino al andar.
El no saber es parte de la experiencia humana no nos podemos escapar a ese no saber. Solo queda confiar. Además el no saber nos regala libertad. Libertad para vivir el ahora sin ahogarse en la rumiación mental sobre el futuro. Libertad para apreciar lo que ya está en nuestro presente. Libertad para abrirse a lo que va llegando. Libertad para hacer ya lo que consideramos que es importante. Libertad para dejar de postergar o de retrasar para cuando algo pase en el futuro. Y libertad para tener nuevos enfoques, nuevas decisiones para pasar a la acción de manera tal vez diferente con mayor creatividad con mayores recursos. En definitiva libertad para evolucionar para crecer para ser más coherentes con nuestro presente.
La incertidumbre nos da espacio para abrirnos aunque nos de miedo. En ese no saber están los regalos de la libertad Y sobre todo esa presencia que está anclada en el ahora. Solo existe el ahora.
La clave está en que te preocupes menos para el futuro lejano de tu hijo o hija para pasar a la acción y liberarte a nivel emocional y mental ahora en lo que sí puedes cambiar en lo que si puedes impactar que es tú y tu presente y obviamente en la interacción con nuestros hijos el presente de nuestros hijos.
Espero que esta corta reflexión te ayude a soltar tu miedo al futuro y específicamente tu miedo al futuro de tu hijo con autismo.
¿Qué es lo que más te gusta de tu hijo o hija con autismo?
Hoy te quiero hacer una pregunta: ¿Que es lo que mas te gusta de tu hijo o hija con autismo? Es una pregunta muy sencilla, pero que no siempre somos capaces de contestar de manera rápida y natural.
Es una pregunta que implica una toma de conciencia porque nos exige cambiar nuestra perspectiva.
Hoy te quiero hacer una pregunta: ¿Que es lo que mas te gusta de tu hijo o hija con autismo? Es una pregunta muy sencilla, pero que no siempre somos capaces de contestar de manera rápida y natural.
Es una pregunta que implica una toma de conciencia porque nos exige cambiar nuestra perspectiva. De lo que está mal, o lo que no es como lo esperábamos, a lo que - sencillamente - es. Y desde este punto a la aceptación y al agradecimiento hay un solo paso.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Voy a contarte algo sobre la apreciación. Sobre ese sutil pero poderosísimo cambio de perspectiva que nos lleva a ver cosas, eventos y personas en positivo.
A los padres y madres de hijos con autismo nos cuesta mucho ver lo positivo. Y no te hablo de que te levantes todos los días de un salto con unas ganas tremendas de verlo todo de color de rosa o de estar alegre todo el dia. No. Esto no va de flower power ni de optimismo new age. La realidad es la que es, y negarla o restarle importancia es tan poco saludable como verlo todo negro, todo el rato.
Pero como padres o cuidadores de personas con autismo, estamos predispuestos a ver lo que falta, lo que es diferente, los desafíos, los retrasos y, en fin, todo lo que percibimos que queda por “arreglar” o “solucionar” en nuestro hijo o hija. Aqui esta la clave. Es una percepción.
Sesgo de la negatividad
¿Has oído hablar del sesgo de la negatividad? Es un concepto psicológico que significa que, ante igual número de aspectos negativos e igual número de aspectos positivos, tendrán mas peso en nuestra mente los aspectos negativos. Pero también quiere decir que ante mayor número de aspectos positivos y menor numero de aspectos negativos, tendrán más peso los negativos.
O sea. Nuestra mente nos “torea” sí o sí, y nos lleva siempre, por defecto, a enfocarnos en aquello que vemos como negativo.
¿El vaso está medio lleno o medio vacío?? Esto lo puedes también apreciar cuando nos dan piropos o nos dicen cosas agradables sobre nuestra apariencia, nuestro esfuerzo o algo que hemos hecho bien. 20 personas te dicen que te quedan genial tus gafas nuevas y tan solo una te dice que no le gustan. ¿Con que comentarios te quedas? Surprise, surprise… pues lo más probable es que te quedes rumiando sobre el comentario critico. Y que esto te pueda incluso generar dudas sobre tu elección, tu actuación o lo que sea que se “ha criticado”.
Esto es el sesgo de la negatividad y todos los seres humanos lo tenemos. ¡Venimos diseñados de fabrica así! ¿Y quieres que te cuente algo mas? Cuando se trata de nuestros hijos, tengan autismo o no, sean diferentes o no… te aseguro que el sesgo de negatividad es fuertísimo. Porque, mas o menos inconscientemente, tratamos a nuestros hijos como extensiones de nosotros mismos. Y vemos en su valía un espejo de la nuestra.
Así que, si a tu hijo le cuesta socializar, hacer amigos, conversar, o tiene tics de auto-estimulacion, o un procesamiento de estímulos sensoriales diferentes, o cualquier otro comportamiento que entra dentro del espectro autista, pues obviamente te vas a enfocar en eso “que no está bien”. Esto, a parte de hundirte la moral, te dificulta AUN MÁS poder enfocarte en lo positivo que SÍ esta ahí y en el proceso de potenciarlo en tu hijo y de agradecerlo como madre.
Cambio de perspectiva
Así que ,vuelvo a la pregunta del principio: ¿Qué es lo que mas te gusta de tu hijo o hija con autismo?
Date permiso para sentirlo, no lo pienses solo. A menudo lo primero que se nos ocurre, lo primero que se nos viene a la mente es lo más certero, pues ha “saltado” los filtros mentales que suelen colocarse en posición cuando empezamos a pensárnoslo mucho.
Te cuento algunas de las cosas que mas me gustan de Adrian:
Su alegría. Es totalmente natural, espontánea, y contagiosa. Desde bebé le hemos llamado “smiler” por sonriente, pues es una de sus características más queridas y fuertes de su personalidad.
Su ternura. Se deshace y me deshace a mí. ¿Que mas quieres que te diga? (Ay, suspiro de madre)
Su sentido del humor. El nene se descuelga a veces con las cosas más graciosas y que menos nos esperamos.
Su bailoteo. Es impresionante lo bien que baila. Como nació en Africa (mi marido y yo vivíamos por allí entonces), siempre decimos que “lleva el ritmo africano en el cuerpo”
Sus ojos. Tiene unos ojos marrones preciosos.
Y muchas otras mas…
En realidad, ¿son tan diferentes de lo que me podría gustar de cualquier otra persona, tenga o no tenga autismo? Pues, seguramente no.
Mi hijo tiene autismo, pero el autismo no es TODO mi hijo.
Mi hijo tiene comportamientos difíciles a veces, o aspectos de su comunicación que me frustran y me asustan, pero es un ser humano con sus fortalezas y sus tendencias, su personalidad y sus preferencias a través de y también más allá del autismo.
El autismo le modula y ÉL modula al autismo en la expresion unica de su ser. Y por todo ello, doy las gracias.
La gratitud
El agradecimiento es una práctica de toma de conciencia, más allá de que se haya puesto más de moda a nivel de desarrollo personal. Es una práctica que nos sigue desde tiempos inmemoriales y que siempre ha estado unida a la practica religiosa. Pero ahora, además, los psicólogos, los neurólogos-biólogos, nos han dados muchas mas razones para practicarla a diario por sus beneficios neurológicos y fisiológicos.
Pero el punto central es este: la practica de agradecer nos obliga a enfocarnos en lo positivo en nuestras vidas. No en fabricarlo, no, en darnos cuenta de que siempre ha estado ahí, pero sencillamente no lo hemos visto o no le hemos dado tanta importancia como los aspectos más negativos. Por nuestro sesgo de negatividad.
No se trata de forzar la gratitud. Hay días en los que nos costará ver qué podemos agradecer de nuestra situación familiar. Te sugiero que empieces por lo más obvio y lo mas sencillo. El sol, tu hogar, la comida en la mesa, la música que has escuchado hoy, las flores que has visto en el parque, la mirada de tu hijo, los huesos que te sostienen, lo que sea… No tiene por que ser grandes eventos ni grandes éxitos.
¿Qué ha ido bien? ¿Por qué puedes dar gracias?
Verás que es una bola de nieve y que, cuanto más agradeces, más aprecias para agradecer.
Celebra cada victoria, si. Pero celebra también cada respiración, cada experiencia - sea memorable o no. Celebra tu vida y celebra también la vida de tus seres queridos.
Celebra la vida de tu hijo o hija con autismo. Porque será un desafío para él o ella, para ti y para el resto de tu familia… Pero sigue siendo una vida única, y llena de cosas por agradecer. Solo tienes que mirar…
Te sugiero que te des unos minutos y hagas una lista de todas esas facetas de tu hijo o hija que tanto te gustan. No es una competición. No se trata de que sea una lista interminable. Puede ser muy cortita. Pero siéntelo. Siente ese agradecimiento y ese amor por tu hijo o hija.
8 enseñanzas que me ha regalado mi hijo con autismo
Estas son reflexiones muy personales sobre mi maternidad diferente; tal vez alguna resuene contigo o tal vez no, sin embargo, creo que tiene valor el poder reflexionar sobre cómo los hijos son nuestros grandes maestros.
Estas son reflexiones muy personales sobre mi maternidad diferente; tal vez alguna resuene contigo o tal vez no, sin embargo, creo que tiene valor el poder reflexionar sobre cómo los hijos son nuestros grandes maestros.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Eso es algo que a menudo se dice, que los hijos son nuestros grandes maestros. Pero más allá de que se haya convertido en un cliché, sobre todo dentro del mundo del desarrollo personal y la espiritualidad, yo siento que es cierto que la relación con una persona tan cercana como un hijo o una hija es un portal que nos permite adentrarnos hacia dentro y conocernos mejor.
En el propio conflicto de lidiar y de gestionar la relación con un hijo, con una persona que es mucho más joven que nosotros, que en muchos casos depende tanto de nosotros, es una oportunidad grandísima para el conocimiento propio y también para una mejor gestión emocional.
Como padres muchas veces nos sentimos fatal, con una gran pérdida cuando nuestro hijo es diferente: trae consigo grandes dosis de ansiedad, de vergüenza, de falta de aceptación, de rechazo, grandes dificultades adicionales.
Entonces aquí os voy a dar ocho reflexiones muy personales, 8 enseñanzas que me ha regalado mi hijo:
1.- Mantén tu corazón abierto
Incluso cuando más lo quieres cerrar, cuando más quieres protegerte.
Esto es algo que a mí me ha costado muchísimo porque crecí creyendo que la vulnerabilidad era debilidad. Lo cierto es que vulnerables, somos desde el mismo momento que nacemos. Pero en mi aprendizaje vital mostrarme vulnerable lo equiparaba a abrirme en canal y a dejar que las personas entraran a dañarme.
Esto tiene mucho que ver con el hecho de que consideraba que para ser querida tenía que valer, que tenía que demostrar siempre lo mejor de mí misma. Y por lo tanto, ahí no entraba la vulnerabilidad, no entraba el mostrarme con mis imperfecciones, con mis errores, con mis meteduras de pata, con mis cagadas…. ¡como cualquier persona! Cuando traes un hijo al mundo, ellos que aparentemente son tan vulnerables y aparentemente tienen el corazón tan abierto y son capaces de vivir todo absolutamente todo es un gran efecto de demostración.
Pero además como madre llegamos a cuotas muy altas de estrés físico, emocional, psicológico y por lo tanto es en esa vulnerabilidad de mostrarnos en esos momentos difíciles, en los momentos bajos, que podemos conectar con nuestro hijo en primera instancia y con los demás también.
La vulnerabilidad es pedir ayudar y mantener el corazón abierto para poder conectarte con los demás. Esa vulnerabilidad nos hace humanos, todas las personas alrededor nuestro la tienen. Y esa conexión con el hijo en el caso de los niños con necesidades especiales es fundamental.
2. Ten curiosidad pero no esperes nada
Las expectativas son enemigos número 1. Son las piedras en el camino sobre las que tropezamos una y otra vez. Esas piedras las colocamos nosotros mismos. No nos damos cuenta y es inevitable en el fondo porque tenemos una mente que está diseñada para crear expectativas.
Pero no hay mejor reality check, no hay mejor manera que hacer un check in de realidad que tener un hijo. Todos esperamos, todos deseamos, todos nos nos imaginamos cómo va a ser nuestra hija y luego llega una persona que puede o puede que no sea igual que nosotros nos imaginábamos.
Cuando nuestro hijo es diferente de la manera en la que sea a lo que nosotros esperábamos, incluso más allá de eso a lo que es típico, en este caso lo que es neurotípico, pues es un palo muy grande porque vamos a tener vergüenza, vamos a tener reparos, vamos a tener mucho dolor y mucho duelo.
Yo personalmente con el autismo de mi hijo me ha llevado un tiempo, pero no pienso en su futuro y esto no me hace ser mala madre. No pienso en su futuro de cara a mis expectativas sobre cómo su futuro va ser. Pues pienso en su presente y en lo que necesita ahora y en lo que me puede desarrollar de cara a un futuro. Pero un futuro muy amplio, un futuro muy genérico como adulto pero no como un adulto concreto con una imagen específica de lo que yo creo que tiene que ser él.
Se trata de potenciar, de ayudarle a realizar su mayor potencial a partir de este momento presente, siempre a partir del momento presente. No se trata de forzar a que él llegué a una visión o a una imagen futura mía o de su padre de lo que él debería de hacer. Y esto igualmente lo podemos aplicar a nosotros mismos entonces para mí la liberación de soltar las expectativas ha sido increíble.
3. Hay que vivir el momento presente (con todo lo que eso implica)
En el camino de los padres de niños con autismo van a haber momentos de duelo, de rechazo, de dolor, de contracción física y emocional. Cuanto menos nos queramos escapar o pasar por alto esos momentos más vamos a poder entregarnos a esos momentos y aunque esto parezca una locura vamos a poder traspasarlos y llegar al otro lado transformándonos y recogiendo las oportunidades y los aprendizajes que esos momentos duros.
Pero también se trata de vivir el momento presente cuando el momento presente es algo sencillo, es algo amable, es algo agradable.
Cuando nuestros hijos tienen diferentes maneras de conectarse y de comunicarse con los demás implica que tenemos que ser curiosos, que tenemos que estar, que tenemos que estar atentos, que tenemos mucho que ganar si estamos realmente presentes con nuestro momento, con el momento de nuestro hijo y con el momento de la relación entre los dos.
Yo que me consideraba una experta en mindfulness, ha sido el autismo del mi hijo lo que me ha hecho ser auténtica practicante del mindfulness. Lo de antes era teoría y eran prácticas que se quedaban en más la superficie. Desde el autismo de mi hijo yo considero que puedo estar presente conmigo no solamente a nivel mental ni de atención sino también a nivel emocional que es uno de los más difíciles: estar presentes con nuestras emociones.
4. Siente tus emociones
Siéntelas y suéltalas, pero siéntelas primero y es que, el problema es que no nos damos permiso para sentir nuestras emociones.
Los niños en general, tengan o no tengan diferencias neurológicas, son grandes maestros en esto sobre todo cuando son pequeños. Ellos se lanzan de lleno a la piscina de sus emociones, sea la que sea, en el momento en el que les surge y después salen de ellas.
Todos estamos diseñados para eso: para sentir nuestras emociones, sentirlas completamente, que la emoción pase por nuestro cuerpo, que deje el mensaje que tenga que dejar, provoque las reacciones fisiológicas que tenga que provocar, y se disipe. Los niños son grandes maestros de las emociones.
Esto no quiere decir que tengamos que exhibir grandes berrinches o montar un numerito como si fuésemos un niño de 3 años , significa que podemos estar mucho más presente con nuestras emociones: conocerlas, amarlas, respetarlas, entender que tienen un mensaje para nosotros y que no nos van a hacer daño. Las emociones no están aquí para herirnos.
Las emociones difíciles como la ira, el enfado, la irritabilidad, o la tristeza, no están aquí para dañarnos están aquí para darnos un mensaje, están aquí para sentirse.
Esta es una manera que tenemos de vivir como seres humanos.
Esto para mí también ha sido una gran montaña de aprendizaje que me ha costado mucho subir pero que en la relación conmigo me ha ayudado muchísimo estar presente con mis emociones y ser, por lo tanto, capaz de sostener las de mi hijo: estar presente junto con él en sus momentos difíciles emocionales.
5. Cambia tu perspectiva
Adopta la de tu hijo/a
Estamos tan invertidos en nuestra propia perspectiva, nuestra propia historia mental que nos perdemos en nuestra propia autorreferencia de quiénes somos, lo que hacemos, lo que nos gusta, lo que no nos gusta. Básicamente estamos en una cárcel mental que hemos creado nosotros mismos.
Cambiar la perspectiva nos permite vivir la vida casi como de nuevas. Ser padre o madre, tener un hijo diferente que tal vez ve al mundo de una manera diferente es una gran invitación a deshacernos de esta cárcel o por lo menos abrir la puerta de esta cárcel y salir un ratito. A ver que vemos en el mundo de este ese otro punto de vista. Ponernos en los zapatos de nuestros hijos.
A nivel de disciplina, a nivel de relaciones diarias, nos ayuda muchísimo entender el punto de vista de la otra persona, el punto de vista de nuestro hijo.
Los niños con diferencias de comunicación no siempre son capaces de explicar o de verbalizar sus necesidades y por lo tanto nosotros sí tenemos esa capacidad como adultos y como personas neurotipicas para tener empatía y ponernos en su lugar e intentar entender dónde vienen.
6. Ten claridad sobre tus motivaciones
Ten claridad sobre tus “para qués”, tus motivaciones, tus expectativas, tus acciones, tus razones…. ¿para quién son? ¿Son para ti, son para tu hijo, o son para los demás?
Muchas veces hacemos cosas simplemente porque se hacen así o porque los demás las hacen así o porque los demás esperan que las hagamos así. Eso también puede estar bien en ciertos momentos, pero tomar conciencia de para qué haces las cosas, de para qué vives de la manera en la que vives y sobre todo en la relación con tu hijo o hija…
Por ejemplo, tener claridad sobre para qué estoy disciplinando: ¿es para mí? ¿es porque a mí me hace sentir cómoda? ¿es porque a mí me hace sentir que soy mejor madre? ¿es para los demás? ¿es por el que dirán? ¿es para evitar que la gente me critique? Eso no tiene que ver nada con las necesidades de tu hijo o hija ni con la relación que tú tienes con tu hijo. Tiene que ver con tu necesidad propia de ser validada, de ser valorada.
En mi caso, ha sido un temazo para mí quitarme expectativas y sobre todo tener mucha claridad en el para qué: ¿para qué estoy pidiéndole que no haga esto?
7. Reflexiona: desde dónde haces las cosas: ¿es desde el miedo o desde el amor?
Esto suena bastante en new age, bastante flowerpower pero realmente cuando el amor es amor, es incondicional.
En muchas de las cosas que hacemos como madres y como padres son condicionales “te quiero si te portas bien”. Incluso cuando no lo decimos así, lo creemos así. Muchas veces decimos te quiero pero nuestro comportamiento es incongruente: retiramos el amor, retiramos el cariño, retiramos incluso el habla o la atención.
¿Por qué has hecho esto?, ¿porque has tenido un comportamiento?, o ¿porque no has hecho esto…. ? y eso viene del miedo a fracasar como padre o como madre, o a no ser suficiente o a hacerlo mal. Viene de nuestros propios juicios que muchas veces son juicios externos que hemos internalizado sobre todo lo que constituye un buen padre o una buena madre, un buen hijo o hija, un buen niño o niña independientemente de que tengan autismo o cualquier otra diferencia neurológica o física, de que sean altos, de que sean bajos, de que tengan los ojos azules, etc. Todo eso no tiene que ver con el amor.
El amor es presencia y aceptación de todo lo que hay nos cueste o no nos cueste. Cuando no nos cuesta es muy fácil decir te quiero. Es muy fácil. Y entender que lo opuesto del amor no es el odio, es el miedo y suele venir de este miedo propio de que no somos suficientes o de que no lo estamos haciendo bien. Entonces yo creo que preguntarse para que estoy haciendo esto y es por miedo o por amor son preguntas bastante claves.
8. Ten compasión de ti y de tu hijo o hija
En realidad de todo el mundo.
La compasión no se refiere a tenerle pena o a decir pobrecito de mí o pobrecito de mi hijo. Su etimología es sentir algo con alguien, acompañar a alguien en el sentimiento. Y eso también nos incluye a nosotros cuando no nos sentimos bien, cuando nos sentimos perdidos, cuando nos sentimos solos, aislados, cuando nos sentimos cansados…
Tener compasión por nosotros mismos es cuidarnos, entendernos, escucharnos y hacer lo mismo con nuestro hijo. Cuanto más se hace a nivel propio más podemos hacerlo con los demás: con nuestro hijo, con nuestra hija, con nuestra pareja, con nuestros amigos y familiares.
Hay que entender que todos tenemos los mismos miedos y todos tenemos la misma necesidad de conexión y de amor independientemente de cómo lo manifestemos, de cómo lo pidamos, o de si lo pedimos.
Muchas veces no lo pedimos explícitamente y muchas veces que nuestros hijos no lo piden con palabras pero lo están pidiendo con comportamientos. Entonces quererse empieza por tener compasión, por cuidarse y por perdonarse los errores. En definitiva todos somos humanos y todos queremos lo mismo: ser vistos, ser oídos, ser queridos, ser aceptados, ser valorados.
Espero que estas reflexiones te ayuden y te aporten valor.
Cuéntame ¿a ti qué enseñanzas te ha regalado tu hijo(a)?
Mi historia como madre de un hijo con autismo.
Por lo que estoy aquí hoy, es para contaros un poco más sobre de mi historia, de por qué decidí enfocarme en el apoyo de madres y padres de hijos con autismo, ya sean niños, adolescentes o jóvenes.
Por lo que estoy aquí hoy, es para contaros un poco más sobre de mi historia, de por qué decidí enfocarme en el apoyo de madres y padres de hijos con autismo, ya sean niños, adolescentes o jóvenes.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Cuando yo misma me convertí en madre de alguien con autismo, cuando recibimos el diagnostico, me bombardeé a mí misma con todo tipo de información, terapias, programas de apoyo, sobre información sobre al autismo.
Esto es normal. Lo primero que queremos es ayudar a nuestros hijos. Que queramos saber mas sobre como ayudar para que puedan llevar a cabo su máximo potencial y tener una buena vida.
Poco apoyo a madres y padres de hijos con autismo
El autismo es una condición muy compleja. Se manifiesta de manera muy diversa para las diferentes personas. De hecho se llama Espectro Autista porque hay una gran variedad, una gran diversidad dentro de este grupo de diferencia neurológica.
Como padres lo que hacemos es investigar y saturarnos, pero siempre es hacia el exterior. Siempre es hacia el exterior, hacia nuestro hijo o nuestra hija y lo que se queda por el camino suele ser precisamente cómo nos afecta esta noticia tan difícil a nosotros. Cómo podemos gestionarlo lo mejor desde y para nosotros mismos. Y cómo podemos cuidarnos para seguir ayudando y luchando por nuestros hijos.
En la época del diagnostico, que fue en el 2014, yo ya trabajaba como coach y como terapeuta transpersonal. Trabajaba con clientes diversos, en general con mujeres que querían llevar a cabo cambios en sus vidas, a nivel profesional o personal, gestionar mejores su emociones, su estrés, su perfeccionismo, que es algo con lo que you he lidiado a lo largo de toda vida. Y siempre se dice que uno ayuda a los demás en lo que tiene que trabajar en sí mismo.
Pero me di cuenta, que había muy poco apoyo para los padres de hijos con autismo, o de niños con otras neurodiferencias como el TDAH, el síndrome de Down. Casi todo el apoyo va dirigido a esos individuos que tienen esas condiciones. Pero hay muy poco apoyo a los padres, a las familias.
El autismo es una condición neurológica que tiene cada vez una mayor prevalencia. Y esta teniendo un efecto sobre cómo educamos a los hijos, porque cada vez hay más niños con TEA y otras neurodiferencias en las escuelas y los colegios. Y surgen asociaciones y grupos de padres, más o menos informales, pero que - vuelvo a lo de antes - están muy enfocados en los hijos, en el autismo de los hijos.
Bienestar para madres y padres
Y yo aquí lo que quiero plantear es algo diferente. Quiero que nos volvamos algo egoístas. Quiero que pensemos en nuestro bienestar. Que tomemos nota de nuestro bienestar, como personas también y no solo como padres. Cómo estamos y cómo afecta eso a la calidad de nuestra vida como individuos pero también a la calidad de la vida de nuestras familias.
Es muy curioso tiene que justificar esta linea de trabajo de apoyo a los padres. Pero realmente ¿quién nos apoya a nosotros? Hay muy poca información, hay poca creación de comunidad en torno a la problemática del agustino que no esté precisamente enfocada en la problemática del autismo. Quiero ir un poco más allá.
Quiero hablarte de cómo dentro de esas circunstancias del autismo en mi hogar, cómo he ido conociéndome más y más a mí misma, cómo he ido gestionando mejor mis emociones. Aun me queda un largo camino, es un camino que nunca se acaba, es un camino de por vida. Pero un desafío tan fuerte como el autismo te pone en esa disyuntiva de: o sigo como estoy y el estrés, el agobio, los estado depresivos van a ir a mas y por lo tanto van a tener un impacto sobre mi bienestar y el de mi hijo y seres queridos. O algo tiene que cambiar.
El estar proyectando el futuro o recordando el pasado (antes del diagnostico o incluso antes de ser madre) es lo que crea ansiedad , tristeza, agobio, ira, enfado, rechazo. Es no vivir en el presente.
Mi trabajo esta anclado en el mindfulness. En conocernos mejor. En conocer cuales son nuestros gatillos. Por que ciertas cosas nos hacen saltar como si tuviésemos un resorte. Y siempre desde el amable entendimiento de que tenemos unas circunstancias particularmente difíciles por el autismo de nuestros hijos.
Ese es el valor que yo quiero aportar, siempre desde la vulnerabilidad, que es hablar de mi propia vida y de mis propias experiencias, de lo que me ha salido mejor y peor, no ya a nivel de mi proceso de autoconocimiento, de mi propia auto-empatía y de mi proceso de mejor gestión emocional que es la clave de todo esto.
Los pensamientos y las emociones se retro y auto-alimentan. Los pensamientos nos llevan a estados emocionales y también las emociones que nos surgen en un momento dado, en vez de quedarnos con ellas, y sentirlas a nivel corporal, las racionalizamos, las llevamos a la mente y eso hace que también caigamos en pensamientos negativos, ansiedad, preocupación excesiva etc.
Esto es para daros un anticipo de por qué centrarnos y realmente enfocarnos en nosotros. Ese egoísmo en el mejar sentido de la palabra. Entender que no podemos dar de donde no tenemos. Y cuando se trata de los hijos, siempre queremos dar, darlo todo.
Y la paradoja es que estamos dispuestos a cambiar o transformar algo en nuestras vida por el amor a nuestros hijos y seres queridos cuando no lo haríamos por nosotros mismos. A menudo nos queremos muchísimo menos de lo que deberíamos.
Estoy aquí para invitarte a que reflexiones sobre esto: no es lo que nos pasa. Es lo que hacemos con lo que nos pasa. Nada va a poder la realidad de que tu hijo es diferente, o de que tu hija tiene unos desafíos que tal vez sus hermanos o sus primos o vecinos no tienen. Eso ni yo ni nadie te lo puede quitar.
Sin embargo, lo que sí podemos trabajar como percibes esos desafíos. De como haces las paces e incluso encuentras regalos ocultos en estos desafíos.
El diagnóstico de mi hijo
A mi hijo le diagnosticaron cuando tenia apenas 4 años, por ese entonces nosotros vivíamos en Escocia (mi marido es escocés), después, nos mudamos a EE.UU. Y decidí trabajar mayoritariamente en español porque creo que hay aun menos apoyo para la comunidad de padres y madres de hijos con autismo en España y LA. He decidido que todo mi contenido gratuito iba a dar en español. Pero el trabajo individual de coaching y asesoramiento lo hago en los dos idiomas.
El proceso de diagnostico de mi hijo fue un proceso larguísimo (casi un año). Es un proceso muy difícil en el que te das de sopetón con esa realidad de que tu hijo es diferente y de que seguramente va a tener autismo. Cuando entras en un proceso de diagnostico de autismo, la mayoría de los casos se confirma.
El día que hice conciencia del diagnóstico (en mi caso, fue antes del diagnóstico) practiqué el mindfulness. Estuve muy atenta con el aquí y el ahora con mi hijo.
Ese día tomé conciencia de que él podía ser diferente, ese fue para mi el día en el que esto del mindfulness pasó de ser una herramienta, una técnica muy útil para todos de cara a la gestión del estrés, a una especie de ancla para mí que me hizo sobrellevar todo el desafío del diagnóstico y de la toma inicial de contacto con esa nueva realidad y con esos desafíos de manera muchísimo más saludable, no sin altibajos desde luego, pero yo diría que me hizo ver que eso tenia una aplicación practica importantísima.
Mi intención con el articulo es compartir desde la vulnerabilidad mis aprendizajes de ese día de toma de conciencia de la diferencia de mi hijo, por si te pueden resonar, aportar valor o simplemente darte una cierta sensación de no estar tan sola. Porque el camino como padre o madre de un niño con autismo sobre todo se caracteriza, en mi experiencia personal, por una sensación de soledad y aislamiento bastante importante.
Así que también estoy aquí para deciros que no estáis solos, que cada vez hay mas personas en nuestra situación. Y que tenemos que cuidarnos. Tenemos que reconectar con nosotros mismos en ese viaje de apoyo, de lucha y de reconexión con nuestros hijos neurodiversos.
El por qué y para qué de mi trabajo en autismo, crianza y mindfulness
Después de mucho divagar como profesional por los senderos del desarrollo personal, el coaching y la terapia, decidí enfocarme exclusivamente en el apoyo a padres y madres, o a cualquier otra persona que tenga al cargo a una persona con autismo. ¿Por qué?
Hola me llamo Magüi Moreno y soy coach estratégica, terapeuta transpersonal y experta en mindfulness. Pero todo esto es lo de menos. En mi propio camino de crecimiento personal y de ayuda a los demás, soy ante todo, la madre de un niño con autismo. Mi hijo se llama Adrián, fue diagnosticado con TEA Trastorno del Espectro Autista al poco de cumplir 4 años.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Después de mucho divagar como profesional por los senderos del desarrollo personal, el coaching y la terapia, decidí enfocarme exclusivamente en el apoyo a padres y madres, o a cualquier otra persona que tenga al cargo a una persona con autismo. ¿Por qué?
En realidad la principal razón es que todos los padres de niños, adolescentes o jóvenes con autismo sufren unos niveles de ansiedad y de estrés mucho más elevados que el resto de los padres. Esto no te lo tengo que explicar ni justificar. Tu lo sabes bien de primera mano.
A las dificultades intrínsecas de relacionarnos, cuidar de, y luchar por el desarrollo de una persona con autismo, se unen además la gran incertidumbre por su futuro, y la vergüenza de tener un hijo o hija diferente.
Todos pasamos por esa vergüenza, por ese proceso que a veces se hace infinitamente largo de procesar y de aceptar el autismo de nuestro hijo o hija. Y eso nos crea niveles altísimos de estrés, de ansiedad, de estados depresivos incluso. Que en muchos casos se convierten en crónicos.
El papel del mindfulness
Aquí entra el mindfulness. Gran parte de mi trabajo se centra en dar claves, técnicas y herramientas sencillas para reducir tu estrés y tu agobio. ¿Cómo? Con la sencilla pero a menudo difícil técnica de vivir el momento presente - básicamente lo que hoy llamamos mindfulness. De no identificarnos con nuestros pensamientos. De no creernos todo lo que nos surge en la mente. De conectar con la respiración. Con el cuerpo. Con el aquí y con el ahora.
El mindfulness no va a hacer desaparecer el autismo de tu hijo o hija por arte de magia. No va a cambiar tu realidad externa. Pero si puede cambiar como percibes TÚ esa realidad externa. Porque como digo yo siempre: no es lo que te pasa, es lo que haces con lo que te pasa.
Nadie tiene el poder de borrar el autismo en tu hogar, pero TÚ si tienes el poder (y yo diría la responsabilidad) de mejorar tu dialogo interior, de bajar tus niveles de estrés, y de conectar contigo misma para poder conectar mejor con todos lo que te rodean, incluido tu hijo con autismo.
¿Has oído lo de la mascarilla de oxigeno en los aviones, no? Pues eso. NO puedes dar de donde no tienes. No puedes cuidar de los demás, si no cuidas de ti mismo. No puedes aumentar la serenidad en tu hogar si en tu interior no hay mas que agobio.
Mis por qué y para qué
AsÍ que, mi primer por qué es porque los padres estamos muy estresados y ademas recibimos poco o ningun apoyo especifico PARA NOSOTROS. Y mi primer para qué es para darte herramientas practicas, sencillas, que puedas usar de manera cotidiana. Y también, ¿por qué no?, para compartir lo que me ha funcionado a mí en mis años de exploración, de bajones, de tropiezos y de descubrimientos.
Pero hay otro por qué y otro para qué. Todos los que nos convertimos en padres y madres sabemos que es un camino difícil, independientemente de cómo sea nuestro hijo. La crianza es un desafío, siempre. Nos saca de nuestra zona de confort, nos saca de quicio muy a menudo. Es un camino largo, de muchos años, y con muchos altibajos. Lo que yo propongo es: ¿por qué no ver la crianza como una relación que nos permite conocernos mejor a nosotros mismos, y crecer como personas?
Aqui te invito a que cambies la pregunta que todos nos hacemos de “¿por que a mí?” Por la pregunta “¿para qué a mi?” Es un cambio sutil de perspectiva, pero potente. ¿Para qué a mé este desafío del autismo de mi hijo? ¿Qué me trae este desafío, aparte de dificultades o de consecuencias que no deseo? ¿Te has parado alguna vez a preguntarte esto?
Es como cuando te suben la apuesta en una partida de poker… si la crianza ya es difícil de por sí, ¿qué hay de la crianza de un hijo con autismo? ¿Qué puedo yo sacar de esta realidad?
Por ahora te lo dejo aquí… Si te ha resonado de alguna manera, o te ha puesto incómoda, es buena señal.
Si quieres acceder a contenido exclusivo gratuito y saber mas sobre mis aventuras y mis retos (y tengo muchos, eeeh) como madre de un niño con autismo, sígueme en mis redes sociales y suscríbete a mi boletín donde recibirás mis abrazos virtuales .
Hola me llamo Magüi Moreno y soy coach estratégica, terapeuta transpersonal y experta en mindfulness. Pero todo esto es lo de menos. En mi propio camino de crecimiento personal y de ayuda a los demás, soy ante todo, la madre de un niño con autismo. Mi hijo se llama Adrián, fue diagnosticado con TEA Trastorno del Espectro Autista al poco de cumplir 4 años.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Después de mucho divagar como profesional por los senderos del desarrollo personal, el coaching y la terapia, decidí enfocarme exclusivamente en el apoyo a padres y madres, o a cualquier otra persona que tenga al cargo a una persona con autismo. ¿Por qué?
En realidad la principal razón es que todos los padres de niños, adolescentes o jóvenes con autismo sufren unos niveles de ansiedad y de estrés mucho más elevados que el resto de los padres. Esto no te lo tengo que explicar ni justificar. Tu lo sabes bien de primera mano.
A las dificultades intrínsecas de relacionarnos, cuidar de, y luchar por el desarrollo de una persona con autismo, se unen además la gran incertidumbre por su futuro, y la vergüenza de tener un hijo o hija diferente.
Todos pasamos por esa vergüenza, por ese proceso que a veces se hace infinitamente largo de procesar y de aceptar el autismo de nuestro hijo o hija. Y eso nos crea niveles altísimos de estrés, de ansiedad, de estados depresivos incluso. Que en muchos casos se convierten en crónicos.
El papel del mindfulness
Aquí entra el mindfulness. Gran parte de mi trabajo se centra en dar claves, técnicas y herramientas sencillas para reducir tu estrés y tu agobio. ¿Cómo? Con la sencilla pero a menudo difícil técnica de vivir el momento presente - básicamente lo que hoy llamamos mindfulness. De no identificarnos con nuestros pensamientos. De no creernos todo lo que nos surge en la mente. De conectar con la respiración. Con el cuerpo. Con el aquí y con el ahora.
El mindfulness no va a hacer desaparecer el autismo de tu hijo o hija por arte de magia. No va a cambiar tu realidad externa. Pero si puede cambiar como percibes TÚ esa realidad externa. Porque como digo yo siempre: no es lo que te pasa, es lo que haces con lo que te pasa.
Nadie tiene el poder de borrar el autismo en tu hogar, pero TÚ si tienes el poder (y yo diría la responsabilidad) de mejorar tu dialogo interior, de bajar tus niveles de estrés, y de conectar contigo misma para poder conectar mejor con todos lo que te rodean, incluido tu hijo con autismo.
¿Has oído lo de la mascarilla de oxigeno en los aviones, no? Pues eso. NO puedes dar de donde no tienes. No puedes cuidar de los demás, si no cuidas de ti mismo. No puedes aumentar la serenidad en tu hogar si en tu interior no hay mas que agobio.
Mis por qué y para qué
AsÍ que, mi primer por qué es porque los padres estamos muy estresados y ademas recibimos poco o ningun apoyo especifico PARA NOSOTROS. Y mi primer para qué es para darte herramientas practicas, sencillas, que puedas usar de manera cotidiana. Y también, ¿por qué no?, para compartir lo que me ha funcionado a mí en mis años de exploración, de bajones, de tropiezos y de descubrimientos.
Pero hay otro por qué y otro para qué. Todos los que nos convertimos en padres y madres sabemos que es un camino difícil, independientemente de cómo sea nuestro hijo. La crianza es un desafío, siempre. Nos saca de nuestra zona de confort, nos saca de quicio muy a menudo. Es un camino largo, de muchos años, y con muchos altibajos. Lo que yo propongo es: ¿por qué no ver la crianza como una relación que nos permite conocernos mejor a nosotros mismos, y crecer como personas?
Aqui te invito a que cambies la pregunta que todos nos hacemos de “¿por que a mí?” Por la pregunta “¿para qué a mi?” Es un cambio sutil de perspectiva, pero potente. ¿Para qué a mé este desafío del autismo de mi hijo? ¿Qué me trae este desafío, aparte de dificultades o de consecuencias que no deseo? ¿Te has parado alguna vez a preguntarte esto?
Es como cuando te suben la apuesta en una partida de poker… si la crianza ya es difícil de por sí, ¿qué hay de la crianza de un hijo con autismo? ¿Qué puedo yo sacar de esta realidad?
Por ahora te lo dejo aquí… Si te ha resonado de alguna manera, o te ha puesto incómoda, es buena señal.
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Manifiesto para Madres y Padres de Hijos Diferentes
Hoy más que nunca creo que los padres de hijos diferentes tenemos que invertir en nuestro propio bienestar para aumentar el de nuestros hijos. ¿Cómo? Reparando la conexión con nosotros mismos, conectando con otros padres en la misma situación y compartiendo nuestros desafíos. Aquí tienes mi manifiesto de crianza para niños con necesidades especiales con 10 puntos. ¡Compártelo!
En este momento, millones de niños están creciendo en un mundo no creado por o para ellos; un mundo que a menudo los malinterpreta, los ignora, los aísla o incluso los maltrata. Un mundo que no los apoya para desarrollar todo su potencial. Estos niños son diferentes de alguna manera, algunos dicen que están discapacitados, algunos dicen que son atípicos, algunos dicen que son neurodiversos, algunos dicen que tienen necesidades especiales, algunos dicen que están en un espectro de habilidades. ¿Pero, qué crees? Todos lo estamos.
En este momento, millones de padres de estos niños lo pasan mal intentando criarles. Se sienten perdidos, aislados, agotados y, a menudo, víctimas de una mala pasada de la vida. Viven infelices y estresados. Libran una doble batalla diaria: por un lado, para que sus hijos reciban el apoyo que necesitan; por el otro, lidiando con sus propios sentimientos de fracaso, pena, tristeza, desilusión, vergüenza y frustración.
Hoy más que nunca creo que los padres de hijos diferentes tenemos que invertir en nuestro propio bienestar para aumentar el de nuestros hijos. ¿Cómo? Reparando la conexión con nosotros mismos, conectando con otros padres en la misma situación y compartiendo nuestros desafíos. Algunos, como yo, incluso queremos abogar en nombre de nuestros hijos y de nosotros mismos por nuevos modelos educativos, por una inclusión real en todos los ámbitos de la vida, por un mundo más amable y más solidario para todos nosotros, seamos más o menos “normal".
Aquí tienes mi manifiesto de crianza para niños con necesidades especiales. Es un trabajo en progreso, como la vida misma.
Como padre o madre con necesidades especiales, yo:
1. Cuido de mi bienestar
Invierto en mi bienestar para transformar la relación con mis hijos y recuperar mi vida. Un padre y una madre que están bien son el corazón de una familia que está bien. Reconectarme a mí mism@, a mis necesidades, a mis anhelos, a mis sueños, a mis miedos, me permite conectarme mejor con mis seres queridos, especialmente con mi hij@ con necesidades especiales. No puedo estar presente y satisfacer profundamente las necesidades de mi hij@ si no he entendido y satisfecho las mías.
2. Vivo y educo en el momento presente
Mi mayor fuente de conflicto y estrés es la relación conmigo mism@ y mis pensamientos sobre cómo debería ser como padre o madre. El verdadero desafío es soltar: soltar el control. De lo que otras personas piensan de mi hijo. De lo que piensan de mí como padre o madre. Soltar mis ideas de cómo debería ser el futuro para vivir en el momento presente, el mío y el de mi hij@. Este es el único lugar donde puedo llevar a cabo un impacto positivo en la vida de ambos.
3. Suelto mis expectativas
Mi valor como persona y el de mi hij@ es intrínseco. No depende de logros o de cumplir con las expectativas de nadie, ni mías. La mayor parte de nuestro sufrimiento como padres proviene de centrarnos demasiado en los resultados y no lo suficiente en el camino y en los regalos de criar a un hij@, ya sea neurodivers@ o neurotípic@.
4. Presto atención a mi experiencia interna
Tener una buena vida no depende de lo que me sucede, sino de cómo me relaciono con eso que sucede. La libertad personal está en el espacio entre lo que acontece y cómo respondo. No tengo por qué seguir siendo víctima de las divagaciones de mi mente y de mis patrones emocionales automáticos. Puedo conocerme mejor a mí mism@, a mis pensamientos, a mis emociones, a mis patrones de comportamiento. Y eso me ayudará a ser un padre y una madre más consciente y receptivo; menos en piloto automático.
5. Intento entender la experiencia interna de mi hijo
Todo comportamiento es comunicación. Como padres, a menudo nos enfocamos sólo en lo que el comportamiento de nuestro hij@ significa para nosotros (o para otros adultos), en lugar de lo que significa para ellos. Mi responsabilidad como padre y madre es entender la necesidad que hay detrás, ayudarlos cuando sea necesario, pero sobre todo cuidar de MI reacción a su comportamiento.
6. Proceso mi pena, vergüenza y / o miedo
Reconozco que puede haber dolor, miedo, culpa y vergüenza como parte de mi experiencia de tener un hijo diferente. Me comprometo a trabajar en todo esto (o buscar ayuda) para sanarme a mí mism@ y para sanar la relación con mi hij@ diferente. Criamos lo mejor que podemos y casi siempre estamos influenciados por la forma en que fuimos criados nosotros mismos. Nuestro poder radica en tomar conciencia de esto y decidir lo que queremos mantener y lo que no.
7. Acepto para transformar
Como padre o madre, no necesito saberlo todo ni controlar todo el tiempo. A veces basta con ser testigo de las experiencias de nuestros hijos y acompañarles en sus emociones (siempre y cuando no estén en peligro). No hay nada malo en mí. No hay nada malo en mi hij@.
8. Veo las oportunidades, no sólo los desafíos
Tengo la capacidad de hacer lo mejor para mí y para mis hijos. Estoy dispuest@ a volver a examinar mi vida y mis expectativas, y aprovechar al máximo mis desafíos parentales para conocerme mejor, amarme mejor y aceptar mi vida con confianza. Puedo satisfacer mis propias necesidades emocionales como padre o madre de un hijo diferente de una manera significativa, realista y práctica para mi situación familiar.
9. Acepto y comparto mi experiencia
Estoy dispuest@ a tomar las riendas de mi experiencia como madre o padre de un hijo diferente, a compartirla con otros y a defender lo que mi familia y yo necesitamos. Tendremos días buenos y días no tan buenos, y eso está bien. Lo que importa es mi compromiso de estar todos los días para mí, para mi hijo, para mi familia.
10. Soy un buen apoyo para mí mism@ y para los demás
Creo en un nuevo modelo de crianza que sea inclusivo, que acepte las diferencias y rechace la crianza basada en la vergüenza y la culpa. También creo en apoyar a padres y madres como yo para criar a nuestros hijos desde un lugar de confianza y con los medios educativos para apoyar la forma de ser y de aprender de mi hij@.
La crianza de los hijos a menudo se reduce a administrar sus vidas, sus terapias, su educación académica ... Y además intentando, al mismo tiempo, de gestionar nuestro propio dolor, ansiedad y decepción. Pero la crianza de los hijos no es solo otro grupo de tareas que nos provocan estrés en nuestra interminable lista de pendientes. Es una invitación emocional, física y trascendental para conectarnos con la riqueza de la vida: para estar presentes con nosotros mismos y con nuestros hijos.
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