Validar no es lo mismo que ser permisivos

Una de las razones por las que sufrimos los seres humanos es porque evitamos ciertas emociones, no porque tengamos ciertas emociones. Somos seres emocionales y de todo esto ya te hablé en el episodio 114 de mi podcast y tengo todo un curso dedicado a ello, El Emocionario, además de un taller de acceso inmediato titulado “Acompañando a nuestros hijos en sus crisis emocionales”.

¿Prefieres escucharlo? Escúchalo aquí

Pero volviendo a lo de evitar emociones. El tema es que no solo lo hacemos con nosotros mismos, sino también con nuestros hijos. Decir cosas como “no llores, que no es para tanto” o “no puedes tener miedo; yo estoy aquí” o “no tienes razones para estar triste” es aún bastante común y básicamente le niega a nuestros hijos la realidad de que están sintiendose como se están sintiendo. Y eso es irrefutable. A lo mejor para ti no hay razón para sentir miedo, pero el miedo no se razona, se siente. Y si hay miedo, hay miedo. Tú estas en tu cuerpo y mente y tu hijo/a en el suyo. No niegues la experiencia interna del otro, porque ni tienes razón ni tienes derecho (asi empieza nuestra propia evitación de ciertas emociones, desde la infancia).

Y claro! Solemos justificar como madres y padres que estamos intentando quitar hierro a la situación, o intentando ayudarles para que no sientan miedo (o la emoción que sea, pero el tema es que ya está presente…). O tal vez no nos damos cuenta de que sus emociones nos incomodan y queremos que paren por nuestra propia incomodidad o culpa (y de esto a menudo no somos conscientes).

También hay consideraciones del tipo: no puedo permitir que tenga este comportamiento en este momento o situación. O incluso, tiene que aprender a gestionar sus emociones porque en este momento no le puedo dar lo que quiere o necesita.

Vale. Pero siempre puedes y debes validar sus emociones. 

Por ejemplo, tu hija solo quiere a Papá. No para de gritar "¡Papá, Papá Papá!" Pero Papá está arriba trabajando y es el turno de jugar con mamá. Y entonces te pones a distraerla, a redirigir y a tratar de ayudarla a olvidar que lo que realmente quiere es a Papá.

Es una gran tentación tratar de ignorar el deseo de tu hija y distraerla hacia algo que es posible; algo que pueda tener. Pero, aquí está el problema con este enfoque. A veces, empeoramos las cosas.

Validar una emoción o un deseo, por aleatorio o imposible que sea, es la mejor manera de afrontar una situación así.

La validación no cuesta nada y es un regalo necesario para un niño o joven neurodivergente que está luchando con su propia mente. Porque ¡Realmente quiere a Papá! ¡Ahora mismo!

No reconocer los impulsos no los hace menos urgentes.

Y aquí está la clave:

Articular esos deseos, particularmente cuando tu hija no puede hacerlo por sí misma o cuando tiene dificultades en expresar lo que siente de manera clara, le demuestra que la estás escuchando. Que la entiendes. Que eres comprensiva. 

Ahora, antes de que pienses "Pero no puedo dejar que hagan lo que quieran todo el tiempo", déjame que te aclare:

Validar NO es LO MISMO que ceder. Validar no es ser permisivo.

Validar simplemente significa reconocer que tu hijo quiere algo (independientemente de que lo pueda conseguir en este momento o no).

Y validar es solo una parte de lo que harás en estas situaciones difíciles. El resto depende de la situación, de tus propios valores y de lo que ya sabes sobre el perfil o las necesidades de tu hijo/a.

Puedes optar por llevar a tu pequeña a ver a Papá. O no. Depende de muchos factores. Por ejemplo, si eliges llevar a tu hija a ver a Papá, es muy probable que Papá esté ocupado y no pueda abrazar a su pequeña como a él le gustaría. Lo que podría desencadenar un colapso. O no. Si no llevas a tu hija a ver si Papá está trabajando, podría desencadenar un colapso. O no.

Pero mientras seas clara en tu comunicación y reconozcas que hay consecuencias para cualquier respuesta que des en cada situación,  vas bien (y con esto no digo ni que sea fácil ni que tu hijo/a vaya a tener el comportamiento que a ti te gustaría). Y aquí es donde la gente se tropieza. Porque sienten que solo hay una respuesta. Pero si estás en instagram o cualquier otra red social, te habrás dado cuenta de que hay miles de respuestas diferentes a la misma situación.

Nadie puede decirte cuál es la respuesta correcta. Porque no hay una respuesta correcta. Solo existe la respuesta que tú decides y con la que decides vivir.

Pero empezar por validar las emociones y la realidad que tanto tu hijo/a como tú estáis afrontando es la mejor manera de fomentar la conexión entre ambos. Y esto en neurodivergencia cuenta mucho. Lo que más. Porque constituye la pieza central de lo que supone crear un entorno amigable para el autismo y los demás perfiles neurodivergentes.

Como ya comenté en el episodio 114 sobre nuestra propia gestión emocional, todos nos enfadamos y nos frustramos porque hay un desajuste entre lo que pensamos que “debería” estar sucediendo y lo que realmente está sucediendo. Y para los padres y madres de hijos ND esto suele ser constante y nos puede llevar a batallar mas de lo que es necesario y a tener consecuencias contraproducentes a lo que queremos conseguir, que es que nuestros hijos estén tranquilos (asumo que es lo que quieres para tu hijo/a y no solo que sean obedientes porque todos tenemos derechos a la autodeterminación y nuestros hijos no son robots, como no lo somos nadie).

Así que la invitación hoy es la de permitir que tu hijo tenga su experiencia y no pelearte con la y su realidad (porque a veces insistimos en temas que realmente no merecen la pena, o que ellos no pueden evitar, como la autorregulación sensorial). Esto no equivale a permitir todos los comportamientos o todas las consecuencias.

Básicamente si validas sus emociones hay una gran probabilidad de que el resultado sea diferente: si no a nivel de lo que tu hijo hace o dejar de hacer, SÍ a nivel de cómo se siente (escuchado, comprendido, visto, apoyado) y como te sientes tú (empoderada, positiva, cariñosa o simplemente presente). 

Magüi Moreno

Life coach and mindfulness expert. My mission is to support special needs parents to achieve fulfilled and happy lives for themselves and to increase their family’s wellbeing.

http://www.maguimoreno.com
Anterior
Anterior

Cuando un mellizo tiene autismo y el otro no

Siguiente
Siguiente

La co-ocurrencia del TEA y TDAH