Magüi Moreno | Maternidades Atípicas

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¡Mi hijo no tiene amigos!

Que nuestros hijos neurodiversos no tengan amigos es algo que nos preocupa mucho, sobre todo cuando empiezan a ser más mayores. Te doy claves y recursos para empezar a abordar este tema tanto a nivel formal como en la vida cotidiana. Y además te animo a que amplíes tu perspectiva y actitud ante este tema. Porque la amistad va mucho mas allá de encajar con el entorno. Supone un pertenecer, una aceptación y sentirse seguro tal cual es uno.

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Lo primero que te quiero decir es que no es suerte ni es personalidad de tu hijo ni es solo un proceso de maduración. Requiere que trabajemos las habilidades sociales explícitamente y constantemente durante años.

Nuestros hijos no son neurotípicos y no aprenden de la misma manera que otros niños, por observación, por imitación, casi casi por osmosis. Para nuestros hijos, hay toda una serie de desafíos en su teoría de la mente (su capacidad de darse cuenta de que otras personas tienen otros pensamientos), en sus funciones ejecutivas (para planificar y ejecutar acciones o comunicación apropiada en el momento apropiado), en su perfil sensorial que hace que haya una serie de obstáculos previos a socializar con otras personas de su edad.

Lo más importante como padres es entender estos desafíos como parte del cableado de su cerebro y no malinterpretarse como una falta de interés o como un deseo de estar a solas.

Los seres humanos necesitamos conexión, necesitamos amistad, y las personas neurodiversas no son marcianos, son seres humanos también. También necesitan amigos y ser vistos, comprendidos y apoyados, aunque esto desde fuera no se vea de la misma manera que muchas amistades típicas. 

Así que, de nuevo, insisto, como padres no podemos dejar que la vida social de nuestros hijos surja de la nada sin ponerle un cierto esfuerzo por nuestra parte. 

¿Cómo lo hacemos? Te propongo dos vias:

1. La primera, la via mas formal o terapéutica. Aquí se trata de usar abordajes con material especializado - ahora os comento más - y, en la medida de lo posible, en entornos sociales seguros y/o terapéuticos ya sea en la escuela, ya sea en terapia individual o grupal. 

2. Y la segunda vía es que también hay que trabajarlo de manera natural en nuestra vida social familiar. Todas absolutamente todas las interacciones a diario de nuestros hijos con nosotros, con sus hermanos, si los tienen, con los primos, con los vecinos, con los compañeros de clase, en el parque… son interacciones sociales. Es decir, a diario hay muchas oportunidades de práctica de la socialización.

Este es un tema que se puede trabajar con lo que haya en el entorno, pero también os digo que a menudo hay que educar a ese entorno neurotípico. Por eso aliarse con otros padres y familias abiertas, comprensivas, y de confianza es la base más sólida para avanzar con esto.

También se puede aprender a socializar ampliando horizontes sobre todo si vives en un lugar donde no hay mucha variedad social, mediante Internet, con actividades online para niños con un perfil similar al de tu hijo o hija con intereses de música o intereses especiales. 

¿Cómo empezamos? Con libros, y siendo nosotros mismos modelos. Hablando de nuestras amistades, enseñando con nuestras acciones cómo lo hacemos, y explicándolo explícitamente, especialmente en lo que se refiere a las reglas sociales porque a menudo son implícitas, es decir está ahí y las conocemos tú y yo, pero nuestros hijos no o no las entienden.

Hay muchos libros sobre la amistad para niños y varios de ellos son específicos para niños con autismo y otras neurodiferencias. Hablan de la amistad y dan pautas sencillas para “ser un buen amigo”. Uno de ellos se titula “yo soy como tu, tu eres como yo” de Cindy Gainer. Otro es “How to be a good friend” en inglés solo de Laurie Krasny Brown. Y “Un amigo como tu” de Andrea Schomburg. “Estar bien ser diferente” de  Sharon Purtill. Te dejo los títulos en las notas del episodio. 

Al final, todas las situaciones sociales son momentos potenciales de aprendizaje para nuestros hijos pero también para nosotros como padres. ¿Para que? Para observar, para tomar nota, para ir identificando problemas, conflictos, o áreas en las que necesiten más apoyo. 

Por ejemplo, tu hijo sale corriendo cuando viene un niño hacia él en el parque. O no quiere que toquen sus juguetes cuando vienen los primos de visita. O no sabe contestar cuando le hacen preguntas en abierto (preguntas que no admiten un no o un sí de respuesta). O no se despide cuando ha acabado de jugar o cuando hay que marcharse y simplemente se aleja sin decir nada. 

O al contrario, es un niño que invade el espacio de los demás. O que hacen 1000 preguntas y aturrulla a los demás. O que va diciendo que fulanito es su amigo, cuando realmente no es capaz de hablar con él ni de iniciar juegos con él, ni aparentemente hay una conexión con ese otro niño, desde nuestra perspectiva, aunque tu hijo crea que sí.

Hay muchos errores, o zonas de desafíos, para una socialización fluida de nuestros hijos neurodiversos y entrar de fondo en la parte de los abordajes se sale del ámbito de este proyecto. Es importante, en la medida de lo posible, formarse para entender los pre-requisitos para una buena socialización. Y ponerse en manos de especialistas, si es posible.

Ahora bien, si que os quiero dejar aquí algunos recursos muy recomendables que nosotros mismos hemos usado en casa con mi hijo y que también han aportado terapeutas y educadores que han trabajado con él a lo largo de los años.

El primero es la autorregulación emocional. De poco sirve que tu hijo hable, sea aparentemente sociable, si no es capaz de entender sus emociones y autorregularse. Si cada vez que otro niño le gana o cambia de tema de conversación, salta por los aires con una crisis de frustración o enfado. Para trabajar esto nosotros llevamos usando el currículum de Las Zonas de Regulación desde hace años.

Lo segundo es lo que en inglés se llama SEL, Social and Emotional Learning, o Educación Social y Emocional. Aunque sigue siendo una asignatura pendiente en la mayor parte del mundo y sobre todo en la educación pública es fundamental enseñar a todos nuestros hijos tanto neurotípicos como neuro diversos a socializar y a gestionar sus emociones de manera más saludable. Esto es aún más importante para los niños neurodiversos.

Infelizmente hay menos material disponible en español que en inglés y yo todo lo que he trabajado ha sido en inglés así que te recomiendo sobre todo la página web suya www.socialthinking.com de una autora que se llama Michelle García Winner. Ella trabaja el concepto de detective social para hacerlo más interesante y divertido para los niños a partir de los 6-7 años. Tienes artículos vídeos webinars y muchos recursos gratuitos y de pago en su página web pero de nuevo te cuento que está todo en inglés infelizmente.

Para niños más pequeños, os recomiendo el programa Hanen y el libro “Talkability” de Fern Sussman, de nuevo solo disponible en inglés. Si tenéis interés os invito a que escuchéis el episodio 65 de mi podcast en el que hablo con Alicia Rodriguez, que es especialista en estos programas.

Nosotros hemos trabajado un currículum de educación social de habilidades sociales con Adrián que incluye temas como cómo ser un detective social, lo que se espera y lo que no se espera en situaciones sociales como hacer conversaciones conectadas. Como compartir y turnarse. Cómo ser súper flexible en vez de tener un cerebro de piedra. Cómo mantener archivos de personas para saber lo que les gusta y poder conversar con ellas. Cómo unirse a un grupo. Lenguaje corporal. El espacio personal. Tomar la perspectiva de los demás. Cómo competir sin ser un mal perdedor. Pequeños problemas grandes problemas pensarlo y decirlo. Utilizar el volumen adecuado. Ser parte de un equipo. Cómo solucionar problemas sociales. Cómo demostrar interés en los demás y en sus intereses. Hacer nuevos amigos. Mantener una amistad.

Como veis, es una lista enorme es un currículum realmente muy muy amplio y yo aquí es lo que recomiendo es que empecéis a investigar con una terapeuta ocupacional con una psicóloga con una terapeuta de lenguaje con una terapeuta aba con cualquier profesional que ya esté en la vida de vuestro hijo o que conozcáis para que os recomiende algún profesional que esté capacitado para practicar con tu hijo en estos temas.

No te desanimes. Aunque pueda parecer un mundo, lo más importante, como decía antes, es entender que nosotros tenemos un gran rol que jugar para que nuestros hijos adquieran estas habilidades sociales y que el camino se hace pasito a pasito. Nunca es tarde para empezar. Pero hay que empezar. Y buscar ayuda profesional, si es necesario aunque sea una ayuda puntual. No dejes de preguntar en la escuela si tienen o conocen otros recursos o de comentarles los que te acabo de mencionar yo. 

En esta segunda parte del post, quiero hablarte de ti.

Sí, sí, de tu visión, expectativas y aportes a este tema. Porque es igualmente importante de cara a permitir, apoyar y animar a que tu hijo/a tenga una vida social sana para Él o ELLA y no para complacerte a ti o para aliviar tus propios miedos. Suena duro decirlo así, pero tenemos que entender que, como padres, uno de nuestros peores miedos es que nuestros hijos sean unos parias sociales, que les excluyan, que les traten mal, que estén en los márgenes de la sociedad o del grupo. Y lo entiendo porque yo misma tengo el mismo miedo.

Pero aquí el objetivo es que ellos DISFRUTEN de una vida social que les funcione a ELLOS, no a ti. Y puede ser muy diferente de la tuya, o de la que te gustaría a ti para ellos. ¿Ves la diferencia?

Los padres tenemos que cambiar el chip desde ya, tenemos que cambiar nuestra mentalidad con respecto a la socialización. Porque nuestra actitud cuenta y mucho. No pretendas que tu hijo socialice como neurotípico por qué no lo es. Amplía tu perspectiva porque hay muchas maneras de tener amigos y de encontrar pertenencia. Y una de ellas es buscar ambientes neurodiversos donde ellos se sientan seguros.

Aquí el mensaje es sí a la inclusión y sí a que nuestros hijos encuentren su propia tribu. No está reñida una cosa con la otra. Porque, a veces insistimos para que nuestros hijos encajen y ellos se merecen más que eso. Se merecen pertenecer y sentirse a gusto en compañía. Sin tener que enmascararse u ocultar partes de sí mismos constantemente.

Porque no todos los lugares en los que encajamos son lugares donde pertenecemos. 

Ahora bien ante una de las principales dudas que me llegan es que si los hijos deben de socializar con niños que tengan diagnósticos como ellos o no. Yo te diría, en base a mi experiencia personal como madre y en base a toda la investigación que hecho acerca de este tema, que lo ideal es que se relacionen, dentro de lo posible, con todo tipo de niños, con y sin su diagnóstico. Para buscar mejores pares para nuestros hijos lo importante no es tanto el diagnóstico en sí, sino el perfil específico de los niños. Por ejemplo, un niño que tenga un perfil sensorial muy diferente del de tu hijo o dificultades de comportamiento mayores no va a ser un buen candidato a priori. 

Si es autismo y TDA ya hay muchos niños en nuestros entornos, sobre todo si vivimos en grandes ciudades, y muchas veces cuanto más abiertos somos sobre las neuro diferencias de nuestros hijos milagrosamente más niños aparecen en nuestro entorno hasta debajo de las piedras. A no ser que vivas en la luna o en un pueblo de 500 personas, la probabilidad estadística te aseguro que niños ni los diversos en el entorno los hay. Otra cosa es que estén en el armario.

En nuestro caso Adrián va a una escuela privada de educación especial especial y allí naturalmente conoció a otros niños niños diversos. Pero igualmente hace mucho deporte con grupos de niños neurotípicos y también por ahí se han dado casos de amistad. La verdad es que como padres tenemos que hacer un mayor esfuerzo de ingeniería social para buscar y crear ambientes sociales apropiados para nuestros hijos.

Y si se dificulta en ciertos momentos siempre queda Internet. Y también socializar con el entorno neurotípico porque es con el que van a tener que operar nuestros hijos mayoritariamente.

Preguntas comunes que me han llegado:

Y ¿cómo intervenir ante posibles situaciones de rechazo por parte de otros hacia él?

Mi hijo mira pero no se involucra.

Cuando los niños sean pequeños sigue siendo muy normal el juego paralelo y tiene toda una serie de beneficios sociales para después.

Lo más importante es empezar a moldear, hacer modelos de comportamientos y lenguaje para demostrar interés por lo que hacen los demás y esa es la iniciación y la conexión inicial para el juego.

Eso lo puedes empezar tú en casa cuando veas a tu hijo o a tu hija jugando. No se trata de acribillarle con preguntas sino comentar y jugar con ellos de manera no intrusiva.

A mi hijo no le gusta socializar. ¿Debería insistir más? ¿Cómo evitar causarle más estrés con este tema?

El estrés social es parte de la vida de muchas personas, niñas diversas y neurotípicas también.

La clave es exponer exponer y exponer, no se puede practicar ni aprender ni poner en marcha la flexibilidad social en un vacío hay que exponerse y exponerlos porque nadie hemos hecho amigos quedándonos en casa y mucho menos antes de Internet.

Como padres podemos y debemos hacer mucho para que la experiencia sea lo más agradable posible y si esto significa escoger situaciones, personas y momentos adecuados. Aquí me vuelvo a referir a este tema del entorno social informal pero con un poquito de ingeniería social de los padres. 

Al final y, en definitiva, como padres tenemos que convertirnos en coaches sociales y de juego de nuestros hijos.

Si les soltamos en el parque o en una fiesta de cumpleaños sin más, con sus dificultades propias, es muy poco probable que tengan una experiencia social agradable. Igual que no soltarías a tu hijo en una piscina si no sabe nadar, no podemos simplemente dejar a nuestros hijos en una situación social y esperar que naden y naveguen situaciones sociales sin ayuda.

Esto no quiere decir que SIEMPRE tengas que estar ahí, o que vayas a ser su coach de juegos de por vida. Yo ahora intervengo muy poco en las situaciones sociales en las que está presente mi hijo y yo. Porque también tengo que dejar que se las ventile solo, porque ahora ya tiene una cierta capacidad social para gestionar conflictos y comunicar sus necesidades. Al final, la vida social es impredecible para todos, es un continuo mar de posibilidades. Se trata de enseñarles las herramientas básicas para que puedan empezar a nadar en las aguas sociales. 

Como comentaba al principio, no es fácil y sobre todo no es rápido. Nosotros, a fecha de hoy, llevamos unos 5-6 años trabajando las habilidades sociales con Adrián (dentro de casa y también con apoyos profesionales). Y os puedo asegurar que mi hijo es un niño muy sociable y capaz, dentro de su diagnóstico, para seguir avanzando en este ámbito. Y sobre todo es un niño motivado a ser sociable, porque se ha dado un círculo virtuoso de adquirir competencias, y tener buenas experiencias lo cual nos permite seguir adquiriendo nuevas y cada vez mas complejas competencias sociales. Ese es el objetivo.