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5 pasos para dejar de sobrevivir y comenzar a vivir

La gran mayoría de los padres de hijos con diferencias neurológicas nos sentimos abrumados de manera crónica. Para dejar de sobrevivir y empezar a vivir en este post te propongo 5 pasos.

La gran mayoría de los padres de hijos con diferencias neurológicas nos sentimos abrumados de manera crónica. Para dejar de sobrevivir y empezar a vivir en este post te propongo 5 pasos.

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Déjame que te pregunte… ¿tú vives o sobrevives?

¿Qué es sobrevivir?

Respuesta del estrés en continuo, vivir apagando fuegos, sintiendo como que no puedes controlar nada, ni tus propias emociones, que vas de tarea en tarea sin ningun tipo de recompensa, ya sea interna o externa. No te sientes bien casi nunca. Reaccionas a todo en vez de responder. Altos niveles de irritabilidad y también de ansiedad. No sientes que descansas, ni siquiera cuando se supone que estas descansando. No duermes bien. Las relaciones con los seres queridos se resienten. 

¿Te sientes identificado? La gran mayoría de los padres de hijos con diferencias neurológicas nos sentimos abrumados de manera crónica. Las necesidades adicionales o distintas de nuestros hijos nos absorben o, tal vez al contrario, vivimos de espaldas a esa realidad pero sintiéndonos profundamente infelices. Nos ahogamos en nuestra propia vida.

¿Qué es vivir?

Por contraste vivir, para mí, es relacionarse con nuestra propia vida de una manera saludable. Esto no tiene que ver con no sufrir pérdidas, con no sentir dolor, con no tener dificultades. Para vivir no hace falta que todo nos vaya bien en la vida.

Es necesario, mas bien, que seamos capaces de observar, entender, aceptar o modificar nuestra experiencia interna de nuestra vida. Vivir para mí, significa pasar por todo lo que nos arroja las experiencias vitales con presencia. La imagen que te propongo aquí es la de una persona en un barquito sobre el mar. Tú llevas el timón pero no siempre puedes decidir hacia dónde vas, las olas te van a llevar por aquí y por allá hasta cierto punto. Porque las olas son grandes y tú eres una persona en un barquito pequeño que has venido a surcar esas olas.

Vivir significa subir y bajar esas olas, a veces irás más rápido, a veces más despacio, a veces creerás que las olas te van a hundir, a veces el mar esta tranquilo como un espejo y te puedes tumbar a dormitar sobre el barquito. Pase lo que pase, te abres al vaivén de las olas. Esto es vivir. Sobrevivir sería tirarte al agua cuando tu barquito se encuentra con una gran tormenta. Ahí seguramente te vas a hundir porque has abandonado a tu barquito, a tu hogar sobre ese mar oleado. Ese barquito, ese hogar eres tú mismo, tu bienestar, tu presencia.

Hay una frase judía que me impactó mucho cuando la lei hace unos años que dice “Deja que no muera mientras siga vivo”. Sobrevivir es morir en vida. Bueno, suena bastante dramático la verdad, pero a lo que me refiero aquí es a que cuando sobrevivimos no disfrutamos de la vida y, por lo tanto, no disfrutamos de nosotros mismos. Seguimos aquí por supuesto, pero somos como una cáscara vacía, estamos de alguna manera muertos en vida.

A ver, todos tenemos momentos en los que estamos meramente sobreviviendo. Hay noches oscuras del alma que nos bajan a la mera supervivencia. Un dia detrás de otro. Y ya es bastante, sobrevivir cuando estamos sufriendo tanto. En nuestra situación como mamás o papás de hijos diferentes, estas noches oscuras del alma pueden durar mucho. De hecho, lo cierto es que pueden durar una vida entera y de aquí este post.

Desde aquí te quiero invitar a que no sobrevivas más, a que vivas tu vida como se merece, aunque no sea la que hubieras deseado ni para ti, ni para tu hij@ diferente. Es mi llamada a que tomes conciencia de en que modo pasas tus dias: ¿Sobrevives o vives?

Vamos por partes.

Ya te he comentado lo que para mi supone sobrevivir versus vivir. Ahora bien, vamos un poco más allá a entender por qué nos ponemos en modo supervivencia. Pues, lo dice la palabra misma.

Sobrevivir es la capacidad innata que tenemos los seres humanos desde el punto de vista físico neurológico emotivo e instintivo para responder a las dificultades externas y seguir viviendo. 

Y detrás de esta capacidad de supervivencia está la llamada respuesta del estrés que es un conjunto de respuestas fisiológicas y psicológicas con las que nuestro cuerpo se pone en marcha. Es un sobreesfuerzo del funcionamiento normal de nuestro organismo para afrontar una amenaza. La clave aquí es que no todo lo que percibimos como una amenaza es en realidad una amenaza. El cerebro busca sobrevivir a toda costa y a menudo hace saltar la alarma con cosas que no son tan peligrosas o que no suponen un peligro real para nuestra integridad.

Es como una goma elástica Hoy en día la utilizamos tanto que se ha acortado muchísimo y salta a la mínima dificultad. Y el coste para nuestro cuerpo y para nuestra salud, tanto física como mental, es enorme. Es literalmente una gota malaya que no para de caer y va haciendo un agujerito que poco a poco se va profundizando. Desde aquí:

  • Ni podemos vivir plenamente

  • Ni podemos tomar mejores decisiones para nosotros mismos ni para nuestros seres queridos

Porque estamos viviendo de problema en problema. Y al final, todo se vuelve un disparador potencial de nuestro estrés, desde la cola del super, hasta el trafico en el coche, pasando por absolutamente todo lo que hace y deja de hacer nuestro hijo. 

Desde el estrés es fácil caer en la rumiación mental. ¿Y qué es esto? Pues es darle vueltas y más vueltas a lo que no va bien, a lo que te preocupa, a lo que tienes que hacer, a lo que tienes que dejar de hacer… y todo este dialogo incesante mental te causa…. ¿Qué crees? Pues eso, más estrés.

Ahora ya ni siquiera te estresa que tu vecina te haya hecho un comentario poco afortunado sobre tu hijo, ahora también te estás estresando al revivir ese encuentro, lo que hiciste, dijiste, dijo ella. Lo revives mil veces y te auto-estresas también con tus propios pensamientos. En lugar de obtener una liberación emocional, simplemente tocamos las mismas escenas angustiantes en nuestra cabeza una y otra vez, sintiéndonos aún más tristes, enojados o agitados. Por cierto, si eres de los que le da mucho al coco, te recomiendo mucho el libro “Mente, Déjame Vivir” de Eduardo Llamazares.

5 pasos para dejar de sobrevivir y comenzar a vivir

1. Entiende tu respuesta del estrés

¿Cómo sientes el estrés en tu cuerpo? ¿Te tensas? ¿Te pones rojo? ¿Gritas? T¿e sube el calor a la cara, a los puños? ¿Contienes la respiración? Etc. Haz un proceso de auto-reflexion para tomar conciencia de cómo se manifiesta el estrés en tu vida.

2. Entiende que se esconde detrás de tu estrés

¿Qué te agobia más en tu vida? ¿Por qué? ¿Qué hay realmente en tu vida y que quieres realmente en tu vida? Contrasta lo que percibes con lo que esperabas. 

3. Decide qué quieres

¿Qué puedes cambiar que dependa solo de ti en este momento?
Algo super fácil de cambiar son nuestras expectativas. NI más ni menos. Porque nos las hemos inventado nosotros, o las hemos heredado de otros, pero si son expectativas es que no son realidad así que hoy te invito a que las sueltes. Sobre todo las expectativas en torno a tu hij@ diferente porque esas sí que dependen de ti. 

4. Crea una nueva relación contigo mism@

Ya sabes, la única persona con la que vas a tener una relación todos los dias de tu vida eres tu. Asi que escuchate, hablate mejor, entiendete. Claro, todo esto exige algo de dedicación. Pero si tu no estas dispuesto a conocerte mejor, como puedes guiar tu propia vida? Si no te dedicas a conocer un poquito mejor tu barquito, como quieres entender como navega?

5. Integra gratitud y compasión en tu vida

Hacia los demás claro, pero sobre todo hacia ti mism@. ¿Cómo? Practicándolo de manera consciente. Hay que practicar estas emociones para fortalecer nuestro sentimiento de conexión con la vida. Nos llevan a una apertura y a una visión más global y completa de nuestra vida. Tal vez no todo es como queramos y no lo vamos a poder cambiar, pero la gratitud nos hace reconocer lo positivo, y la compasión nos ayuda a ser más tolerantes con nosotros mismos y con los demás cuando no nos sintamos tan cómodos en una situación. 

Un ejemplo sencillo de la practica de la gratitud, que yo misma realizo, es dar las gracias por lo que sea cada noche en la cama. Puedes hacerlo por escrito (y poder asi volver a ello cuando te sientas deprimido o bajo anímicamente). O puedes hacerlo en su version vaga, como yo, que es mentalmente.

Y un ejemplo practico de la compasión a diario es hablarte bien cuando algo no te salga bien. Con cosas pequeñitas como que se te caiga algo, o pierdas algo, o se te olvide algo… Si lo empiezas a hacer contigo mismo veras como se extiende a los demás incluido tu hijo diferente.


Espero que este post te haya aportado valor y te haya hecho reflexionar sobre si vives o si sobrevives y, sobre todo, te haya motivado, a replantearte la relación con tu propia vida de manera sencilla y práctica.

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Conócete mejor - te cambiará la vida -

Te cuento más sobre el coste de no conocernos, sobre cómo podemos conocernos mejor de manera práctica (y sin tener que hacer una licenciatura en psicología) y te doy varias ideas prácticas para que priorices la relación más importante de tu vida - la que tienes contigo misma.

Te cuento más sobre el coste de no conocernos, sobre cómo podemos conocernos mejor de manera práctica (y sin tener que hacer una licenciatura en psicología) y te doy varias ideas prácticas para que priorices la relación más importante de tu vida - la que tienes contigo misma.

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En realidad, el autoconocimiento es la base de una vida consciente para todos, pero ya sabéis que yo le hablo a los papás y las mamás de hijos con cualquier diferencia neurológica (autismo, TDAH, dispraxia, Downs....) ¡por aquello de que tenemos poco apoyo específico para nosotros como colectivo!

A menudo buscamos la felicidad, la paz interior, sentirnos bien a través de lo externo: éxitos, logros, tener, hacer, comprar... Pero imagino que ya sabes lo que te voy a decir, ¿no? 😜

Que, incluso cuando llegas a donde querías llegar, la satisfacción te dura poco y enseguida te pones a buscar otras metas. ¿Pensabas que ibas a ser feliz teniendo hijos? Cuando son bebés, piensas que serás feliz cuando hablen y caminen. Y cuando hablan y caminan, piensas que serás feliz cuando se independicen.... Y así, como el cuento de la lechera. De nunca acabar.

Pasado. Futuro. Memorias. Expectativas.

¿No sería mejor que explorases tu único presente? Con esto no quiero decir que te pongas a meditar y levites, ignorando que tu hijo no para de dar vueltas por el salón. O que te abstraigas de hacer la cena y te quedes sentada con los ojos en blanco durante horas (lo cual suena a tortura la verdad).

La invitación es a que te conozcas. A que uses todo lo que te da / arroja / escupe (según tu perspectiva!) la vida para entenderte mejor. Entender mejor tus patrones emocionales. Entender mejor tus obsesiones mentales. Entender mejor a tus ritmos y a tu cuerpo. Y ¿de que te va a servir eso?

¡Cuéntame tú!

Yo solo te digo esto: la mayor muestra de amor que le podemos dar a alguien, incluidos a nosotros, es nuestra total atención. Así que tú, ¿te atiendes o te ignoras?

Cuando eres madre / padre / cuidador de alguien, y sobre todo si ese alguien es diferente de alguna manera, ¿no te pasa que sientes que te desdibujas en tus roles y responsabilidades? ¿Que te pierdes en ellos?

Es como si la imagen que tienes de ti misma se desenfocase, perdiese nitidez. ¡Y de repente, no sabes dónde acabas tú y donde empieza tu hijo y sus necesidades!

Esto nos pasa a todas las madres, sobre todo cuando los hijos son pequeños. Pero lo más chocante es que muchas veces preferimos (aunque sea inconscientemente) dedicarnos a los demás a dedicarnos a nosotras mismas. Y esto va más allá de la culpa o de las expectativas sociales.

¿Que será? ¿Por qué nos da tanto miedo pasar ratitos con nosotras mismas? ¿Qué monstruo tememos se oculta en nuestro interior? ¿De donde viene esta resistencia? ¿La casi compulsión a buscar significado o propósito externamente (sean tus hijos, sea tu trabajo)?

Aaaah.... es que si pasamos algo de tiempo conociéndonos a fondo, tal vez nos demos cuenta de que no estamos viviendo la vida que nos pide el corazón. Y tal vez creamos que no podemos cambiar nada, que somos víctimas de nuestras circunstancias. O peor aún, que está en nuestra manos (por lo menos a nivel interno) y no queremos esa responsabilidad.

¿Te resuena esto que te cuento? O ¿te suena a chino?  

¿Pero como carajo hago yo para conocerme mejor?

Cómo conocerte mejor

Vale, vale, me siento un poco desconectada, abandonada, tal vez es sencillamente una sensación de no estar bien de algún modo. ¿Qué hago?

No se trata de que hagas una licenciatura en psicología ni que te pongas a hacer cursos como loca para aprender una metodología. En realidad te puedes volver loca haciendo tests sobre fortalezas, valores, que si el eneagrama, que si los arquetipos, que si los registros akhásícos, que si tu perfil astrologico. Pero al final estás dejando que otras personas te digan como eres TÚ en base a un esquema raquítico de tu vida.

Claro, también puedes contratar a un coach (servidora se dedica a ello ) para que te acompañe y te guíe. La que ha de subir la montaña eres tú, los coachs vamos al lado (normalmente haciéndote preguntas cual mercader en un bazaar bizantino... jejejeje).

Pero, ¿sabes qué? En realidad no necesitas a nadie (glups, vaya auto-promoción que me estoy haciendo). Tan sólo necesitas darte permiso para hacerte la pregunta:

¿Qué quiero?

Y, sobre todo, para escuchar la respuesta, aunque te llene de miedo.

Y, más aún, para devolverte la responsabilidad de lo que TÚ si puedes hacer por materializar esa respuesta. Aunque no sea de manera perfecta o ideal. 

La vida no es equilibrio perfecto. La vida es integración y adaptación.  

¿Estás de acuerdo?


Y aquí, señoras y señores, mamás y papás, la gran razón de peso para conocernos mejor. No podemos vivir mejor si no nos conocemos. No podemos cambiar lo que no vemos. O lo que no queremos ver.

Cada vez que nos negamos a aceptar nuestros sentimientos y pensamientos, por inquietantes que puedan ser, experimentamos una disonancia psicológica. 

O hablando claro, nuestro comportamiento no coincide con nuestra imagen de nosotros mismo o la imagen que creemos que otros pueden tener de nosotros. Cuando proyectamos nuestros "trapos sucios" a los demás nos estamos rechazando, nos distanciamos de nosotros mismos, nos perdemos en el proceso.

Al final no podemos vivir en paz si no nos conocemos y aceptamos, sombras, luces, "trapos sucios" e imagen de cara a la galería.

Con nuestros hijos pueden salir esas partes sombrías (que a menudo tienen que ver con nuestra propia crianza) y a veces esa es razón de mayor peso para escondernos más. 

No te escondas. Tu hijo te quiere igual.

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Autocuidado para madres estresadas

No hay nada más difícil en esos momentos de frustración, de vergüenza, de estrés, de angustia, de ira, de descontrol que tenemos como padres de hij@s diferentes que …. nuestras propias emociones. En este post te doy la clave más importante para gestionar nuestras emociones difíciles y una herramienta potente para ayudarnos en ello.

Si te aproximas a este tema como un “debería” más, lo único que haces es añadir estrés y alejarte aun más del bienestar que deseas. No se trata necesariamente de que hagas más cosas o cosas diferentes. Se trata de que observes tu estado físico, emocional, mental. De que reconozcas tu valía intrínseca. De que te regales atención y cariño hacia ti misma.

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¿Por qué autocuidado?

Porque no puedes dar de donde no tienes. Es como la famosa instrucción de que te pongas la mascarilla de oxigeno tú antes de ayudar a nadie mas en las demostraciones de seguridad de los aviones. Priorizar tu bienestar te permite dar lo mejor de ti mismo a aquellos seres que más quieres. Cambia tu perspectiva: que prefieres ser (y recibir de tu propia madre)? una madre presente y transparente que de vez en cuando pide tiempo a solas para descansar, pero que es capaz de estar para lo bueno y para lo malo porque se cuida? O una madre agobiada, estresada, constantemente de mal humor e irritable que está pero no está?

Ten en cuenta que, como madres y padres, somos a menudo el centro o el corazón de nuestro hogar. Y, como dice el refrán “cuando mamá no está contenta, nadie en casa está contento”. Acepta tus necesidades de auto-cuidado como lo harías con las de tus hijos. Porque no son mutuamente exclusivas. En realidad son las mismas. Tan solo se trata de tenerlas en mente para ti, como lo haces para tu hijo.

Porque nos cuesta diferenciar nuestra identidad como personas en general de la identidad como madres. Y la identidad como madres nos exige (erróneamente) que relegamos nuestras necesidades al final de la lista. Esto nos puede llevar a un sentimiento de descontento que se va profundizando a lo largo de los años y finalmente desemboca en resentimiento, fatiga, impaciencia e irritabilidad hacia los demás (cuando ellos no son los responsables).

Porque nos estamos ahogando en una cultura de “fardar”, de quedar bien ante los demás.. pero que es difícil de sobrellevar porque es de puertas afuera, a través de las redes sociales, de las expectativas. Es la presión de vivir en base al “debería”. Esto nos lleva a elevados niveles de estrés e incluso depresión al compararnos continuamente a los demás sin reflexionar sobre lo que nos hace felices a nosotros como individuos.

Porque como padres estamos, nos demos cuenta o no, dando pautas de comportamiento a nuestros hijos. Si somos modelos de auto-cuidado estamos demostrando a nuestros hijos que cuidarse es importante, que respetar las necesidades propias y ajenas es importante, que es crucial poner en marcha hábitos saludables para cuidarse regularmente. Cuando tus hijos vean que te cuidas a todos los niveles, no solo les demuestras que es compatible con cuidar de ellos, sino que ademas les animas a que sean responsables de su propio bienestar también. 

Lo que es el autocuidado

No es solo baños calientes con velas o que te den un masaje. Al final va sobre construir una vida de la que no sientes la necesidad de escapar.  

Es reconectar contigo mismo. A menudo esto nos da miedo. Es como un miedo irracional a conocernos mejor. Porque entonces nos daríamos cuenta, en muchos casos, de que no estamos viviendo la vida que queremos. De que estamos rellenando el tiempo con actividades marcadas por otros o que no nos traen satisfacción ni nos hacen crecer como personas.

Con esto no quiero decir que las distracciones no tengan su lugar. Lo tienen. Pero a menudo las distracciones nos ponen en estado vegetativo (ver la tele), o nos roban más energía aún (los compromisos sociales).

Cómo llevar a cabo el autocuidado


No es una cuestión de tiempo. Todos tenemos el mismo tiempo. Tu, el Papa, Donald Trump y la vecina. Lo que hacemos con nuestro tiempo depende de muchos factores, pero el mas importante es tu mentalidad. Incluso la gente que tiene a mucha gente que le ayuda necesita gestionar su tiempo. 

Podemos gestionar nuestro tiempo desde el victimismo de “me faltan las horas”, desde el avestruz de “mañana, mañana” o desde la claridad que viene de la priorizacion. De esto te hablo un poco más abajo.

Las creencias que no nos ayudan con este tema:

1. Que estoy perdiendo el tiempo.

2. Que no valgo para darme este tiempo.

3. Que esto no me va a ayudar a llevar a cabo todas las tareas que necesito hacer.

4. Que no me va a cambiar nada, de cómo me siento.

5. Que no va a ayudar a mi hijo con su autismo o sus necesidades especiales.

Priorizar

Todos nos podemos dar unos minutos aqui y alla. La primera clave es darnos permiso. Muchos de nosotros ni siquiera traspasamos este umbral. Nos sentimos culpables o egoístas tan solo de pensarlo. Lo segundo es empezar poco a poco pero ser constante.

Practicar

Las 3As: auto-conocete, acepta, y adapta.

Haz check-ins regulares a lo largo del día (ir al baño es un buen momento para hacerlo). ¿Como me siento? ¿Estoy en piloto automático? ?Estoy siempre pensando en lo que tengo que hacer a continuación? ?Estoy operando en base a la culpa y a la obligación? ?Son esos mis motores para actuar a lo largo del dia?

Acepta que, incluso cuando hayas identificado las actividades que te gustaría llevar a cabo para recargar tus pilas, no siempre las vas a poder realizar de la manera o forma o con la duración que te gustaría. Ejemplo de ir al gimnasio o hacer ejercicio en casa.

Adapta tus practicas de auto-cuidado para que se ajusten a tu vida. Ejemplo de la respiraron consciente mientras conduzco. Pide ayuda si es necesario.

No te machaques cuando no lo lleves a la practica. ¡Eso también es una forma de auto-cuidado!


Con esto quiero decir que no veas el auto-cuidado como otra cosa que añadir a tu lista de deberes. Si te aproximas a este tema como un “debería” mas, lo unico que haces es añadir estrés y alejarte aun mas del bienestar que deseas. Se trata de una toma de conciencia, de un cambio de patrones mentales y de comportamiento, de una transformación de perspectiva. No se trata necesariamente de que hagas mas cosas o cosas diferentes. Se trata de que observes tu estado físico, emocional, mental. De que reconozcas tu valía intrínseca. De que te regales atención y cariño hacia ti misma. 

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¿Qué hago con mi ansiedad?

Como padres de hijos con autismo o diferencias significativas, sufrimos de elevadísimos niveles de estrés y ansiedad. En este post te cuento qué se esconde detrás de esa ansiedad y te doy 5 pistas de sencilla práctica para gestionarla mejor en tu día a día.

Como padres de hijos con autismo o diferencias significativas, sufrimos de elevadísimos niveles de estrés y ansiedad. En este post te cuento qué se esconde detrás de esa ansiedad y te doy 5 pistas de sencilla práctica para gestionarla mejor en tu día a día.

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La ansiedad es muy común en nuestro mundo actual. La mayoría de nosotros vivimos con elevados niveles de una ansiedad que, en casi todos los casos, no está justificada a nivel de luchar por nuestra supervivencia o integridad física. 

Pero con esto no te quiero agobiar aun mas. La ansiedad es una reacción fisiológica normal a unas mentes hiperactivas y a unas vidas super ocupadas. Llevamos unos ritmos a menudo frenéticos, día si y día también. Pero en este post te quiero empedrar para darte cuenta de que quien decide si se agobia o no, eres tú.  Con esto mi ánimo no es que te machaques aun más, o que uses este deseo de no agobiarte tanto para agobiarte mas. ¿Ves la paradoja? Pues empecemos.


¿Por qué nos agobiamos?

Sencillamente, por dos razones.

1) Porque vivimos pendientes de las expectativas ajenas (y la propias que son expectativas ajenas - de nuestros padres, de nuestra sociedad - que hemos interioridad, que hemos echo nuestras). Vivimos en un estado permanente de auto-evaluación: “no llego”, “no me da tiempo a todo”, “esto me va a salir mal”, “ya estamos otra vez con los problemas en el trabajo”, etc.

2) Porque vivimos en el futuro. Mira, yo siempre he sido una persona super ansiosa. En gran parte por importarme demasiado lo que pensasen los demás de mí y también en gran parte por estar siempre anticipando problemas o temas que resolver. Esto también es una tendencia de la mente. La mente es como un martillo y lo que mas le gustan son los clavos. Los clavos son los problemas. ¿Lo ves?? Estamos constantemente anticipándonos a lo que puede salir mal.

Los padres, más aún ansiedad.

Los padres de hijos diferentes, aún más. ¿Por qué?
Primero porque la mente se obsesiona con que es un problema. Un problema gordísimo y sobre el que a menudo sentimos que no tenemos control.
Lo segundo porque la distancia entre lo que nos esperábamos y lo que tenemos se puede volver en un diálogo interno rumiativo sobre el merecimiento, sobre el por qué a mí, sobre si hemos hecho algo mal, sobre quién tiene la culpa, etc. Esto es normal. Nuestra mente funciona así.
Te recomiendo que veas mi video titulado ¿“Por que a mí?” Como parte de mi Kit de Primera Ayuda
Y lo tercero por la grandísima incertidumbre sobre cómo va a ser el futuro tanto de nuestro hij@ como nuestro y de si podremos, tanto el o ella, como nosotros, vivir con una buena calidad de vida, si podremos llevar una vida “normal”, etc. etc.
Enfocarse en el futuro siempre crea mucha ansiedad, y con esto ya te adelanto una de las claves.

Vale, ¿entonces, cómo empiezo yo a deshacer esta maraña de ansiedad en mi vida? Te cuento lo que me ha servido a mi que siempre he sido la “señorita ansiosa”.

5 prácticas para gestionar la ansiedad

1. Vive tu presente.

1) Date cuenta de que patrón de pensamiento te lleva al patrón emocional de ansiedad
2) cuando te notes agobiándote por algo en el futuro, ya sea cercano o lejano repite “pero, ahora, en este momento, estoy bien”. 

2. Dí “no” - establece límites.

Esta es la fundación más importante del auto-cuidado. El bien mas preciado y al mismo tiempo limitado que tenemos es el tiempo. Reflexiona como lo usas. A quien se lo regalas y si esto te merece realmente la pena.
Aquí hay muchos ejemplos de la vida cotidiana con y sin nuestros hijos. Por ponerte uno - la vecina que se enrolla en el portal mientras que tu hijo se pone a tocar los buzones o a aletear porque lleva todo el dia en el colegio y necesita soltar su propio estrés. Y a ti eso te crea ansiedad por el que va a pensar la vecina o porque tienes mi cosas que hacer y no puedes perder el tiempo hablando.
No se trata de ser maleducado, sino de defender tus bienes mas preciados que son tu energía y tu tiempo. Y defender también las necesidades de nuestros hijos diferentes. Esto ademas a menudo supone una liberación de muchas convenciones sociales - el poder decir, mi hijo está cansado o estresado o no le gusta este sitio, perdona pero nos tenemos que ir a casa.

3. Conecta con tu cuerpo.

Básicamente se trata de: a) darte cuenta de cómo se manifiesta la ansiedad en tu cuerpo, b) sentirla y aceptar que nos trae un mensaje, escucharla y c) ayudar a que se disuelva en nuestro cuerpo. ¿Cómo? La técnica más sencilla es respirar conscientemente. Si quieres tener a la manos varias meditaciones en las que te guío para conectarte con tu respiración y con tu cuerpo, puedes conseguirlas aquí

4. Simplifica tus decisiones

Mira, esto de las decisiones es una trampa mental tremenda. Un agujero negro en el que una entra y luego es difícil salir. Yo personalmente siempre he sido super indecisa por el miedo a equivocarme, a elegir la opcion equivocada y a perderme algo.
Y nosotros, padres de hijos con autismo y otras diferencias neurológicas, a menudo tenemos que tomar decisiones con respecto al bienestar de nuestros hijos y eso nos estresa un montón.

5. Recuerda por qué vives.

¿Vives para pasar los días en un sin-vivir? ¿Por qué le das el poder a lo que pasa allá fuera?
Todos los seres humanos queremos dar y recibir amor. Toma conciencia de que dar y recibir amor empieza por una misma, por uno mismo. En el fondo nos agobiamos porque estamos demasiado pendientes de satisfacer a los demás, y las expectativas ya sean propias o ajenas, en vez de querernos independientemente de nuestros resultados, de nuestra posición social, de nuestro dinero en el banco, de nuestros títulos. No digo que esto no sea importante o parte de nuestra vida funcional como adultos en el mundo actual. Tan solo te invito a que no bases tu bienestar en todo eso que no puedes controlar y que no es un reflejo de tu valía como ser humano. 

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5 claves para aumentar el bienestar de las familias con autismo

Te doy 5 sencillas pero potentes claves y su aplicación práctica para incrementar tu bienestar como madre o padre de un hijo con diferencias neurológicas o de desarrollo.

Te doy 5 sencillas pero potentes claves y su aplicación práctica para incrementar tu bienestar como madre o padre de un hijo con diferencias neurológicas o de desarrollo.

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En este post recojo las 5 claves que, en base a mi experiencia personal y profesional hasta la fecha, son fundamentales para aumentar el bienestar de las familias con autismo desde ya mismo. Están sacadas de una video entrevista bastante más larga que me realizó la coach de crianza Inma Buitrago.

Para cada clave te doy también una sugerencia de actuación - una herramienta concreta que te ayude a aplicarla en tu vida. Comenzamos.

5 claves para aumentar el bienestar de las familias con autismo

1. La aceptación.

Si, es de perogrullo, pero es fundamental - no podemos mejorar, cambiar, superar o sencillamente estar presentes con lo que no aceptamos. Si no lo aceptamos, no lo queremos ver ni considerar. Eso cierra la puerta a cualquier conexión basada en lo que hay. Y lo que hay es lo que hay. 

Como digo siempre, aceptación no significa resignación. Al contrario, es el paso previo al coraje de pasar a la acción, de buscar apoyos, de modificar lo que sea en nuestras vidas para vivir mejor, para sentirnos mejor, para estar con las personas que realmente nos importan. Pues desde la aceptación podemos ver opciones que antes, desde la negación, ni siquiera estábamos dispuestos a considerar.

La aceptación lleva su tiempo. No es cosa de un día ni de un mes. Y pasa por tomar conciencia de las expectativas tanto propias como ajenas. Si no has leído mi post sobre el duelo te recomiendo que lo hagas, pues hablo del gran agujero negro que suele abrirse entre nuestras expectativas de los hijos y su realidad.

Mi consejo práctico con respecto a esta clave es que te des permiso para pasar un proceso de duelo que muchos negamos. Básicamente date permiso para sentir lo que sientes y no le tengas miedo al duelo.

2. Reconecta contigo para reconectar mejor con tu hijo.

¿Por qué están las dos relacionadas? Porque, en esencia, estoy hablando de presencia y la presencia se tiene con todo o con nada. O estamos presentes o no lo estamos. Si no estás presente contigo mismo, si no te das cuenta de como te sientes tú, de como está tu cuerpo, de como esta tu ánimo, de qué pensamientos recurrentes tienes… etc… pues es muy difícil que puedas estar presente con alguien más.

Porque estamos ejercitando el mismo “músculo” de la atención, por llamarlo de alguna manera. Y hoy en día tenemos todos muchas distracciones y mucho movimiento y caos en nuestras vidas, lo cual nos impide pausar, respirar y conectar con nuestra experiencia interior. Y mucho menos conectar de verdad con otra persona. A fondo. No solo en la superficie de lo que hacen o dicen, de lo que nos hacen o nos dicen, sobre todo los hijos.

Aquí es fundamental darse cuenta de, entender y hacerse amigo de las emociones propias (y ajenas, claro). Este es un tema que iré ampliando en próximos episodios. Pero enfocarte en lo que sientes es la mejor manera de conectarte con tu cuerpo y con tu momento presente (y el de tu hij@).

Invierte en irte conociendo mejor dia tras dia. El auto-conocimiento es la base del amor propio y del auto-cuidado. A menudo luchamos contra nuestros pensamientos, emociones y contra nuestra vida porque realmente no estamos siendo nosotros mismos, sino la version que creemos que tenemos que ser para los demás. Y esto se puede convertir en una guerra continua, donde nos desgastamos luchando contra nosotros mismos.

Así que, mi consejo práctico es que te enfoques en el auto-cuidado diario y que reflexiones sobre que significa esto para ti.

¿Unos minutos a solas en silencio? ¿Una llamada de 45 minutos con alguien con el que aliviarte y que no te va a juzgar? ¿Distracción e inspiración a través de la lectura o de cualquier otra actividad que disfrutes? ¿Escribir tus reflexiones diarias? Lo que sea. Pintarte las uñas o invertir en tu aspecto físico. No tienes por que seguir las reglas de nadie. Es tu propio cuidado de tus necesidades, para sentirte mejor.
Establece cómo te quieres sentir y qué necesitas para cuidarte cada día, aunque sean unos minutos.

3. Perdónate.

No porque hayas hecho nada mal con respecto al autismo de tu hijo sino porque seguro que te hablas bastante mal por dentro ¿a que sí?

Todos tenemos una voz interna hiperactiva critica que nos machaca constantemente. Que juzga todo lo que pasa, y todo lo que hacemos y no nos da tregua. Este es el peligro de las etiquetas - nuestra mente esta diseñada para analizar y para clasificar todo lo que ocurre a nuestro alrededor como positivo o negativo, como bueno o como malo. Y de ahí a que nosotros mismos nos clasifiquemos como listos o tontos, como malas madres o buenas madres, como inútiles o no… hay un pasito muy corto. La mayoría de nosotros no hablaríamos a nadie como nos hablamos por dentro.

Así que, perdónate, porque esto parte de la condición humana - tener mentes hiperactivas que no dejan de hablarse mal a ratos. Lo cierto es que lo haces lo mejor que puedes en las circunstancias que tienes y con los recursos de que dispones. Si sientes que esa voz interior te esta llevando a cambiar algo en tu vida que ya no te vale, decide si pasar a la accion o no. Pero no te sigas auto-machacando.

Como sugerencia practica, te invito a que prestes atención a aquellas ocasiones en que te das cuenta de que estas pensando algo “negativo” sobre ti misma o sobre tu realidad y que le des la vuelta. Que te hables como a una amiga o amigo que se acaba de dar cuenta de que se ha equivocado.
¿Puedes demostrar un poco de compasión y de empatía hacia ti mismo? Todos cometemos errores y a todos nos salen mal las cosas en ocasiones. Cambia tu chip y háblate bien, pues tu eres la única persona con la que estas destinada a pasar TODO el tiempo de tu vida.

4. No te compares ni compares tu situación.

Esto es una gran trampa mental que no te lleva a ninguna parte nada mas que a un callejón de amargura sin salida.

Cada cual tenemos nuestro propio camino y, aunque a menudo pensamos, proyectamos que los demás tienen mejores vidas o menos dificultades, lo cierto es que TODOS absolutamente todos sufrimos en la vida.
Todos estamos desconformes e insatisfechos con lo que nos ha tocado vivir en algún o en muchos momentos de nuestra vida. Compararnos con los demás no sirve para nada a no ser que nos impulse a cambiar algo en nuestra vida. Esa es la única parte productiva o adaptativa de la comparación. El usarla como trampolín y no como trampa. Como trampolín para modificar algo en nuestra que sabemos no funciona ya.

Finalmente si compararse te hace sentir fatal. No lo hagas. Esto, como todo, se puede practicar. ¿Cómo? Enfocándonos en nuestro presente, sin juzgar. En todo momento presente ya hay lo que tanto buscamos - la paz y la presencia interior que todo lo ve y todo lo acepta sin la cacofonía mental de la comparación y del agravio comparativo.

A nivel práctico, te diría que lo importante es la claridad sobre lo que TÚ quieres en tu vida, para ti y para tu hij@ con autismo en base a tus valores, a tus necesidades y a tus deseos. No en base a lo que tiene o deja de tener menganita o Fulanito.
Lucha por lo que deseas pero aprecia las libertades o las oportunidades de hacer las cosas de manera diferente que tu situación familiar de da. El que crea tu vida con cada decision eres tú - libérate de la comparación y te liberaras de muchos cosas que ni te van ni te vienen.

5. No pospongas tus sueños ni tus deseos.

Mira, aquí te estoy hablando como madre de un hijo con autismo. En eso tenemos unas dificultades y unas responsabilidades bastante comunes. Pero lo cierto es que tanto tu como yo somos mas que nuestros diferentes roles, como madres, como padres, como profesionales, como amas de casa, como lo que sea… Somos todo eso y mas allá de todo eso.
Los roles son los paquetes de expectativas y de responsabilidades que la sociedad nos asigna, muchos de los cuales debemos cumplir de manera funcional para llevar adelante una vida “normal” y sacar adelante a una familia. 

Pero, tú, ¿tú realmente que deseas en esta vida?
No te pregunto cuál es tu propósito ni que significado le quieres dar a tu vida Menudas preguntas filosóficas!! No. Es mas sencillo que eso.
¿Tú qué quieres de la vida? ¿Experimentar mucho? ¿Tal vez vivir con paz y serenidad? O más bien diversión? ¿Conectar con los demás? ¿Conocerte a fondo mejor? Da igual.
Sea lo que sea, enfócate en vivir desde ahí. Desde lo que te pide el corazón y no solo desde los dictados de la mente.

Recuerda que no puedes dar a los demás si no te das a ti mismo. ¿El qué? Amor, cariño, atención, tiempo.

Así que, a nivel practico te sugiero que comuniques tus necesidades. De todas estas cosas o lo que quieras priorizar en tu vida. Si te explicas y tienes claridad, tanto de cara a ti misma como a los demás, verás que recibes más apoyos y que eres capaz de establecer límites con más facilidad.
Cuidarse también implica protegerse - marcar pautas de lo que necesitamos y lo que no necesitamos. Y no es egoísmo, es pura generosidad. Porque primero, estamos siendo honestos con todos, y segundo, estamos invirtiendo en nuestro bienestar para poder luego compartirlo con los demás, y sobre todo con nuestros hijos.

Si tú no estás bien, tu hijo tampoco lo estará.

¿Qué te parecen estas claves? ¿Tienes alguna otra que quieras compartir?

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7 Claves para reconectar contigo misma

En mi proyecto de apoyo a padres de hijos con autismo, a menudo me refiero a la necesidad de reconectar con nosotros mismos. Pero ¿cómo leches nos reconectamos con nosotros mismos? ¿Y qué quiere decir esto en realidad? 

En mi proyecto de apoyo a padres de hijos con autismo, a menudo me refiero a la necesidad de reconectar con nosotros mismos. Pero ¿cómo leches nos reconectamos con nosotros mismos? ¿Y qué quiere decir esto en realidad? 

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

Mucha gente me dice que no saben ni cómo se encuentran ni dónde están a varios niveles. Te invito a que hagas recuento. Reflexiona sobre si alguna de estas preguntas se aplican en tu vida en el momento actual:

A nivel físico ¿te encuentras agotad@? Duermes mal? ¿Estás permanentemente estresado? ¿Comes mal? ¿O deprisa? Incluso, ¿recuerdas lo que has comido hoy? ¿Tienes en ocasiones la sensación física de que vives en un cascarón? ¿De que tu cuerpo se ha vuelto un desconocido? ¿Te das cuenta de tus tensiones físicas? ¿De tu postura? ¿De tu respiración? Esto ultimo es fundamental, como te contaré más adelante.

A nivel emocional:  ¿Tal vez sientes que has de controlar (es decir ignorar) tus emociones para que tu vida no se venga abajo? ¿Caes en patrones repetitivos de enfado hacia fuera y culpa hacia dentro? ¿Sientes que vives en un estado permanente de angustia?

A nivel mental:  ¿Te sientes saturado? ¿Abotargado? ¿Bloqueado? ¿Como que en vez de un cerebro llevas una olla a presión en la cabeza? ¿Te falta claridad? ¿Tomas decisiones sin saber a menudo realmente por qué? ¿Vas a mil por hora pero sientes que no llegas a nada?


Si nos paramos a reflexionar unos instantes, todos somos capaces de ver que nuestra calidad de vida no es la que deseamos. Hay algo que falla, que falta, que está ausente. Y ese algo ERES TÚ.

Si, si. TÚ. 

Con el paso de los años, y las responsabilidades que nos echamos encima (primero que si los estudios, que si el trabajo, que si la pareja, que si la vida social, que si los hijos), nuestras necesidades personales se van quedando por el camino.

Cuando además tu hijo es diferente, tu vida como madre o padre supone una lucha continua para conseguir los servicios adecuados para nuestros niños (en todas las áreas). Lo que queremos siempre está al final de la lista de tareas pendientes (y nunca llegamos a ello). Nuestros deseos se desvanecen en el olvido hasta el punto de que un día nos despertamos y ya ni nos conocemos a nosotros mismos.

Muchos de nosotros "enterramos" a las personas que fuimos y continuamos, agotados, perdidos y solos. Y luego nos preguntamos por qué luchamos tanto para conectarnos con nuestros hijos, nuestras parejas, nuestros amigos y nuestra familia. Porque sentimos que la vida es una lucha cuesta arriba sin fin. Pero no tiene por qué ser así.

El dolor y la desilusión son inevitables, el sufrimiento es OPCIONAL.

Muchos de mis clientes no sienten que tengan el tiempo, la energía, o incluso la capacidad para evaluar en que punto están, sobre todo a nivel emocional y psicológico. Como suelo decir, no puedes llegar a donde no sabes que quieres llegar. Y no puedes saber a dónde quieres llegar si ni siquiera sabes donde estas ahora mismo.

En mi Kit de Primera Ayuda te regalo un corto documento que te invita a regalarte un ratito para hacer una autoevaluación de donde estás ahora, con el autismo de tu hijo y más allá del autismo de tu hijo. Pero la clave está aquí:

El ratito te lo tienes que regalar TÚ.

Reconectar implica devolverte el poder. Empoderarte para reconectar contigo mismo. Si tu no te das el tiempo y la energía para hacerlo, nadie lo puede hacer por ti.

Vuelve a conocerte. Date permiso. ¿Qué te gusta? ¿Qué no? ¿Qué prefieres? ¿Qué haces por obligación? ¿Qué puedes dejar de hacer? ¿Qué puedes hacer más a menudo? El auto-conocimiento es fundamental. Y esto sobre todo a nivel emocional. Entiende a tus emociones, a sus detonantes, y será como si te diesen la llave mágica de tu ser.

7 claves para reconectar contigo

1. Escúchate

Suena sencillo, pero no lo hacemos tanto como deberíamos. Escucharse implica tomar conciencia de que hay una sabiduría interior dentro de cada uno de nosotros. Algunos lo llaman la voz de la intuición, otros tu maestro interno. Da igual que le des nombre o no. NO es nada esotérico.

Se trata de entender que a nivel sutil el cuerpo nos manda a lo largo del dia muchos mensajes sobre lo que necesitamos o no necesitamos. Muchos de nosotros ni siquiera sabemos que esta ahi, porque tenemos cerrada esa frequencia de radio. Sintoniza de nuevo tu radio y Abrete a ese otro canal que te dice cosas. Cosas como “esto no me apetece”, “yo no quiero esto”, “necesito esto”, o lo que sea. 

2. Hazte 3 preguntas al final del día

 Yo lo hago regularmente y me lleva muy poco tiempo, pero señala un tiempo de reflexion al final del dia para hacer un check-in conmigo misma. Las 3 pregunta son:

a. Que ha ido bien en mi dia?

b. Que me ha costado mas hoy?

c. Que he aprendido? O De que me he dado cuenta?

3. Regalarte unos minutos de silencio todos los días

¿Para hacer qué? Para estar contigo y con lo que surja. ¿Que te surgen emociones difíciles que te cuesta gestionar? No te van a matar, te lo aseguro.

4. Reconecta con un hobby, actividad o pasatiempo que te nutra.

 Si no tienes tiempo (aunque te estoy hablando de cualquier actividad de unos minutos al día, no tiene que ser un mega proyecto). Si no tienes tiempo, intenta hacer unas respiraciones conscientes durante esos minutos de silencio al dia. 10 respiraciones te llevaran menos de 2 minutos! 2 minutos!.

5. Cuídate físicamente

No te digo que te apuntes a un gimnasio ni que hagas una dieta especial. Te sugiero que te acuestes cuando estes cansado, que comas con respeto hacia tu cuerpo. Enfin, cosas básicas. Que escuches lo que te pide tu cuerpo.

6. Mueve tu cuerpo

 Te juro que es una de las cosas mas sencillas que puedes hacer por ti mismo y con los mayores beneficios. Anda, corre, baila, haz unos estiramientos, sube las escaleras. Lo que sea. Pero usa a tu cuerpo y conéctate con él cuando lo hagas.

7. Escribe, graba un audio, garabatea, habla con alguien de confianza

Expresarnos es catártico no solo por el soltar que implica sino porque a menudo conseguimos “revelaciones” nuestras que de otra manera no habrían salido. O por lo menos nos permite organizarnos un poco a nivel mental. De una conversación pueden salir momentos ajá si estamos ya un poco mas entrenados a escucharnos.

Finalmente, entiende que no eres solo lo que haces, no eres solo lo que tienes, no eres solo tus circunstancias. Eres eso y mucho más. Hay una presencia, un ser que está detrás de y más allá de tu vida exterior. Vuelve a conocerte y en ese auto-conocimiento encontrará la mayor fuente de cuidado propio. Y desde ese cuidado propio encontrarás una energía y una motivación para el cuidado a los demás que ni siquiera te podías imaginar antes.

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