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Mindfulness para niños con TDAH
En esta entrevista me acompaña Carmen Pellicer, coach y especialista en mindfulness para niños y adolescentes con perfil TDAH (trastorno de deficit de atención e hiperactividad). Hablamos sobre las peculiaridades de este perfil neurológico y sobre cómo el mindfulness es una herramienta clave, tanto en el aula, como en el hogar, para entrenar el “músculo” de la atención.
En esta entrevista me acompaña Carmen Pellicer, coach y especialista en mindfulness para niños y adolescentes con perfil TDAH (trastorno de deficit de atención e hiperactividad). Hablamos sobre las peculiaridades de este perfil neurológico y sobre cómo el mindfulness es una herramienta clave, tanto en el aula, como en el hogar, para entrenar el “músculo” de la atención.
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Es una conversación rica y muy informativa.Aquí tienes los puntos principales de nuestra conversación:
2:40 Presentación del trabajo de Carmen
4:45 El perfil neurológico TDAH
7:25 La inteligencia ejecutiva (después de la cognitiva y la emocional)
10:20 El peligro de las etiquetas y su asociación a las creencias
11:40 Errores de diagnóstico
19:15 Impulsividad y creatividad
21:25 El coaching y el mindfulness como alternativa y/o complemento a la medicación
29:15 “Quiero que mi hijo haga los deberes solo”
29:35 Atención a la respiración
34:35 Escaneo del cuerpo
37:35 El estrés de las madres y la presión a los padres
44:30 La falta de refuerzo positivo a los hijos
52:30 Aceptación a través de 2 técnicas sencillas
53:30 Importancia de que los padres se involucren
54:50 Tarro de la calma
57:15 El estrés de los profesores por la falta de recursos adecuados
58:15 Más info sobre el trabajo de Carmen
01:02 “Hay vida más allá del colegio” - Dejar de pensar en los hijos sólo en su faceta escolar y no penalizar las conductas que son fruto del TDAH
Tu misión esencial
En esta entrevista me acompaña Bienvenida Morote, coach, creadora del proyecto Misión Esencial y mamá de un hijo con diferencias de aprendizaje y comunicación. Y hablamos de la invitación de la maternidad a reconectar con nosotras mismas, pero también de la culpa, del miedo, y de la aceptación de nuestro hijo diferente como umbral para vivir una vida coherente.
En esta entrevista me acompaña Bienvenida Morote, coach, creadora del proyecto Misión Esencial y mamá de un hijo con diferencias de aprendizaje y comunicación. Y hablamos de la invitación de la maternidad a reconectar con nosotras mismas, pero también de la culpa, del miedo, y de la aceptación de nuestro hijo diferente como umbral para vivir una vida coherente.
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Aquí tienes los puntos principales de nuestra conversación:
1:15 Presentación del trabajo de Bienvenida
3:20 La desconexión de la propia vida
5:30 Coherencia y reinvención personal y profesional
6:06 La maternidad diferente como reto y como invitación
8:40 La culpa y el miedo de que tu hij@ sea diferente
10:15 Conectar contigo para conectar con tu hij@
12:00 El paso del tiempo y el ajuste de expectativas
14:20 Exigencias y falta de respecto a los hij@s y a nosotros mism@s
16:40 La importancia de rendirse (que no es resignarse)
20:25 La opinión de los demás
22:30 Los apegos excesivos a nuestros hij@s diferentes
28:20 Pedir ayuda y crear tiempos para ti
31:31 La familia como ecosistema
39:40 Más info sobre el trabajo de Bienvenida
¿Qué va a ser de mi hij@ diferente?
Un tema con el que a menudo me vienen las mamás y las familias con las que trabajo. Y es la pregunta: ¿Qué va a ser de él? ¿Podrá mi hijo con el mundo de fuera? ¿Conseguirá mi hija tener amigos? ¿Serán capaces de llevar una vida normal? ¿Cómo se va a portar el mundo con ellos?
Un tema con el que a menudo me vienen las mamás y las familias con las que trabajo. Y es la pregunta: ¿Qué va a ser de él? ¿Podrá mi hijo con el mundo de fuera? ¿Conseguirá mi hija tener amigos? ¿Serán capaces de llevar una vida normal? ¿Cómo se va a portar el mundo con ellos?
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A menudo cuando pregunto qué es lo mas difícil como madre o padre de alguien con diferencias de desarrollo, de socialización, de atención o de aprendizaje, la respuesta suele ser la incertidumbre sobre su futuro. Sobre todo, ese nubarrón negro que siempre acecha por el horizonte de nuestra mente de ¿Quién le cuidara cuando yo no esté?
Claro, muchos de nosotros también nos enfocamos en la sintomatología, es decir en como esa diferencia se manifiesta en él o ella… pues el que le cueste hacer amigos, el que no hable (o no igual que sus coetáneos), su rigidez mental o lo fácil que se descontrola en ciertas situaciones.
Pero lo que más ansiedad nos suele traer como padres es nuestro deseo de que “se adapte” a un mundo exterior que a menudo le malinterpreta. Y esto es totalmente normal. Los seres humanos somos sociales por instinto y la pertenencia al grupo es inconscientemente fundamental para todos. Es uno de nuestros grandes motivadores y explica mucho de nuestro comportamiento tanto individual como a nivel grupal, seamos conscientes de ello o no. Así que imagínate si no va a ser importante para ti como madre o padre que tu hijo o hija se integre en el grupo o lo que las demás personas piensen de él o ella. ¡Por supuesto que sí!
Seguramente, a un nivel profundo, lo que más te llena de ansiedad y de dolor es la incertidumbre sobre su futuro, sobre su vida de aquí a unos años, independientemente de la edad que tenga ahora. Yo misma he sufrido de esto. Siempre he tenido tendencia a la ansiedad y al control y cuando diagnosticaron a Adrian con autismo, lo primero que pensé fue ¿“Que va a ser de él?”
Las primeras preguntas que a menudo se hacen los padres y madres como tú y como yo, en esta situación es :”ya, ¿pero va a estar bien?”, “ya, ¿pero va a poder vivir con independencia cuando sea mayor?”, “ya, ¿pero esto ira mejorando?”
El diagnostico de cualquier trastorno o diferencia de desarrollo como el autismo puede venir o no con una prognosis, es decir con una indicación de como se va a desarrollar a futuro… Pero nadie, ni los medicos ni los investigadores más punteros, pueden predecir el futuro de tu hijo o hija. Pues nadie lo sabe. Ni el pediatra, ni la logopeda, ni la profesora, ni la terapeuta ocupacional, ni la voluntaria de tu asociacion local de apoyo.
Porque la mayoría de estas diferencias son neurológicas por definición y no admiten pronósticos definitivos sobre el desarrollo futuro de la persona que las tiene, sobre todo si es un niño o niña pequeño. ¿Por qué? Pues sencillamente porque no sabemos lo suficiente sobre el cerebro y sobre las causas de estas diferencias. Así es.
Como nota personal sobre esto, yo siempre digo que las sociedades ricas en el primer mundo deberíamos dejar de gastar tanto dinero en armamento militar o incluso en mandar sondas a Marte y enfocarnos en aumentar nuestro conocimiento sobre cómo funciona nuestro cerebro. Porque ahi radica realmente la ultima frontera del conocimiento humano.
También hay una segunda cuestión sobre por qué no podemos “predecir” el futuro desarrollo de nuestros hijos,y es la llamada neuroplasticidad, que es la capacidad innata del cerebro de re-cablearse constantemente, de cambiar y adaptarse como resultado de la experiencia. Por ello es tan fundamental la intervención temprana, porque en muchos casos un cerebro joven puede cambiar muchísimo y ampliar capacidades cuanto antes se le expone a ciertos estímulos.
Así que nadie te puede confirmar con certeza si tu pequeño (o no tan pequeño) se va a desarrollar de tal forma que pueda llevar una vida “normal”, si va a poder cumplir o pasar por muchos de los indicadores de una vida típica: estudios, trabajo remunerado, pareja, hijos, etc.
Incluso aquellos niños que no tienen retrasos evidentes en el habla o problemas graves cognitivos pueden verse incapacitados más adelante por problemática en torno a la socialización, a la ansiedad, a la depresión.
Realmente no sabemos que va a ser de nuestros hijos. Y eso duele. Eso duele una barbaridad. Esto nos crea una angustia tremenda.
¿Y sabes qué?? Que en realidad esto no es tan diferente de lo que pasan otros padres con hijos neuro-tipicos. Nadie puede saber el futuro. No hay garantías de nada.
Y sin embargo, dejamos que nuestra mente nos torture con pensamientos sobre ese futuro que aun no existe. Y que nunca existirá, porque solo podemos vivir el presente, el ahora. Y, aunque esto lo entendamos a nivel cognitivo, usando la parte racional de nuestro cerebro… lo cierto es que constantemente estamos teniendo pensamientos en clave de futuro, que ademas suelen ser, pensamientos negativos y llenos de miedos. Y esto nos lleva a las emociones de ansiedad, tristeza e incluso depresión.
Además, aunque entendamos que solo existe el presente, el momento actual, una parte de nuestro cerebro piensa: Ya ¿pero el preocuparse nos permite prepararnos mejor no? ¿O preparar a nuestros hijos?
Aquí hay 3 creencias subyacentes que nos causan ansiedad y nos alejan de la conexión con nuestra sabiduría interior y con nuestro presente:
Que tenemos que prepararnos para el futuro ahora. Pero, de hecho, la mayoría de las decisiones que tomamos y la planificación que hacemos son bastante a corto plazo. ¿Sabes cómo va a ser tu vida dentro de un año? ¿Qué tipo de factores van a afectar tu vida?
Que sabemos cómo va a resultar lo que nos está pasando ahora por nuestras experiencias pasadas. La consecuencia es que a menudo nos resistimos a nuestra experiencia real, nos ponemos tensos física y emocionalmente ... y en el proceso, nos desconectamos de lo que está realmente sucediendo. A parte de que el pasado no siempre predice el futuro (pero tu mente así lo cree porque le da una sensación de control).
Que la acción es impulsada por el pensamiento. El hecho de que nuestra mente ejecute constantemente un comentario sobre todo lo que hacemos, no significa que esté tomando las decisiones. Muchas veces, nuestro cuerpo actúa antes que la mente. Mucho de lo que hacemos es una respuesta natural a lo que el momento presente nos arroja. La historia mental viene segundos después de la respuesta.
Así que, lo primero es tomar conciencia de cuando estás en modo mental “regreso al futuro” y darte cuenta de que eso a menudo, lejos de ayudarte a ti, a tu hij@ y a tu familia, lo que hace es quitarte energía del momento presente. Recuerda que los pensamientos crean emociones. Si te pones a pensar en un futuro negro que aún no existe y que tal vez no vaya a existir, ¿como crees que te vas a sentir?
4 claves para gestionar mejor tus emociones ante la incertidumbre
1. El miedo al futuro (el tuyo, el de tu hij@) es normal.
Todos lo tenemos. Nuestra mente quiere controlar, pero eso no esta en nuestro poder. Asi que nos mareamos, literalmente, intentando adivinar o atisbar un futuro que no podemos ver. Entiende que tu mente no lo puede evitar, pero toma conciencia de que le puedes decir a tu mente “Ya basta” y darle cada vez menos energía, enfoque e importancia a ese tipo de pensamientos. Allí donde pones tu foco pones tu energía. No la malgastes.
2. En vez de pensar tanto en ese futuro, que seguramente sera muy diferente a como te lo imaginas, hazte esta pregunta:
¿“Que puedo YO hacer ahora para ayudar a mi hij@?” Esto te devuelve al presente, donde realmente puedes marcar una diferencia y pasar a la accion.
3. No te presiones, no te agobies
Tu solita no puedes ni ver ni tampoco cambiar el futuro. No esta en tus manos. Esto no significa resignación o pasotismo. Significa entender donde reside tu poder personal y lo hace en el ahora. En el momento presente. Hay muchos factores del futuro que no dependen de ti. Es imposible controlar o conocer lo que aun no ha pasado, y mucho mas cuando se trata del futuro de otra persona.
4. Ten confianza
Ya sé que esto suena muy hippie y muy vago, pero lo cierto es que cada cual tenemos nuestro camino y, como dijo el gran poeta español Machado “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. El no saber forma parte de la experiencia humana. El no saber a menudo nos regala libertad…
a. libertad para vivir el ahora sin ahogarse en la ruminacion mental sobre el futuro.
b. Libertad para apreciar lo que esta en nuestro presente.
c. Libertad para abrirse a lo que vaya llegando próximamente.
d. Libertad para hacer YA lo que consideramos es importante.
e. Libertad para dejar de postergar o retrasar “para cuando…”
f. Libertad para nuevos enfoques, nuevas decisiones, nuevas acciones… en definitiva para evolucionar y crecer y ser mas coherentes con nuestro presente.
La incertidumbre nos da espaciosidad. Es esa apertura la que nos da miedo, porque no sabemos lo que va a venir. Pero también en ese no saber están los regalos de la libertad y de la presencia AHORA.
Espero que esta reflexion te permita soltar parte del miedo al futuro de tu hijo o hija diferente. Esto no quiere decir que te importe menos o que te resignes a un peor futuro - el tema es que no sabemos nada sobre el futuro, ni el nuestro ni el de nuestros hijos. La clave esta en que preocuparte menos por el futuro lejano de tu hijo, te libera a nivel emocional, mental y de energía para enfocarte en lo que SÍ puedes - tu y su PRESENTE.
El cerebro y las emociones
En esta entrevista, charlo con la coach especialista en neurociencia Marisa Ruiz sobre maternidad, estrés, aceptación de la diferencia de nuestros hij@s, y cómo entender cómo funciona nuestro cerebro tiene un impacto fundamental sobre nuestro bienestar.
En esta entrevista, charlo con la coach especialista en neurociencia Marisa Ruiz sobre maternidad, estrés, aceptación de la diferencia de nuestros hij@s, y cómo entender cómo funciona nuestro cerebro tiene un impacto fundamental sobre nuestro bienestar.
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Aquí te dejo los puntos principales de nuestra conversación:
1:07 - Presentación de Marisa y de los 2 pilares de su trabajo
3:08 - De dónde viene el estrés en la maternidad
6:25 La maternidad como gran avenida de transformación personal
11:30 - El impacto sobre la pareja
15:10 - La importancia de la neurociencia (cómo funciona nuestro cerebro)
20:55 - La maternidad de un hijo diferente
26:15 - Aceptación de la diferencia de nuestro hij@ y lo que esto significa realmente
36:05 - Las creencias limitantes y cómo se forman
41:50 - El filtro de nuestra interpretación - cómo funciona a nivel de cerebro
44:00 - Cómo afecta el procesamiento de los 5 sentidos al cerebro de nuestros hijos
46:05 - La respuesta del estrés - cómo funciona y cómo gestionarla
52:35 - Repetición de patrones de nuestra propia infancia
54:55 - El poder de las historias que nos contamos
59:35 - Herramientas prácticas para entender nuestro cerebro
El conflicto con la pareja
No es difícil imaginarse el estrés, la ansiedad, la resistencia que nos puede llegar a causar el que nuestro hijo se desarrolle de manera atípica. Y esto pone mucha presión sobre la relación de pareja. En este post te aclaro por qué el conflicto no es malo en sí mismo y te doy 5 claves de supervivencia a nivel de pareja cuando tu hijo es atípico.
No es difícil imaginarse el estrés, la ansiedad, la resistencia que nos puede llegar a causar el que nuestro hijo se desarrolle de manera atípica. Y esto pone mucha presión sobre la relación de pareja. En este post te aclaro por qué el conflicto no es malo en sí mismo y te doy 5 claves de supervivencia a nivel de pareja cuando tu hijo es atípico.
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Un tema espinoso y muy común para los padres de hijos con diferencias neurológicas o de desarrollo es cuando la relación con la pareja se resiente.
Esto nos pasa a todas las parejas con hijos, sobre todo en los primeros años de crianza. Un hijo cambia todo, así que no hay que sorprenderse de que también afecte a la unidad familiar y a la pareja. Esto es así para todos los padres, independientemente de si sus hijos se desarrollan típicamente o no. Noches de poco o mal sueño, ansiedad, dificultades prácticas de todo tipo, impacto sobre nuestros niveles de energía, concentración mental, incluso sobre nuestro bienestar físico. Tener hijos pasa factura a muchos niveles. Y el tema es que cada cual en la relación sentimental, lo afronta, lo asume y lo interioriza a su manera.
Cada uno de nosotros se está teniendo que descubrir como padre o madre, y re-descubrir al otro como compañero de paternidad o maternidad. Es un camino lleno de expectativas. No es una aventura en blanco, la maternidad y la paternidad.
Todos llegamos a ella con ciertas ideas y muchas creencias al respecto. Algunas son explícitas y muchas son implícitas o no somos del todo conscientes de ellas. Creencias culturales sobre lo que es una buena madre, un buen padre, lo que es un buen hijo o hija, como tiene que ser la relación entre ambos, lo que se “debería” hacer y no hacer. Creencias familiares, de nuestra propia familia de origen, sobre que emocione son aceptables y cuales no.
Valores y reglas familiares sobre como demostrar cariño, afecto, amor. Y por supuesto, también traemos a la mesa de la maternidad nuestras propias experiencias de ser niña o niño, lo que se nos rechazó, lo que se nos aceptó, lo que se nos potenció. Y aquí puede haber grandes diferencias entre tu propia experiencia y la de tu pareja.
Pero la creencia base de todo esto, la que realmente nos afecta de manera insidiosa es la creencia de que nuestros hijos son una extensión de nosotros mismos. De que nuestros hijos reflejan nuestra propia valía.
Así que no es difícil imaginarse el estrés, la ansiedad, la resistencia que nos puede llegar a causar el que nuestro hijo se desarrolle de manera atípica, de que sea diferente de sus coetáneos (y de la hija de tu primo, y del sobrino de tu pareja). Cómo gestionamos el estrés ante las dificultades inherentes de ser padres, y las específicas de ser padres de hijos diferentes, sobre todo en los primeros años es la clave para entender donde estás tú, donde está tu pareja y donde, si cabe, está el conflicto, la diferencia o el “problema” en tu relación.
Antes de pasar a darte algunas claves específicas sobre cómo gestionar las dificultades a dos, te hago un par de aclaraciones:
1. El conflicto en pareja, sea por los hijos, por las finanzas, o por lo que sea, no es malo. Es de hecho, necesario, pues supone un reajuste de expectativas, un intercambio de opiniones, puntos de vista, un punto de encuentro aunque sea en el desencuentro. El conflicto es una parte normal de las relaciones humanas y no se debe evitar, pues es una oportunidad para comunicarnos y desde ahí buscar soluciones o negociar compromisos. Obviamente, cuando hablo de conflicto no incluyo el abuso (sea fisico, verbal o psicológico) ni la necesidad patológica de controlar o cambiar al otro.
2. El conflicto con la pareja es sano mientras se mantenga el compromiso por ambas partes con la relación en sí, con el amor y el respeto hacia la otra persona. Mira, en las relaciones de pareja siempre hay 3: tú, la otra persona, y la unidad que formáis. Piénsalo. Muchas veces con la maternidad y la paternidad, caemos en lo que llaman en inglés el co-parenting. Básicamente somos co-padres con el otro de nuestros hijos, y poco más. Compartimos techo y somos compañeros de casa. Tenemos cuentas comunes pero cada cual va un poco a lo suyo. Si no invertimos en la pareja como área común de los dos, lo normal es que se resienta. Esto requiere un compromiso más allá de las circunstancias, un compromiso que es incondicional desde el respeto hacia ti y hacia el otro. No para compensar ni hacerte sentir de alguna manera, sino para alimentar un proyecto juntos de comunicación, apoyo y confianza.
3. Tu bienestar es tuyo de conseguir y de mantener. No es la obligación del otro. Tampoco se trata de sacrificarse por el otro, ni siquiera por nuestros hijos. Eso solo lleva al rencor, a la infelicidad, a la frustración y a culpar a los demás de nuestra propia experiencia interior.
4. El cambio es parte de la vida. A lo largo de una relación podemos tener épocas en las que nos sentimos más cercanos a nuestra pareja, y épocas en las que no. Puede haber cambios grandes en la relación, por ejemplo la llegada de un hijo, o puede haber cambios en uno, o en el otro. A veces los cambios nos llevan por senderos diferentes y la relación se acaba.
Pero esto no tiene por qué ser así. Somos nosotros, tanto uno, el otro, o en conjunto, los que decidimos si la relación se ha acabado. No dejemos que sean las dificultades, la falta de comunicación, el retirar el amor al otro sin ser conscientes de ellos los que nos lleven al camino de la ruptura. Recuerda que los cambios no tienen por qué ser sinónimo de separación. Aprende con tu pareja a surfear las olas del cambio en la vida, y no tenéis por que hundiros.
Bien, ahora sí te dejo con :
5 claves de supervivencia a nivel de pareja cuando tu hijo es atípico
1. Entiende que cada uno lleva su ritmo
Si la imagen es de dos personas caminando por un mismo camino familiar, no te resultará difícil ver que tu puedes ir un poco más adelante o un poco mas atrás que tu compañero/a. Esto es normal en todos los ámbitos de la vida. Cuando surge un desafío como el diagnóstico (o incluso la sospecha) de autismo en uno de tus hijos, lo más común es que uno de los progenitores lo procese antes (a veces mucho antes) que el otro.
Cada cual tenemos nuestros mapas mentales, nuestro software, y aunque el autismo de tu hijo se manifieste ante ambos, cada uno lo va a interpretar de manera diferente. Porque a cada uno le va a resonar con sombras propias, historias propias, creencias y valores propios. Por mucho que vivamos juntos veremos la realidad de manera diferente. La mente es el filtro por el que pasa todo lo que nos ocurre, y tu filtro no es igual que el de tu pareja.
Un tip práctico es que, cada vez que tengais un desacuerdo sobre algo que tenga que ver con tu hij@ diferente, reflexiones sobre en que punto estas tu y en que punto parece estar tu pareja. Si puedes comunicarlo, mejor. Pero si no, recuerda esta diferencia de ritmo y no te lo tomes de manera personal. Seguramente su diferencia de opinión o de perspectiva tiene que ver más con su proceso de aceptación del diagnostico de tu hij@ que con el asunto concreto en si.
2. Las recriminaciones no sirven al bienestar de la familia.
Si a tu pareja le cuesta más aceptar el autismo de tu hijo, ¿crees que echándoselo en cara vas a conseguir algo mas que crear un mal ambiente? La crítica es una reacción normal ante un desafío - todos tendemos a echar balones fuera y a enfocarnos en como repartir responsabilidades en nuestro alrededor. Es totalmente normal. Cumple una función de defensa - en la mayoría de los casos inconsciente. Estamos proyectando nuestras frustraciones a la persona que más cerca tenemos - a la pareja.
Lo primero es darte cuenta de esto. La culpa y la rabia son las astillas que nutren el fuego de la recriminación. El autismo no tiene una causa conocida (de momento, aunque se habla de muchos factores) y por lo tanto buscar cabezas de turco o personas a las que echarle la culpa es no solo una perdida de energía sino que es ademas contraproducente. Date cuenta de qué necesidad emocional estas queriendo saciar con tu pareja y busca satisfacerla de otra manera.
¿Tienes una rabia que te desborda y no sabes como enfocarla? Busca ayuda profesional, practica el mindfulness a diario, escribe un diario sin auto-censura, apúntate a una clase de kick-boxing… Hay mil maneras de saciar esa pulsión a expresar nuestra rabia (que por cierto es totalmente normal y ha de ser descargada).
Dedicarte a criticar a tu compañer@ de camino, ya sea con broncas descomunales o con el jode-jode de las pequeñas recriminaciones constantes, ni te ayuda a ti, ni ayuda a tu pareja, ni ayuda a la unidad familiar. Finalmente, toma conciencia de si estás juntando frustraciones, quejas u otros temas bajo el paraguas del autismo de vuestro hijo para criticar a tu pareja.
El autismo no tiene la culpa de lo que pasa en tu relación. Este puede ser un buen momento para sanarla desde dentro, tomando conciencia de lo que tú mism@ aportas a tu relación.
3. Estamos todos en el mismo barco (y no tiene por qué hundirse).
Invierte en el futuro de tu familia y de tu pareja. La familia, y la pareja, son un ecosistema. Lo que afecta a una parte, afecta al todo. No seas desleal (y ojo, por a veces lo somos sin darnos cuenta). Estás en el mismo equipo, no juegues a meter goles en portería propia. El conflicto es inevitable, pero sufrir por ello no. Aunque no siempre estés de acuerdo con tu pareja, ¿puedes estar de acuerdo con el hecho de que él o ella tiene sus propias ideas y tiene derecho a expresarlas? Es decir, aunque no pienses como él o ella, ¿puedes respetar su punto de vista? La mayoría de nosotros diríamos que si, por supuesto, pero en la práctica no actuamos en consecuencia.
A menudo queremos “ganar” y quedar como el aceite, por encima del otro. O tenemos expectativas de que nuestra pareja tiene que hacer esto o lo otro. Las expectativas son pedruscos que nos ponemos en el camino y que solo sirven para tropezarnos.
Tu pareja es adulto y tú no puedes controlar su comportamiento ni su manera de ver el mundo o el autismo de tu hijo. Ya sea sobre temas del diagnóstico, de las terapias, de pedir apoyo adicional en el cole, de como financiar los costes adicionales, de si contarlo y a quien… potencialmente hay muchas decisiones en torno al autismo de vuestro hijo sobre las que no vais a estar de acuerdo. ¿La clave para avanzar? Empezar desde el respeto y la empatía (entendiendo de donde viene el otro y qué necesidades está intentando cumplir con su punto de vista).
Y una sugerencia práctica: crear acuerdos explícitos de convivencia, reuniones semanales prácticas (para hablar del calendario de la semana, por ejemplo). Y lo siguiente es seguir con una buena comunicación. Todos. Los. Dias. ;-)
4. La comunicación es crucial.
La comunicación asertiva y no agresiva es fundamental. Es como la piedra de toque del edificio entero. Sin comunicación abierta, sin vulnerabilidad, sin deseo de escuchar al otro de verdad, el edificio se tambalea y, mas tarde o mas temprano, se cae.
Todo comportamiento es comunicación… tanto el comportamiento de nuestros hijos como el de nuestras parejas. A menudo no decimos las cosas con palabras pero las decimos con acciones. Y ademas enseguida nos enfocamos en lo que esas palabras o esas acciones significan para nosotros (y por tanto nos metemos en nuestro propio laberinto mental), en vez de estar presente con lo que la otra persona nos está comunicando de SUS propias necesidades o inquietudes. Con tal solo aceptar que todo comportamiento es comunicación, podemos re-enfocarnos del qué al por qué. Intentar lanzar un puente hacia la otra persona para darles y darnos la oportunidad de encontrarnos a medio camino.
Recuerda que el objetivo de la comunicación consciente no es modificar el comportamiento de la otra persona, sino comunicarnos de corazón a corazón a través de la aceptación y la expresión objetiva de necesidades con honestidad y vulnerabilidad. La intención es buscar maneras cooperativas para maximizar la satisfacción de las necesidades de nuestra pareja y las nuestras propias (aunque no sea del todo - aquí entra el compromiso).
Este es un tema muy amplio pero mi recomendación práctica es que: expreses cómo te sientes de manera objetiva sin culpar ni recriminar al otro, incluso cuando sea consecuencia de sus acciones. El esquema es: has hecho o dicho x y yo en este momento me siento así.
5. Redescubre y disfruta de tu pareja.
Aunque esto pueda sonar a un lujo que no nos podemos permitir… la salud de tu relación amorosa e íntima depende de que le dediques tiempo y energía. No hay atajos.
Si desatiendes el jardín, se llenará de malas hierbas, se secará, y no querrás pasar tiempo allí. Claro, pero con todo lo que tenemos encima, ¿cómo encontramos tiempo y ganas de estar en pareja? Lo primero, comunícalo a tu pareja, entabla una conversación sobre lo que os gustaría hacer juntos. Si el o ella necesitan tiempo de distracción, de desconexión de su día a día, de la problemática del autismo, entiende que puede asociarte a ti a esa problemática y por ello necesitar una cierta distancia de ti.
Como comentaba en el punto 1, no siempre vamos al mismo ritmo. Cuando ambos estéis en el mismo punto de querer invertir de nuevo en vosotros, buscad ayuda y sobre todo oportunidad para realizarlo. Tal vez tengáis familia con la que poder dejar a los hijos y salir un par de días fuera. Tal vez tenga que ser por la noche, cuando se acuestan los peques. No digo que sea fácil ni siempre posible, pero desde luego que si ni siquiera está sobre la mesa, no ocurrirá. El autismo no tiene por que secuestrar a tu relación de pareja ni más ni menos que el hecho de ser padre o madre tiene por qué limitar la conexión con el padre o la madre de nuestros hijos.
Una recomendación practica es agenda citas de pareja regularmente (aunque sea una vez cada mes o cada dos meses). Si os es difícil salir, no hace falta, pero la invitación es que no hables de cosas de la casa ni de los hijos. Son momentos para reconectar el uno con el otro, para redescrubriros.
¿Cual de estas 5 claves te ha resonado más? ¿Por qué? ¿Echas de menos algo que te parece importante? Tu aportación es valiosa y le puede servir a otras personas como yo y como tú, en una situación similar.
Autismo y emociones difíciles
No hay nada más difícil en esos momentos de frustración, de vergüenza, de estrés, de angustia, de ira, de descontrol que tenemos como padres de hij@s diferentes que …. nuestras propias emociones. En este post te doy la clave más importante para gestionar nuestras emociones difíciles y una herramienta potente para ayudarnos en ello.
No hay nada más difícil en esos momentos de frustración, de vergüenza, de estrés, de angustia, de ira, de descontrol que tenemos como padres de hij@s diferentes que …. nuestras propias emociones. En este post te doy la clave más importante para gestionar nuestras emociones difíciles y una herramienta potente para ayudarnos en ello.
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Este es un tema “candente”. ¿Por qué? Porque te puedo asegurar (por experiencia propia) que no hay nada más difícil en esos momentos de frustración, de vergüenza, de estrés, de angustia, de ira, de descontrol que…. Pues eso, tus propias emociones.
¿Qué hace que una situación la clasifiquemos como buena o mala? Lo que sentimos al experimentarla. En realidad nuestras emociones son como el compás, el GPS interno, de todo lo que experimentamos internamente ante una situación.
Y, como padres y madres, el autismo de nuestros hijos suele ser el foco de algunas emociones que son francamente difíciles de gestionar: la culpa, la vergüenza, la ira, la tristeza, la envidia… etc.
Una de las problemáticas que más trabajo con los padres y las familias de una persona con autismo es cómo gestionar estas emociones difíciles. Yo misma he sufrido de patrones de represion, en particular de la ira, que he tenido que trabajar conscientemente desde hace años (y que sigo trabajando).
Es normal que sintamos que estas emociones son difíciles porque al sentirlas, también sentimos que hay algo “malo” en nosotros. Estas emociones nos sacan de nuestra zona de confort porque más o menos conscientemente tenemos una relación con la emoción - nos disgusta, nos avergüenza, nos asusta. ¿Por qué? Pues porque de pequeños establecimos una relación disfuncional con la emoción, a través de cómo se nos educó, de las experiencias que tuvimos y que no pudimos procesar, de las condiciones que se nos impusieron (si te enfadas no te compro un helado, etc).
Y empezamos a asociar a ciertas emociones como buenas, como seguras (la alegria, etc.) por las reacciones de los seres queridos y a pensar en otras emociones como malas, o peligrosas - lo mismo, por la reacción de nuestros seres queridos. Malas si dábamos un disgusto a nuestra mamá, por ejemplo. Peligrosas si provocábamos la ira de nuestro padre, por ejemplo.
Déjame que empiece por decir que no hay emociones ni buenas ni malas. Todas tienen su función que, bajo mi punto de vista, es doble: a) proporcionarnos un mensaje sobre algo que necesitamos o que experimentamos. Y b) procesar cualquier experiencia y darle un significado interior.
Por eso lo mejor que puedes hacer con las emociones es tomar conciencia de ellas, darte cuenta de que las estas sintiendo, y DEJARTE SENTIRLAS en la medida de lo posible. Ya lo sé, ya lo sé…. Estabas pensando:
1. Pero ¿cómo voy a dejarme sentir esa ira furiosa que me abrasa por dentro? ¿Qué pasa, que entonces, puedo lanzarme a tirar cosas al suelo o a gritar o a comportarme como un poseso?
Sentir no es lo mismo que desbordarte. Sentir no necesariamente implica que hagas nada, que tomes una accion externa… ni extrema. Y desde luego no justifica la agresividad ni la agresión, ni siquiera cuando es pasiva.
Lo que pasa es que con las emociones difíciles, solemos echar “balones fuera”. La culpa la tienes tú, mira lo que me has hecho hacer, no te puedo sacar a ningún lado, etc. Y de lo que se trata es justamente de lo contrario, de hacer un giro de 180 grados y enfocarte en ti, en lo que estas sintiendo, en tu experiencia interior.
2. Ya pero también pernsarás “yo no puedo estar con mi tristeza porque me hundo” o “si me dejo sentir mi ansiedad me va a dar una taquicardia”. Lo cierto es que la emociones esta diseñadas para ser sentidas en y a través del cuerpo, se procesan de esta manera, y también se disipan de esta manera.
O sea que si te aproximas a tus emociones difíciles como la tristeza o la vergüenza con apertura, curiosidad y compasión y te dejas sentirlas en el cuerpo veras que, contrario a lo que podrías pensar, no te vas a perder en ellas, sino que van a perder intensidad, poco a poco.
Hay estudios que dicen que la vida de una emoción en el cuerpo, el tiempo que perdura en tu cuerpo, puede ser muy corto - de menos de 2 minutos. El problema es que mantenemos las emociones “vivas” porque entra la mente a pensar sobre ellas, a rumiar, a obsesionarse con ellas… y entonces no hay manera de que se procesen rápidamente y saludablemente a través de nuestro cuerpo como estamos diseñados la mayor parte de los mamíferos.
Bueno, entonces vamos a aterrizar esto a nuestra vida como padres de hijos con autismo.
¿Oportunidades para sentir todas estas emociones difíciles a lo largo del día? ¡Hay un porron! ¿Y qué pasa? Que cada vez nos vamos sintiendo peor, y todo esto contribuye a nuestro estado general de ansiedad y a una pobre calidad de vida.
Ya, pero ¿entonces qué hago cuando mi hijo reacciona de una manera totalmente imprevista o inapropiada en una situación social?? ¿O cuando es “maleducado”?¿ O cuando dice algo que me causa vergüenza, o me deja en evidencia?
Lo primero, diferenciar entre SU accion (o reaccion) y la TUYA. Intenta no responsabilizar a tu hij@ de tus emociones. Esto es difícil, lo se. Por lo que decía antes de que constantemente echamos balones fuera. Y porque, como padres, a menudo mezclamos la intensidad de nuestra reacción con nuestro deseo de ayudar a nuestros hijos. No porque grites mas o te enfades mas, vas a poder evitar el comportamiento de tu hijo.
Los castigos no funcionan y no son moralmente validos, y mucho menos con personas que no siempre entienden las reglas sociales.
Si tu hijo necesita ayuda para comprender lo que es socialmente aceptable y lo que no, ayúdale (con historias, con terapias, con juego imaginativo, etc.). Pero no vincules su comportamiento a TUS emociones. “Si haces esto, mamá se va a enfadar o se va a poner triste”. El cerebro de nuestros hijos funciona de manera diferente y el chantaje emocional es poco eficaz y puede incluso llegar a ser cruel con ellos, pues hay ciertos comportamientos que o no pueden evitar o les cuesta entender.
Lo segundo, es que des ese giro de 180 grados y te enfoques en TU experiencia interna de tus emociones. Aqui te quiero dejar un método que a mi me gusta mucho de la psicologa y profesora de meditación Tara Brach:
R - reconoce
A - acepta
I - investiga
N - nutre
Finalmente, insistir en lo importante de la compasión hacia nosotros mismos. No es lo que sucede fuera, es lo que sucede dentro, en nuestro interior. Desafortunadamente, muchos de nosotros, estamos acostumbrados a huir de nuestras emociones y sobre todo de las difíciles. Es normal que no nos fiemos de ellas, que no queramos pasar un ratito con ellas. Pero esta es la fuente de nuestra libertad - darnos cuenta de que si no aceptamos lo que estamos sintiendo, no podemos cambiar nuestra realidad interior, y mucho menos, la exterior.
Darse permiso para sentir las emociones difíciles no significa que no las vamos a volver a sentir. Significa que, cuando vengan, se van a ir antes y vamos a poder entender el mensaje que nos traen y por lo tanto, decidir como queremos actuar. Y actuar desde la integración de nuestras emociones es como tener super-poderes cuando antes ibas cojeando. Te permite tener una visión más completa de tu vida y dejar de perder tanto tiempo y energía en luchar contra ti mismo.
¿Qué harías con toda esa energía extra?¿ En que te podrías enfocar? ¿Qué podrías conseguir?
¿Qué hago con mi ansiedad?
Como padres de hijos con autismo o diferencias significativas, sufrimos de elevadísimos niveles de estrés y ansiedad. En este post te cuento qué se esconde detrás de esa ansiedad y te doy 5 pistas de sencilla práctica para gestionarla mejor en tu día a día.
Como padres de hijos con autismo o diferencias significativas, sufrimos de elevadísimos niveles de estrés y ansiedad. En este post te cuento qué se esconde detrás de esa ansiedad y te doy 5 pistas de sencilla práctica para gestionarla mejor en tu día a día.
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La ansiedad es muy común en nuestro mundo actual. La mayoría de nosotros vivimos con elevados niveles de una ansiedad que, en casi todos los casos, no está justificada a nivel de luchar por nuestra supervivencia o integridad física.
Pero con esto no te quiero agobiar aun mas. La ansiedad es una reacción fisiológica normal a unas mentes hiperactivas y a unas vidas super ocupadas. Llevamos unos ritmos a menudo frenéticos, día si y día también. Pero en este post te quiero empedrar para darte cuenta de que quien decide si se agobia o no, eres tú. Con esto mi ánimo no es que te machaques aun más, o que uses este deseo de no agobiarte tanto para agobiarte mas. ¿Ves la paradoja? Pues empecemos.
¿Por qué nos agobiamos?
Sencillamente, por dos razones.
1) Porque vivimos pendientes de las expectativas ajenas (y la propias que son expectativas ajenas - de nuestros padres, de nuestra sociedad - que hemos interioridad, que hemos echo nuestras). Vivimos en un estado permanente de auto-evaluación: “no llego”, “no me da tiempo a todo”, “esto me va a salir mal”, “ya estamos otra vez con los problemas en el trabajo”, etc.
2) Porque vivimos en el futuro. Mira, yo siempre he sido una persona super ansiosa. En gran parte por importarme demasiado lo que pensasen los demás de mí y también en gran parte por estar siempre anticipando problemas o temas que resolver. Esto también es una tendencia de la mente. La mente es como un martillo y lo que mas le gustan son los clavos. Los clavos son los problemas. ¿Lo ves?? Estamos constantemente anticipándonos a lo que puede salir mal.
Los padres, más aún ansiedad.
Los padres de hijos diferentes, aún más. ¿Por qué?
Primero porque la mente se obsesiona con que es un problema. Un problema gordísimo y sobre el que a menudo sentimos que no tenemos control.
Lo segundo porque la distancia entre lo que nos esperábamos y lo que tenemos se puede volver en un diálogo interno rumiativo sobre el merecimiento, sobre el por qué a mí, sobre si hemos hecho algo mal, sobre quién tiene la culpa, etc. Esto es normal. Nuestra mente funciona así.
Te recomiendo que veas mi video titulado ¿“Por que a mí?” Como parte de mi Kit de Primera Ayuda
Y lo tercero por la grandísima incertidumbre sobre cómo va a ser el futuro tanto de nuestro hij@ como nuestro y de si podremos, tanto el o ella, como nosotros, vivir con una buena calidad de vida, si podremos llevar una vida “normal”, etc. etc.
Enfocarse en el futuro siempre crea mucha ansiedad, y con esto ya te adelanto una de las claves.
Vale, ¿entonces, cómo empiezo yo a deshacer esta maraña de ansiedad en mi vida? Te cuento lo que me ha servido a mi que siempre he sido la “señorita ansiosa”.
5 prácticas para gestionar la ansiedad
1. Vive tu presente.
1) Date cuenta de que patrón de pensamiento te lleva al patrón emocional de ansiedad
2) cuando te notes agobiándote por algo en el futuro, ya sea cercano o lejano repite “pero, ahora, en este momento, estoy bien”.
2. Dí “no” - establece límites.
Esta es la fundación más importante del auto-cuidado. El bien mas preciado y al mismo tiempo limitado que tenemos es el tiempo. Reflexiona como lo usas. A quien se lo regalas y si esto te merece realmente la pena.
Aquí hay muchos ejemplos de la vida cotidiana con y sin nuestros hijos. Por ponerte uno - la vecina que se enrolla en el portal mientras que tu hijo se pone a tocar los buzones o a aletear porque lleva todo el dia en el colegio y necesita soltar su propio estrés. Y a ti eso te crea ansiedad por el que va a pensar la vecina o porque tienes mi cosas que hacer y no puedes perder el tiempo hablando.
No se trata de ser maleducado, sino de defender tus bienes mas preciados que son tu energía y tu tiempo. Y defender también las necesidades de nuestros hijos diferentes. Esto ademas a menudo supone una liberación de muchas convenciones sociales - el poder decir, mi hijo está cansado o estresado o no le gusta este sitio, perdona pero nos tenemos que ir a casa.
3. Conecta con tu cuerpo.
Básicamente se trata de: a) darte cuenta de cómo se manifiesta la ansiedad en tu cuerpo, b) sentirla y aceptar que nos trae un mensaje, escucharla y c) ayudar a que se disuelva en nuestro cuerpo. ¿Cómo? La técnica más sencilla es respirar conscientemente. Si quieres tener a la manos varias meditaciones en las que te guío para conectarte con tu respiración y con tu cuerpo, puedes conseguirlas aquí
4. Simplifica tus decisiones
Mira, esto de las decisiones es una trampa mental tremenda. Un agujero negro en el que una entra y luego es difícil salir. Yo personalmente siempre he sido super indecisa por el miedo a equivocarme, a elegir la opcion equivocada y a perderme algo.
Y nosotros, padres de hijos con autismo y otras diferencias neurológicas, a menudo tenemos que tomar decisiones con respecto al bienestar de nuestros hijos y eso nos estresa un montón.
5. Recuerda por qué vives.
¿Vives para pasar los días en un sin-vivir? ¿Por qué le das el poder a lo que pasa allá fuera?
Todos los seres humanos queremos dar y recibir amor. Toma conciencia de que dar y recibir amor empieza por una misma, por uno mismo. En el fondo nos agobiamos porque estamos demasiado pendientes de satisfacer a los demás, y las expectativas ya sean propias o ajenas, en vez de querernos independientemente de nuestros resultados, de nuestra posición social, de nuestro dinero en el banco, de nuestros títulos. No digo que esto no sea importante o parte de nuestra vida funcional como adultos en el mundo actual. Tan solo te invito a que no bases tu bienestar en todo eso que no puedes controlar y que no es un reflejo de tu valía como ser humano.
El duelo por la diferencia de tu hij@
Nuestro duelo surge por la gran diferencia entre la idea que teníamos de quién iba a ser nuestro hij@ y la realidad de quién es realmente. Te doy 5 claves para que hagas tu duelo consciente y te des permiso para pasar por él.
Nuestro duelo surge por la gran diferencia entre la idea que teníamos de quién iba a ser nuestro hij@ y la realidad de quién es realmente. Te doy 5 claves para que hagas tu duelo consciente y te des permiso para pasar por él.
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¿Has aceptado tu duelo?
¿Qué duelo?
Pues el de tener un hijo diferente a lo que te esperabas.
Es inevitable. Todos los padres y las madres nos imaginamos cómo va a ser nuestro pequeñín desde casi el momento en que nos enteramos que vamos a ser padres. Lo hagamos más o menos conscientemente, empezamos a acumular expectativas, proyectamos imágenes al futuro, nos imaginamos escenas a veces super detalladas. Yo, por ejemplo, tengo en la mente por alguna razón una imagen de estar bailando con mi hijo en su boda. ¡En su boda! El que tenga autismo no significa que no se vaya a casar tal vez, pero cuando lo pienso lo de visualizarme bailando con él de aquí a 20 o 25 años es una pérdida de tiempo y de energía que tal vez emplearía mejor anclándome en el momento presente con él.
Entonces todo este amasijo de ideas preconcebidas, de planes a corto, medio y largo plazo, de proyecto profesionales y personales para nuestros hijos… de repente se esfuman, como el humo que eran, el día que nos damos cuenta de que nuestro hij@ no es el que queríamos o nos imaginábamos. Sino que es el que es.
Y esto es duro. Es un sopetón para nuestra mente que todo lo quiere controlar, anticipar, y planificar. Y, lo cierto es que le pasa a todos lo padres y madres, y no solo a los que tienen hijos con diferencias marcadas. Pero cuando se trata de algo como el autismo, el sopetón es brutal. La distancia entre lo que nos esperábamos y lo que hay puede llegar a resultarnos insoportable por insalvable.
Y aquí, caemos en el duelo, seamos conscientes de ello o no. Lo queramos o no. Porque, para decirlo bien clarito, ha “muerto” el hij@ que teníamos en mente para ser reemplazado por una personita a menudo bien diferente.
Además, entramos en duelo no solo por esa diferencia en nuestros hijos sobre lo que nos esperábamos, sino también (y muchas veces ante todo) por esa diferencia en NUESTRA experiencia como padres o madres de lo que nos esperábamos.
Y aquí también hay un duelo por el cambio tan radical en nuestra vida que compartimos con todos los padres y las madres. Es normal pasar de ver la maternidad con los filtros de color de rosa que nos venden ANTES de ser madres, a ver que tiene tantas sombras como luces. Si a esto le añades las dificultades intrínsecas de ser la madre o el padre de alguien con problemas de comunicación, o de socialización, o con comportamientos difíciles, o con necesidades sensoriales muy especificas pues… es un duelo que podemos arrastrar de por vida y que, en el peor de los casos, se puede llegar a convertir en resentimiento, en sufrimiento e incluso en una rabia que contamina nuestra vida.
Entonces ¿qué hacemos con este duelo? Si de alguna manera es inevitable pasar por este proceso, ¿cómo podemos hacerlo de manera consciente? ¿Cómo aceptar nuestro duelo para que no se vuelva tóxico?
5 claves para hacer un duelo consciente
1. El duelo no es malo.
No te avergüénces de sentir pena, de sentir que has perdido algo. Porque lo has perdido, como te comenté antes (aunque solo existiera como proyecciones en tu mente). Tu duelo y tu dolor es la maxima expresion de que te importa el bienestar de tu hijo y también el tuyo. Es un reajuste necesario a todos los niveles (emocional, mental y psicológico) que te señala esa discrepancia entre lo que esperabas y lo que hay. Ese es su mayor mensaje y ahi está la puerta que te permitirá seguir adelante - aceptar esa discrepancia.
2. Cada uno lleva su ritmo con el duelo.
Esto es así para todos los duelos. Antes se pensaba que había 5 estadios progresivos del duelo basado en el trabajo de la psiquiatra americana Elisabeth Kubler-Ross. Ella habló de: negación, ira, negociación, depresión y aceptación, pero su trabajo estaba enfocado en los pacientes terminales. Hoy en dia se tiende a hablar mas de un proceso de recuperación del duelo que implica pasar por todos estos estadios del duelo de manera a veces caótica, sin progresión, o recaer en estadios que pensábamos teníamos superados.
3. Te tienes que dar permiso para sentir lo que sientes.
No puedes evitar sentir lo que sientes y todas las emociones tienen un mensaje para nosotros. No hay emociones positivas y negativas. Todas son válidas. Claro que algunas son muy difíciles de sobrellevar y creemos que nos vamos a hundir. Pero las emociones solo son “peligrosas” cuando las reprimimos, cuando las negamos, porque se esquistan en el cuerpo y en nuestra psique - se vuelven inconscientes y nos pueden controlar la vida sin que nos demos cuenta. Siempre ayuda tener apoyo, ya sea profesional o simplemente de nuestros seres queridos. Y ese apoyo ha de ser en forma de escucha. Las personas en duelo necesitan ser oídas, al igual que nuestras emociones necesitan ser oídas tambien.
4. No se le puede meter prisa al duelo.
Si quieres pasar de puntillas y rápidamente, más tarde o mas temprano te darás cuenta (tal vez cuando tu hij@ este pasando por una mala racha o cuando tengas problemas a nivel de pareja) de que aún andas empantanada en el duelo.
Muchos amigos y familiares con las mejores intenciones del mundo nos animan a que pasemos la página, a que nos enfoquemos en el futuro de nuestros hijos… y , por supuesto que esto ayuda a tomar perspectiva. Pero nunca a costa de negar nuestras propias emociones o procesos emocionales. Podemos estar presentes con nuestras emociones, por difíciles que sean, y presentes con los demás.
En realidad lo hacemos a menudo de manera inconsciente o semi-inconsciente, reprimiendo al máximo lo que nos duele. Es una reacción común. Pero nadie se muere de dolor emocional, sino más bien del dolor emocional no sanado que se puede convertir en dolores físicos, enfermedades ya sea físicas o mentales. La única manera de sanar el dolor emocional es aceptarlo y pasar por él - con la ayuda que haga falta, por supuesto.
5. Cuando la vida nos duele, y lo hace para todo el mundo, tarde o temprano… darnos permiso para sentir nuestro duelo nos conecta con nuestra vulnerabilidad.
Eso es exactamente lo que cada uno de nosotros quiere evitar. Porque se nos ha ensenado que ser vulnerables es peligroso, que te abres a que te echen sal sobre la herida… sin tener en cuenta de que la herida, una vez aceptada, es inmune a cualquier sal. Porque al final nadie puede herirte sin que tu te dejes herir. Pero lo mas importante es que al abrirnos a sentir nuestro duelo, nos abrimos a conectar con tantas personas alrededor.
La vulnerabilidad llama a la vulnerabilidad y a menudo se materializan apoyos de todos los lados cuando somos capaces de ser honestos sobre lo que estamos sintiendo, sin cargar o manipular a los demás.
Yo, personalmente, desde que he hecho las paces con mi duelo (y no digo aqui que sea un proceso acabado; en realidad tal vez no se acabe nunca), me siento mucho mas arropada. He creado y encontrado comunidad.
No te pueden llamar si no das tu número. No te pueden ayudar si no estas dispuesta a que te ayuden. Sea de la manera que sea. Esa vulnerabilidad también te permite tener empatía de otras personas en situaciones de duelo, sean parecidas o no. No es egoísta ni egocentrico.
Un corazón en duelo es capaz de sentir compasión hacia cualquier otra persona que está pasando por un momento de dolor emocional.
Mi experiencia personal con el duelo por el autismo de mi hijo es gradual, como para casi todas las madres y padres en esta situación. Pero también te puedo decir que, a través del mindfulness y de criar y vivir con mas conciencia y presencia, llegó un momento en el que me “liberé” del enganche mental de querer que mi hijo fuese diferente o de lamentar todo lo que (a dia de hoy) es su realidad. Mi hijo Adrián es hijo único y nunca conoceré de primera mano lo que es criar a un hijo neurotipico. Y sin embargo para mi no es una pérdida. ¿Cómo puede ser una pérdida cuando tengo a Adrian?
Finalmente te recuerdo que, si el duelo es la señal de que hemos perdido algo y que sufrimos por ello, cuando los hijos son diferentes lo único que hemos perdido es la idea que teníamos de ellos y que no se ajusta a su realidad. No hemos perdido a nuestros hij@s, sea cual sea la gravedad de su condición. Así que te invito a que tengas esto en cuenta para aceptar tu duelo pero no quedarte estancada en él… pues tu hij@ te espera.
Un fuerte abrazo.
La importancia del enfoque
En este post te cuento la importancia del enfoque, las 3 actitudes que tenemos ante las dificultades y la pregunta que te lo puede cambiar todo en la relación con tu hij@.
En este post te cuento la importancia del enfoque, las 3 actitudes que tenemos ante las dificultades y la pregunta que te lo puede cambiar todo en la relación con tu hij@.
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¿Le prestas atención a tu hijo o más bien a los pensamientos que tienes sobre tu hijo?
Es una distinción sutil. La mayor parte del tiempo estamos prestando atención a (y creyéndonos) lo que pensamos. Pero nuestros pensamientos son interpretaciones, sin más. Tienen su valor, claro, pero son percepciones parciales de la realidad. Ah, pero ¿es que esto del mindfulness te da superpoderes para apreciar LA REALIDAD? No, claro que no.
La realidad nos llega a través de filtros sensoriales y mentales. Nada pasa en un vacío. Ante un mismo evento, pregúntale a todas las personas que estaban alli y te dirán cada una algo diferente.
Esto ni siquiera tiene que depender de algún tipo de interpretación de la física cuántica u otras ideas que sé que algunos de ustedes pueden encontrar difícil de invertir, es bastante evidente por sí mismo una vez que te das cuenta. Si mi estado de ánimo habitual es de cinismo y desconfianza, entonces la probabilidad de que me dé cuenta de las oportunidades de conexión y relación, de oportunidad o buena fortuna, será muy pequeña. Mi estado de ánimo afecta tan profundamente a lo que percibo, a cómo me relaciono con los demás, y mucho más a lo que puedo hacer, que lo que es posible en cualquier momento se abre y se hace posible, o se cierra y se limita por mi actitud, mis pensamientos y mis sentimientos.
¿Cómo podrías crear hoy más espacio en ti mismo para el tipo de experiencia, relaciones y mundo que deseas?
¿Cómo podrías cambiar sutilmente tu disposición, tu actitud, para generar más posibilidades?
Profundiza en el tema escuchando el episodio completo de mi podcast.
Cuando los amigos no entienden
¿Sientes que tus amigos no te comprenden, que no entienden las dificultades de tu situación? En este post te doy 6 claves para mejorar la comunicación, tener claridad sobre lo que quieres de tus amigos y qué hacer cuando no recibes el apoyo que necesitas.
¿Sientes que tus amigos no te comprenden, que no entienden las dificultades de tu situación? En este post te doy 6 claves para mejorar la comunicación, tener claridad sobre lo que quieres de tus amigos y qué hacer cuando no recibes el apoyo que necesitas.
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Hace tiempo tuve un malentendido con una amiga que también vive en Washington. El malentendido me causó mucha decepción, y en la posterior conversación telefónica para aclararlo surgieron muchos hilos de los que tirar. Temas de apoyo (o falta de), de estilos de comunicación, de toma de conciencia.
En base a esto, aquí te resumo los puntos principales de fondo que me llevé y que, por ser bastante universales, creo que te puede ser de utilidad al reflexionar sobre tus propias relaciones de amistad, en general, y como las vives en lo particular con el autismo de tu hijo.
6 reflexiones sobre la comunicación
1. Nadie tiene la información completa en ninguna situación. Todos operamos desde nuestra perspectiva, y nuestra perspectiva es parcial. Por ejemplo, un amigo te puede cancelar un plan sin saber que tu tuviste que dejar de hacer algo a causa de ese plan. Resultado: tu sales perdiendo, te enfadas, te sientes menospreciado, etc, etc. Pero tal vez tu tampoco sabes que tu amigo ha tenido un impedimento que no deriva de el o de ella (una bronca con su mujer o marido, o un imprevisto que a tus ojos no es para tanto, pero a los ojos de tu amigo o amiga si). Cuando además vivimos unas situaciones familiares muy cambiantes o que nos exigen mucha flexibilidad (o al contrario mucha consistencia) - como con los hijos con autismo, se pueden crear grandes dosis de estrés. Y mucho resentimiento - es que con todo lo que tengo encima, ni siquiera puedo contar con mengana o fulana…. etc. Vale, mengana o fulana no tendrá un hijo con autismo (o lo mismo si!!) pero también tiene sus problemas y sus dificultades. El agravio comparativo no ayuda a tener relaciones de apoyo honestas.
2. No podemos leer los pensamientos de nadie. Muchos de nuestros argumentos cuando tenemos una discusión o malentendido con alguien vienen de desconocer la verdadera motivación de la otra persona. Aqui no hay culpa ajena que valga: si tu amigo pensaba que el plan era medio informal y tu pensabas que el plan estaba totalmente confirmado, va a haber conflicto. Y cada cual es responsable de su falta de comunicación hacia la otra persona con respecto a lo que pensaban.
3. A menudo no tenemos claridad sobre nuestros por qués. ¿Por qué queremos hacer plan familiar con nuestra amiga y sus hijos, aun cuando sabemos que nos resulta estresante? A nosotros por el agravio comparativo de sus hijos y los nuestros. A nuestros hijos porque no se integran o ves que no se sienten arropados e incluso se pueden sentir “abandonados” temporalmente por nosotros porque estamos mas pendientes de nuestras conversaciones de adulto. Aqui te aconsejo que reflexiones mucho y bien sobre tus compromisos sociales y lo que buscas y necesitas en cada uno de ellos. A mi me pasaba que me sentía muy sola cuando mi hijo era pequeño (antes y después de su diagnóstico) y me encantaba quedar con mis otras amigas mamis. Pero en esos ratos realmente no le prestaba atención para nada a mi hijo y eso me hacia sentir culpable. Hasta que tome conciencia de que era crucial decidir si quería quedar solo con amigas, y sin hijos, para hablar, desahogarme, pasarlo bien, etc. O quiera quedar con mis amigas y sus hijos para fomentar que mi hijo pasase tiempo con otros niños neurotipicos de su edad.
4. Las expectativas son la fuente de todos los malentendidos. A menudo pensamos que porque alguien ha sido una buena amiga desde que teníamos 8 años, o desde la universidad, o desde que empezamos a trabajar, o incluso desde que tuvimos hijos, va a seguir siendo tan buena amiga siempre. Y es más, vamos a poder traspasar esa amistad a nuestras parejas y las suyas, a nuestros hijos, en fin…. Que vamos a poder pasar sin solución de continuidad de amiguitas a amigas con toda la familia detrás. Y esto no tiene por que ser así. Y tampoco hay que echarle la culpa al autismo, o las diferencias neurológicas, de comportamiento y de comunicación de nuestros hijos. Lo cierto es que nos montamos unas películas muy bonitas en nuestras mentes sobre como queremos que sea la amistad con una cierta persona (y esa persona seguro que también), pero lo único que eso hace es causarnos decepciones, malentendidos, conflictos y rencores.
5. Hay que distinguir a la persona de las “maneras”. Siguiendo a lo que acabo de decir, tú puedes pensar que la amistad de esa persona siempre se manifestó de tal manera y que por lo tanto debería de seguir así. Pero todo cambia y todos cambiamos. Tal vez ese amigo era buenísimo para hablar de temas profundos pero desde que tuvo a su familia, ya no encontráis momentos para ese tipo de charlas. O que tu amiga la que siempre vivió lejos de ti, pero estuvo super pendiente de tu vida, resulta que se muda a tu ciudad y casi no le ves el pelo. Seguramente tus amistades han evolucionado porque tu ahora necesitas otro tipo de apoyo y la manera en la que cierto amigo te lo daba ya no te sirve. En este caso, la amistad sigue ahi, y tu cariño por esa persona no tiene por que cambiar por el mero hecho de que ya las cosas no sean como antes.
6. Si necesitas ayuda pídela, de manera explicita. Si no te la dan, acepta que por ahí no la vas a recibir. Si te duele, date permiso para sentirlo y expresarlo (incluso a la propia persona), pero recuerda que el apoyo verdadero se regala, no se exige. Si esa persona no te entiende, es que no es la mejor persona de tu entorno para entenderte. Te sugiero que busques apoyo en otro lugar y que reflexiones sobre que papel quieres que tenga esa persona en tu vida (y puede ser “ninguno”). También recuerda que esa persona puede estar pasando por un momento difícil del que no eres totalmente consciente o tienes toda la información.
Por todo esto te diría que lo más importante con los amigos es la comunicación asertiva y no agresiva. No uses el autismo de tu hijo como razón para que los demás tengan que estar pendientes de ti y leyéndote la mente. Si, es verdad, el autismo te exige que “eduques” a las personas de tu entorno. Y eso es super cansino. Y un rollo. Una auténtica losa. Porque muchas veces no queremos hablar del autismo, queremos que nos entiendan, que nos escuchen, que nos den un abrazo.
Pero también hay que ponerse en la piel de los demás - seguramente se sienten muy inseguros e incómodos preguntando sobre el autismo de tu hijo. O sencillamente no lo hacen no porque no les interese, sino porque no saben cómo. O por que en algun momento, algun comentario tuyo les hizo pensar que no es un tema del que quieras hablar. O porque piensan que lo tienes todo “bajo control”. Hay 1001 razones por la que el autismo de nuestros hijos se puede volver en el elefante que está en la sala con nuestros amigos - todo el mundo lo ve, pero nadie quiere hablar de él.
Volviendo a mi experiencia personal, una de las cosas que mas me hirió de lo que me dijo mi amiga fue “es que no sabia que el cambio de planes a ultimo momento le pudiese afectar tanto a tu hijo”. En un principio me hirió porque pensé precisamente: “claro! Como nunca me preguntas por él ni por cómo vamos con ese tema!” Pero acto seguido, me dijo “como nunca me cuentas nada de eso, pues no siento que te pueda preguntar al respecto”. Aunque eso también me molestó, al reflexionar me di cuenta de que yo no me he abierto con ella al respecto tanto (en parte por falta de oportunidad, pero también porque una parte de mí quiere aparentar como que todo esta bajo control). Y que si YO quiero desahogarme al respecto, es mi responsabilidad abrirme primero yo y no esperar a que ella me pregunte y que su falta de preguntas no se debe a una falta de interés sino a una incomodidad al respecto. La incomodidad es su problema. La falta de apertura el mio.
Mucho de lo que he dicho aquí por supuesto también se aplica a las relaciones con los padres, hermanos y otros familiares cercanos. Pero este ámbito suele tener un trasfondo emocional mucho mas potente por lo que hablaremos de esto en otro post.
Ahora te dejo con esta pregunta: ¿Como comunicas tus necesidades a tus amigos? Te invito a que lo reflexiones y a que, si te surge, me dejes un comentario.