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Gestión emocional Magüi Moreno Gestión emocional Magüi Moreno

La diferencia nos da perspectiva

Las diferencias neurológicas o de desarrollo de nuestros seres queridos es uno de los mayores desafíos pero también es una oportunidad... ¿de qué? De conocernos mejor, ampliar nuestra perspectiva y librarnos de todo aquello que ya no nos sirve. Te cuento las 4 preguntas que te ayudan a "abrir tu visor" y a reducir tu estrés.

Las diferencias neurológicas o de desarrollo de nuestros seres queridos es uno de los mayores desafíos pero también es una oportunidad... ¿de qué? De conocernos mejor, ampliar nuestra perspectiva y librarnos de todo aquello que ya no nos sirve. Te cuento las 4 preguntas que te ayudan a "abrir tu visor" y a reducir tu estrés.

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

Beneficios de la perspectiva/empatía (la diferencia entre las dos):

1) Esto también pasará. Todo es pasajero. Tus pensamientos, tus emociones, las circunstancias concretas de tu situación en este momento. Nada es estático. EJ: Adrian no hablaba y a mi me causaba mucha angustia. Ahora ya habla.

2) Libertad. Tus expectativas o las expectativas de los demás ya no te dictan qué o que no hacer. Ejemplo: En las situaciones sociales ya no me estreso por si Adrian se comporta como los demás o no. 

3) Apertura y humildad. Tu sabes lo que esta pensando otra persona? Las motivaciones de otro ser humano? Sus necesidades? Incluso si ese ser humano es tu hij@? Podemos y debemos intentarlo desde luego, pero a menudo nos equivocamos porque estamos haciendo una interpretación según nosotros. Ej: Nuestro hijo puede estar erre que erre con que quiere llevar estos zapatos y no esos otros. Y nosotros, desde nuestra perspectiva de padres, podemos pensar que es la rigidez mental propia del autismo por ejemplo. Y a lo mejor no, a lo mejor los otros zapatos le molestan y simplemente no es capaz de decírnoslo, o de explicarse. Tenemos que no solo entender sino vivir el hecho de que ni lo sabemos todo ni lo podemos saber. Esto no equivale a ser ignorante sino todo lo contrario.

4) Menos estrés. Al no imponer siempre nuestra interpretación a todas las situaciones, nos ahorramos muchos malentendidos, conflictos y agresividad innecesaria.

5) Nos ayuda a vivir en el aquí y el ahora. Cuando tu hijo te necesita en un momento de crisis emocional, de comportamiento o sensorial, todo lo demás pasa a segundo plano. Y hay muchas cosas que pueden pasar a segundo plano en todos los momentos del dia si estamos realmente sintonizados con nuestras necesidades.

6) Claridad. Al conocernos mejor, y suspender a esa parte “sabelotodo” que vive dentro de todos nosotros podemos darnos cuenta de las incongruencias o incoherencias de nuestras vidas y ponerles remedio.

Al final, recuerda que todos los acontecimientos son neutros: lo que los hace buenos o malos son nuestras interpretaciones y nuestra perspectiva sobre ellos. Aprender a distinguir entre un hecho o suceso neutro y nuestra interpretación del mismo nos permite asumir un papel activo y responsable.

Si nuestra perspectiva es amplia, podremos encontrar en ese paisaje ampliado, muchas salidas que antes no veíamos.

Entonces a nivel práctico ¿cómo ampliamos nuestra perspectiva?

Prestando atención a todo aquello que nos molesta, que nos duele, que nos cuesta, que nos chirría. Todo eso marca el camino por donde explorarnos, y de ahi poder abrir nuestro visor y… ver mas. Pues todo aquello que nos hace sufrir es señal de que hay algún límite, alguno dolor, alguna tension o apego a algo que no hemos procesado y que por lo tanto podemos explorar y transformar.

El Trabajo es meditación. Se trata de abrirte a tu corazón, no de intentar cambiar tus pensamientos. Haz las preguntas, luego entra en tu interior y espera a que afloren las respuestas más profundas.

  1. ¿Es verdad? (Sí o no. Si la respuesta es no, pasa a la 3.)

  2. ¿Puedes estar absolutamente seguro de que es verdad? (Sí o no.)

  3. ¿Cómo reaccionas, qué ocurre, cuando crees ese pensamiento?

  4. ¿Quién serías sin ese pensamiento?

Te dejo con esta pregunta: ¿Que significa el autismo de tu hijo PARA TI? No para él o ella, no te enfoques en SU vida… sino para ti, para tu vida, para tus planes, para tus expectativas.

Explorar nuestra sombra, todas aquellas zonas de dolor, cuesta y lleva tiempo. Te invito a que te hagas esta y otras preguntas con amabilidad, paciencia, compasión y mucho amor propio.

Todos los seres humanos sufrimos, y todos queremos dejar de sufrir. En esto, como en tantos otros aspectos, estamos en el mismo barco.

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¿Por qué nos estresamos tanto con los hijos?

Estudios demuestran que los padres y madres de hijos con autismo y otras diferencias neurológicas sufrimos los mismos niveles de estrés que los soldados en activo. En este post te explico por qué y cómo puedes gestionarlo mejor.

Estudios demuestran que los padres y madres de hijos con autismo y otras diferencias neurológicas sufrimos los mismos niveles de estrés que los soldados en activo. En este post te explico por qué y cómo puedes gestionarlo mejor.

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

Cuando hablo del mindfulness, de la presencia, de la conexión con nuestros hijos no me refiero a estar siempre tranquilos, ni perfectamente compuestos, ni sintiéndonos en un océano de paz. 

  1. Eso es imposible y nos crea culpa por ser un ideal.

  2. Para conectar con los demás, y particularmente nuestros hijos con sus necesidades diferentes, tenemos que ser capaces de conectar con nosotros mismos y con nuestras emociones. Y, como todo ser humano, vamos a sentir ira, enfado, frustración, impaciencia y estrés. Solo si entendemos y honramos nuestro propio estrés podemos entender, honrar, acompañar y en ocasiones aliviar el estrés - muy real, por cierto - que sienten nuestros hijos en un mundo que no les entiende.

Pistas sobre el estrés de la crianza

1. Sistema nervioso es contagioso.

2. Los niños, sobre todo cuando son pequeños, son menos capaces de auto-regular su sistema nervioso.

3. Como padres y madres, tenemos que encargarnos no solo de la regulación de nuestro propio sistema nervioso en situaciones de conflicto o estrés con nuestros hijos, sino que también tenemos que regular SU sistema nervioso.

4. Los niños con diferencias neurológicas significativas, como el autismo, o el TDAH, o el síndrome de Down, pueden llegar a experimentar niveles más elevados de estrés por diferencias de procesamiento de sensaciones, de lenguaje, de socialización, de función ejecutiva (que tiene que ver con la planificación, la organización y la ejecución de tareas) o por toda una serie de diferencias de capacidad y de procesamiento.

5. Los padres y las madres de hijos con estas diferencias, sufren de mayores niveles de estrés que otros padres y madres. En un estudio del 2009 en EEUU se comparó a un grupo de madres de adolescentes y adultos con autismo…

6. Con esto y con todo, es fundamental entender que existe un peligro real de que el estrés madre o padre-hijo se convierta en una espiral de la que nos es muy difícil salir.

¿Qué podemos hacer?

Lo primero es entender que muchos de estos procesos son automáticos. Nuestro cuerpo y nuestra mente, lo que a menudo llamamos el cuerpo-mente, es una maquina-combinación de respuesta a nuestro entorno y muchas de estas respuestas son procesos  del sistema límbico que afectan a nuestro sistema nervioso autónomo y a nuestro sistema endocrino. Es decir a nuestras emociones y a nuestras hormonas (como el cortisol, la llamada hormona del estrés).

Estamos diseñados para sobrevivir, y muchos de estos procesos automáticos y somáticos - donde la respuesta se origina en nuestro cuerpo a pesar de no darnos cuenta - tienen que ver con esto. Percibimos una amenaza y nuestro cuerpo-mente responde normalmente de 3 maneras: o huyes, o luchas, o te paralizas.

El estrés es la señal de que algo “está mal” (bajo el punto de vista de nuestro cuerpo-mente) y nos lleva a reaccionar.

Darnos cuenta de todo esto ayuda. Como? Pues disminuyendo nuestra carga y sensación de culpa. Y sobre todo, dándonos opciones para evitar reaccionar siempre de la misma manera.

Ni es fácil ni es instantáneo. Para algo se llama instinto de supervivencia. Pero lo importante es tomar conciencia, no solo a nivel mental, sino a nivel emocional y corporal, de que lo que pase alrededor nuestro no es - en la mayoría de los casos - un peligro para nuestra supervivencia.

Lo difícil de la gestión del estrés crónico es precisamente que, aunque lo entendemos e incluso podemos aprender diferentes técnicas para gestionarlo, en el momento de la pataleta de tu hijo, o de la vergüenza que te surge ante uno de sus comportamientos, no somos capaces de aplicarlo.

Por ello, hoy te invito a que sientas tu cuerpo en esos momentos de estrés. A que lo sientas y tomes nota de cómo se manifiesta. Porque el cambio verdadero empieza por vivirlo diferente y para eso hay que tomar conciencia de cómo se manifiesta.

Por hoy espero que te sirva esta corta explicación del origen de nuestro estrés y de cómo, a pesar de ser un proceso automático de nuestro cuerpo-mente, tu SI puedes crear las condiciones para que tu estrés salte menos:

  1. Dándote cuenta de cuando estás en ese estado.

  2. tomando nota de cómo lo sientes en tu cuerpo.

  3. dándote cuenta de cuando estas a punto de saltar

  4. tomando nota de cómo lo sientes en tu cuerpo.

  5. Y finalmente, haciendo una brevísima pausa que te permita ELEGIR como quieres responder, desde tus valores y no desde el automatismo.

En vez de preguntarte “Como puedo defenderme de esto que no me gusta?” (Que es la pregunta a menudo inconsciente que nos hacemos). Pregúntate “¿Cómo puedo calmar mis nervios para calmar los de mi hijo?” 

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10 creencias sobre la crianza de los hijos/as diferentes

Te cuento mi top 10 de creencias muy arraigadas sobre la crianza que ni ayudan (al contrario, a menudo nos estresan) ni nos permiten estar más presentes con nuestros hijos. Tomar conciencia de ellas es una manera de "hacer limpieza"" mental.

Te cuento mi top 10 de creencias muy arraigadas sobre la crianza que ni ayudan (al contrario, a menudo nos estresan) ni nos permiten estar más presentes con nuestros hijos. Tomar conciencia de ellas es una manera de "hacer limpieza"" mental.

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Los padres lo sabemos todo / sabemos lo que es mejor

Cuando me convertí en madre por primera vez, pensé que era necesario saberlo todo sobre la crianza de los hijos (¡¡tengo una inclinación por ser una sabelotodo de todos modos !!). Así que me emborraché con libros para padres y me llevé al agotamiento mental y a una confusión épica, y en el proceso ahogué mi propia intuición y me desconecté de mi sabiduría interna. Lo mismo me pasó al principio del proceso de diagnóstico con mi hijo.

No podemos saberlo todo, y no podemos saber qué es lo mejor para otra persona, incluso para nuestros propios hijos.

Es muy difícil escribir esto, ya que desafía una creencia sólida: que tener conocimiento garantiza el éxito. Esta es la fuente de muchos problemas y crea rigidez, un cierre de nuestras mentes y corazones. Sobre todo, nos impide responder a la vida tal como surge con conciencia e ingenio, más que a partir de un conjunto de reglas.

2. Tenemos que ser padres de nuestros hijos todo el tiempo.

¿Qué pasaría si, a ratos, nos viéramos como compañeros? ¿Compañeros de juego? ¿Compañeros de viaje por la vida? ¿Compañeros de aprendizajes? ¿Qué pasaría si, de vez en cuando, viésemos a la maternidad como una oportunidad increíble para aprovechar nuestra propia curiosidad natural?

3. Los padres deben guiar y "enseñar" constantemente a sus hijos

Para este punto, te propongo el ejercicio Dí que sí

Hoy pregúntale a tu hijo: "¿Qué te gustaría hacer?" Y dile que sí, sea lo que sea (a menos que sea peligroso, o irrealista tipo "construir un muñeco de nieve en verano"). Lo más probable es que tu mente comience a quejarse y a encontrar todo tipo de razones por las que no es práctico, es una molestia, o tienes un millón de otras cosas que deberías estar haciendo. ¡Simplemente hazlo!

Mientras estás en ello con tu hijo, intenta experimentarlo como si fuera la primera vez (¡incluso si lo ha hecho muchas veces antes!). Deja que tus pensamientos y juicios vayan y vengan. Fija tu atención en tu cuerpo y en el de tu hijo. Presta especial atención a los pensamientos sobre lo que tienes que hacer a continuación o lo que debe suceder mañana. No te dejes atrapar - reconócelos, di en silencio “ahora no” y déjalos flotar. No mires la hora.

¿Quién estaba enseñando a quién? ¿Tu a tu hijo o tu hijo a ti? ¿O tal vez es un intercambio de conexión mutua con el aquí y ahora?

4. La vida de mi hijo es mi responsabilidad

No estoy aquí para determinar qué curso debe tomar la vida de mi hijo. Estoy aquí como compañera y madre de mi hijo. El espíritu de mi hijo es infinitamente sabio y se manifestará exactamente de la manera en que debe hacerlo. El espíritu de mi hijo reflejará la forma en que se me invita a responder a mi propia esencia.

Shefali Tsabary "El padre consciente"

5. Todo lo que hace mi hijo es mi responsabilidad

Esto incluye asumir las emociones y acciones de nuestro hijo como un reflejo de nuestras propias capacidades como padres, e incluso de nuestro valor como seres humanos. Tu mente está tratando de hacer de tu hijo una extensión de ti.

6. La crianza de los hijos requiere planificar con anticipación constantemente

Realmente no necesitamos elegir entre estar en el momento presente y planificar. Cuando planeamos, todavía estamos en el ahora. No nos perdamos en el pensamiento futuro.

7. Nuestra interpretación de la realidad es más válida porque tenemos más experiencia como adultos

8. La buena crianza de los hijos es encontrar el equilibrio y permanecer allí (es decir, debemos tenerlo todo siempre bajo control)

Ésta es la ilusión de control. Estamos en un viaje, ¿verdad? Estamos destinados a perdernos de vez en cuando.

9. Esto del mindful parenting es inmaduro, irresponsable o poco asertivo.

Seamos claros: no estamos delegando nuestra responsabilidad en la toma de decisiones con respecto a nuestros hijos. Nuestro papel es permitir que nuestros niños vivan su propio viaje y que lo vivan bien. Esto requiere que los mantengamos seguros, nutridos y cuidados. También requiere un cierto nivel de organización diaria de nuestra vida y de sus vidas. Pero aquí está la cuestión, este concepto erróneo proviene de una creencia profundamente arraigada de que la acción está impulsada por el pensamiento.

El hecho de que nuestra mente esté constantemente comentando todo lo que hacemos, no significa que esté tomando las decisiones. Muchas veces nuestro cuerpo actúa antes que la mente. Gran parte de lo que hacemos es una respuesta natural a lo que nos arroja el momento presente: tienes sed, bebes un poco de agua. ¿Sopesaste las posibilidades y elaboraste ​​un plan de acción? No, solo fuiste a buscar un poco de agua y luego, un segundo después, tu mente comenzó a bombardearte con pensamientos como "No bebo suficiente agua", "Debería de beber con más regularidad durante el día. ", etc. La historia viene después de la respuesta.

Del mismo modo, no siempre sabrás por qué hace lo que haces como padre, y está bien. Respondes en el momento, en lugar de perderte en tus pensamientos.

10. Necesitamos una hoja de ruta clara, un destino para que sepamos "cuando mis hijos lleguen, seré feliz".

No existe tal cosa como "cuando esto suceda, yo ...". Porque no hay futuro. ¡Solo existe el ahora!

Y puedo garantizarte que, dado que es la mente la que te lleva a dar un paseo a la tierra lejana de los resultados prometidos, cuando llegues allí (si lo haces), ya tendrás otro destino al que llegar más adelante. Nunca estamos satisfechos con los “cuando esto suceda…” porque cuando eso suceda, tu mente ya estará pensando en otro objetivo que satisfacer, ya sea para ti o para tu hijo.

¿Significa esto que vivimos sin aspiraciones, sin inspiración? ¿Sin motivación? ¡Claro que no! Siempre podemos apreciar cada momento junto a nuestros seres queridos y darnos cuenta de lo mucho que hemos avanzado. Nadie ni nada es estático.

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7 consejos para unas Navidades menos estresadas

Te doy mis 7 claves para vivir (y disfrutar) unas fiestas navideñas con menos estrés, menos agobio, más presencia y más disfrute - tanto para ti como para tu hij@ diferente.

Te doy mis 7 claves para vivir (y disfrutar) unas fiestas navideñas con menos estrés, menos agobio, más presencia y más disfrute - tanto para ti como para tu hij@ diferente.

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

1. Suelta las expectativas. Son TUS navidades. No dejes que los demás (o lo que tú has hecho en el pasado) dicten tus navidades ahora. Tienes derecho a cambiar de opinión. Regálate unos momentos para realmente sentir lo que te apetece y lo que no. Crea tus propias tradiciones, o déjate fluir si eso te llama más.

2. Di no. Esto cuesta un montón, y más en Navidades por las presiones familiares. Si tienes que buscar soluciones de compromiso hazlo conscientemente.
Piensa en la energía como una cuenta de banco: tal vez tengas que hacer cosas por compromiso (esto serian negativos en tu cuenta) pero entonces asegúrate de hacer otras para nutrirte (en positivo). Intenta mantener un balance en positivo o al menos neutro. La mayoría de nosotros en las navidades estamos en números rojos.

3. Cuídate de manera radical. ¿Piensas que lo de cuidarse es egoísta y poco acorde con las fiestas navideñas? Pues revisa esta creencia. ¿Te suele pasar como madre o padre que llegas al final de las navidades exhausto, de mala leche, fisicamente agotado, emocionalmente quemado o bloqueado…? Y quien “paga” por tu estado físico, emocional y mental? Pues tus seres queridos mas cercanos - tus hijos y tu pareja, o la familia cercana.

4. Pide ayuda, delega, busca colaboraciones. Las Navidades implican fiestas, cenas, y mucha socialización pero todo esto cuesta dinero, atención, energía, tiempo. Reparte tareas, déjate querer. Abre tu corazón.

5. Date oportunidades para conectar con tus seres queridos. Haz menos. Deja espacios abiertos para sencillamente estar con los tuyos y sobre todo para jugar o compartir actividades con tu hij@ con autismo.

6. Ponte en el lugar de tu hij@ con autismo. Entiende sus necesidades sensoriales (Y las tuyas también!). Este es el único punto en el que me enfoco específicamente en tu hijo y sus necesidades puesto que estos consejos son sobre todo para ti, madre o padre, y para tu bienestar. Pero es importante entender que la familia es un ecosistema y que lo que afecta a una parte afecta al todo.
Si tu hij@ está estresado o tiene ansiedad por la socialización extra, por las luces, por los villancicos y la música en todos lados, por el cambio de horarios, por lo que sea… entonces seguramente tendrá comportamientos difíciles y no solo no disfrutará de las Navidades sino que tu tampoco.

7. Disfruta de las cosas sencillas de la vida y de esta época. Al final, para mí por lo menos, las fiestas navideñas son para agradecer, para conectar y para reflexionar sobre el año que acaba y el que está a punto de comenzar. Y esto nos invita a estar presentes en nuestro aquí y nuestro ahora. A disfrutar de lo que sea, pero sin el agobio de que sea perfecto, o sublime. Puede ser una comida sencilla, o mas tiempo en casa en pijama, o el fuego de una chimenea, o lo que sea. 

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Así nos ayuda el mindfulness a los padres de hijos con autismo

Esto del mindfulness está ahora muy de moda. Que si el yoga que si la meditación… Pero yo no estoy aquí para venderte una moda. No solo te hablo desde mi experiencia personal sino que además he visto la diferencia, aunque sea sutil, en la mayoría de las personas con las que he trabajado. ¿Por qué? ¿Qué es tan mágico del mindfulness?

Esto del mindfulness está ahora muy de moda. Que si el yoga que si la meditación… Pero yo no estoy aquí para venderte una moda. No solo te hablo desde mi experiencia personal sino que además he visto la diferencia, aunque sea sutil, en la mayoría de las personas con las que he trabajado. ¿Por qué? ¿Qué es tan mágico del mindfulness?

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El secreto del mindfulness

Sencillamente, el mindfulness nos da un espacio desde el que observar y tomar conciencia de todo: de nuestros patrones de pensamiento, de nuestras emociones y cómo las gestionamos (o no), del estado de nuestro cuerpo. Y no solo es un observar en plan examen, juzgándonos o etiquetando lo que hacemos, sentimos y pensamos como bueno o malo. No. Porque te puedo asegurar que de ese examen nadie sale con buenas notas.

El mindfulness o la atención plena es la práctica de observar, de estar presente con lo que surja sin juzgar, con curiosidad, con apertura. ¿Cambia esto lo que nos pasa? No, claro que no. Muchas de las cosas que nos “pasan” están fuera de nuestro control. Como el autismo de nuestros hijos. Pero el mindfulness nos permite tomar conciencia de nuestra experiencia de eso que nos pasa. Aqui radica la clave.

Vale, todo esto suena muy bien en papel. Pero, ¿cómo me va a cambiar a mi la vida?¿Qué va a significar para mi estrés, mi desilusión, mi duelo por el autismo de mi hij@? ¿Qué va a suponer para las tensiones que vivo con mi pareja, con mi familia, en el trabajo? ¿Cómo me va a ayudar esto a sentirme menos vareada por la vida? ¿A vivir con mayor bienestar? ¿Con ilusión incluso?

El mindfulness y tu hijo/a diferente

El mindfulness no es una varita mágica. Es una forma de procesar la vida. La vida sigue siendo igual de compleja, llena de altibajos, llena de dolor y de felicidad también. Nada es permanente. Todo pasa.

El mindfulness es como una gamuza que te limpia las gafas. Todos vamos por el mundo con gafas muy, pero que muy sucias - lo vemos todo en base a creencias culturales, familiares, personales; en base a experiencias previas; en base a lo que hemos vivido hasta ahora y con expectativas de lo que podemos esperar de la vida en el futuro. Básicamente nuestras gafas son nuestra programación mental. Nuestro software.

Y el mindfulness lo que hace es pausar el software (que no desinstalarlo del todo). En esa pausa está tu libertad. Tu libertad de ver lo que te pasa de otra manera, de responder de otra manera, de sencillamente darte cuenta de que tu software te está llevando.

Entonces, volviendo al autismo de nuestros hijos y a las dificultades que eso nos conlleva. Mira, te voy a dar un truco para aterrizar todo esto y se basa en la letra A: a de autismo, y lo que yo llamo las 3 as de la conciencia. 

1. Admite. Date cuenta. Abre la puerta a ese espacio que te permite una toma de conciencia. Por ejemplo, cuando tu hij@ se pone a dar saltos en publico o tiene cualquier comportamiento “no típico” en frente de otras personas, date cuenta de lo que surge en TI.

¿Qué pasa en ti? ¿Qué está sucediendo en tu AHORA, en tu momento presente? El mindfulness te vuelve el foco hacia ti y tu experiencia interior. Tu hij@ tiene sus razones para tener ese comportamiento. Yo aqui hablo de TU atención plena.

2. Acepta. Esto cuesta. Esto es bastante radical, y sin embargo es super sencillo. Lo que está pasando, ya está pasando. Y no solo a nivel externo (volviendo al ejemplo de antes, el que tu hij@ esté dando brincos). Sino sobre todo a nivel interno. Si sientes enfado, no te queda otra más que aceptar que sientes enfado. Es irrefutable.

3. Actúa. O no. Aquí quiero aclarar algo sobre lo que acabo de decir en torno a la aceptación. Aceptar no significa pasividad, ni resignación. Aceptar es lo más valiente que puedes hacer. Es abrirte a la posibilidad de transformación desde dentro.

Porque no puedes cambiar lo que ni siquiera admites que es ¿no? Ahora bien, en nuestro caso, la gran mayoría de nosotros querríamos que nuestro hijo no tuviese autismo ¿verdad? Pues suelta ese pensamiento y toda la energía que pierdes rumiandolo porque la realidad es la que es.
Acéptala y acepta también, por supuesto, tu dolor y todos esos sentimientos difíciles en torno a este tema.

El mindfulness te permite ver lo que está pasando, de donde vienes y por lo tanto te permite cambiar hacia dónde vas.

Ya para acabar con el ejemplo, puedes decidir no hacer nada ni decir nada, y aceptar que tu hij@ tiene esa necesidad de saltar o de mover las manos (que por cierto son absolutamente necesidades sensoriales muy típicas de las personas con autismo). Te vas a sentir incómodo, sí, pero con la práctica te irás sintiendo cada vez menos incómodo y más presente con tu hijo o hija.

O tal vez puedes decidir informarte más sobre el perfil sensorial de tu hij@ y poder así entender de donde viene su comportamiento. O puedes decidir explicarle a las personas presentes todo esto. O abrirte en confianza y contarle a alguien querido que lo pasas muy mal en estos momentos. O también puedes decidir enfocarte en tu cuerpo y tomar unas respiraciones conscientes en estos momentos.

Sea lo que sea que decidas conscientemente, la clave está en que te has dado cuenta de TODO lo que ha ocurrido en tu interior y has decidido responder con plena conciencia de ello. Básicamente supone que no te has tomado a pies juntilla lo que te ha dicho tu mente. No te has creído todos los pensamientos que te han surgido en un primer momento. Los has visto. No te has identificado con ellos. Suena sencillo, pero es una práctica que exige disciplina porque en nuestra situación, solemos estar expuestos a muchas situaciones complicadas que nos duelen y en las que reaccionamos de manera inconsciente, es decir, sin darnos cuenta de los hilos que tiran de nosotros.

Entonces, ¿cuál es el principal beneficio del mindfulness? Lo más práctico e inmediato es que te permite bajar los niveles de estrés. Haz la prueba la próxima vez que tu hijo haga algo en público que te molesta.
¿A quién molesta? A ti. De ahí viene el estrés. Haz la prueba.

Lo más transformador es que te va dando mayor y mayor libertad para vivir de manera diferente, desde tu esencia, desde tu verdad, desde tu presencia. Oye, ¿y si te diese igual lo que piensen los demás? Imagínatelo. Vaya losa que te quitarías de encima, ¿no? Claro, siempre va a haber personas que te importan y siempre vas a querer que te amen, somos seres sociales no lo podemos negar. Pero por tu bienestar y por el bienestar de tu hijo, liberarte de expectativas y por tanto de sufrimiento, es la base para vivir con confianza, con corazón, con presencia, con auténticas ganas de vivir.

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