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¿Qué hago con mi ansiedad?
Como padres de hijos con autismo o diferencias significativas, sufrimos de elevadísimos niveles de estrés y ansiedad. En este post te cuento qué se esconde detrás de esa ansiedad y te doy 5 pistas de sencilla práctica para gestionarla mejor en tu día a día.
Como padres de hijos con autismo o diferencias significativas, sufrimos de elevadísimos niveles de estrés y ansiedad. En este post te cuento qué se esconde detrás de esa ansiedad y te doy 5 pistas de sencilla práctica para gestionarla mejor en tu día a día.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
La ansiedad es muy común en nuestro mundo actual. La mayoría de nosotros vivimos con elevados niveles de una ansiedad que, en casi todos los casos, no está justificada a nivel de luchar por nuestra supervivencia o integridad física.
Pero con esto no te quiero agobiar aun mas. La ansiedad es una reacción fisiológica normal a unas mentes hiperactivas y a unas vidas super ocupadas. Llevamos unos ritmos a menudo frenéticos, día si y día también. Pero en este post te quiero empedrar para darte cuenta de que quien decide si se agobia o no, eres tú. Con esto mi ánimo no es que te machaques aun más, o que uses este deseo de no agobiarte tanto para agobiarte mas. ¿Ves la paradoja? Pues empecemos.
¿Por qué nos agobiamos?
Sencillamente, por dos razones.
1) Porque vivimos pendientes de las expectativas ajenas (y la propias que son expectativas ajenas - de nuestros padres, de nuestra sociedad - que hemos interioridad, que hemos echo nuestras). Vivimos en un estado permanente de auto-evaluación: “no llego”, “no me da tiempo a todo”, “esto me va a salir mal”, “ya estamos otra vez con los problemas en el trabajo”, etc.
2) Porque vivimos en el futuro. Mira, yo siempre he sido una persona super ansiosa. En gran parte por importarme demasiado lo que pensasen los demás de mí y también en gran parte por estar siempre anticipando problemas o temas que resolver. Esto también es una tendencia de la mente. La mente es como un martillo y lo que mas le gustan son los clavos. Los clavos son los problemas. ¿Lo ves?? Estamos constantemente anticipándonos a lo que puede salir mal.
Los padres, más aún ansiedad.
Los padres de hijos diferentes, aún más. ¿Por qué?
Primero porque la mente se obsesiona con que es un problema. Un problema gordísimo y sobre el que a menudo sentimos que no tenemos control.
Lo segundo porque la distancia entre lo que nos esperábamos y lo que tenemos se puede volver en un diálogo interno rumiativo sobre el merecimiento, sobre el por qué a mí, sobre si hemos hecho algo mal, sobre quién tiene la culpa, etc. Esto es normal. Nuestra mente funciona así.
Te recomiendo que veas mi video titulado ¿“Por que a mí?” Como parte de mi Kit de Primera Ayuda
Y lo tercero por la grandísima incertidumbre sobre cómo va a ser el futuro tanto de nuestro hij@ como nuestro y de si podremos, tanto el o ella, como nosotros, vivir con una buena calidad de vida, si podremos llevar una vida “normal”, etc. etc.
Enfocarse en el futuro siempre crea mucha ansiedad, y con esto ya te adelanto una de las claves.
Vale, ¿entonces, cómo empiezo yo a deshacer esta maraña de ansiedad en mi vida? Te cuento lo que me ha servido a mi que siempre he sido la “señorita ansiosa”.
5 prácticas para gestionar la ansiedad
1. Vive tu presente.
1) Date cuenta de que patrón de pensamiento te lleva al patrón emocional de ansiedad
2) cuando te notes agobiándote por algo en el futuro, ya sea cercano o lejano repite “pero, ahora, en este momento, estoy bien”.
2. Dí “no” - establece límites.
Esta es la fundación más importante del auto-cuidado. El bien mas preciado y al mismo tiempo limitado que tenemos es el tiempo. Reflexiona como lo usas. A quien se lo regalas y si esto te merece realmente la pena.
Aquí hay muchos ejemplos de la vida cotidiana con y sin nuestros hijos. Por ponerte uno - la vecina que se enrolla en el portal mientras que tu hijo se pone a tocar los buzones o a aletear porque lleva todo el dia en el colegio y necesita soltar su propio estrés. Y a ti eso te crea ansiedad por el que va a pensar la vecina o porque tienes mi cosas que hacer y no puedes perder el tiempo hablando.
No se trata de ser maleducado, sino de defender tus bienes mas preciados que son tu energía y tu tiempo. Y defender también las necesidades de nuestros hijos diferentes. Esto ademas a menudo supone una liberación de muchas convenciones sociales - el poder decir, mi hijo está cansado o estresado o no le gusta este sitio, perdona pero nos tenemos que ir a casa.
3. Conecta con tu cuerpo.
Básicamente se trata de: a) darte cuenta de cómo se manifiesta la ansiedad en tu cuerpo, b) sentirla y aceptar que nos trae un mensaje, escucharla y c) ayudar a que se disuelva en nuestro cuerpo. ¿Cómo? La técnica más sencilla es respirar conscientemente. Si quieres tener a la manos varias meditaciones en las que te guío para conectarte con tu respiración y con tu cuerpo, puedes conseguirlas aquí
4. Simplifica tus decisiones
Mira, esto de las decisiones es una trampa mental tremenda. Un agujero negro en el que una entra y luego es difícil salir. Yo personalmente siempre he sido super indecisa por el miedo a equivocarme, a elegir la opcion equivocada y a perderme algo.
Y nosotros, padres de hijos con autismo y otras diferencias neurológicas, a menudo tenemos que tomar decisiones con respecto al bienestar de nuestros hijos y eso nos estresa un montón.
5. Recuerda por qué vives.
¿Vives para pasar los días en un sin-vivir? ¿Por qué le das el poder a lo que pasa allá fuera?
Todos los seres humanos queremos dar y recibir amor. Toma conciencia de que dar y recibir amor empieza por una misma, por uno mismo. En el fondo nos agobiamos porque estamos demasiado pendientes de satisfacer a los demás, y las expectativas ya sean propias o ajenas, en vez de querernos independientemente de nuestros resultados, de nuestra posición social, de nuestro dinero en el banco, de nuestros títulos. No digo que esto no sea importante o parte de nuestra vida funcional como adultos en el mundo actual. Tan solo te invito a que no bases tu bienestar en todo eso que no puedes controlar y que no es un reflejo de tu valía como ser humano.
7 Claves para reconectar contigo misma
En mi proyecto de apoyo a padres de hijos con autismo, a menudo me refiero a la necesidad de reconectar con nosotros mismos. Pero ¿cómo leches nos reconectamos con nosotros mismos? ¿Y qué quiere decir esto en realidad?
En mi proyecto de apoyo a padres de hijos con autismo, a menudo me refiero a la necesidad de reconectar con nosotros mismos. Pero ¿cómo leches nos reconectamos con nosotros mismos? ¿Y qué quiere decir esto en realidad?
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Mucha gente me dice que no saben ni cómo se encuentran ni dónde están a varios niveles. Te invito a que hagas recuento. Reflexiona sobre si alguna de estas preguntas se aplican en tu vida en el momento actual:
A nivel físico ¿te encuentras agotad@? Duermes mal? ¿Estás permanentemente estresado? ¿Comes mal? ¿O deprisa? Incluso, ¿recuerdas lo que has comido hoy? ¿Tienes en ocasiones la sensación física de que vives en un cascarón? ¿De que tu cuerpo se ha vuelto un desconocido? ¿Te das cuenta de tus tensiones físicas? ¿De tu postura? ¿De tu respiración? Esto ultimo es fundamental, como te contaré más adelante.
A nivel emocional: ¿Tal vez sientes que has de controlar (es decir ignorar) tus emociones para que tu vida no se venga abajo? ¿Caes en patrones repetitivos de enfado hacia fuera y culpa hacia dentro? ¿Sientes que vives en un estado permanente de angustia?
A nivel mental: ¿Te sientes saturado? ¿Abotargado? ¿Bloqueado? ¿Como que en vez de un cerebro llevas una olla a presión en la cabeza? ¿Te falta claridad? ¿Tomas decisiones sin saber a menudo realmente por qué? ¿Vas a mil por hora pero sientes que no llegas a nada?
Si nos paramos a reflexionar unos instantes, todos somos capaces de ver que nuestra calidad de vida no es la que deseamos. Hay algo que falla, que falta, que está ausente. Y ese algo ERES TÚ.
Si, si. TÚ.
Con el paso de los años, y las responsabilidades que nos echamos encima (primero que si los estudios, que si el trabajo, que si la pareja, que si la vida social, que si los hijos), nuestras necesidades personales se van quedando por el camino.
Cuando además tu hijo es diferente, tu vida como madre o padre supone una lucha continua para conseguir los servicios adecuados para nuestros niños (en todas las áreas). Lo que queremos siempre está al final de la lista de tareas pendientes (y nunca llegamos a ello). Nuestros deseos se desvanecen en el olvido hasta el punto de que un día nos despertamos y ya ni nos conocemos a nosotros mismos.
Muchos de nosotros "enterramos" a las personas que fuimos y continuamos, agotados, perdidos y solos. Y luego nos preguntamos por qué luchamos tanto para conectarnos con nuestros hijos, nuestras parejas, nuestros amigos y nuestra familia. Porque sentimos que la vida es una lucha cuesta arriba sin fin. Pero no tiene por qué ser así.
El dolor y la desilusión son inevitables, el sufrimiento es OPCIONAL.
Muchos de mis clientes no sienten que tengan el tiempo, la energía, o incluso la capacidad para evaluar en que punto están, sobre todo a nivel emocional y psicológico. Como suelo decir, no puedes llegar a donde no sabes que quieres llegar. Y no puedes saber a dónde quieres llegar si ni siquiera sabes donde estas ahora mismo.
En mi Kit de Primera Ayuda te regalo un corto documento que te invita a regalarte un ratito para hacer una autoevaluación de donde estás ahora, con el autismo de tu hijo y más allá del autismo de tu hijo. Pero la clave está aquí:
El ratito te lo tienes que regalar TÚ.
Reconectar implica devolverte el poder. Empoderarte para reconectar contigo mismo. Si tu no te das el tiempo y la energía para hacerlo, nadie lo puede hacer por ti.
Vuelve a conocerte. Date permiso. ¿Qué te gusta? ¿Qué no? ¿Qué prefieres? ¿Qué haces por obligación? ¿Qué puedes dejar de hacer? ¿Qué puedes hacer más a menudo? El auto-conocimiento es fundamental. Y esto sobre todo a nivel emocional. Entiende a tus emociones, a sus detonantes, y será como si te diesen la llave mágica de tu ser.
7 claves para reconectar contigo
1. Escúchate
Suena sencillo, pero no lo hacemos tanto como deberíamos. Escucharse implica tomar conciencia de que hay una sabiduría interior dentro de cada uno de nosotros. Algunos lo llaman la voz de la intuición, otros tu maestro interno. Da igual que le des nombre o no. NO es nada esotérico.
Se trata de entender que a nivel sutil el cuerpo nos manda a lo largo del dia muchos mensajes sobre lo que necesitamos o no necesitamos. Muchos de nosotros ni siquiera sabemos que esta ahi, porque tenemos cerrada esa frequencia de radio. Sintoniza de nuevo tu radio y Abrete a ese otro canal que te dice cosas. Cosas como “esto no me apetece”, “yo no quiero esto”, “necesito esto”, o lo que sea.
2. Hazte 3 preguntas al final del día
Yo lo hago regularmente y me lleva muy poco tiempo, pero señala un tiempo de reflexion al final del dia para hacer un check-in conmigo misma. Las 3 pregunta son:
a. Que ha ido bien en mi dia?
b. Que me ha costado mas hoy?
c. Que he aprendido? O De que me he dado cuenta?
3. Regalarte unos minutos de silencio todos los días
¿Para hacer qué? Para estar contigo y con lo que surja. ¿Que te surgen emociones difíciles que te cuesta gestionar? No te van a matar, te lo aseguro.
4. Reconecta con un hobby, actividad o pasatiempo que te nutra.
Si no tienes tiempo (aunque te estoy hablando de cualquier actividad de unos minutos al día, no tiene que ser un mega proyecto). Si no tienes tiempo, intenta hacer unas respiraciones conscientes durante esos minutos de silencio al dia. 10 respiraciones te llevaran menos de 2 minutos! 2 minutos!.
5. Cuídate físicamente
No te digo que te apuntes a un gimnasio ni que hagas una dieta especial. Te sugiero que te acuestes cuando estes cansado, que comas con respeto hacia tu cuerpo. Enfin, cosas básicas. Que escuches lo que te pide tu cuerpo.
6. Mueve tu cuerpo
Te juro que es una de las cosas mas sencillas que puedes hacer por ti mismo y con los mayores beneficios. Anda, corre, baila, haz unos estiramientos, sube las escaleras. Lo que sea. Pero usa a tu cuerpo y conéctate con él cuando lo hagas.
7. Escribe, graba un audio, garabatea, habla con alguien de confianza
Expresarnos es catártico no solo por el soltar que implica sino porque a menudo conseguimos “revelaciones” nuestras que de otra manera no habrían salido. O por lo menos nos permite organizarnos un poco a nivel mental. De una conversación pueden salir momentos ajá si estamos ya un poco mas entrenados a escucharnos.
Finalmente, entiende que no eres solo lo que haces, no eres solo lo que tienes, no eres solo tus circunstancias. Eres eso y mucho más. Hay una presencia, un ser que está detrás de y más allá de tu vida exterior. Vuelve a conocerte y en ese auto-conocimiento encontrará la mayor fuente de cuidado propio. Y desde ese cuidado propio encontrarás una energía y una motivación para el cuidado a los demás que ni siquiera te podías imaginar antes.
Manifiesto para Madres y Padres de Hijos Diferentes
Hoy más que nunca creo que los padres de hijos diferentes tenemos que invertir en nuestro propio bienestar para aumentar el de nuestros hijos. ¿Cómo? Reparando la conexión con nosotros mismos, conectando con otros padres en la misma situación y compartiendo nuestros desafíos. Aquí tienes mi manifiesto de crianza para niños con necesidades especiales con 10 puntos. ¡Compártelo!
En este momento, millones de niños están creciendo en un mundo no creado por o para ellos; un mundo que a menudo los malinterpreta, los ignora, los aísla o incluso los maltrata. Un mundo que no los apoya para desarrollar todo su potencial. Estos niños son diferentes de alguna manera, algunos dicen que están discapacitados, algunos dicen que son atípicos, algunos dicen que son neurodiversos, algunos dicen que tienen necesidades especiales, algunos dicen que están en un espectro de habilidades. ¿Pero, qué crees? Todos lo estamos.
En este momento, millones de padres de estos niños lo pasan mal intentando criarles. Se sienten perdidos, aislados, agotados y, a menudo, víctimas de una mala pasada de la vida. Viven infelices y estresados. Libran una doble batalla diaria: por un lado, para que sus hijos reciban el apoyo que necesitan; por el otro, lidiando con sus propios sentimientos de fracaso, pena, tristeza, desilusión, vergüenza y frustración.
Hoy más que nunca creo que los padres de hijos diferentes tenemos que invertir en nuestro propio bienestar para aumentar el de nuestros hijos. ¿Cómo? Reparando la conexión con nosotros mismos, conectando con otros padres en la misma situación y compartiendo nuestros desafíos. Algunos, como yo, incluso queremos abogar en nombre de nuestros hijos y de nosotros mismos por nuevos modelos educativos, por una inclusión real en todos los ámbitos de la vida, por un mundo más amable y más solidario para todos nosotros, seamos más o menos “normal".
Aquí tienes mi manifiesto de crianza para niños con necesidades especiales. Es un trabajo en progreso, como la vida misma.
Como padre o madre con necesidades especiales, yo:
1. Cuido de mi bienestar
Invierto en mi bienestar para transformar la relación con mis hijos y recuperar mi vida. Un padre y una madre que están bien son el corazón de una familia que está bien. Reconectarme a mí mism@, a mis necesidades, a mis anhelos, a mis sueños, a mis miedos, me permite conectarme mejor con mis seres queridos, especialmente con mi hij@ con necesidades especiales. No puedo estar presente y satisfacer profundamente las necesidades de mi hij@ si no he entendido y satisfecho las mías.
2. Vivo y educo en el momento presente
Mi mayor fuente de conflicto y estrés es la relación conmigo mism@ y mis pensamientos sobre cómo debería ser como padre o madre. El verdadero desafío es soltar: soltar el control. De lo que otras personas piensan de mi hijo. De lo que piensan de mí como padre o madre. Soltar mis ideas de cómo debería ser el futuro para vivir en el momento presente, el mío y el de mi hij@. Este es el único lugar donde puedo llevar a cabo un impacto positivo en la vida de ambos.
3. Suelto mis expectativas
Mi valor como persona y el de mi hij@ es intrínseco. No depende de logros o de cumplir con las expectativas de nadie, ni mías. La mayor parte de nuestro sufrimiento como padres proviene de centrarnos demasiado en los resultados y no lo suficiente en el camino y en los regalos de criar a un hij@, ya sea neurodivers@ o neurotípic@.
4. Presto atención a mi experiencia interna
Tener una buena vida no depende de lo que me sucede, sino de cómo me relaciono con eso que sucede. La libertad personal está en el espacio entre lo que acontece y cómo respondo. No tengo por qué seguir siendo víctima de las divagaciones de mi mente y de mis patrones emocionales automáticos. Puedo conocerme mejor a mí mism@, a mis pensamientos, a mis emociones, a mis patrones de comportamiento. Y eso me ayudará a ser un padre y una madre más consciente y receptivo; menos en piloto automático.
5. Intento entender la experiencia interna de mi hijo
Todo comportamiento es comunicación. Como padres, a menudo nos enfocamos sólo en lo que el comportamiento de nuestro hij@ significa para nosotros (o para otros adultos), en lugar de lo que significa para ellos. Mi responsabilidad como padre y madre es entender la necesidad que hay detrás, ayudarlos cuando sea necesario, pero sobre todo cuidar de MI reacción a su comportamiento.
6. Proceso mi pena, vergüenza y / o miedo
Reconozco que puede haber dolor, miedo, culpa y vergüenza como parte de mi experiencia de tener un hijo diferente. Me comprometo a trabajar en todo esto (o buscar ayuda) para sanarme a mí mism@ y para sanar la relación con mi hij@ diferente. Criamos lo mejor que podemos y casi siempre estamos influenciados por la forma en que fuimos criados nosotros mismos. Nuestro poder radica en tomar conciencia de esto y decidir lo que queremos mantener y lo que no.
7. Acepto para transformar
Como padre o madre, no necesito saberlo todo ni controlar todo el tiempo. A veces basta con ser testigo de las experiencias de nuestros hijos y acompañarles en sus emociones (siempre y cuando no estén en peligro). No hay nada malo en mí. No hay nada malo en mi hij@.
8. Veo las oportunidades, no sólo los desafíos
Tengo la capacidad de hacer lo mejor para mí y para mis hijos. Estoy dispuest@ a volver a examinar mi vida y mis expectativas, y aprovechar al máximo mis desafíos parentales para conocerme mejor, amarme mejor y aceptar mi vida con confianza. Puedo satisfacer mis propias necesidades emocionales como padre o madre de un hijo diferente de una manera significativa, realista y práctica para mi situación familiar.
9. Acepto y comparto mi experiencia
Estoy dispuest@ a tomar las riendas de mi experiencia como madre o padre de un hijo diferente, a compartirla con otros y a defender lo que mi familia y yo necesitamos. Tendremos días buenos y días no tan buenos, y eso está bien. Lo que importa es mi compromiso de estar todos los días para mí, para mi hijo, para mi familia.
10. Soy un buen apoyo para mí mism@ y para los demás
Creo en un nuevo modelo de crianza que sea inclusivo, que acepte las diferencias y rechace la crianza basada en la vergüenza y la culpa. También creo en apoyar a padres y madres como yo para criar a nuestros hijos desde un lugar de confianza y con los medios educativos para apoyar la forma de ser y de aprender de mi hij@.
La crianza de los hijos a menudo se reduce a administrar sus vidas, sus terapias, su educación académica ... Y además intentando, al mismo tiempo, de gestionar nuestro propio dolor, ansiedad y decepción. Pero la crianza de los hijos no es solo otro grupo de tareas que nos provocan estrés en nuestra interminable lista de pendientes. Es una invitación emocional, física y trascendental para conectarnos con la riqueza de la vida: para estar presentes con nosotros mismos y con nuestros hijos.
¿Estás de acuerdo?
Si necesitas apoyo para rediseñar tu vida y tu rol de padre o madre, te ofrezco:
Una sesión gratuita de coaching de 45 minutos.
Una exploración en audio de cómo cuidarte mejor día a día, con ideas y consejos prácticos para reducir tu estrés en la crianza.
Un mes de acompañamiento para aumentar la calma en tu vida de manera sencilla y práctica mediante la práctica del mindfulness.
Si este manifiesto resuena contigo, por favor ayúdame para poder llegar a otros papás y mamás de hijos diferentes. ¡Comparte esto o deja un comentario!
Cómo ser "fuerte"
Ante las adversidades de la vida, cualquier hijo de vecino te dirá “hay que ser fuerte”. Pero, ¿en qué consiste esto cuando nos referimos a una dificultad como el autismo de tu hij@? Aquí te planteo 5 preguntas-clave que te pueden ayudar.
Ante las adversidades de la vida, cualquiera te dirá “hay que ser fuerte”. Pero, ¿en qué consiste esto cuando nos referimos a una dificultad como las diferencias de desarrollo de tu hij@? ¿Significa acaso resignación? ¿Paciencia? ¿Estar siempre a pie de batalla? ¿Dispuest@ a pelearse con la vida misma, cual Quijote enrabietad@?
Aquí te doy 5 preguntas-clave para "darle la vuelta a la tortilla" y poder interpretar las dificultades como oportunidades desde la aceptación de todo lo que nos ocurre en la vida, lo veamos como positivo o como negativo. Aceptar es siempre el primer paso, y el más difícil. Porque consciente y racionalmente, muchos de nosotros podemos decir que hemos aceptado “la diferencia” de nuestro hij@. Pero a nivel de sentimientos y de acciones, a menudo nos resistimos, nos rebelamos, negamos inconscientemente que esta sea su (y nuestra) realidad.
¿Has oído hablar de la resiliencia? Es un término de la psicología positiva que se refiere a nuestra capacidad de afrontar la adversidad y de adaptarnos a lo que surge en nuestras vidas. Hoy en día se dice que la resiliencia es más crucial que la autoestima para llevar una vida plena y realizada. ¿Por qué?
La resiliencia es un músculo que ejercitamos a diario y ante cualquier situación que exija un cambio de perspectiva o de acción.
La autoestima es lo que pensamos de nosotros, pero esto a menudo se desinfla con facilidad cuando las cosas no van como queremos.
Así que, ante el complejo y desbordante desafío del autismo, el TDAH, el síndrome de Down, la parálisis cerebral, etc. en nuestra familia, nuestra fortaleza (entendida como resiliencia) es no sólo necesaria para mantenernos a flote sino que se convierte en un círculo virtuoso. Un círculo de aceptación, de aprendizaje, de menos resistencias, de menos sufrimiento, y así cada vez hacia un mayor sentimiento de paz y de confianza ante la vida, sea cuales sean las circunstancias.
Aquí van las claves. Ante una situación que tú no hubieras elegido, pregúntate:
1. ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Cómo puedo crecer / madurar / mejorar / evolucionar? (usa el verbo que mas te resuene)
El hecho irrefutable es que los humanos aprendemos a través de la adversidad o los desafíos. Somos máquinas de resolver problemas. En realidad los problemas los creamos nosotros, o más bien, nuestra mente. Nada en sí es un problema o una ventaja, sino solo en tanto que lo vemos así.
2. ¿Qué regalos “escondidos” me trae esta situación?
Puede que te cueste verlos durante un tiempo, pero están ahí y solo tienes que reconocerlos desde el corazón y no desde la mente (tu intuición, tu sexto sentido, o el hecho de que sabes algo aunque no sepas exactamente como).
3. ¿De qué me libera?
Esta puede parecer una pregunta extraña, pero cuando afrontamos lo que percibimos como dificultades, tenemos una oportunidad única de soltar lastre. De cambiar algo en nuestra vida dejando marchar, soltando, liberándonos. Ya sea de una rutina o hábito que ya no nos sirve, de personas que ya no aportan nada a nuestra vida, de actividades que nos hacen perder energía… de lo que sea.
4. ¿Qué recursos tengo para afrontar esto?
Tienes muchos y los verás cuando te quites el sesgo negativo de tu mente (es un hecho estudiado y probado que la mente humana se enfoca en lo que no va bien por encima de lo que sí). Siéntate y haz una lista: ingenio, amor, amigos, familiares, dinero, conocidos, contactos, profesionales, tiempo, estudios, motivación, interés, acceso a información, redes de apoyo formal e informal, servicios públicos, curiosidad, etc….
5. ¿Cómo puedo YO pasar a la acción? ¿Qué voy a vivir de manera diferente?
Esta pregunta es fundamental pues es la clave de la resiliencia. Pasar de recibir a dar, de ser el sujeto pasivo de algo que nos sucede a crear una respuesta que nos sirva en esa situación.
La resiliencia es el regalo que te haces cuando te devuelves el poder.
El poder de decidir.
Recuerda: Siempre tienes opciones. Aunque tu mente las niegue, el poder de interpretación, y por tanto, de decisión es tuyo. Claro, dirás, pero yo no quiero que mi hij@ tenga este trastorno o esta diferencia neurológica. O yo no quiero que le pase esto. O que me pase esto a mí. Eso no está en tus manos. Lo que ya es una realidad no cabe más que aceptarlo. Lo que TÚ haces con esa realidad es tu prerrogativa. Ahí radica tu poder y la magia de cambiar tu percepción y por tanto la realidad de lo que te rodea. Recuerda que la mente es el filtro por el que nos llega lo que nos ocurre a nuestro alrededor. Limpia ese filtro y lo verás todo con otra luz. No se trata de negar el dolor de lo que es difícil, de lo que nos causa fuertes emociones, de la incertidumbre de la vida.
El mar tiene olas, pero no por eso tenemos que ahogarnos (esa sería una decisión, no un destino).
Aprende a y practica navegar con, no contra, las olas del mar y verás como llegas lejos y puedes disfrutar mejor de la travesía.
Estas preguntas se enfocan en TU resiliencia, como padre o madre de un hij@ diferente. Ayudar a que tu hij@ desarrolle su propia resiliencia es también fundamental, sobre todo teniendo en cuenta que vive en un mundo que no siempre le va a comprender o ayudar. Como padre o madre, vas a poder enseñar a través de tus acciones, de tus palabras. Vas a poder modelar para ellos la practica de la resiliencia a diario. Y por supuesto investigar y facilitarle métodos y técnicas sobre gestión emocional y habilidades sociales que sean especificas para personas con TEA y que les ayuden a incrementar su propio poder de adaptación.
Pero, como siempre, vuelvo a TI. Aquí nos enfocamos en TU bienestar, en TU capacidad de adaptación, en TU poder de crecimiento tanto a través del desafío de la diferencia de desarrollo de tu hij@ como a través de los millones de micro (y macro) desafíos que surgen en tu vida, como en la de todos.
Porque finalmente la calidad de nuestra vida SI depende de nosotros. Pues depende de nuestra percepción, y de nuestra mentalidad. Depende de los filtros a través de los cuales vemos la vida. La resiliencia nos hace abrirnos a la experiencia que sea para aprender de ella, para pasar por ella y salir al otro lado más fuerte, más consciente de nuestro propio poder de adaptación y de aceptación. Lo contrario de la resiliencia es la resignación, es el sentimiento de que no podemos hacer nada, de que no tenemos poder para nada. En el fondo esto es una estrategia de miedo por parte de nuestro inconsciente, que nos quiere distraer del riesgo que nuestra mente se imagina supone afrentar el desafío y cambiarnos por el camino.
Te dejo con una oración/petición/cita muy conocida y que establece las bases para la resiliencia (si la palabra "Dios" te rechina, cámbiala por otra que te resuene):
Que Dios me dé la serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, el coraje para cambiar lo que sí puedo, y la sabiduría para saber cual es cual.
¿Qué te han parecido estas 5 preguntas-clave? ¿Por qué? ¿Echas de menos algo que te parece importante? ¡No dudes en dejar tus comentarios aquí abajo! Tu aportación es valiosa y le puede servir a otras personas como yo y como tú, en una situación similar. Si te ha gustado, ¡compártelo y ayúdame a llegar a más personas! 💙
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