TE PUEDE AYUDAR LEER...
If you’re looking for my blog in English, click here.
¡No tengo tiempo para nada!
¿Piensas a menudo “No me da la vida”? Las madres, sobre todo, nos sentimos prisioneras de esta creencia de que nos falta el tiempo. Pero no es el tiempo que tienes (es igual para todos) sino lo que haces (o no) con él. El tiempo no se tiene, el tiempo se utiliza. En este post vamos a desmontar pieza a pieza esta creencia de que el tiempo es nuestro enemigo numero 1.
¿Piensas a menudo “No me da la vida”? Las madres, sobre todo, nos sentimos prisioneras de esta creencia de que nos falta el tiempo. Pero no es el tiempo que tienes (es igual para todos) sino lo que haces (o no) con él. El tiempo no se tiene, el tiempo se utiliza. En este post vamos a desmontar pieza a pieza esta creencia de que el tiempo es nuestro enemigo numero 1.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
El “No tengo tiempo" es una de las excusas (o razones) que más frecuentemente oigo de mamás para TODO. Y cuando nuestros hijos tienen necesidades específicas o neurodiferencias como autismo, TDAH, Down, AACC o alta sensibilidad.... ¡uf! El "no tengo tiempo" es casi un mantra que vamos repitiendo a lo largo del día. No me puedo cuidar porque no tengo tiempo, no puedo hacer un curso o asistir a un evento que me interesa (para mí o incluso para mi hijo y sus necesidades) porque no tengo tiempo. Incluso cosas como “no puedo jugar con mi hijo porque no tengo tiempo”.
Pero el tiempo es el mismo para todos. Son 24 horas al día para ti, para mí, y para el Papa. Claro, ¡pero no todo el mundo tiene las responsabilidades o las dificultades que yo!
Hmm, yo diría que el único secreto de la gestión de tiempo (aparte de algunas indicaciones prácticas para organizarse mejor) no es lo "libre" que estemos, sino las decisiones que tomamos sobre cómo usar ese tiempo que se nos da por igual a todos.
Antes de ser madre, también pensaba que me faltaba el tiempo.... ¡Ahora lo recuerdo y me río de mi ingenuidad!
Pero, ojo, porque muchas veces también pensamos que “cuando mi hijo esté en la escuela” o “si tan solo se entretuviera jugando sola”… aquí te recuerdo que TODO tu tiempo es tuyo. Tu eres la única persona con la que vas a pasar todos los días de tu vida y todos los momentos de tu vida son tuyos aunque no lo parezcan.
Aquí es donde entra la mente y nos hace pensar: “este momento es menos valioso que este otro”. Porque, por ejemplo, no puedo decidir exactamente lo que quiero hacer si estamos por ejemplo atendiendo a nuestros hijos, o jugando con nuestros hijos, o haciendo terapias con nuestros hijos y tenemos que seguir un guión establecido. Bueno, pero esos minutos en los que estás con tus hijos o estás en la cola del supermercado también forman parte de tu vida, también son tuyos.
Puedes aprovecharlos para practicar el autoconocimiento, para darte cuenta de cómo te sientes, de que pensamientos estás teniendo, de qué expectativas estás teniendo en torno a esa situación o con respecto a tus hijos. Puedes utilizarlos también para cuidar de ti misma, para escucharte y ver lo que estás diciendo sobre lo que necesitas en ese momento, para usar el humor o el juego para levantar tu propio ánimo.
Y también puedes usar estos momentos para la conexión con tus hijos porque esos momentos nimios o aburridos o fueren como sean (independientemente de que tu hijo te esté prestando atención son momentos que de hecho compartes con tu hijo).
Es un momento en el que puedes observar todo a tu alterador, soltando juicios, y viéndolos moverse como si fuera la primera vez. Con todo el amor y la presencia. Usar tus 5 sentidos para conectar con tu hijo con el que compartes tiempo y espacio. Es un momento muy preciado porque nunca va a volver. Así que dale la vuelta a la tortilla y recuperadlos, porque siempre están ahí.
Otra excusa o razón que solemos usar con esto del tiempo es que “mucho en mi vida no depende de mí”. Vale, pero aun tienes muchos momentos que sí, como comentaba antes sobre el tiempo que pasas con tus hijos o incluso esperando en la cole del super, o en las terapias de tu hijo. Puede que preferirías estar en otro lugar, pero ese tiempo sigue siendo tuyo para usarlo como quieras.
Claves para dejar de sentirnos víctimas de la falta de tiempo
1. No es una cuestión de tiempo, sino de mentalidad.
Como con la mayoría de nuestras excusas, no es lo que tienes o dejar de tener, es como tu mente lo interpreta. Y esto tiene que ver con toda una serie de factores, y la mayoría son inconscientes (creencias familiares, culturales, experiencias propias y ajenas anteriores, lealtades inconscientes a las experiencias de otras personas, y largo etc.). La relación con el tiempo NO ES NEUTRA, ni siquiera cuando el tiempo te sobra (como lo hacía para mi en ciertos momentos, antes de ser madre).
2. La gestión del tiempo es sobre todo la gestión de nuestra energía.
3. La calidad de tus decisiones, no el tiempo que tienes, es lo que define tu día.
Pero también el “trabajo para no estar”, “no paro para no tener que afrontar mi propio dolor”.
4. No se trata de hacer más, sino de hacer lo más importante
Para gestionar mejor tu tiempo has de soltar expectativas y compromisos. Porque si no es como un cajón, que tiene unas dimensiones concretas (en el caso del día, 24 hora que son menos si queremos dormir). Y no podemos seguir metiendo cosas en ese cajón. Llega un momento en el que no caben.
5. Hay que priorizar y soltar
6. Practica decir “no” a tareas y compromisos (o delega, o pospón) y ten en cuenta tus necesidades.
7. Sé realista y no te exijas tanto.
Espero que este episodio te haya aportado algunas ideas útiles sobre cómo te relacionas con tu tiempo ahora y que necesitas cambiar.
Creando momentos felices
En esta charla con la creadora del blog “El sonido de la hierba al crecer”, Anabel nos comparte sus aprendizajes como madre de su hijo Erik, de 16 años y diagnósticado con autismo desde los 2. Anabel es toda una pionera en compartir su camino en el autismo “con naturalidad”, siendo su blog uno de los primeros de lengua española en aportar claves terapéuticas y personales desde la experiencia de su familia.
En esta charla con la creadora del blog “El sonido de la hierba al crecer”, Anabel nos comparte sus aprendizajes como madre de su hijo Erik, de 16 años y diagnósticado con autismo desde los 2. Anabel es toda una pionera en compartir su camino en el autismo “con naturalidad”, siendo su blog uno de los primeros de lengua española en aportar claves terapéuticas y personales desde la experiencia de su familia.
¡Escúchala aquí!
En esta charla hablamos de:
Qué significa vivir el autismo con naturalidad
La importancia de ampliar la perspectiva para ver al autismo como aliado y no solo enemigo
Los principales aprendizajes de ser madre azul
La auto-exigencia y el perfeccionismo como antídoto al miedo
La mentalidad de los padres es fundamental
Consejos para padres que inician el camino y para los que ya llevan tiempo
La web de Anabel es un auténtico tesoro de posts, materiales, ideas y manuales terapéuticos: https://www.elsonidodelahierbaalcrecer.com
La puedes seguir en instagram en @anabelcornago y en Facebook en https://www.facebook.com/anabel.cornago
La relación con los abuelos
En esta charla con la terapeuta familiar Angels Ponce, que tiene un recorrido profesional de más de 30 años acompañando a familias de hijos discapacitados y neurodiversos, hablamos del papel de y de los conflictos con los abuelos. Porque muchas veces los abuelos sufren doble: por un lado, por la diferencia de sus nietos y, por otro, por el sufrimiento de sus propios hijos, los padres de esos niños que son diferentes.
En esta charla con la terapeuta familiar Angels Ponce, que tiene un recorrido profesional de más de 30 años acompañando a familias de hijos discapacitados y neurodiversos, hablamos del papel de y de los conflictos con los abuelos. Porque muchas veces los abuelos sufren doble: por un lado, por la diferencia de sus nietos y, por otro, por el sufrimiento de sus propios hijos, los padres de esos niños que son diferentes.
¡Escúchala aquí!
Angels nos da apuntes muy valiosos para, desde la empatía, mejorar las relaciones con los abuelos, incluido cómo nos pueden ayudar, los diferentes estilos de comunicación y muchos otros aspectos.
En esta charla fascinante hablamos de:
Como lidiar con la incertidumbre sobre el futuro de nuestros hijos
Comunicación con la generación de mayores
El alejamiento familiar a veces es necesario
Las diferencias de paradigmas en la educación de los hijos
Alternativas para que los abuelos ayuden
La aceptación cuando no hay apoyo
Puedes saber más del trabajo de Angels en su web www.angelsponce.com y en Instagram @angels.ponce
Además, en su web puedes encontrar un manual para abuelos totalmente gratuito y descargable https://angelsponce.com/libros/
No tengo dinero para apoyar a mi hij@ diferente
El dinero es un tipo de recurso, no es el único y - al hablar de apoyos a nuestros hijos neurodiversos - ni siguiera tiene por qué ser el más importante. En este post te invito a que cambies tu mentalidad en torno a los recursos y te hablo de dinero y de otros tres recursos que son más importantes aún que el dinero en el desarrollo de tu hijo y en el desarrollo de la relación que tú tienes con tu hijo. También de doy tips prácticos para sacarle el mayor provecho a los recursos que ya cuentas y te dejo 3 preguntas que te ayudarán a priorizar cuando el dinero es escaso.
El dinero es un tipo de recurso, no es el único y - al hablar de apoyos a nuestros hijos neurodiversos - ni siguiera tiene por qué ser el más importante. En este post te invito a que cambies tu mentalidad en torno a los recursos y te hablo de dinero y de otros tres recursos que son más importantes aún que el dinero en el desarrollo de tu hijo y en el desarrollo de la relación que tú tienes con tu hijo. También de doy tips prácticos para sacarle el mayor provecho a los recursos que ya cuentas y te dejo 3 preguntas que te ayudarán a priorizar cuando el dinero es escaso.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Mentalidad de escasez, a mentalidad de abundancia. Y no hablo de magia potagia, ni de afirmaciones positivas, ni de visualizaciones de ángeles dorados… y por cierto si te vienen bien a ti y te hacen sentir mejor y más conectada con la energía de la abundancia, adelante. No hay juicio por ninguna parte. Al final, hacemos lo que nos llama la atención cuando sentimos que hay algo en nuestra vida que queremos cambiar.
Te hablo de entender que, como todo, no es lo que tienes o dejar de tener, es como tu mente lo interpreta. Y esto tiene que ver con toda una serie de factores, y la mayoría son inconscientes (creencias familiares, culturales, experiencias propias y ajenas anteriores, lealtades inconscientes a las experiencias de otras personas, y largo etc.). La relación con el dinero NO ES NEUTRA, ni siquiera cuando el dinero te sobra.
Podemos caer en la aversión o, al contrario, en el deseo de dinero independientemente de la cantidad real de dinero que tengamos. Es decir, nuestra relación con el dinero y con los recursos no tienen tanto que ver con su cantidad de hecho sino con nuestra actitud ante ellos.
Y aquí lo primero y lo más importante es que entiendas la diferencia entre dinero y RECURSOS.
¿Qué recursos tengo para afrontar el autismo, el TDAH, el síndrome de Down o la diferencia o los desafíos de mi hijo? Tienes muchos y los verás cuando te quites el sesgo negativo de tu mente (es un hecho estudiado y probado que la mente humana se enfoca en lo que no va bien por encima de lo que sí). Siéntate y haz una lista: ingenio, amor, amigos, familiares, dinero, conocidos, contactos, profesionales, tiempo, estudios, motivación, interés, acceso a información, redes de apoyo formal e informal, servicios públicos, curiosidad, etc…. Pueden ser muchos de estos o tan solo unos pocos. ¡Pero con que tengas ingenio, curiosidad, y acceso a internet ya tienes una barbaridad de recursos disponibles!
El dinero es un tipo de recurso, no es el único y - al hablar de apoyos a nuestros hijos neurodiversos - ni siguiera tiene por qué ser el más importante. Te quiero hablar de tres recursos que son más importantes aún que el dinero en el desarrollo de tu hijo y en el desarrollo de la relación que tú tienes con tu hijo: el tiempo, la energía y la información.
Y fíjate qué interesante porque el tiempo y la energía son limitados. Son dos de los bienes más preciados que tenemos, y además se acaban en algún momento. Y sin embargo apenas les prestamos atención a parte de quejarnos que nos faltan por no tener claridad sobre cómo, cuándo, con quien y por qué los gastamos (o usamos). El tema del tiempo lo trataré en un próximo episodio. Y para el tema de la energía te recomiendo que escuches los episodios de mi podcast, número 18 “Prácticas de autocuidado”, 23 “Vives o sobrevives?”, 30 “estoy agotada”, el 44 “¿te absorben tus hijos?” Y el 50 “no puedo dejar de preocuparme”.
Pero la información a día de hoy es ilimitada, y de hecho esto crea también otra serie de problemas como la saturación y el exceso de información útil sobre los que no voy a hablar en este post pero que también son muy reales.
A menudo nos enfocamos sólo en el dinero (o en la falta de), pero lo cierto es que hoy en día puedes acceder a mucho, muchísimo, de manera gratuita, sobre todo online. Te doy varios ejemplos de mi propio trabajo:
Mis “Abrazos Virtuales” semanales donde encontrarás info y descuentos exclusivos para mis cursos y programas online.
Mi Kit de Ayuda para Padres, que te puedes descargar de manera gratuita en maguimoreno.com/kit
Mis posts y stories en Instagram, donde comparto mis propios desafíos y aprendizajes como mamá de un niño con autismo. Doy recomendaciones, comparto información valiosa de otras cuentas, etc.
El podcast Cuando tu hijo es diferente, con 3 episodios al mes sobre temas de bienestar, mindfulness y mejor gestión emocional para padres de hijos diferentes. En muchos de ellos tienes material adicional descargable y GRATUITO.
En realidad yo no cobro por mi contenido en sí, sino por mi tiempo (que es uno de esos bienes tan preciados y limitados). Es decir, por ayudarte a implementar de manera personalizada mucha de la información que ya doy, parcialmente, de manera gratuita. Precisamente porque el procesamiento de información lleva tiempo y hay personas que quieren ahorrarse ese tiempo y pasar a la acción antes.
Esto no quiere decir que gran parte de la información que se da online sea de mala calidad o no valiosa, simplemente que no toda te va a servir a ti, a tu familia, a tu hijo diferente. Aquí es donde entra el intercambio de recursos mediante el pago y el cobro de servicios: mi tiempo y mi conocimiento, o el de cualquier otro profesional, adaptado a tu realidad por el pago de cursos online o asesorías personalizadas.
Pero recuerda: Siempre tienes opciones. Aunque tu mente las niegue, el poder de decisión es tuyo. Lo que ya es una realidad no cabe más que aceptarlo. Lo que TÚ haces con esa realidad es tu prerrogativa. Ahí radica tu poder y la magia de cambiar tu percepción y por tanto la realidad de lo que te rodea. ¿Cómo? Con claridad sobre lo que es más importante y, sobre todo, pasando a la acción.
Ejercicio práctico de PNL: cambiar el “no puedo conseguir eso para mi hijo porque no tengo dinero” por “no puedo hacer ese curso en este momento (esto es importante decir “en este momento”) pero voy a ….XXX”. Por ejemplo, “no tengo dinero para hacer el programa de acompañamiento grupal Familias Diferentes en este momento, pero voy a escuchar los podcasts de Magüi poco a poco que son gratis”.
¿Cómo priorizar cuando los recursos son escasos? Te dejo 3 preguntas que te pueden ayudar a tener más claridad sobre dónde usar tus recursos para apoyar a tu hijo, sean esos recursos dinero, tiempo, y/o energía (u otros):
1. Si resolviese el problema, ¿en qué mejoraría mi vida ahora?
2. ¿De qué manera me está afectando mi vida ahora?
3. ¿Qué tendría que pasar para que resolviese este problema ahora?
Por ejemplo, muchas madres no están dispuestas a gastar NADA de dinero en apoyos para sí mismas porque sienten que se los están quitando a sus hijos, de alguna manera. Estas 3 preguntas te pueden ayudar a darte cuenta de que tu bienestar es igual de importante que el de tu hijo, que de hecho se complementan, y que - en la práctica - se pueden trabajar simultáneamente, aunque no sea usando los mismos recursos o en igual cantidad.
Ejemplo concreto: mi hijo tiene berrinches constantes que me provocan mucha frustración a mí, e incluso episodios de crisis emocionales, lo que me lleva a sentir culpa, estrés, cansancio y a tener menos capacidad de ser paciente con el o ella. ¿Ves cómo es una pescadilla que se muerde la cola?
Entonces, Preguntas 1, si se resolviese el problema en que mejoraría mi vida ahora pues básicamente en que seguramente gestionarías mejor tus emociones tu hijo gestionaría mejor la suyas habría menos episodios intensos emocionales en casa por lo tanto un poquito más de paz un poquito más de bienestar para todos.
Pregunta número dos ¿de qué manera me está afectando mi vida ahora? Pues eso que acabo de comentar ahora está pescadilla que se muerde la cola si tú no inviertes en tu propia gestión emocional es muy difícil que puedas estar para sostener para apoyar y también para digamos educar o ayudar a que tu hijo tenga también una vez una gestión emocional entonces este es un problema que puede parecer que solo tiene tu hijo pero en realidad lo tenéis los dos seguramente lo tenéis todos los que estáis viviendo bajo el mismo techo. Entonces es un problema cuya solución tiene varios frentes pero se refuerzan entre sí. Solucionar una sola pieza no es la mejor estrategia sino que se requiere una actuación que te incluya también a ti, como madre.
Entonces pregunta número tres ¿qué tiene que pasar para que se resuelva este problema? pues aquí yo veo dos vías de actuación la primera es trabajar en las emociones de tu hijo eso lo puedes hacer de manera poco costosa leyendo libros y recursos específicos o lo puedes hacer con algo más de coste contratando a una profesional ya sea psicóloga ya sea logopeda o incluso terapéutico ocupacional para que te ayude con este tema (ya sea directamente con tu hijo, o capacitándote a ti para que tu puedas llevar a cabo las actividades en casa).
Pero hay otra vía que es igualmente importante que es trabajar tu propia gestión emocional y de nuevo esto lo puedes hacer con recursos gratuitos como los que te doy aquí en el podcast en el episodio 17 sobre la gestión de emociones difíciles o el 40 sobre frustración lo puedes hacer con cursos de bajo coste como por ejemplo mi curso cuídate o mi curso conecta con tu calma y también lo puedes hacer con productos de mayor coste como por ejemplo mis asesorías personalizadas o puedes unirte a mi tribu de madres “Mamá en calma”
Si tienes pocos recursos o no quieres gastarte mucho dinero en esto puedes hacer un puedes llegar a un equilibrio entre lo que te gastas para ayudar a tu hijo y lo que te gastas para ayudarte a ti y de nuevo no solamente hablamos de dinero sino también de tiempo y de energía eso es una obviamente opinión muy personal una decisión muy personal pero con este episodio te quiero invitar a que entiendas que esa decisión si está en tus manos que sí tienes oportunidades, que si tienes opciones.
Pero que todo depende de la priorización, de la claridad que viene de entender cual es el principal problema en tu vida ahora, cual es la principal necesidad de tu hijo ahora, y cómo avanzar en ambos de manera que las consecuencias sean beneficiosas para los dos y para el resto de la familia.
Recuerda que:
Hay muchísima información y recursos gratuitos online, tanto para ti como para tu hijo (pero recuerda también contrastar y elegir terapias o actividades que estén avaladas científicamente).
Tienes la capacidad de usar tu móvil para contactar a profesionales de muchas partes del mundo, comparar servicios, precios y elegir como nunca antes.
Por los avances tecnológicos, los apoyos tanto para ti como para tu hijo no depende ya exclusivamente de tu localización geográfica.
Si no puedes contratar a un terapeuta para tu hijo a largo plazo, puedes capacitarte para poder realizar ese trabajo tú misma (o alguien en tu familia).
Dentro de lo posible, prioriza la realización de evaluaciones a tu hijo para poder obtener así mayor información que te ayude a priorizar intervenciones y a decidir lo que os podéis gastar en ellas.
No dejes de pedir ayuda, solicitar consejo o intercambiar opiniones (todo ello gratuito) con otras madres en situaciones similares a la tuya.
La creación de redes de ayuda también es gratuita (aunque lleva tiempo y energía) pero te puede cambiar la vida a mejor. Escucha el episodio 55 sobre cómo encontrar una tribu de apoyo.
Aceptación del hijo, aceptación nuestra
Una nutritiva y reflexiva conversación con la psicoterapeuta Ivy Talamas en torno a la maternidad como oportunidad de indagación propia. En esta charla hablamos de la aceptación de nuestra realidad como madres y de la relación que tenemos con nuestros hijos para, desde ahí, sanar lo que haga falta.
Una nutritiva y reflexiva conversación con la psicoterapeuta Ivy Talamas en torno a la maternidad como oportunidad de indagación propia. En esta charla hablamos de la aceptación de nuestra realidad como madres y de la relación que tenemos con nuestros hijos para, desde ahí, sanar lo que haga falta
¡Escúchala aquí!
Uno de los mensajes principales de la conversación es la crianza en base a la conexión y no en base al “debería”, incluso cuando esa conexión se dificulta como en el caso de muchas neurodiferencias como el autismo.
En esta charla fascinante hablamos de:
La maternidad en “automático” vs la maternidad en conciencia
Auto-observación y auto-conocimiento para poder crecer junto a nuestros hijos
La importancia de no juzgarse
La pelea con la realidad
Como reformular lo que no nos gusta
La gestión emocional a través del cuerpo
La responsabilidad de cambio está en los adultos, en los padres
El valor de reconectar con nosotras mismas, aunque sea a contracorriente
Puedes encontrar a Ivy en instagram en @ivytalamas, en Facebook https://www.facebook.com/ivytalamas/ y en su web https://www.ivytalamas.com/
¡Estoy harta de mis excusas!
No digo que las excusas no tengan una base real en tu vida. De lo que te quiero hablar es de cómo dejar de usar las excusas o las realidades limitantes como un escudo para no pasar a la acción. Porque el problema de fondo es que la mayoría de veces ni siquiera INTENTAMOS buscar soluciones. Y esto tiene consecuencias negativas para nuestro bienestar y el de nuestros hijos. En este post te doy un simple proceso para entender de dónde vienen tus excusas, una sencilla pregunta para reenfocarlas y un truco infalible para que dejen de controlar tu vida, tus avances y los de tus hijos.
No digo que las excusas no tengan una base real en tu vida. De lo que te quiero hablar es de cómo dejar de usar las excusas o las realidades limitantes como un escudo para no pasar a la acción. Porque el problema de fondo es que la mayoría de veces ni siquiera INTENTAMOS buscar soluciones. Y esto tiene consecuencias negativas para nuestro bienestar y el de nuestros hijos. En este post te doy un simple proceso para entender de dónde vienen tus excusas, una sencilla pregunta para reenfocarlas y un truco infalible para que dejen de controlar tu vida, tus avances y los de tus hijos.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Las excusas que usamos, sobre todo las madres, para ser siempre las últimas en nuestras vidas:
Es que… no tengo tiempo
Es que… ahora me viene mal
Es que… no puedo dejar a mis hijos con nadie
Es que… no tengo dinero
Que no se me malinterprete, yo misma soy madre de un hijo con autismo, y sé por experiencia (propia y ajena) que la vida puede ser complicada y difícil de gestionar a nivel logístico, emocional y económico.
No digo que las excusas no tengan una base real en tu vida. Que no sean ciertas. De lo que te quiero hablar en este post es de cómo dejar de usar las excusas o las realidades limitantes como un escudo para no pasar a la acción.
Porque, ¿sabes cuál es el problema de fondo? Que la mayoría de veces ni siquiera INTENTAMOS buscar soluciones. Y, como decía ayer, dejar pasar, esperar a que tu vida te dé un respiro, a que tus hijos crezcan, a lo que sea… básicamente es de hecho decidir ponerte y seguir en el último lugar de tu propia vida. Es esperar indefinidamente a que las cosas cambien sin de hecho cambiar nada tú misma. Si nada cambia en cómo TÚ afrontas tu vida, ¿cómo quieres que algo cambie? ¿Por arte de magia? ¿Por el paso del tiempo? ¿Hasta cuándo quieres esperar a cambiar algo en tu vida y en la de tus hijos?
Por eso, dejar de usar excusas constantemente es un tema doble: de mentalidad, y de hábito.
4 razones comunes por las que nos cuesta responsabilizarnos de nuestro bienestar, incluso de nuestra vida.
1. Porque es más fácil echar balones fuera. Si no depende de mí, no puedo fracasar.
Para hablarte con toda franqueza, porque si pensamos que no somos del todo responsables, también nos consolamos en la resignación… o en las excusas. Nos quitamos el poder personal que SÍ tenemos. Ojo, con esto no digo que puedas cambiar la realidad externa tú solita. Te estoy hablando de tomar responsabilidad por lo que sí puedes cambiar. Y es mucho más de lo que crees. Con las excusas, con el auto-sabotaje, estamos de alguna manera poniendo la venda antes que la herida.
Un quitarnos poder personal antes que afrontar que podemos fracasar, o que las cosas pueden no salir como querríamos, o, sencillamente, que tenemos miedo de probar. Miedo de pasar a la acción. Miedo al resultado. Miedo a tener que decidir, que etimológicamente quiere decir “separar” o “dividir” - es decir, hacer algo implica dejar de hacer otro algo. Y eso nos da miedo, nos causa rechazo.
2. Porque tenemos la creencia errónea de que nuestra felicidad depende de factores externos.
De lo que pasa ahí fuera. De que si tan solo las cosas fuesen de otra manera, yo sería capaz de cuidarme o de hacer x. O tal vez nos cuesta dejar de pensar en cómo era nuestra vida antes de ser madre y sin vivir pensando que queremos volver a ser la de antes. No podemos esperar a que todo esté bien porque eso es irrealista.
3. Por creencias culturales limitantes.
Ponemos a los hijos de escudo. La maternidad se convierte en una zona de confort de la que no queremos salir. Entonces en vez de trampolín (de crecimiento personal a todos los niveles), se convierte en trampa.
En el agujero (aunque sea oscuro y limitante) en el que preferimos quedarnos por aquello de “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Aquí hay que pensar en nuestros hijos, en esos seres que tanto queremos. Pero no con culpa (otra creencia cultural limitante) sino con responsabilidad. Sacrificarte por tu hijo DAÑA a la larga a tu hijo (y a ti).
Y
4. Ah sí eso ya lo sé.
Saber las cosas no es lo mismo que hacerlas. De nada te sirve conocer, leer, o decir que ya lo sabes si no lo pones en práctica. Si no cambias algo en tu vida. Ponte las pilas, pasa a la acción.
Y esto es normal, es humano, nos pasa a todos. Pero, mientras con la maternidad neurotipica, podemos ir “en piloto automático” hasta cierto punto (y no digo que esto no nos pase también factura) pero cuando la maternidad es diferente por un diagnóstico de nuestros hijos o porque hay desafíos adicionales, es una oportunidad de dejar de operar “por inercia”.
Esto me lleva a la segunda parte de la ecuación sobre las excusas. Porque usar excusas es una inercia, es decir, es un hábito mental y de comportamiento. Es algo que hacemos tan a menudo que casi ni nos damos cuenta de que estamos echando una excusa al abrir la boca. Se ha vuelto algo automático, una respuesta por defecto.
Pero no te preocupes porque este hábito, como todos, se puede cambiar. ¿Cómo? Lo primero y lo más fundamental, es DARTE CUENTA de ello. Da igual que ya lo hayas dicho… el famoso “es que….(lo que sea)”. Pausa y toma conciencia de que acabas de dar una excusa. Y pregúntate: en que me estoy enfocando ¿en el problema o en la solución? Aunque no tengas NI IDEA de la solución o de como avanzar en este momento, lo importante es que estás re-enfocando la situación.
Si es una excusa porque realmente no quieres hacer X, o porque estás saturada o cansada, o necesitas bajar el ritmo entonces adelante. Sé consciente de tus necesidades y date permiso, entendiendo que puede haber consecuencias pero que estás dispuesta a asumirlas. Por ejemplo, en mi caso me cuesta mucho decir que no a los planes sociales, cuando recibo invitaciones. Entonces en mi caso mis excusas me las pongo yo a mí misma para forzarme a hacer cosas que no quiero hacer.
Pero si esa excusa te deja en el mismo lugar en el que siempre te encuentras y sientes que necesitas avanzar de alguna manera, te ofrezco lo siguiente:
Proceso para trabajar tus principales excusas
1) escríbelas
2) descubre el miedo detrás de ellas,
3) distánciate de ese miedo a) leerlo anteponiendo “estoy pensando que…” b) canturrea la frase, c) di la frase con una voz de dibujo animado, d) crea un personaje interno que te dice estas cosas con nombre y todo.
4) date cuenta de que eres el pensador y decidimos de forma emocional, cambia la emoción y cambiarás la actitud ante el compromiso o la excusa.
5) ¿qué quieres realmente? Recupera tu poder.
6) finalmente, conecta con las consecuencias negativas de tus excusas. ¿De qué manera afectan negativamente a tu hijo, a tu salud, a tu dinero, a tus relaciones, a tu bienestar? Y con las veces, en el pasado, que has avanzado A PESAR de tus excusas. Porque los recursos no están solo fuera de ti (y o los tienes o no). Sino que también tienes recursos dentro de ti. Pregúntate “Qué puedo hacer yo?” Aunque sean pequeños pasos como informarse, o leer. O preguntar a conocidos.
Para terminar, te quiero dejar un único consejo práctico, que viene de la PNL. Cada vez que pienses o digas “no puedo”, haz esta prueba: cámbialo por “no quiero” o “no sé”. “No quiero dejar a mis hijos con nadie” (en vez de “no puedo dejar a mis hijos con nadie”). ¿Te choca? A lo mejor hay razones de peso para no dejarles con nadie, pero entonces… ¿qué puedes hacer TÚ para cambiar eso? (Enfocarte en mejorar su comunicación, en ahorrar para pagar a alguien una hora a la semana, en pedir ayuda a personas de confianza, en pedir ayuda a tu pareja, en turnarte con otra madre en situaciones similares…. Las opciones están ahí si las quieres explorar).
El tema de las excusas da para largo y de hecho voy a enfocarme en varias de las excusas más comunes en los siguientes post a sola, para poder darte ideas concretas sobre excusas como “no tengo dinero” o “no tengo tiempo” o “siempre lo voy dejando”.
Mi intención siempre es aportar claves útiles, prácticas y amables. No se trata de sentirnos fatal, sino de cambiar lo que merece ser cambiado. No dejes que tus miedos interfieran en tu crecimiento y en el crecimiento de tus hijos.
Te deseo presencia con tu hijo, presencia contigo mismo y una vida plena.
Apoyos visuales
Hablo con María Elena Del Río, mamá de un hijo con TEA y especialista en el uso de los apoyos visuales. Estos son uno de los apoyos más eficaces de cara a muchas neurodiversidades y diferencias de aprendizaje.
Hablo con María Elena Del Río, mamá de un hijo con TEA y especialista en el uso de los apoyos visuales. Estos son uno de los apoyos más eficaces de cara a muchas neurodiversidades y diferencias de aprendizaje.
¡Escúchala aquí!
En esta charla fascinante hablamos de:
Por qué usar apoyos visuales
Qué son: más allá de pictogramas
Proceso de aceptación de los padres de su uso e importancia en el desarrollo de nuestros hijos
Cómo ayudan con los 4 retos mentalistas del autismo
Cómo usarlos y la evolución de lo concreto a lo abstracto
Mitos y falsedades en su uso
Recomendaciones prácticas
Dónde encontrar más info
Además, de manera totalmente gratuita te puedes descargar un Manual para Padres que ha preparado María Elena con mucho cariño y esmero aquí:
https://drive.google.com/file/d/1YQZTyGITpKUFI7bUeQipu4wPHYdYG28r/view
Puedes seguir el fantástico trabajo de divulgación de Maria Elena en instagram @medriosan
Mencionamos:
La web https://arasaac.org donde te puedes descargar muchísimos recursos de apoyos visuales
Anabel Cornago de la webhttps://elsonidodelahierbaelcrecer.blogspot.com
El libro de Temple Grandin “Pensar con imágenes: mi vida con el autismo”
Encuentra a tu tribu de apoyo
Cada vez somos más las familias de hijos neurodiversos que estamos visibilizando nuestra propia experiencia en redes y creando de esa manera grupos de apoyo comunidades de apoyo. En este post te quiero dar algunas pautas para que encuentres a tu red de apoyo, a tu tribu. Al final lo que estamos buscando es una sensación de pertenencia y precisamente la diferencia de nuestros hijos en muchísimos casos pudiera parecer que nos quita eso. Porque a pesar de los avances, todavía hay poco sentido de tribu neurodiversa: hay poco empoderamiento personal y social, tanto del colectivo de familias como del de las propias personas neurodiversas.
Cada vez somos más las familias de hijos neurodiversos que estamos visibilizando nuestra propia experiencia en redes y creando de esa manera grupos de apoyo comunidades de apoyo. En este post te quiero dar algunas pautas para que encuentres a tu red de apoyo, a tu tribu. Al final lo que estamos buscando es una sensación de pertenencia y precisamente la diferencia de nuestros hijos en muchísimos casos pudiera parecer que nos quita eso. Porque a pesar de los avances, todavía hay poco sentido de tribu neurodiversa: hay poco empoderamiento personal y social, tanto del colectivo de familias como del de las propias personas neurodiversas.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
Sin entrar en debates sobre si la incidencia de las neurodiversidades como el TEA, el TDAH, y otras están en el auge, lo cierto es que cada vez hay más concienciación y sobre todo visibilidad de estas diferencias.
Aún queda mucho camino pero es indudable que hoy gracias a nuestra tecnología y conectividad, puedes conectar con mamás de muchos lugares lejanos y cercanos en situaciones similares a la tuya.
Pero empecemos desde la realidad y la realidad es que hay mucha soledad en las familias neurodiversas. Mucho aislamiento. Un sentir de que “no encajo con nadie” de mi entorno.
Las relaciones con el entorno neurotípico son en su mayoría de incomprensión, o así se percibe, cuando no de rechazo.
Lo triste es que no nos educaron para la aceptación ni para la resiliencia o la fortaleza en el sentido más positivo, entonces ,es muy fácil caer en la incomprensión, en la ignorancia, en el rechazo.
Hay poco sentido de tribu neurodiversa y poco empoderamiento personal y social. El personal es imprescindible para el social pero sin el segundo sin el social sin esa conexión de tribu sin esa conexión grupal no se genera conciencia de resiliencia y de autocuidado.
Te cuento mi caso personal, yo ahora vivo en Estados Unidos y mi hijo Adrián va a un colegio privado de educación especial. De esa manera nos sentimos súper arropados a pesar de estar muy lejos de nuestras familias respectivas en el Reino Unido y en España.
Porque somos parte de una tribu de familias neuro diversas. Pero yo sé que esa no es la realidad mayoritaria para las familias con hijos diferentes.
Por eso creo que ha habido un auge impresionante en redes de mamás azules, sobre todo, de mamás de hijos con autismo. Pero también de otra neurodiferencias como el TDAH, síndrome de Down, altas capacidades y otras… que van más allá de juntarse solo para hablar de esas diferencias o para realizar peticiones o para organizarse de cara a las autoridades públicas sobre recursos y sobre apoyos específicos para sus hijos que también lo hace pero van más allá de eso y están también planteadas como comunidades de apoyo entre padres entre madres para compartir experiencias compartir aprendizajes y de esa manera también cuidarse mejor en compañía.
Paradójicamente con la pandemia que empezó a principios del 2020 muchas familias se han sentido más arropadas a pesar de precisamente no poder salir tanto porque se han redirigido a las redes sociales y han podido encontrar y contactar y conectar con otras madres con historias similares.
Los hijos en muchos casos han sufrido menos de las diferencias con el entorno sobre todo a nivel escolar por no estar en el colegio. Y las madres han encontrado amigas en la redes aunque jamás hayan conocido personalmente a estas otras mujeres.
Y la pandemia también limitó la interacción con familiares o con amigas del entorno local que antes sentían no nos comprendían o no estaban del todo “concienciadas” sobre lo que supone a diario tener un hijo cuyos niveles de comunicación o cuyos comportamientos o cuyas necesidades sensoriales son diferentes al del resto de los primos, vecinos, compañeros de escuela.
Al final lo que estamos buscando es una sensación de pertenencia y precisamente la diferencia de nuestros hijos en muchísimos casos lo que nos quita es eso. Sentimos que no acabamos de encajar, que no acabamos de pertenecer, porque aunque nos digan que somos bienvenidas y aunque nos digan que nuestros hijos son bienvenidos en las reuniones, en las quedadas…. en muchos casos sentimos que no pueden entender el estrés por las dificultades muchas veces no vistas no visibles de tener un hijo neurodiverso. O que nos ven como las “problemáticas”, las que traen a un niño que tiene comportamientos raros, o que no hace por responder a los otros niños del grupo.
Y, claro, también pasa que muchas de estas amigas o familiares realmente no saben cómo apoyarnos, y tal vez no lo pregunten por toda una serie de cuestiones que se salen fuera del ámbito de este post.
Pero volviendo a nuestro tema, ¿por qué es necesario tener una tribu de apoyo? Y ¿cómo la encontramos?
Respecto a lo primero, creo que no te tengo que convencer, pero aquí tienes las razones principales, algunas de las cuales ya he comentado antes:
1. Porque a menudo nos quedamos sin referentes en la crianza de nuestros hijos neurodiversos. Lo que le funciona a tu prima o a tu amiga con sus hijos pues seguramente no te va a funcionar a ti. Por mucho que te quieran ayudar con sugerencias, lo cierto es que ellas no tienen la experiencia de criar a un hijo con autismo, TDAH, síndrome de Down, altas capacidades, alta demanda o demás neurodiferencias.
2. Porque necesitamos no sentirnos tan solas. Somos las especialistas numero 1 sobre nuestros hijos, pero tenemos dudas, preguntas y dilemas… y no siempre podemos recurrir a profesionales. A parte de que si tienes la suerte de poder acceder con regularidad a un profesional, ya sea pediatra, o especialistas de terapia, ellos o ellas tiene una visión parcial de las necesidades de tu hijo. Y tú necesitas una visión más parecida a la tuya, de madre a madre. Para poder hablar de terapias, si, pero también de cómo te sientes TÚ, como su madre o padre.
Si hasta ahora te ha dado vergüenza o reparo hablar de la diferencia de tu hijo (o sencillamente no lo has querido publicitar entre tu entorno por la razón que sea), unirse a una comunidad de padres puede darte ese alivio de encontrar a personas con experiencias similares a las tuyas. Al final todos estamos buscando lo mismo - comprensión, apoyo, bienestar.
3. Porque a menudo necesitamos información y estamos saturadas. Desafortunadamente los procesos administrativos para que tu hijo reciba apoyo personalizado (en educación, en salud, etc.) suelen ser complicados, largos, difíciles y a menudo sin la financiación adecuada. Las diferencias en los servicios de apoyo entre país y país, incluso dentro de un mismo país, pueden llegar a ser abismales. Aquí es donde una buena comunidad de otros padres y madres puede ser una auténtica salvación. Son personas que están en la misma situación, algunos de ellos con mucha más experiencia que tú, y te pueden dar información, consejo, apoyo emocional.
Aunque nada ni nadie nos puede siempre ofrecer atajos, el intercambio de información y experiencias cumple una función muy importante… Aunque no te sirva exactamente lo que te dice otra madre de hijo neurodiverso, te puede ayudar a motivarte y a comenzar a explorar temas que de otra manera no sabrías ni por dónde empezar. No es solo la información sino el ánimo que nos pueden dar.
4. Porque casi todos los profesionales con los que entramos en contacto para nuestros hijos están enfocados en el apoyo a ellos, a los que son neurodiversos, pero ¿quién nos apoya a nosotros, los padres, las familias? Afortunadamente cada vez hay más profesionales como servidora que se dedican a esto, pero las redes informales de apoyo entre familias siempre lo han hecho. El acompañamiento emocional es impagable, sobre todo con temas como el duelo, la incertidumbre, la frustración, el cansancio, etc.
5. Porque las comunidades de apoyo cada vez tienen un papel más importante en la concienciación y la visibilización de las neurodiferencias. En el fondo, los padres y las madres somos, nos demos cuenta de ello o no, auténticos agentes de cambio. Tenemos que darnos crédito por nuestra fuerza y capacidad de adaptación. Somos capaces de afrontar situaciones muy difíciles, de levantarnos cada día, de sonreír a nuestros hijos y de buscar soluciones de la manera que buenamente podamos POR ELLOS. Un mundo más inclusivo pasa por nuestra lucha por y para nuestros hijos.
¿Entonces cómo buscar grupos de apoyo, ya sea online o presenciales (o ambos) sin añadir más estrés a nuestra vida? Pide ayuda. Comparte. Conecta. De ellos sacarás tanto como tú mismo des.
Sugerencias prácticas:
Lo primero y más sencillo: pide ayuda. Ya sé que esto nos cuesta, que hay muchas creencias que nos impiden mostrar vulnerabilidad. Pero esto no te hace débil, al contrario, te hace fuerte. Pues demuestra tu coraje para buscar apoyo. Recuerda que nadie es todopoderoso.
Dentro de lo posible, busca grupos donde te sientas a gusto. Esto a veces lleva tiempo (y a veces no tenemos muchas opciones) pero se trata de que te encuentres a gusto y te sientas arropada.
Ten muy presente que cada persona, y cada familia, lleva su propio camino y su propio ritmo. Sé muy consciente de no caer en las comparaciones, en las envidias, y en los malos rollos por diferencias que son inevitables.
Pregúntate si realmente te merece la pena y te aporta. Tu situación puede que cambie. No dudes en soltar cualquier grupo de apoyo que ya no te sirva o te enriquezca, pero siempre desde el agradecimiento y el respeto.
Si lo haces online, limita el tiempo que pasas (o veras que es como un agujero negro que te chupa horas y energía).
Si sigues a cuentas en redes sociales, asegurarte de que conectas con el contenido y el estilo de la persona o personas a las que sigues. De nada sirve consumir contenido que te haga sentir menos o como que no das la talla, o de alguna manera insuficiente. Y ojo, porque a veces las imágenes no se corresponden con el contenido (por ejemplo la madre que te habla de como se ha liberado de la perfección con la casa y todas sus fotos son imágenes de una casa en perfecto orden). y nos podemos llegar a sentir mal sin saber muy bien por que. Obvio que todos solemos subir contenido “bonito” a nuestras redes, pero recuerda que es una imagen parcial de la realidad. Que las personas a las que sigues, sobre todo otras madres en situaciones parecidas, te hagan sentir como que no estás sola.
Al final se trata de abrirnos a expresar nuestros sentimientos para poder conectar con otros. La vulnerabilidad llama a la vulnerabilidad y a menudo se materializan apoyos de todos los lados cuando somos capaces de ser honestas sobre lo que estamos sintiendo, sin cargar o manipular a los demás. No te pueden llamar si no das tu número. No te pueden ayudar si no estás dispuesta a que te ayuden. Sea de la manera que sea. Esa vulnerabilidad también te permite tener empatía con otras personas en situaciones similares. No es egoísta ni egocéntrico. Un corazón en duelo es capaz de sentir compasión hacia cualquier otra persona que está pasando por un momento de dolor emocional.
Salud integral familiar
En esta charla con la Dra. Ana Orozco, médico especialista en medicina funcional y madre de un hijo con autismo, hablamos de los factores que nos afectan a la salud y que van más allá de la sintomatología física: estrés, cansancio, malos hábitos, etc.
En esta charla con la Dra. Ana Orozco, médico especialista en medicina funcional y madre de un hijo con autismo, hablamos de los factores que nos afectan a la salud y que van más allá de la sintomatología física: estrés, cansancio, malos hábitos, etc.
¡Escúchala aquí!
También tratamos temas importantes para un acercamiento más integral hacia la salud propia y de nuestra familia: factores emocionales y conflictos no resueltos, eficacia y seguridad de los tratamientos biomédicos para nuestros hijos, medicina alternativa y el futuro de la medicina tradicional.
Te dejo aquí los principales puntos de nuestra conversación:
3:00 Qué es la medicina funcional
7:35 El impacto del estrés en nuestra salud
12:20 El sistema parasimpático
15:45 El papel de la culpa y la importancia de la confianza
21:10 Los miedos no racionales y no conscientes
28:25 Criterios para tratamientos alternativos para nuestros hijos
32:35 Fundamental conocer bien a nuestro hijos y como les afectan diferentes aspectos
38:55 El futuro de la medicina convencional y el papel de los médicos en las neurodiversidades
42:05 Incongruencia entre lo que los médicos predican y como viven sus propias vidas
45:35 Despedida y contacto
Para más información sobre el trabajo de la Dra. Orozco:
www.anaorozcomd.com
Instagram: @draanaorozco
Facebook: @draanaorozco
Email: ana@anaorozcomd.com
La relación con la familia
Es común que surjan conflictos con nuestra familia ante el desafío que supone tener un hijo o hija con dificultades o diferencias de desarrollo. Las comparaciones, las recriminaciones, la falta de apoyo o, al contrario, la intromisión excesiva… Además del hecho de que muchas veces los propios familiares se sienten perdidos o no saben cómo afrontar su propio duelo y preocupación ante la situación.
Es común que surjan conflictos con nuestra familia ante el desafío que supone tener un hijo o hija con dificultades o diferencias de desarrollo. Las comparaciones, las recriminaciones, la falta de apoyo o, al contrario, la intromisión excesiva… Además del hecho de que muchas veces los propios familiares se sienten perdidos o no saben cómo afrontar su propio duelo y preocupación ante la situación.
¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!
A menudo hablamos de la relación entre madres e hijos como un binomio, como una relación entre dos individuos. Pero sabemos que hay muchas otras personas involucradas, incluso para las madres o padres solteros.
A menudo son otros familiares como abuelos y abuelas, tíos, hermanos, etc. Es común que, en algún momento, surjan conflictos con nuestra familia de origen sobre la crianza de nuestros hijos. Pero, además, ante el desafío que supone tener un hijo o hija con dificultades o diferencias, las tensiones, conflictos y malentendidos pueden abundar.
En definitiva, pueden salir a la luz patrones no sanados de gestión emocional con nuestros propios padres y hermanos. Las comparaciones, las recriminaciones, la falta de apoyo o, al contrario, la intromisión excesiva… Además del hecho de que muchas veces los propios familiares se sienten perdidos o no saben cómo afrontar su propio duelo y preocupación ante la situación.
En este post te quiero dar la oportunidad de que reflexiones sobre las implicaciones de la diferencia de tu hijo o hija en tu entorno familiar.
Las familias (en cualquier tamaño o configuración) somos ecosistemas y una parte afecta al todo. Pero es fundamental también tomar consciencia de cómo no podemos responsabilizar, consciente o inconscientemente, implícita o explícitamente, a uno de los individuos que pertenece a esa familia (en este caso a nuestro hijo neurodiverso) de gran parte o incluso TODO lo que sucede en el seno de nuestro hogar.
En este sentido los adultos tenemos de hecho la responsabilidad principal sobre como van las cosas en nuestra familia: a menudo las relaciones con nuestros propios padres, hermanos y entre nuestros propios hijos mejoran sustancialmente con un mayor grado de gestión emocional, autoconocimiento y comunicación asertiva entre los distintos miembros.
"Siempre criamos lo mejor que podemos. Ya sea que criemos conscientemente de manera diferente a como nos criaron nuestros padres o que criemos inconscientemente de la misma manera que nuestros padres nos criaron a nosotros, la crianza de nuestros hijos viene influída por la forma en que fuimos criados. Podemos decidir conscientemente mantener lo mejor y cambiar el resto.” Pam Leo
Así que, lo primero a trabajar en nosotros, es tomar consciencia de y dejar de cargar con las necesidades emocionales de los demás. La diferencia entre acompañar y cargar o hacerse responsable de las dificultades ajenas puede ser sutil, pero es el origen de muchos patrones disfuncionales en las familias. Un buen indicador de que estás cargando con algo que no es tuyo y que, por lo tanto, no te corresponde llevar a cuestas, es la aparición de la culpa.
La culpa y la crítica como monedas de intercambio en la familia
La culpa y la crítica se usan a menudo en el seno de las familias, incluso explícitamente como prueba de cariño y preocupación por los demás. Son patrones emocionales muy bien establecidos que pueden convertirse en armas de doble filo cuando tenemos hijos neurodiversos.
A veces sucede que nos sentimos traicionadas por familiares de los que esperábamos un apoyo total. Comentarios más o menos negativos, críticas más o menos abiertas, consejos condescendientes, información errónea o anticuada o sacada de contexto, agravios comparativos…
Muchas de nosotras hemos recibido esto en vez de las palabras amables que buscábamos. Incluso comentarios aparentemente neutros nos pueden herir profundamente (el típico “¿ves? Ya te lo había dicho yo que a este niño le pasaba algo”). Un consejo práctico para afrontar estas situaciones es que te preguntes:
Este comentario o crítica, ¿qué me dice de lo que está sintiendo esta persona?
Por ejemplo, si tu madre te hace el típico comentario de “ya te lo había dicho yo”, en vez de tomártelo como una crítica personal, entiende que tal vez ella se siente impotente y necesita ventilar su frustración. El que lo haga contigo es bastante contraproducente, pero en definitiva es una manera de mostrar su preocupación por la situación y de querer “hacer algo” (aunque no sea la mejor forma).
A menudo la crítica de nuestros seres queridos esconde sentimientos de impotencia y de dolor que proyectan hacia nosotras como críticas o comentarios no bienvenidos. Es más fácil pasar estos comentarios por alto y apreciar los sentimientos que se esconden detrás cuando nos damos cuenta de esto.
Hacia una comunicación más asertiva y consciente
Nadie tiene información completa en ninguna situación. Todos operamos desde nuestra perspectiva, y nuestra perspectiva es parcial. Por ejemplo, tu hermana te puede cancelar un plan sin saber que tú tuviste que dejar de hacer algo a causa de ese plan. Resultado: te enfadas, te sientes menospreciada, la tildas de egoísta “como siempre”. Pero tal vez tú tampoco sabes que tu hermana ha tenido una bronca con su marido, o un imprevisto que a tus ojos no es para tanto.
Cuando además vivimos unas situaciones familiares muy cambiantes o que nos exigen mucha flexibilidad (o al contrario mucha consistencia) - como con los hijos neurodiversos - se pueden crear grandes dosis de estrés. Y mucho resentimiento “es que con todo lo que tengo encima, ni siquiera puedo contar con mi hermana….”. Vale, tu hermana no tendrá un hijo diferente pero también tiene sus problemas y sus dificultades. El agravio comparativo no ayuda a tener relaciones de apoyo honestas.
No podemos leer los pensamientos de nadie. Muchos de nuestros argumentos cuando tenemos una discusión o malentendido con algún familiar vienen de desconocer la verdadera motivación de la otra persona. Aquí no hay culpa ajena que valga: si tu madre pensaba que el plan era medio informal y tú pensabas que el plan estaba totalmente confirmado, va a haber conflicto. Y cada cual es responsable de su falta de comunicación hacia la otra persona con respecto a lo que pensaban.
A menudo no tenemos claridad sobre nuestros por qués. ¿Por qué queremos hacer plan familiar con nuestra prima y su hijo, aún cuando sabemos que nos resulta estresante por el agravio comparativo entre su hijo y el nuestro? ¿Por qué queremos hacerlo aún sabiendo que nuestro hijo no se integra o ves que no se siente arropado e incluso se puede sentir “abandonado” temporalmente por nosotras porque estamos más pendientes de nuestras conversaciones de adulto? Toma consciencia de todas estas conductas, porque seguramente descubres, o bien algo que buscas o necesitas de los otros; o bien te das cuenta de que no es más que una creencia, que lo haces por inercia, porque CREES que es lo correcto.
¿Por qué haces lo que haces? ¿Lo SIENTES de verdad? ¿Lo has heredado, lo hacen todos, te dice tu familia que lo hagas? ¿Te lo dice tu terapeuta?
Las expectativas son la fuente de todos los malentendidos. Lo cierto es que nos montamos unas películas muy bonitas en nuestras mentes sobre cómo queremos que sea la relación con nuestra madre o suegra (y esa persona seguro que también), pero lo único que eso hace es causarnos decepciones, malentendidos, conflictos y rencores. Y tampoco hay que echarle la culpa a las diferencias neurológicas, de comportamiento y de comunicación de nuestros hijos.
Hay que distinguir a la persona de las “maneras”. Tú puedes pensar que tu madre es así, y que por lo tanto debería de seguir así. Pero todo cambia y todos cambiamos. Tal vez tu madre era como una amiga cuando eras joven, pero desde que tuviste a tu familia, ya no encontráis momentos para charlar como antes. O que tu hermano, que siempre vivió lejos de ti, pero estuvo super pendiente de tu vida, resulta que se muda a tu ciudad y casi no le ves el pelo. Tu cariño por esa persona no tiene por qué cambiar por el mero hecho de que las cosas no sean como antes.
Si necesitas ayuda pídela, de manera explicita. Si no te la dan, acepta que por ahí no la vas a recibir. Si te duele, date permiso para sentirlo y expresarlo (incluso a la propia persona), pero recuerda que el apoyo verdadero se regala, no se exige.
Si esa persona no te entiende, es que no es la mejor persona de tu entorno para entenderte. Busca apoyo en otro lugar y reflexiona sobre qué papel quieres que tenga esa persona en tu vida (y puede ser “mínimo”). También recuerda que esa persona puede estar pasando por un momento difícil del que no eres totalmente consciente o tienes toda la información.
No uses la diferencia de tu hijo/a como razón para que los demás tengan que estar pendientes de ti e intentando leerte la mente
Sí, es verdad, que la neurodiferencia de tu hijo/a a menudo te exige que “eduques” a las personas de tu entorno. Y eso cansa porque muchas veces no queremos hablar de los desafíos sino simplemente queremos que nos entiendan, que nos escuchen, que nos den un abrazo.
Pero, por un momento, ponte en la piel de los demás - seguramente se sienten muy inseguros e incómodos al hablar de la diferencia de tu hijo. O sencillamente no lo hacen no porque no les interese, sino porque no saben cómo. O porque en algún momento, un comentario tuyo les hizo pensar que no es un tema del que quieras hablar. O porque piensan que lo tienes todo “bajo control”. Hay 1001 razones por la que la diferencia de nuestros hijos se puede volver en el elefante que está en la sala con nuestra familia - todo el mundo lo ve, pero nadie quiere hablar de él.
¿Por qué insistes en pedir ayuda a esa persona? ¿Es la adecuada? O ¿Es la que SE SUPONE que TIENE que ser?
Es importante estimular las conversaciones familiares donde cada cual puede hablar abiertamente de sus sentimientos, emociones, necesidades y preocupaciones, tanto propias como en la relación con los demás.
Al final, el factor más fuerte que afecta a la interpretación de cualquier familiar sobre la discapacidad o diferencia de tu hijo o hija es la interpretación que haces TÚ como madre.
Aborda la diferencia de tu hijo con amor, aceptación y como algo con oportunidades y no solo con desafíos para todos en la familia, y los otros niños y adultos de tu familia tendrán una perspectiva más positiva y equilibrada.
Si no es así, llega un momento en el que dejarás de sufrir por cómo los demás son porque no depende de ti, ni tiene tanto que ver contigo o con tu hijo, con tu y su valía, sino con temas y heridas no sanadas o no trabajadas en esa otra persona, por muy cercana a ti que sea.
Siempre puedes ofrecer amabilidad y compasión hacia tu madre o padre, o tía, o hermano o ese familiar que no acaba de entender tu situación y la de tu hijo. Eso SI depende de ti, pero no te obliga a nada. Da tu cariño libremente, sin esperar nada a cambio y tal vez la relación cambie. Eso si, coloca y mantén también los límites que consideres son importantes para tu bienestar y el de tu hijo.
Finalmente, hago una llamada aquí a que prestes atención a los pensamientos de los debería y de las idealizaciones. No existen las familias ideales sino las reales.
Querer que nuestra familia (nuclear y extensa) entre en un patrón idealizado que ni siquiera existe es una receta para sufrir indefinidamente (por mucho que pienses que tu compañera de trabajo tiene la familia perfecta y por mucho que ella te lo diga, ya sabes que en todos lados cuecen habas - es decir que la perfección no existe y todos tenemos sombras, problemas y desafíos).