Cuestiónate todo en Navidad
Tres claves prácticas para que TÚ MISMA decidas, con menos estrés, agobios, y con mayor claridad, cómo quieres y puedes pasar la Navidad cuando tienes un hijo/a autista, con TDAH o cualquier otro perfil neurodivergente.
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Verás, acabo de regresar de una semana de vacaciones por el Día de Acción de Gracias que se celebra aquí en EEUU, y fue llegar y caer en el estrés por “todas las cosas” que mi mente cree que tiene que hacer. Y al mismo tiempo, otra parte de mi mente dijo “¡para el carro!”, ¿qué es lo que realmente TENGO que hacer? Y ¿qué es lo que realmente QUIERO hacer?
Son preguntas importantes que a menudo no nos hacemos. Nos dejamos llevar, o mas bien arrastrar por la inercia de lo que hacen los demás (incluidas nuestras familias) o lo que siempre hemos hecho. Pero cuando nuestros hijos son neurodivergentes y tienen perfiles sensoriales y sociales diferentes a los de muchas de las personas de nuestro entorno, hay que parar el carro. Hay que reflexionar. Y, a menudo, hay que soltar, cambiar o reajustar cositas. Y eso nos cuesta un montón. Y más cuando hay mucha presión social por seguir tradiciones.
Te pongo un ejemplo. El día que volví a casa se me amontonaron un montón de tareas pre-navideñas, como diseñar el típico calendario de mesa que cada año envío a mis allegados, con fotos nuestras de los últimos 12 meses. Escribir y mandar Xmas. Poner la decoración de Navidad en casa. Empezar a hacer listas (e incluso comprar) regalos para la familia. Estos son algunos ejemplos bastante típicos.
Y mi marido me hizo una pregunta en voz alta que ya me había hecho mi propia mente: de todo eso, ¿qué es lo realmente importante? Y la respuesta inmediata, sin censura, la que cambia todo es: de eso, NADA es importante. Nada.
Y antes de que empiece tu mente con los “peros” y antes de que empiece mi mente con las justificaciones de por qué puede que no sea realmente importante pero igualmente hay que hacerlo, te pido que hagas un pausa.
Respira.
Vamos por partes.
Suelta las expectativas.
2. Di no.
Cuídate y no te olvides de tus necesidades.
Pide ayuda, delega, busca colaboraciones.
Haz menos y deja espacios abiertos para sencillamente estar con los tuyos y sobre todo para jugar o compartir actividades.
Ponte en el lugar de tu hij@ con autismo. Entiende sus necesidades sensoriales (Y las tuyas también!).
Disfruta de las cosas sencillas de la vida y de esta época según tus gustos y los de tus hijos y pareja.
Pero hoy te quiero hablar de lo que no se ve, de la parte sumergida del iceberg. El proceso por el que muchas veces decimos “sí, sí, voy a hacer menos, voy a conectar más con mi hijo o hija, voy a reducir un poco la carga social y sensorial”… pero luego caemos en la negociación con nosotras mismas (y con nuestra realidad, y con nuestra maternidad). Sí, vale, salimos menos, pero tenemos que salir para este plan concreto porque… lo que sea. O a mi hijo no le gustan los villancicos, pero habrá que aguantar un poco en casa de la abuela ¿no?
Sí o no. Eso depende. Y aquí es donde nos encallamos. Porque puede haber una diferencia (y a menudo la hay) entre las necesidades y preferencias de nuestros hijos, y las nuestras o las de otros hijos o nuestra pareja.
Algunas tenemos nostalgia y queremos vivir la Navidad como cuando éramos pequeñas
Algunas queremos paz, menos agobios y menos de todo
Algunas tenemos hijos a los que les encantan la Navidad (o parte de ella)
Algunas tenemos hijos que no soportan casi nada de lo que la Navidad trae
Algunas necesitamos descansar
Algunas nos sentimos presionadas por el entorno y la familia
Muchas no sabemos ni lo que queremos o podemos o debemos hacer
Muchas queremos que esto ya pase y aún ni ha comenzado
¿Entonces no hago nada de esto? ¿O dejo de mandar calendarios y Xmas? Si me cuesta a mí tener claridad sobre lo que YO quiero y puedo hacer este año en concreto para la Navidad, imagínate si te voy a decir a ti lo que tienes o no que hacer.
Porque a los humanos nos gusta que nos den recetas, fórmulas, una serie de pasos a seguir. Por eso las tradiciones se mantienen en el tiempo. Porque no tenemos que estar pensando cada año si tal o cual, se hacen y punto. Pero en la maternidad atípica ya sabes que esto no siempre funciona, y no desde luego sin pasar una factura: desregulaciones, crisis, llanto, decepeción, frustración, y muchas veces al final del día un sentimiento de que no lo hemos gestionado bien como madres (ni como hijas, ni como hermanas… ya sabes, el entorno a menudo tampoco ayuda).
¿Entonces qué solución te doy? Pues la que estoy aplicando a mi propia vida:
Lo primero, dándome permiso para evaluar lo que quiero y puedo hacer ESTE año. Que este año no envíe los dichosos calendarios no significa que el año que viene, si, por ejemplo, tengo más tiempo no lo haga tampoco. Es decir, cada Navidad, cada año es una nueva oportunidad de decidir. Y de decidir dependiendo de factores como tus disponibilidad de tiempo, tus niveles de energía, y cómo está las cosas en casa (hay años que ya con sobrevivir tranquilamente nos podemos dar con un canto en los dientes).
Lo segundo, identifica lo que DEFINITIVAMENTE quieres en tu Navidad (y que también le sirve a tus hijos y pareja, o por lo menos no les hace daño, o les da igual). Es super importante empezar por lo que SÍ, porque si no se nos cuelan muchas cosas que ni fu ni fa, de nuevo por la inercia de lo que siempre se ha hecho. Y si no tienes ni idea de lo que quieres, o de si realmente lo quieres, prueba esto (que es muy radical): no hagas nada extra. A veces tenemos que probar para saber. Y nos damos cuenta de que realmente echamos algo de menos, o que no, que estamos genial sin hacer muchas de las cosas que antes nos obligábamos a hacer. Y ojo a acabar haciendo cosas en el ultimo momento por miedo (sobre todo a perderte algo). Pasa del FOMO (fear of missing out, o miedo a perderse algo) a JOMO (joy of missing out, la alegría de perderse algo - algo que no nos aportaba o nos estresaba demasiado, se entiende).
Y lo tercero, AJUSTA en base a lo primero y a lo segundo. Si este año tienes poca energía o tiempo y lo que definitivamente deseas para la Navidad y el Año Nuevo son momentos tranquilos en casa todos juntos… pues suelta mucho a nivel social, de compras, de comilonas fuera de casa, etc. Si este año tienes poca energía o tiempo, pero tu hijo o hija ND está muy bien, animado, e ilusionado con las fiestas, escoge 1-2 actividades especiales, o delega por ejemplo algo de la decoración en casa a tus hijos (y atención al perfeccionismo de madre, claro que ellos no lo van a hacer tan bien como tú, pero si sueltas te cansarás menos y tal vez ellos disfruten más).
Si este año estás bien de energía o tiempo, pero te agobia mucho el jaleo navideño (o le agobia a tu hijo), haz poco. Haz lo que realmente te anima y, si tiene que ser sola o con tu pareja o con otro de tus hijos o con amigas, disfruta (y busca apoyos para poder hacerlo). Y si estás bien de energía o tiempo y quieres ir a por todo, ¡adelante! Pero haz check-ins contigo misma, para no caer en el burnout o colapso, porque a menudo en las fiestas que duran tantos días, nos pasamos (incluso queriendo) y luego no disfrutamos el resto. Tan solo te recuerdo que tengas en cuenta las necesidades, sobre todo sensoriales, de tu hijo o hija ND.
La Navidad es una época de altas demandas, tanto sociales como sensoriales. De altas expectativas, sobre todo sociales. Puede ser una época caótica, llena de actividades, ajetreo e interacciones familiares y sociales. Y esto, más o menos, supone una enorme exigencia para nuestros hijos autistas y con TDAH. Y a menudo nos exige buscar compromisos, y comunicarnos claramente con el entorno, sin caer en la culpa ni en responsabilizar a los demás de nuestras decisiones.
Yo me voy a aplicar el cuento este año y, si me da tiempo este finde, diseñaré los calendarios y mandaré los Xmas. Y si no, pues no lo haré en esta ocasión y tampoco pasa nada. Me voy a enfocar en hacer que mi hogar sea muy acogedor, con algunas decoraciones (pero no todas las que tengo) y sobre todo con muchas velas. Iré a 1 sola fiesta de unos amigos (que también tienen un hijo autista), pero no nos quedaremos mucho rato e intentaré no beber mucho porque me sienta fatal. Y seguramente viajaremos como familia porque para nosotros es un tiempo para estar juntos, los 3 solos, y lejos de tradiciones que tampoco nos encantan.
Sean cual sean tus decisiones te deseo mucho bienestar, mucha conexión, poco estrés y presencia con los tuyos.