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Emociones Magüi Moreno Emociones Magüi Moreno

Mi historia como madre de un hijo con autismo.

Por lo que estoy aquí hoy, es para contaros un poco más sobre de mi historia, de por qué decidí enfocarme en el apoyo de madres y padres de hijos con autismo, ya sean niños, adolescentes o jóvenes.

Por lo que estoy aquí hoy, es para contaros un poco más sobre de mi historia, de por qué decidí enfocarme en el apoyo de madres y padres de hijos con autismo, ya sean niños, adolescentes o jóvenes.

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

Cuando yo misma me convertí en madre de alguien con autismo, cuando recibimos el diagnostico, me bombardeé a mí misma con todo tipo de información, terapias, programas de apoyo, sobre información sobre al autismo.

Esto es normal. Lo primero que queremos es ayudar a nuestros hijos. Que queramos saber mas sobre como ayudar para que puedan llevar a cabo su máximo potencial y tener una buena vida.

Poco apoyo a madres y padres de hijos con autismo

El autismo es una condición muy compleja. Se manifiesta de manera muy diversa para las diferentes personas. De hecho se llama Espectro Autista porque hay una gran variedad, una gran diversidad dentro de este grupo de diferencia neurológica.

Como padres lo que hacemos es investigar y saturarnos, pero siempre es hacia el exterior. Siempre es hacia el exterior, hacia nuestro hijo o nuestra hija y lo que se queda por el camino suele ser precisamente cómo nos afecta esta noticia tan difícil a nosotros. Cómo podemos gestionarlo lo mejor desde y para nosotros mismos. Y cómo podemos cuidarnos para seguir ayudando y luchando por nuestros hijos.

En la época del diagnostico, que fue en el 2014, yo ya trabajaba como coach y como terapeuta transpersonal. Trabajaba con clientes diversos, en general con mujeres que querían llevar a cabo cambios en sus vidas, a nivel profesional o personal, gestionar mejores su emociones, su estrés, su perfeccionismo, que es algo con lo que you he lidiado a lo largo de toda vida. Y siempre se dice que uno ayuda a los demás en lo que tiene que trabajar en sí mismo. 

Pero me di cuenta, que había muy poco apoyo para los padres de hijos con autismo, o de niños con otras neurodiferencias como el TDAH, el síndrome de Down. Casi todo el apoyo va dirigido a esos individuos que tienen esas condiciones. Pero hay muy poco apoyo a los padres, a las familias.

El autismo es una condición neurológica que tiene cada vez una mayor prevalencia. Y esta teniendo un efecto sobre cómo educamos a los hijos, porque cada vez hay más niños con TEA y otras neurodiferencias en las escuelas y los colegios. Y surgen asociaciones y grupos de padres, más o menos informales, pero que - vuelvo a lo de antes - están muy enfocados en los hijos, en el autismo de los hijos.

Bienestar para madres y padres

Y yo aquí lo que quiero plantear es algo diferente. Quiero que nos volvamos algo egoístas. Quiero que pensemos en nuestro bienestar. Que tomemos nota de nuestro bienestar, como personas también y no solo como padres. Cómo estamos y cómo afecta eso a la calidad de nuestra vida como individuos pero también a la calidad de la vida de nuestras familias.

Es muy curioso tiene que justificar esta linea de trabajo de apoyo a los padres. Pero realmente ¿quién nos apoya a nosotros? Hay muy poca información, hay poca creación de comunidad en torno a la problemática del agustino que no esté precisamente enfocada en la problemática del autismo. Quiero ir un poco más allá.

Quiero hablarte de cómo dentro de esas circunstancias del autismo en mi hogar, cómo he ido conociéndome más y más a mí misma, cómo he ido gestionando mejor mis emociones. Aun me queda un largo camino, es un camino que nunca se acaba, es un camino de por vida. Pero un desafío tan fuerte como el autismo te pone en esa disyuntiva de: o sigo como estoy y el estrés, el agobio, los estado depresivos van a ir a mas y por lo tanto van a tener un impacto sobre mi bienestar y el de mi hijo y seres queridos. O algo tiene que cambiar.

El estar proyectando el futuro o recordando el pasado (antes del diagnostico o incluso antes de ser madre) es lo que crea ansiedad , tristeza, agobio, ira, enfado, rechazo. Es no vivir en el presente.


Mi trabajo esta anclado en el mindfulness. En conocernos mejor. En conocer cuales son nuestros gatillos. Por que ciertas cosas nos hacen saltar como si tuviésemos un resorte. Y siempre desde el amable entendimiento de que tenemos unas circunstancias particularmente difíciles por el autismo de nuestros hijos. 

Ese es el valor que yo quiero aportar, siempre desde la vulnerabilidad, que es hablar de mi propia vida y de mis propias experiencias, de lo que me ha salido mejor y peor, no ya a nivel de mi proceso de autoconocimiento, de mi propia auto-empatía y de mi proceso de mejor gestión emocional que es la clave de todo esto.

Los pensamientos y las emociones se retro y auto-alimentan. Los pensamientos nos llevan a estados emocionales y también las emociones que nos surgen en un momento dado, en vez de quedarnos con ellas, y sentirlas a nivel corporal, las racionalizamos, las llevamos a la mente y eso hace que también caigamos en pensamientos negativos, ansiedad, preocupación excesiva etc.

Esto es para daros un anticipo de por qué centrarnos y realmente enfocarnos en nosotros. Ese egoísmo en el mejar sentido de la palabra. Entender que no podemos dar de donde no tenemos. Y cuando se trata de los hijos, siempre queremos dar, darlo todo.

Y la paradoja es que estamos dispuestos a cambiar o transformar algo en nuestras vida por el amor a nuestros hijos y seres queridos cuando no lo haríamos por nosotros mismos. A menudo nos queremos muchísimo menos de lo que deberíamos.

Estoy aquí para invitarte a que reflexiones sobre esto: no es lo que nos pasa. Es lo que hacemos con lo que nos pasa. Nada va a poder la realidad de que tu hijo es diferente, o de que tu hija tiene unos desafíos que tal vez sus hermanos o sus primos o vecinos no tienen. Eso ni yo ni nadie te lo puede quitar.

Sin embargo, lo que sí podemos trabajar como percibes esos desafíos. De como haces las paces e incluso encuentras regalos ocultos en estos desafíos.

El diagnóstico de mi hijo

A mi hijo le diagnosticaron cuando tenia apenas 4 años, por ese entonces nosotros vivíamos en Escocia (mi marido es escocés), después, nos mudamos a EE.UU. Y decidí trabajar mayoritariamente en español porque creo que hay aun menos apoyo para la comunidad de padres y madres de hijos con autismo en España y LA. He decidido que todo mi contenido gratuito iba a dar en español. Pero el trabajo individual de coaching y asesoramiento lo hago en los dos idiomas.

El proceso de diagnostico de mi hijo fue un proceso larguísimo (casi un año). Es un proceso muy difícil en el que te das de sopetón con esa realidad de que tu hijo es diferente y de que seguramente va a tener autismo. Cuando entras en un proceso de diagnostico de autismo, la mayoría de los casos se confirma.

El día que hice conciencia del diagnóstico (en mi caso, fue antes del diagnóstico) practiqué el mindfulness. Estuve muy atenta con el aquí y el ahora con mi hijo.

Ese día tomé conciencia de que él podía ser diferente, ese fue para mi el día en el que esto del mindfulness pasó de ser una herramienta, una técnica muy útil para todos de cara a la gestión del estrés, a una especie de ancla para mí que me hizo sobrellevar todo el desafío del diagnóstico y de la toma inicial de contacto con esa nueva realidad y con esos desafíos de manera muchísimo más saludable, no sin altibajos desde luego, pero yo diría que me hizo ver que eso tenia una aplicación practica importantísima.

Mi intención con el articulo es compartir desde la vulnerabilidad mis aprendizajes de ese día de toma de conciencia de la diferencia de mi hijo, por si te pueden resonar, aportar valor o simplemente darte una cierta sensación de no estar tan sola. Porque el camino como padre o madre de un niño con autismo sobre todo se caracteriza, en mi experiencia personal, por una sensación de soledad y aislamiento bastante importante. 


Así que también estoy aquí para deciros que no estáis solos, que cada vez hay mas personas en nuestra situación. Y que tenemos que cuidarnos. Tenemos que reconectar con nosotros mismos en ese viaje de apoyo, de lucha y de reconexión con nuestros hijos neurodiversos.

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Crianza Magüi Moreno Crianza Magüi Moreno

El por qué y para qué de mi trabajo en autismo, crianza y mindfulness

Después de mucho divagar como profesional por los senderos del desarrollo personal, el coaching y la terapia, decidí enfocarme exclusivamente en el apoyo a padres y madres, o a cualquier otra persona que tenga al cargo a una persona con autismo. ¿Por qué?

Hola me llamo Magüi Moreno y soy coach estratégica, terapeuta transpersonal y experta en mindfulness. Pero todo esto es lo de menos. En mi propio camino de crecimiento personal y de ayuda a los demás, soy ante todo, la madre de un niño con autismo. Mi hijo se llama Adrián, fue diagnosticado con TEA Trastorno del Espectro Autista al poco de cumplir 4 años.

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

Después de mucho divagar como profesional por los senderos del desarrollo personal, el coaching y la terapia, decidí enfocarme exclusivamente en el apoyo a padres y madres, o a cualquier otra persona que tenga al cargo a una persona con autismo. ¿Por qué?

En realidad la principal razón es que todos los padres de niños, adolescentes o jóvenes con autismo sufren unos niveles de ansiedad y de estrés mucho más elevados que el resto de los padres. Esto no te lo tengo que explicar ni justificar. Tu lo sabes bien de primera mano.

A las dificultades intrínsecas de relacionarnos, cuidar de, y luchar por el desarrollo de una persona con autismo, se unen además la gran incertidumbre por su futuro, y la vergüenza de tener un hijo o hija diferente.

Todos pasamos por esa vergüenza, por ese proceso que a veces se hace infinitamente largo de procesar y de aceptar el autismo de nuestro hijo o hija. Y eso nos crea niveles altísimos de estrés, de ansiedad, de estados depresivos incluso. Que en muchos casos se convierten en crónicos.

El papel del mindfulness

Aquí entra el mindfulness. Gran parte de mi trabajo se centra en dar claves, técnicas y herramientas sencillas para reducir tu estrés y tu agobio. ¿Cómo? Con la sencilla pero a menudo difícil técnica de vivir el momento presente - básicamente lo que hoy llamamos mindfulness. De no identificarnos con nuestros pensamientos. De no creernos todo lo que nos surge en la mente. De conectar con la respiración. Con el cuerpo. Con el aquí y con el ahora.

El mindfulness no va a hacer desaparecer el autismo de tu hijo o hija por arte de magia. No va a cambiar tu realidad externa. Pero si puede cambiar como percibes TÚ esa realidad externa. Porque como digo yo siempre: no es lo que te pasa, es lo que haces con lo que te pasa.

Nadie tiene el poder de borrar el autismo en tu hogar, pero TÚ si tienes el poder (y yo diría la responsabilidad) de mejorar tu dialogo interior, de bajar tus niveles de estrés, y de conectar contigo misma para poder conectar mejor con todos lo que te rodean, incluido tu hijo con autismo.

¿Has oído lo de la mascarilla de oxigeno en los aviones, no? Pues eso. NO puedes dar de donde no tienes. No puedes cuidar de los demás, si no cuidas de ti mismo. No puedes aumentar la serenidad en tu hogar si en tu interior no hay mas que agobio.

Mis por qué y para qué

AsÍ que, mi primer por qué es porque los padres estamos muy estresados y ademas recibimos poco o ningun apoyo especifico PARA NOSOTROS. Y mi primer para qué es para darte herramientas practicas, sencillas, que puedas usar de manera cotidiana. Y también, ¿por qué no?, para compartir lo que me ha funcionado a mí en mis años de exploración, de bajones, de tropiezos y de descubrimientos.

Pero hay otro por qué y otro para qué. Todos los que nos convertimos en padres y madres sabemos que es un camino difícil, independientemente de cómo sea nuestro hijo. La crianza es un desafío, siempre. Nos saca de nuestra zona de confort, nos saca de quicio muy a menudo. Es un camino largo, de muchos años, y con muchos altibajos. Lo que yo propongo es: ¿por qué no ver la crianza como una relación que nos permite conocernos mejor a nosotros mismos, y crecer como personas?

Aqui te invito a que cambies la pregunta que todos nos hacemos de “¿por que a mí?” Por la pregunta “¿para qué a mi?” Es un cambio sutil de perspectiva, pero potente. ¿Para qué a mé este desafío del autismo de mi hijo? ¿Qué me trae este desafío, aparte de dificultades o de consecuencias que no deseo? ¿Te has parado alguna vez a preguntarte esto?

Es como cuando te suben la apuesta en una partida de poker… si la crianza ya es difícil de por sí, ¿qué hay de la crianza de un hijo con autismo? ¿Qué puedo yo sacar de esta realidad?

Por ahora te lo dejo aquí… Si te ha resonado de alguna manera, o te ha puesto incómoda, es buena señal.


Si quieres acceder a contenido exclusivo gratuito y saber mas sobre mis aventuras y mis retos (y tengo muchos, eeeh) como madre de un niño con autismo, sígueme en mis redes sociales y suscríbete a mi boletín donde recibirás mis abrazos virtuales .


Hola me llamo Magüi Moreno y soy coach estratégica, terapeuta transpersonal y experta en mindfulness. Pero todo esto es lo de menos. En mi propio camino de crecimiento personal y de ayuda a los demás, soy ante todo, la madre de un niño con autismo. Mi hijo se llama Adrián, fue diagnosticado con TEA Trastorno del Espectro Autista al poco de cumplir 4 años.

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

Después de mucho divagar como profesional por los senderos del desarrollo personal, el coaching y la terapia, decidí enfocarme exclusivamente en el apoyo a padres y madres, o a cualquier otra persona que tenga al cargo a una persona con autismo. ¿Por qué?

En realidad la principal razón es que todos los padres de niños, adolescentes o jóvenes con autismo sufren unos niveles de ansiedad y de estrés mucho más elevados que el resto de los padres. Esto no te lo tengo que explicar ni justificar. Tu lo sabes bien de primera mano.

A las dificultades intrínsecas de relacionarnos, cuidar de, y luchar por el desarrollo de una persona con autismo, se unen además la gran incertidumbre por su futuro, y la vergüenza de tener un hijo o hija diferente.

Todos pasamos por esa vergüenza, por ese proceso que a veces se hace infinitamente largo de procesar y de aceptar el autismo de nuestro hijo o hija. Y eso nos crea niveles altísimos de estrés, de ansiedad, de estados depresivos incluso. Que en muchos casos se convierten en crónicos.

El papel del mindfulness

Aquí entra el mindfulness. Gran parte de mi trabajo se centra en dar claves, técnicas y herramientas sencillas para reducir tu estrés y tu agobio. ¿Cómo? Con la sencilla pero a menudo difícil técnica de vivir el momento presente - básicamente lo que hoy llamamos mindfulness. De no identificarnos con nuestros pensamientos. De no creernos todo lo que nos surge en la mente. De conectar con la respiración. Con el cuerpo. Con el aquí y con el ahora.

El mindfulness no va a hacer desaparecer el autismo de tu hijo o hija por arte de magia. No va a cambiar tu realidad externa. Pero si puede cambiar como percibes TÚ esa realidad externa. Porque como digo yo siempre: no es lo que te pasa, es lo que haces con lo que te pasa.

Nadie tiene el poder de borrar el autismo en tu hogar, pero TÚ si tienes el poder (y yo diría la responsabilidad) de mejorar tu dialogo interior, de bajar tus niveles de estrés, y de conectar contigo misma para poder conectar mejor con todos lo que te rodean, incluido tu hijo con autismo.

¿Has oído lo de la mascarilla de oxigeno en los aviones, no? Pues eso. NO puedes dar de donde no tienes. No puedes cuidar de los demás, si no cuidas de ti mismo. No puedes aumentar la serenidad en tu hogar si en tu interior no hay mas que agobio.

Mis por qué y para qué

AsÍ que, mi primer por qué es porque los padres estamos muy estresados y ademas recibimos poco o ningun apoyo especifico PARA NOSOTROS. Y mi primer para qué es para darte herramientas practicas, sencillas, que puedas usar de manera cotidiana. Y también, ¿por qué no?, para compartir lo que me ha funcionado a mí en mis años de exploración, de bajones, de tropiezos y de descubrimientos.

Pero hay otro por qué y otro para qué. Todos los que nos convertimos en padres y madres sabemos que es un camino difícil, independientemente de cómo sea nuestro hijo. La crianza es un desafío, siempre. Nos saca de nuestra zona de confort, nos saca de quicio muy a menudo. Es un camino largo, de muchos años, y con muchos altibajos. Lo que yo propongo es: ¿por qué no ver la crianza como una relación que nos permite conocernos mejor a nosotros mismos, y crecer como personas?

Aqui te invito a que cambies la pregunta que todos nos hacemos de “¿por que a mí?” Por la pregunta “¿para qué a mi?” Es un cambio sutil de perspectiva, pero potente. ¿Para qué a mé este desafío del autismo de mi hijo? ¿Qué me trae este desafío, aparte de dificultades o de consecuencias que no deseo? ¿Te has parado alguna vez a preguntarte esto?

Es como cuando te suben la apuesta en una partida de poker… si la crianza ya es difícil de por sí, ¿qué hay de la crianza de un hijo con autismo? ¿Qué puedo yo sacar de esta realidad?

Por ahora te lo dejo aquí… Si te ha resonado de alguna manera, o te ha puesto incómoda, es buena señal.


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Crianza, Cuida de ti, Emociones, Mentalidad Magüi Moreno Crianza, Cuida de ti, Emociones, Mentalidad Magüi Moreno

Manifiesto para Madres y Padres de Hijos Diferentes

Hoy más que nunca creo que los padres de hijos diferentes tenemos que invertir en nuestro propio bienestar para aumentar el de nuestros hijos. ¿Cómo? Reparando la conexión con nosotros mismos, conectando con otros padres en la misma situación y compartiendo nuestros desafíos. Aquí tienes mi manifiesto de crianza para niños con necesidades especiales con 10 puntos. ¡Compártelo!

En este momento, millones de niños están creciendo en un mundo no creado por o para ellos; un mundo que a menudo los malinterpreta, los ignora, los aísla o incluso los maltrata. Un mundo que no los apoya para desarrollar todo su potencial. Estos niños son diferentes de alguna manera, algunos dicen que están discapacitados, algunos dicen que son atípicos, algunos dicen que son neurodiversos, algunos dicen que tienen necesidades especiales, algunos dicen que están en un espectro de habilidades. ¿Pero, qué crees? Todos lo estamos.

En este momento, millones de padres de estos niños lo pasan mal intentando criarles. Se sienten perdidos, aislados, agotados y, a menudo, víctimas de una mala pasada de la vida. Viven infelices y estresados. Libran una doble batalla diaria: por un lado, para que sus hijos reciban el apoyo que necesitan; por el otro, lidiando con sus propios sentimientos de fracaso, pena, tristeza, desilusión, vergüenza y frustración.

Hoy más que nunca creo que los padres de hijos diferentes tenemos que invertir en nuestro propio bienestar para aumentar el de nuestros hijos. ¿Cómo? Reparando la conexión con nosotros mismos, conectando con otros padres en la misma situación y compartiendo nuestros desafíos. Algunos, como yo, incluso queremos abogar en nombre de nuestros hijos y de nosotros mismos por nuevos modelos educativos, por una inclusión real en todos los ámbitos de la vida, por un mundo más amable y más solidario para todos nosotros, seamos más o menos “normal".

Aquí tienes mi manifiesto de crianza para niños con necesidades especiales. Es un trabajo en progreso, como la vida misma.

 
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Como padre o madre con necesidades especiales, yo:

1. Cuido de mi bienestar

Invierto en mi bienestar para transformar la relación con mis hijos y recuperar mi vida. Un padre y una madre que están bien son el corazón de una familia que está bien. Reconectarme a mí mism@, a mis necesidades, a mis anhelos, a mis sueños, a mis miedos, me permite conectarme mejor con mis seres queridos, especialmente con mi hij@ con necesidades especiales. No puedo estar presente y satisfacer profundamente las necesidades de mi hij@ si no he entendido y satisfecho las mías.

2. Vivo y educo en el momento presente

Mi mayor fuente de conflicto y estrés es la relación conmigo mism@ y mis pensamientos sobre cómo debería ser como padre o madre. El verdadero desafío es soltar: soltar el control. De lo que otras personas piensan de mi hijo. De lo que piensan de mí como padre o madre. Soltar mis ideas de cómo debería ser el futuro para vivir en el momento presente, el mío y el de mi hij@. Este es el único lugar donde puedo llevar a cabo un impacto positivo en la vida de ambos.

3. Suelto mis expectativas

Mi valor como persona y el de mi hij@ es intrínseco. No depende de logros o de cumplir con las expectativas de nadie, ni mías. La mayor parte de nuestro sufrimiento como padres proviene de centrarnos demasiado en los resultados y no lo suficiente en el camino y en los regalos de criar a un hij@, ya sea neurodivers@ o neurotípic@.

 
“Soy posibilidad” de Miss Prosperity - www.dearmissprosperity.com

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4. Presto atención a mi experiencia interna

Tener una buena vida no depende de lo que me sucede, sino de cómo me relaciono con eso que sucede. La libertad personal está en el espacio entre lo que acontece y cómo respondo. No tengo por qué seguir siendo víctima de las divagaciones de mi mente y de mis patrones emocionales automáticos. Puedo conocerme mejor a mí mism@, a mis pensamientos, a mis emociones, a mis patrones de comportamiento. Y eso me ayudará a ser un padre y una madre más consciente y receptivo; menos en piloto automático.

5. Intento entender la experiencia interna de mi hijo

Todo comportamiento es comunicación. Como padres, a menudo nos enfocamos sólo en lo que el comportamiento de nuestro hij@ significa para nosotros (o para otros adultos), en lugar de lo que significa para ellos. Mi responsabilidad como padre y madre es entender la necesidad que hay detrás, ayudarlos cuando sea necesario, pero sobre todo cuidar de MI reacción a su comportamiento.

6. Proceso mi pena, vergüenza y / o miedo

Reconozco que puede haber dolor, miedo, culpa y vergüenza como parte de mi experiencia de tener un hijo diferente. Me comprometo a trabajar en todo esto (o buscar ayuda) para sanarme a mí mism@ y para sanar la relación con mi hij@ diferente. Criamos lo mejor que podemos y casi siempre estamos influenciados por la forma en que fuimos criados nosotros mismos. Nuestro poder radica en tomar conciencia de esto y decidir lo que queremos mantener y lo que no.

7. Acepto para transformar

Como padre o madre, no necesito saberlo todo ni controlar todo el tiempo. A veces basta con ser testigo de las experiencias de nuestros hijos y acompañarles en sus emociones (siempre y cuando no estén en peligro). No hay nada malo en mí. No hay nada malo en mi hij@.




8. Veo las oportunidades, no sólo los desafíos

Tengo la capacidad de hacer lo mejor para mí y para mis hijos. Estoy dispuest@ a volver a examinar mi vida y mis expectativas, y aprovechar al máximo mis desafíos parentales para conocerme mejor, amarme mejor y aceptar mi vida con confianza. Puedo satisfacer mis propias necesidades emocionales como padre o madre de un hijo diferente de una manera significativa, realista y práctica para mi situación familiar.




9. Acepto y comparto mi experiencia

Estoy dispuest@ a tomar las riendas de mi experiencia como madre o padre de un hijo diferente, a compartirla con otros y a defender lo que mi familia y yo necesitamos. Tendremos días buenos y días no tan buenos, y eso está bien. Lo que importa es mi compromiso de estar todos los días para mí, para mi hijo, para mi familia.

10. Soy un buen apoyo para mí mism@ y para los demás

Creo en un nuevo modelo de crianza que sea inclusivo, que acepte las diferencias y rechace la crianza basada en la vergüenza y la culpa. También creo en apoyar a padres y madres como yo para criar a nuestros hijos desde un lugar de confianza y con los medios educativos para apoyar la forma de ser y de aprender de mi hij@.



Criar a un hij@ diferente es transformador; no tiene por qué ser traumático.


La crianza de los hijos a menudo se reduce a administrar sus vidas, sus terapias, su educación académica ... Y además intentando, al mismo tiempo, de gestionar nuestro propio dolor, ansiedad y decepción. Pero la crianza de los hijos no es solo otro grupo de tareas que nos provocan estrés en nuestra interminable lista de pendientes. Es una invitación emocional, física y trascendental para conectarnos con la riqueza de la vida: para estar presentes con nosotros mismos y con nuestros hijos.

¿Estás de acuerdo?


Si necesitas apoyo para rediseñar tu vida y tu rol de padre o madre, te ofrezco:

  1. Una sesión gratuita de coaching de 45 minutos.

  2. Una exploración en audio de cómo cuidarte mejor día a día, con ideas y consejos prácticos para reducir tu estrés en la crianza.

  3. Un mes de acompañamiento para aumentar la calma en tu vida de manera sencilla y práctica mediante la práctica del mindfulness.

Si este manifiesto resuena contigo, por favor ayúdame para poder llegar a otros papás y mamás de hijos diferentes. ¡Comparte esto o deja un comentario!

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Mentalidad, Herramientas, Cuida de ti Magüi Moreno Mentalidad, Herramientas, Cuida de ti Magüi Moreno

Cómo ser "fuerte"

Ante las adversidades de la vida, cualquier hijo de vecino te dirá “hay que ser fuerte”. Pero, ¿en qué consiste esto cuando nos referimos a una dificultad como el autismo de tu hij@? Aquí te planteo 5 preguntas-clave que te pueden ayudar.

Ante las adversidades de la vida, cualquiera te dirá “hay que ser fuerte”. Pero, ¿en qué consiste esto cuando nos referimos a una dificultad como las diferencias de desarrollo de tu hij@? ¿Significa acaso resignación? ¿Paciencia? ¿Estar siempre a pie de batalla? ¿Dispuest@ a pelearse con la vida misma, cual Quijote enrabietad@?

 

Aquí te doy 5 preguntas-clave para "darle la vuelta a la tortilla" y poder interpretar las dificultades como oportunidades desde la aceptación de todo lo que nos ocurre en la vida, lo veamos como positivo o como negativo. Aceptar es siempre el primer paso, y el más difícil. Porque consciente y racionalmente, muchos de nosotros podemos decir que hemos aceptado “la diferencia” de nuestro hij@. Pero a nivel de sentimientos y de acciones, a menudo nos resistimos, nos rebelamos, negamos inconscientemente que esta sea su (y nuestra) realidad.

 

¿Has oído hablar de la resiliencia? Es un término de la psicología positiva que se refiere a nuestra capacidad de afrontar la adversidad y de adaptarnos a lo que surge en nuestras vidas. Hoy en día se dice que la resiliencia es más crucial que la autoestima para llevar una vida plena y realizada. ¿Por qué?

 

La resiliencia es un músculo que ejercitamos a diario y ante cualquier situación que exija un cambio de perspectiva o de acción.

 

La autoestima es lo que pensamos de nosotros, pero esto a menudo se desinfla con facilidad cuando las cosas no van como queremos.

 

Así que, ante el complejo y desbordante desafío del autismo, el TDAH, el síndrome de Down, la parálisis cerebral, etc. en nuestra familia, nuestra fortaleza (entendida como resiliencia) es no sólo necesaria para mantenernos a flote sino que se convierte en un círculo virtuoso. Un círculo de aceptación, de aprendizaje, de menos resistencias, de menos sufrimiento, y así cada vez hacia un mayor sentimiento de paz y de confianza ante la vida, sea cuales sean las circunstancias.

 

Aquí van las claves. Ante una situación que tú no hubieras elegido, pregúntate:

 

1. ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Cómo puedo crecer / madurar / mejorar / evolucionar? (usa el verbo que mas te resuene)

El hecho irrefutable es que los humanos aprendemos a través de la adversidad o los desafíos. Somos máquinas de resolver problemas. En realidad los problemas los creamos nosotros, o más bien, nuestra mente. Nada en sí es un problema o una ventaja, sino solo en tanto que lo vemos así.

 

2. ¿Qué regalos “escondidos” me trae esta situación?

Puede que te cueste verlos durante un tiempo, pero están ahí y solo tienes que reconocerlos desde el corazón y no desde la mente (tu intuición, tu sexto sentido, o el hecho de que sabes algo aunque no sepas exactamente como).

 

3. ¿De qué me libera?

Esta puede parecer una pregunta extraña, pero cuando afrontamos lo que percibimos como dificultades, tenemos una oportunidad única de soltar lastre. De cambiar algo en nuestra vida dejando marchar, soltando, liberándonos. Ya sea de una rutina o hábito que ya no nos sirve, de personas que ya no aportan nada a nuestra vida, de actividades que nos hacen perder energía… de lo que sea. 

 

4. ¿Qué recursos tengo para afrontar esto?

Tienes muchos y los verás cuando te quites el sesgo negativo de tu mente (es un hecho estudiado y probado que la mente humana se enfoca en lo que no va bien por encima de lo que sí). Siéntate y haz una lista: ingenio, amor, amigos, familiares, dinero, conocidos, contactos, profesionales, tiempo, estudios, motivación, interés, acceso a información, redes de apoyo formal e informal, servicios públicos, curiosidad, etc….

 

5. ¿Cómo puedo YO pasar a la acción? ¿Qué voy a vivir de manera diferente?

Esta pregunta es fundamental pues es la clave de la resiliencia. Pasar de recibir a dar, de ser el sujeto pasivo de algo que nos sucede a crear una respuesta que nos sirva en esa situación.

 

La resiliencia es el regalo que te haces cuando te devuelves el poder.

El poder de decidir. 

 

Recuerda: Siempre tienes opciones. Aunque tu mente las niegue, el poder de interpretación, y por tanto, de decisión es tuyo. Claro, dirás, pero yo no quiero que mi hij@ tenga este trastorno o esta diferencia neurológica. O yo no quiero que le pase esto. O que me pase esto a mí. Eso no está en tus manos. Lo que ya es una realidad no cabe más que aceptarlo. Lo que TÚ haces con esa realidad es tu prerrogativa. Ahí radica tu poder y la magia de cambiar tu percepción y por tanto la realidad de lo que te rodea. Recuerda que la mente es el filtro por el que nos llega lo que nos ocurre a nuestro alrededor. Limpia ese filtro y lo verás todo con otra luz. No se trata de negar el dolor de lo que es difícil, de lo que nos causa fuertes emociones, de la incertidumbre de la vida.

 

El mar tiene olas, pero no por eso tenemos que ahogarnos (esa sería una decisión, no un destino).

 

Aprende a y practica navegar con, no contra, las olas del mar y verás como llegas lejos y puedes disfrutar mejor de la travesía.

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Estas preguntas se enfocan en TU resiliencia, como padre o madre de un hij@ diferente. Ayudar a que tu hij@ desarrolle su propia resiliencia es también fundamental, sobre todo teniendo en cuenta que vive en un mundo que no siempre le va a comprender o ayudar. Como padre o madre, vas a poder enseñar a través de tus acciones, de tus palabras. Vas a poder modelar para ellos la practica de la resiliencia a diario. Y por supuesto investigar y facilitarle métodos y técnicas sobre gestión emocional y habilidades sociales que sean especificas para personas con TEA y que les ayuden a incrementar su propio poder de adaptación.

 

Pero, como siempre, vuelvo a TI. Aquí nos enfocamos en TU bienestar, en TU capacidad de adaptación, en TU poder de crecimiento tanto a través del desafío de la diferencia de desarrollo de tu hij@ como a través de los millones de micro (y macro) desafíos que surgen en tu vida, como en la de todos.

 

Porque finalmente la calidad de nuestra vida SI depende de nosotros. Pues depende de nuestra percepción, y de nuestra mentalidad. Depende de los filtros a través de los cuales vemos la vida. La resiliencia nos hace abrirnos a la experiencia que sea para aprender de ella, para pasar por ella y salir al otro lado más fuerte, más consciente de nuestro propio poder de adaptación y de aceptación. Lo contrario de la resiliencia es la resignación, es el sentimiento de que no podemos hacer nada, de que no tenemos poder para nada. En el fondo esto es una estrategia de miedo por parte de nuestro inconsciente, que nos quiere distraer del riesgo que nuestra mente se imagina supone afrentar el desafío y cambiarnos por el camino.

 

Te dejo con una oración/petición/cita muy conocida y que establece las bases para la resiliencia (si la palabra "Dios" te rechina, cámbiala por otra que te resuene): 

Que Dios me dé la serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, el coraje para cambiar lo que sí puedo, y la sabiduría para saber cual es cual.

 


¿Qué te han parecido estas 5 preguntas-clave? ¿Por qué? ¿Echas de menos algo que te parece importante? ¡No dudes en dejar tus comentarios aquí abajo! Tu aportación es valiosa y le puede servir a otras personas como yo y como tú, en una situación similar. Si te ha gustado, ¡compártelo y ayúdame a llegar a más personas! 💙

Si aún no recibes mis correos semanales, apúntate aquí. En ellos cuento cosas más personales sobre mi viaje como madre de un niño con autismo, además de darte recursos adicionales exclusivos y gratuitos incluido mi Kit de Primera Ayuda para Padres de Hijos Diferentes.

 

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Los 3 pilares de mi trabajo

En este post te cuento algo más sobre las tres disciplinas en las que baso mi trabajo: el coaching estratégico, el mindfulness y la terapia transpersonal. Las tres tienen algo fundamental en común - la base de todo desarrollo personal: la observación de nuestros comportamientos para conocernos mejor, entender lo que nos motiva y por qué. Y ¿para qué? Para liberarnos de nuestros propios bloqueos, tomar mejores decisiones y vivir con plenitud.

Como sabrás, soy coach, terapeuta transpersonal y experta en mindfulness y hoy quiero contarte cómo la potente combinación de las tres disciplinas ha transformado mi vida.

 

¿Que tienen que ver el coaching, el mindfulness y la terapia transpersonal? 

 

Las tres tienen algo fundamental en común - la base de todo desarrollo personal:

La observación de nuestros comportamientos para conocernos mejor, entender lo que nos motiva y por qué.

 

Y los tres operan desde el mismo punto de arranque, aunque sus técnicas y herramientas difieran. Tanto un coach, como un terapeuta transpersonal o un profesor de mindfulness no te dan consejos. Te escuchan atentamente, te entienden, no te juzgan ni te cuestionan. Eso si, te preguntan. Te preguntan mucho. Porque en definitiva, yo veo cualquier disciplina de apoyo psicológico como el trabajo de una comadrona. La que tiene que "dar a luz" es la madre (el cliente o paciente), no la comadrona (el coach, terapeuta o psicólogo). El profesional está ahí para ayudar, para ofrecer alivio, para guiar el proceso, y sobre todo para preguntar y que el cliente dé a luz con mayor facilidad y conciencia a sus propias "respuestas".  

 

Ya, pero ¿para qué? ¿Para qué no sirve conocernos mejor?

 

  • Para liberarnos. Liberarnos de creencias y miedos que nos limitan, que nos bloquean y que a menudo no sabemos siquiera que están ahí o por qué están ahí.

  • Para dejar de auto-sabotearnos. ¿Por qué no hacemos las cosas que decimos que queremos hacer? Es un poco de locos, ¿no? La autoindagacion nos permite darnos cuenta de por qué y cómo nos ponemos la zancadilla constantemente sin darnos cuenta. De lo que se esconde detrás de nuestro auto-sabotaje y como cambiarlo.

  • Para gestionar mejor nuestras emociones, sobre todo aquellas que más nos cuesta sentir, aquellas que se nos han quedado atascadas, aquellas que nos causan sufrimiento.

  • Para aclarar nuestros valores, nuestras reglas… en definitiva el compás por el que queremos regir nuestras vidas. Sin esto nos perderemos una y otra vez, pues adoptaremos el compas de otros y viviremos saltando de aquí para allá, sin una dirección clara y coherente.

 

No podemos llegar a donde no sabemos que queremos ir.

Photo: Karsten Wurth

Photo: Karsten Wurth

 

¿En qué se diferencian?

 

En términos muy sencillos:

  1. El coaching es un proceso de apoyo para conseguir un objetivo concreto.

  2. El mindfulness es la práctica de prestar atención al momento presente sin juzgar.

  3. La terapia transpersonal permite sanar un problema desde la totalidad del ser, y no sólo desde la mente.

Obviamente podría decir mucho más sobre cada uno, pero el objetivo de este post es informarte de como yo trabajo con los tres, no de escribir un largo tratado sobre las disciplinas de acompañamiento psicológico (si quieres indagar más, te recomiendo leas más sobre el coaching aquí, sobre la terapia transpersonal aquí y sobre el mindfulness aquí).

 

Además las tres disciplinas se diferencian:

  • En su enfoque: mientras la terapia transpersonal nos lleva a indagar en nuestro pasado y el coaching se enfoca en lo que queremos conseguir en el futuro, el mindfulness nos invita a conectar con nuestro presente - la fuente de todo nuestro poder. Por eso la tres juntas proporcionan una triada efectiva para re-enfocar nuestra vida.

  • En las herramientas que usan: el coaching trabaja fundamentalmente a través de objetivos como enfoque para el trabajo de transformación interior. El mindfulness te da practicas sencillas para prestar atención al aquí y al ahora y poder así observar todo lo que pasa por tu cuerpo, mente y conciencia. Con la terapia transpersonal a través de tus propias preguntas y del diálogo con el terapeuta se crea una escucha profunda para que surjan respuestas, desde un nivel de conciencia diferente (digamos desde una parte de ti que de la que no sueles ser consciente).

 

En realidad hay solapamientos entre cualquier trabajo psicológico. La terapia es para solucionar algún problema que tengas mientras que el coaching es conseguir un determinado objetivo. Aunque claro, al ir a por esos objetivos, pueden surgir problemas o bloqueos que, o bien se re-dirigen hacia un terapeuta o bien se tratan con otras fórmulas dentro del coaching (PNL, inteligencia emocional, etc.). Al buscar un terapeuta mucha gente quiere alguien con el que pueda desahogarse, compartir sus inquietudes, tirar del hilo interno. El terapeuta no tiene el rol de rendición de cuentas, mientras que el coach sí. El coach te apoya para llegar de un punto inicial a otro diferente. Los procesos terapéuticos son menos lineares y pueden durar mucho tiempo (y por ello causar problemas de dependencia). Mientras que un buen coach busca la independencia del cliente: que descubra, aprenda y use los recursos necesarios para conseguir objetivos por su cuenta.

 

 

¿Por qué uso las tres con mis clientes y en mi trabajo?

 

Porque las tres disciplinas y prácticas han cambiado mi vida. Porque las tres proporcionan la combinación mas potente, integral y amable que conozco para examinar, reconocer y transformar nuestra vida. Personalmente conocí primero el mindfulness y la terapia transpersonal en un momento muy especial de mi vida, cuando me costaba ser madre, y después el coaching en otro momento crucial: justo antes del diagnóstico de autismo de mi hijo.

 

Hoy puedo decir que sin el trabajo previo que había realizado conmigo misma en los años anteriores a ese momento seguramente me hubiese venido abajo. Esto no quiere decir que no lo haya pasado mal, que no haya tenido (y tengo aún) momentos muy duros, que no sienta miedo o ansiedad. Pero ahora me doy cuenta de todo y, lo mas importante, de la intención positiva de todo. Y puedo por lo tanto responder desde una parte más sabia, más consciente de mi misma, como su estuviese a unos cuanto metros de altura y pudiera verlo todo con mayor claridad.

 

Porque las tres disciplinas, y los profesionales con los que he trabajado, me han permitido darme cuenta de mi programación y cambiarla para coger el timón de mi vida.

 

Por eso, cuando me sentí fuerte, cuando me di cuenta de que incluso la persona más auto-exigente y ansiosa, o sea yo, si fui capaz de aceptarme, de relajarme, de amar incluso las circunstancias mas adversas con 40 años, cualquiera era capaz de hacerlo. 

 

Así que te invito a no rendirte, a luchar por tus sueños, sean personales, profesionales o familiares. Cada día veo más y más personas que despiertan, que cambian sus creencias limitantes, que se re-encuentran consigo mismas, que aprenden a escucharse y a tomar mejores decisiones... 

 


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