¿Qué va a ser de mi hij@ diferente?

Un tema con el que a menudo me vienen las mamás y las familias con las que trabajo. Y es la pregunta: ¿Qué va a ser de él? ¿Podrá mi hijo con el mundo de fuera? ¿Conseguirá mi hija tener amigos? ¿Serán capaces de llevar una vida normal? ¿Cómo se va a portar el mundo con ellos?

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

A menudo cuando pregunto qué es lo mas difícil como madre o padre de alguien con diferencias de desarrollo, de socialización, de atención o de aprendizaje, la respuesta suele ser la incertidumbre sobre su futuro. Sobre todo, ese nubarrón negro que siempre acecha por el horizonte de nuestra mente de ¿Quién le cuidara cuando yo no esté?

Claro, muchos de nosotros también nos enfocamos en la sintomatología, es decir en como esa diferencia se manifiesta en él o ella… pues el que le cueste hacer amigos, el que no hable (o no igual que sus coetáneos), su rigidez mental o lo fácil que se descontrola en ciertas situaciones.

Pero lo que más ansiedad nos suele traer como padres es nuestro deseo de que “se adapte” a un mundo exterior que a menudo le malinterpreta. Y esto es totalmente normal. Los seres humanos somos sociales por instinto y la pertenencia al grupo es inconscientemente fundamental para todos. Es uno de nuestros grandes motivadores y explica mucho de nuestro comportamiento tanto individual como a nivel grupal, seamos conscientes de ello o no. Así que imagínate si no va a ser importante para ti como madre o padre que tu hijo o hija se integre en el grupo o lo que las demás personas piensen de él o ella. ¡Por supuesto que sí!

Seguramente, a un nivel profundo, lo que más te llena de ansiedad y de dolor es la incertidumbre sobre su futuro, sobre su vida de aquí a unos años, independientemente de la edad que tenga ahora. Yo misma he sufrido de esto. Siempre he tenido tendencia a la ansiedad y al control y cuando diagnosticaron a Adrian con autismo, lo primero que pensé fue ¿“Que va a ser de él?”

Las primeras preguntas que a menudo se hacen los padres y madres como tú y como yo, en esta situación es :”ya, ¿pero va a estar bien?”, “ya, ¿pero va a poder vivir con independencia cuando sea mayor?”, “ya, ¿pero esto ira mejorando?”

El diagnostico de cualquier trastorno o diferencia de desarrollo como el autismo puede venir o no con una prognosis, es decir con una indicación de como se va a desarrollar a futuro… Pero nadie, ni los medicos ni los investigadores más punteros, pueden predecir el futuro de tu hijo o hija. Pues nadie lo sabe. Ni el pediatra, ni la logopeda, ni la profesora, ni la terapeuta ocupacional, ni la voluntaria de tu asociacion local de apoyo.

Porque la mayoría de estas diferencias son neurológicas por definición y no admiten pronósticos definitivos sobre el desarrollo futuro de la persona que las tiene, sobre todo si es un niño o niña pequeño. ¿Por qué? Pues sencillamente porque no sabemos lo suficiente sobre el cerebro y sobre las causas de estas diferencias. Así es.

Como nota personal sobre esto, yo siempre digo que las sociedades ricas en el primer mundo deberíamos dejar de gastar tanto dinero en armamento militar o incluso en mandar sondas a Marte y enfocarnos en aumentar nuestro conocimiento sobre cómo funciona nuestro cerebro. Porque ahi radica realmente la ultima frontera del conocimiento humano. 

También hay una segunda cuestión sobre por qué no podemos “predecir” el futuro desarrollo de nuestros hijos,y es la llamada neuroplasticidad, que es la capacidad innata del cerebro de re-cablearse constantemente, de cambiar y adaptarse como resultado de la experiencia. Por ello es tan fundamental la intervención temprana, porque en muchos casos un cerebro joven puede cambiar muchísimo y ampliar capacidades cuanto antes se le expone a ciertos estímulos.

Así que nadie te puede confirmar con certeza si tu pequeño (o no tan pequeño) se va a desarrollar de tal forma que pueda llevar una vida “normal”, si va a poder cumplir o pasar por muchos de los indicadores de una vida típica: estudios, trabajo remunerado, pareja, hijos, etc.

Incluso aquellos niños que no tienen retrasos evidentes en el habla o problemas graves cognitivos pueden verse incapacitados más adelante por problemática en torno a la socialización, a la ansiedad, a la depresión. 

Realmente no sabemos que va a ser de nuestros hijos. Y eso duele. Eso duele una barbaridad. Esto nos crea una angustia tremenda.

¿Y sabes qué?? Que en realidad esto no es tan diferente de lo que pasan otros padres con hijos neuro-tipicos. Nadie puede saber el futuro. No hay garantías de nada.

Y sin embargo, dejamos que nuestra mente nos torture con pensamientos sobre ese futuro que aun no existe. Y que nunca existirá, porque solo podemos vivir el presente, el ahora. Y, aunque esto lo entendamos a nivel cognitivo, usando la parte racional de nuestro cerebro… lo cierto es que constantemente estamos teniendo pensamientos en clave de futuro, que ademas suelen ser, pensamientos negativos y llenos de miedos. Y esto nos lleva a las emociones de ansiedad, tristeza e incluso depresión.

Además, aunque entendamos que solo existe el presente, el momento actual, una parte de nuestro cerebro piensa: Ya ¿pero el preocuparse nos permite prepararnos mejor no? ¿O preparar a nuestros hijos?

Aquí hay 3 creencias subyacentes que nos causan ansiedad y nos alejan de la conexión con nuestra sabiduría interior y con nuestro presente: 

  1. Que tenemos que prepararnos para el futuro ahora. Pero, de hecho, la mayoría de las decisiones que tomamos y la planificación que hacemos son bastante a corto plazo. ¿Sabes cómo va a ser tu vida dentro de un año? ¿Qué tipo de factores van a afectar tu vida?

  2. Que sabemos cómo va a resultar lo que nos está pasando ahora por nuestras experiencias pasadas. La consecuencia es que a menudo nos resistimos a nuestra experiencia real, nos ponemos tensos física y emocionalmente ... y en el proceso, nos desconectamos de lo que está realmente sucediendo. A parte de que el pasado no siempre predice el futuro (pero tu mente así lo cree porque le da una sensación de control).

  3. Que la acción es impulsada por el pensamiento. El hecho de que nuestra mente ejecute constantemente un comentario sobre todo lo que hacemos, no significa que esté tomando las decisiones. Muchas veces, nuestro cuerpo actúa antes que la mente. Mucho de lo que hacemos es una respuesta natural a lo que el momento presente nos arroja. La historia mental viene segundos después de la respuesta.

Así que, lo primero es tomar conciencia de cuando estás en modo mental “regreso al futuro” y darte cuenta de que eso a menudo, lejos de ayudarte a ti, a tu hij@ y a tu familia, lo que hace es quitarte energía del momento presente. Recuerda que los pensamientos crean emociones. Si te pones a pensar en un futuro negro que aún no existe y que tal vez no vaya a existir, ¿como crees que te vas a sentir?

4 claves para gestionar mejor tus emociones ante la incertidumbre

1. El miedo al futuro (el tuyo, el de tu hij@) es normal.

Todos lo tenemos. Nuestra mente quiere controlar, pero eso no esta en nuestro poder. Asi que nos mareamos, literalmente, intentando adivinar o atisbar un futuro que no podemos ver. Entiende que tu mente no lo puede evitar, pero  toma conciencia de que le puedes decir a tu mente “Ya basta” y darle cada vez menos energía, enfoque e importancia a ese tipo de pensamientos. Allí donde pones tu foco pones tu energía. No la malgastes.

2. En vez de pensar tanto en ese futuro, que seguramente sera muy diferente a como te lo imaginas, hazte esta pregunta:

¿“Que puedo YO hacer ahora para ayudar a mi hij@?” Esto te devuelve al presente, donde realmente puedes marcar una diferencia y pasar a la accion. 

3. No te presiones, no te agobies

Tu solita no puedes ni ver ni tampoco cambiar el futuro. No esta en tus manos. Esto no significa resignación o pasotismo. Significa entender donde reside tu poder personal y lo hace en el ahora. En el momento presente. Hay muchos factores del futuro que no dependen de ti. Es imposible controlar o conocer lo que aun no ha pasado, y mucho mas cuando se trata del futuro de otra persona.

4. Ten confianza

Ya sé que esto suena muy hippie y muy vago, pero lo cierto es que cada cual tenemos nuestro camino y, como dijo el gran poeta español Machado “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. El no saber forma parte de la experiencia humana. El no saber a menudo nos regala libertad…

a. libertad para vivir el ahora sin ahogarse en la ruminacion mental sobre el futuro.

b. Libertad para apreciar lo que esta en nuestro presente.

c. Libertad para abrirse a lo que vaya llegando próximamente.

d. Libertad para hacer YA lo que consideramos es importante.

e. Libertad para dejar de postergar o retrasar “para cuando…”

f. Libertad para nuevos enfoques, nuevas decisiones, nuevas acciones… en definitiva para evolucionar y crecer y ser mas coherentes con nuestro presente.

La incertidumbre nos da espaciosidad. Es esa apertura la que nos da miedo, porque no sabemos lo que va a venir. Pero también en ese no saber están los regalos de la libertad y de la presencia AHORA.

Espero que esta reflexion te permita soltar parte del miedo al futuro de tu hijo o hija diferente. Esto no quiere decir que te importe menos o que te resignes a un peor futuro - el tema es que no sabemos nada sobre el futuro, ni el nuestro ni el de nuestros hijos. La clave esta en que preocuparte menos por el futuro lejano de tu hijo, te libera a nivel emocional, mental y de energía para enfocarte en lo que SÍ puedes - tu y su PRESENTE.

Magüi Moreno

Life coach and mindfulness expert. My mission is to support special needs parents to achieve fulfilled and happy lives for themselves and to increase their family’s wellbeing.

http://www.maguimoreno.com
Anterior
Anterior

5 pasos para dejar de sobrevivir y comenzar a vivir

Siguiente
Siguiente

El cerebro y las emociones