¿Tener o no tener más hijos?
¿Tener o no tener más hijos cuando ya tenemos uno neurodiverso? Esa es la cuestión.
Por lo menos lo es para muchas familias que ya tienen un hijo con TEA, TDAH o cualquier otra diferencia de desarrollo y aprendizaje.
Este post me lo habéis pedido mucho. En él no encontraréis respuestas a VUESTRA situación. Os comparto, con total honestidad, mi respuesta a mi situación familiar. Y sobre todo una serie de invitaciones a la reflexión. Porque este es un tema MUY personal, pero sobre todo tremendamente EMOCIONAL.
Las respuestas solo las tienes tú y tu pareja. Cada hijo es único y debe ser traído a este mundo por su propio valor intrínseco y no por ningún “debería” ni proyección a futuro. Porque además NO podemos predecir el futuro, así que el factor más importante de cara a tomar una decisión es como te sientes ahora contigo, con tu vida, y con tu pareja.
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Es un tema complejo porque lo ideal es encararlo desde varios niveles, no sólo el mental y físico sino también el emocional e incluso el espiritual, o trascendental.
Con ánimo de ser transparente no solo sobre mi historia personal con este tema, sino con mis prejuicios y creencias (pues siempre vienen modelados por la experiencia personal, sobre todo en un tema así), os cuento:
Mi marido y yo tardamos 4 años en tener a Adrián. Pasamos por 4 in vitro fallidas viviendo en Túnez, Portugal y Mozambique con viajes ex propósito a España y Sudáfrica. Creo que mi cuerpo, mente y seguramente corazón quedaron traumatizados por lo que fueron años muy difíciles. Adrián fue concebido de manera natural. El venía con su propio calendario. A los 3 años de haber tenido a Adrián mi marido quiso ir a por el segundo y yo me negué. Estábamos con la sospecha del diagnóstico de autismo y estaba convencida de que teníamos que estar al 100% con Adrián.
Los años han ido pasando y no me he vuelto a quedar embarazada. Hace unos 5 años hablando con una amiga por fin me pude dar permiso para decir lo siguiente: “no quiero dar más”. Sencillamente no quiero tener otro hijo porque no quiero dar más en la faceta de madre. Sin embargo para mi marido ha sido duro. De hecho hace dos años miramos tema adopción aquí en EEUU de niños más mayores. Yo no estaba nada convencida. Surgió el covid y todo se paralizó. Cuanto más años pasan, más claro lo veo.
Aún tengo miedo de una supuesta “soledad” de Adrián cuando sea mayor y nosotros no estemos. Pero eso son quimeras mentales. ¿Qué sabe nadie del futuro? La verdad es que yo NO tenia una visión clara de mi maternidad.
De joven decía que quería tener al menos uno, por aquello de pasar por la experiencia. Y eso he hecho. Nunca he comulgado con las fantasías sociales de “hay que tener dos” o lo que sea que la gente se cuenta a sí misma y los demás. Pero es un tema muy personal. Yo acepto que, a pesar de todas mis dificultades, no soy nada niñera.
Y sin embargo doy las gracias todos los días por Adrián. No solo porque llegó y colmó mi deseo de ser madre sino por todo lo que me ha enseñado (y me sigue enseñando). Pero no quiero más maestros. aunque sienta tristeza también (por todo lo que no fue y todo lo que podía haber hecho diferente). Y aunque tenga mis mini duelos en ciertos momentos. Por ejemplo, ahora siento que estoy pasando un mini duelo porque mi hijo ya se acerca a la adolescencia, y dejará de ser niño.
Ahora que he compartido aquí con total honestidad mi propia experiencia personal, quiero lanzarte una pregunta:
¿Por qué decidiste tener hijos? Porque querías ser madre, padre… porque querías vivir esa experiencia, porque era lo que se esperaba de ti. Sea cual sea la respuesta, siempre va a estar incluido tu deseo. Tenemos hijos POR NOSOTROS. Y no solo eso, sino que la decisión de tener hijos o de tener más hijos es una decisión, como casi todas las decisiones importantes de nuestras vidas, EMOCIONAL.
Pero qué pasa cuando ya tenemos esa experiencia… ya tenemos uno o varios hijos, y además tienen alguna necesidad o perfil neurodiverso (como autismo, TDAH, etc) y empezamos a tener pensamientos como:
“Tengo que darle un hermano por X razones…”
“Necesita un hermano que le cuide cuando yo ya no esté”, etc.
Nadie viene a completar a nadie.
Una familia no se completa por el número de hijos que tenga…
La familia “normal” no es la que tiene un número determinado de hijos.
El DESEO de tener un hijo tiene que venir principalmente de los padres, no de la culpa que surge por lo que los demás esperan de nosotros, lo que pensamos quiere o incluso lo que nos pide nuestro hijo neurodiverso o lo que nos dicen por ahí que es lo “mejor” (tanto para él/ella “le hará compañía” como para nosotros “así se entretienen juntos”).
Al final, cada familia tiene el derecho soberano de decidir cuántos hijos quiere tener y eso no la hace más o menos valiosa y maravillosa, sean como sean en número y/o perfil neurodiverso.
Aquí creo que es fundamental recordar que NO es justo cargar a los hijos con responsabilidades que nos competen a nosotros, los padres.
Un niño nunca es responsable de:
Cuidar o “dar ejemplo” o criar a sus hermanos, ese es el deber de los padres.⠀
Mantener la estabilidad o traer mayor bienestar en su casa.
Satisfacer el propósito de vida de sus padres. Ellos vienen a vivir su propia vida.
Hacer sentir bien y “orgullosos” a las demás personas.
Ser el sustento emocional o el “consuelo” de sus padres, mucho más aun cuando hay dificultades derivadas de una neurodiversidad o discapacidad en casa.
Cada adulto es responsable de gestionar y atender propias emociones.
Pero no creas que mi postura es contraria a ampliar familia cuando tenemos hijos con autismo, TDAH, altas capacidades, dislexia o cualquier otra neurodiferencia. Tal vez tienes un deseo muy claro de ampliar familia y tener más hijos, pero te paraliza un miedo aterrador y que no entiende de razones objetivas.
De nuevo, lo que quiero plantear aquí es que esta es una decisión EMOCIONAL, no objetiva. Y que la responsabilidad del por qué de esa decisión te compete a ti y a tu pareja, en exclusiva. Dejemos de usar a nuestros hijos neurodiversos como razón de peso para tomar esta decisión, sea la de ampliar o la de no ampliar.
Ahora bien, está claro que para nuestros hijos neurodiversos también hay una serie de ventajas POTENCIALES, y de nuevo, es importante entender que no están garantizadas, sino que son posibles, de tener más hermanos.
Hay varios estudios sobre los efectos positivos para un hijo de tener un hermano con necesidades específicas: mayor adaptabilidad, capacidad de empatía, y tolerancia hacia los demás. Pero también hay que estar atentos a posibles niveles elevados de ansiedad, depresión o dificultades con niños de su edad.
Afortunadamente, cada vez hay menos estigmatización social respecto a tener un hermano neurodiverso o con necesidades específicas, pero siempre hay que tener muy presente el entorno social y familiar del hijo neurotípico. Y por supuesto hay efectos positivos para un hijo neurodiverso de tener un hermano neurotípico, sobre todo sociales y de flexibilidad, además de comunicación en el hogar y muchísimos otros.
Te dejo aquí algunos puntos importante para sopesar cuando estás pensando en ampliar familia, pero de nuevo, te repito que TODAS nuestras decisiones son EMOCIONALES, es decir, buscan evitar ciertos sentimientos o al contrario sentir ciertos sentimientos. Y por lo tanto, la decisión de tener un hijo/a no es solo la suma de los pros y los contras.
Pero merece la pena reflexionar sobre estos temas que son MUY personales y dependen de tu situación y sobre todo de tu mentalidad:
1. Primer punto: ¿sabes cuales son tus límites?
A todos los niveles, por ejemplo, te gusta el orden en casa, quieres tener más recursos monetarios disponibles durante el mes, te gustan los viajes exóticos, te encantan los planes sociales con amigos, necesitas soledad, necesitas lío y percalillo (jaleo y estar rodeada de gente…).
No hay mejores ni peores límites. Los límites y las necesidades son TUYOS, pero tienes que hacer un poquito de reflexión sobre cuáles son y si tener otro hijo te acerca o no a tu límite. Sabemos que tenemos límites como madres y criar a un hijo neurodiverso puede ser muy exigente. Recuerdo una madre de una edición pasada de Familias Diferentes (puedes encontrar mas info sobre este programa de acompañamiento en mi web www.maguimoreno.com/servicios) que nos comento: “ Muchas veces requiere de una dedicación absoluta que no sabría cómo compaginar con otra persona a ese nivel de exigencia o incluso menor, si es neurotípico. Suena duro, pero lo veo así”. Tal vez la pregunta más difícil pero más importante que nos debemos hacer es: “mi vida, mi cuerpo, mi mente… me da para sostener a más hijos?”
2. El tema de los recursos, y no me refiero solo a los financieros
(Aunque obviamente es importante también), sino sobre todo a los recursos emocionales y sociales. ¿Cuentas o puedes contar con apoyo de tu pareja, de tus familiares? ¿Tienes una buena red social de amigos? ¿Te sientes emocionalmente preparada/o bien equipada para el indudable desafío que supone traer a otro hijo al mundo? ¿Has realizado algo de trabajo interno personal en lo que llevas de madre o padre de alguien diferente?
Ten en cuenta que muchas de las heridas que surgen a la superficie al tener una maternidad muy diferente de la que te esperabas no tienen tanto que ver con tu hijo/a neurodiverso, sino con tu propia historia personal. Si no trabajas esto, es muy probable que vuelvan a resurgir en tu siguiente maternidad.
Los recursos emocionales son fundamentales porque es importante estimular las conversaciones familiares donde cada cual puede hablar abiertamente de sus sentimientos, emociones, necesidades y preocupaciones, tanto propias como en la relación con los demás. Esto es necesario para todas las familias, independientemente del número de hijos, y de que si son neurotípicos y/o neurodiversos, pero hay que tener en cuenta que las dificultades de socialización y de comunicación pueden hacer de todo esto que acabo de comentar más difícil aún.
3. Para algunas familias, puede ser importante tener en cuenta la probabilidad de que la neurodiversidad se repita y también la severidad del diagnóstico del hijo.
Porque a veces los padres piensan solo en términos de su pequeño bebé, sin pensar en la persona adulta que tendrá que afrontar la vida (con o sin hermanos). Actualmente los datos sobre probabilidades de que un hijo tenga autismo cuando su hermano/a mayor tiene autismo varían entre el 5% y el 20%, dependiendo de los estudios. De nuevo, estos son datos estadísticos que no tienen por qué dictar tu decisión hacia el miedo.
Te invito a que consideres si, bajo el paradigma actual capacitista desde el que se afronta el autismo y otras neurodiversidades como trastornos del desarrollo, te importaría o no tener a más de un hijo con un perfil específico. Ojo al significado que le das al autismo o al diagnóstico de tu hijo y cómo te afecta esto a la hora de considerar tener más hijos que pudieran o no tener diagnóstico similares.
4. La vida es impredecible y difícil de manera subjetiva.
Lo que hace que este tema sea complicado para muchas parejas es la posibilidad de ELEGIR. En una gran mayoría de casos, el segundo hijo ya viene de camino durante el proceso inicial de diagnóstico del mayor (sobre todo en los casos de TEA). De alguna manera, la decisión parece que vino así. Y, ojo, porque aunque decidamos que NO queremos más hijos, eso no quiere decir que no haya un proceso de duelo… de despedirte de esos hijos que no tendrás. Porque estamos hablando de una especie de pérdida, aunque sea de sueños. Es como una factura que aún tenemos que pagar, aunque no nos hayamos sentado a comer. Así que muchas veces pensamos que tenemos libre albedrío pero realmente no es tanto así… la vida nos va marcando el camino según el momento personal en el que estemos.
5. Sea cual sea tu decisión, o si dejas que la vida (y el tiempo) tome la decisión por ti, lo más común es que te arrepientas o tengas dudas durante varios años.
Pensamientos como:
“Quizás si mis circunstancias hubiesen sido diferentes…”
“Si mi pareja hubiera sido de otra manera…”
“Si hubiese tenido más apoyo de mi familia…”
O a la inversa: “si no hubiese tenido más hijos podría ahora…”
Es normal tenerlos y que nos ronden la cabeza durante mucho tiempo. Esto no quiere decir que tomases la decisión errónea, sino simplemente que tienes un cerebro humano. Y una de sus funciones es dedicarse a identificar problemas y desafíos, y revisitar decisiones pasadas. El arrepentimiento, las dudas y la indecisión son parte de este particular camino, incluso cuando han pasado muchos años.
6. Sea cual sea tu decisión, ten claridad que es TU decisión
No cargues a ninguno de tus hijos con ella. Otra mamá con la que he trabajado me comentó al respecto: “Creo que también si decidía tener otro tenía que tener claro que era por que lo deseaba, no por que hiciera compañía a mi hijo o se hiciera cargo de él de adulto. Creo que esas son razones equivocadas, tomar decisiones futuras sobre el otro hijo o crearle presión.
Lo comento pues se trata de hijos que han tenido esa presión de sus padres, como el caso de padres que pretenden que los hijos se hagan cargo de ellos de ancianos, algo así. Aparte de que tener otro hijo aunque sea típico no significa que sea "mejor" , puede dar otro tipo de problemas. Así que si se decide hay que estar sin expectativas y afrontar lo que venga.”
Espero que este post te haya dado, no respuestas, porque las respuestas solo las tienes tú y tu pareja, sino material sobre el que reflexionar. Los mensajes principales con los que me gustaría que te quedases son:
1. La decisión de tener hijos es emocional.
2. Cada hijo es único y debe ser traído a este mundo por su propio valor intrínseco y no por ningún debería ni proyección a futuro.
3. No podemos predecir el futuro, así que el factor más importante de cara a tomar una decisión es como te sientes ahora contigo, con tu vida, y con tu pareja.
¿Qué piensas tú? Deja un comentario y sigamos la conversación.