Magüi Moreno | Maternidades Atípicas

View Original

Así nos ayuda el mindfulness a los padres de hijos con autismo

Esto del mindfulness está ahora muy de moda. Que si el yoga que si la meditación… Pero yo no estoy aquí para venderte una moda. No solo te hablo desde mi experiencia personal sino que además he visto la diferencia, aunque sea sutil, en la mayoría de las personas con las que he trabajado. ¿Por qué? ¿Qué es tan mágico del mindfulness?

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

See this content in the original post

El secreto del mindfulness

Sencillamente, el mindfulness nos da un espacio desde el que observar y tomar conciencia de todo: de nuestros patrones de pensamiento, de nuestras emociones y cómo las gestionamos (o no), del estado de nuestro cuerpo. Y no solo es un observar en plan examen, juzgándonos o etiquetando lo que hacemos, sentimos y pensamos como bueno o malo. No. Porque te puedo asegurar que de ese examen nadie sale con buenas notas.

El mindfulness o la atención plena es la práctica de observar, de estar presente con lo que surja sin juzgar, con curiosidad, con apertura. ¿Cambia esto lo que nos pasa? No, claro que no. Muchas de las cosas que nos “pasan” están fuera de nuestro control. Como el autismo de nuestros hijos. Pero el mindfulness nos permite tomar conciencia de nuestra experiencia de eso que nos pasa. Aqui radica la clave.

Vale, todo esto suena muy bien en papel. Pero, ¿cómo me va a cambiar a mi la vida?¿Qué va a significar para mi estrés, mi desilusión, mi duelo por el autismo de mi hij@? ¿Qué va a suponer para las tensiones que vivo con mi pareja, con mi familia, en el trabajo? ¿Cómo me va a ayudar esto a sentirme menos vareada por la vida? ¿A vivir con mayor bienestar? ¿Con ilusión incluso?

El mindfulness y tu hijo/a diferente

El mindfulness no es una varita mágica. Es una forma de procesar la vida. La vida sigue siendo igual de compleja, llena de altibajos, llena de dolor y de felicidad también. Nada es permanente. Todo pasa.

El mindfulness es como una gamuza que te limpia las gafas. Todos vamos por el mundo con gafas muy, pero que muy sucias - lo vemos todo en base a creencias culturales, familiares, personales; en base a experiencias previas; en base a lo que hemos vivido hasta ahora y con expectativas de lo que podemos esperar de la vida en el futuro. Básicamente nuestras gafas son nuestra programación mental. Nuestro software.

Y el mindfulness lo que hace es pausar el software (que no desinstalarlo del todo). En esa pausa está tu libertad. Tu libertad de ver lo que te pasa de otra manera, de responder de otra manera, de sencillamente darte cuenta de que tu software te está llevando.

Entonces, volviendo al autismo de nuestros hijos y a las dificultades que eso nos conlleva. Mira, te voy a dar un truco para aterrizar todo esto y se basa en la letra A: a de autismo, y lo que yo llamo las 3 as de la conciencia. 

1. Admite. Date cuenta. Abre la puerta a ese espacio que te permite una toma de conciencia. Por ejemplo, cuando tu hij@ se pone a dar saltos en publico o tiene cualquier comportamiento “no típico” en frente de otras personas, date cuenta de lo que surge en TI.

¿Qué pasa en ti? ¿Qué está sucediendo en tu AHORA, en tu momento presente? El mindfulness te vuelve el foco hacia ti y tu experiencia interior. Tu hij@ tiene sus razones para tener ese comportamiento. Yo aqui hablo de TU atención plena.

2. Acepta. Esto cuesta. Esto es bastante radical, y sin embargo es super sencillo. Lo que está pasando, ya está pasando. Y no solo a nivel externo (volviendo al ejemplo de antes, el que tu hij@ esté dando brincos). Sino sobre todo a nivel interno. Si sientes enfado, no te queda otra más que aceptar que sientes enfado. Es irrefutable.

3. Actúa. O no. Aquí quiero aclarar algo sobre lo que acabo de decir en torno a la aceptación. Aceptar no significa pasividad, ni resignación. Aceptar es lo más valiente que puedes hacer. Es abrirte a la posibilidad de transformación desde dentro.

Porque no puedes cambiar lo que ni siquiera admites que es ¿no? Ahora bien, en nuestro caso, la gran mayoría de nosotros querríamos que nuestro hijo no tuviese autismo ¿verdad? Pues suelta ese pensamiento y toda la energía que pierdes rumiandolo porque la realidad es la que es.
Acéptala y acepta también, por supuesto, tu dolor y todos esos sentimientos difíciles en torno a este tema.

El mindfulness te permite ver lo que está pasando, de donde vienes y por lo tanto te permite cambiar hacia dónde vas.

Ya para acabar con el ejemplo, puedes decidir no hacer nada ni decir nada, y aceptar que tu hij@ tiene esa necesidad de saltar o de mover las manos (que por cierto son absolutamente necesidades sensoriales muy típicas de las personas con autismo). Te vas a sentir incómodo, sí, pero con la práctica te irás sintiendo cada vez menos incómodo y más presente con tu hijo o hija.

O tal vez puedes decidir informarte más sobre el perfil sensorial de tu hij@ y poder así entender de donde viene su comportamiento. O puedes decidir explicarle a las personas presentes todo esto. O abrirte en confianza y contarle a alguien querido que lo pasas muy mal en estos momentos. O también puedes decidir enfocarte en tu cuerpo y tomar unas respiraciones conscientes en estos momentos.

Sea lo que sea que decidas conscientemente, la clave está en que te has dado cuenta de TODO lo que ha ocurrido en tu interior y has decidido responder con plena conciencia de ello. Básicamente supone que no te has tomado a pies juntilla lo que te ha dicho tu mente. No te has creído todos los pensamientos que te han surgido en un primer momento. Los has visto. No te has identificado con ellos. Suena sencillo, pero es una práctica que exige disciplina porque en nuestra situación, solemos estar expuestos a muchas situaciones complicadas que nos duelen y en las que reaccionamos de manera inconsciente, es decir, sin darnos cuenta de los hilos que tiran de nosotros.

Entonces, ¿cuál es el principal beneficio del mindfulness? Lo más práctico e inmediato es que te permite bajar los niveles de estrés. Haz la prueba la próxima vez que tu hijo haga algo en público que te molesta.
¿A quién molesta? A ti. De ahí viene el estrés. Haz la prueba.

Lo más transformador es que te va dando mayor y mayor libertad para vivir de manera diferente, desde tu esencia, desde tu verdad, desde tu presencia. Oye, ¿y si te diese igual lo que piensen los demás? Imagínatelo. Vaya losa que te quitarías de encima, ¿no? Claro, siempre va a haber personas que te importan y siempre vas a querer que te amen, somos seres sociales no lo podemos negar. Pero por tu bienestar y por el bienestar de tu hijo, liberarte de expectativas y por tanto de sufrimiento, es la base para vivir con confianza, con corazón, con presencia, con auténticas ganas de vivir.