Magüi Moreno | Maternidades Atípicas

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La implicación de la pareja en la crianza neurodiversa

Hablemos del reparto de tareas con los padres de nuestros hijos (haya conciencia o no). Hablemos de su implicación a todos los niveles - incluso  el emocional - en la crianza de los hijos, sobre todo cuando hay desafíos por diagnósticos o neurodiferencias

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Te confieso que entre nuestro colectivo de madres de hijos con autismo, TDA, y otras neurodiferencias, hay mucho, muchísimo resentimiento sobre el nivel de implicación, o de falta de implicación, de los padres de nuestros hijos. A veces tiene que ver con que las propias madres no saben soltar prenda . Pero muchas veces también tiene que ver con la percibida y asumida falta de implicación de los padres.

Temazo este.

AVISO:

Este episodio está mayoritariamente enfocado en las madres mujeres en una relación de pareja con un hombre. Esto es así por muchos temas culturales sobre la identidad y los roles de género dentro del hogar que nos lastran aún a ambas partes y desde hace milenios.

Con esto ni quiero estereotipar ni quiero dejar fuera a otro tipo de parejas ni de familias. Sino responder a una problemática muy común entre las madres de hijos neurodivergentes, trabajen fuera de casa o no. Y es el reparto de tareas, y sobre todo, de implicación a todos los niveles - incluso emocional en la crianza de los hijos, sobre todo cuando hay desafíos. Así que vamos a ello.

Aunque mayoritariamente bien intencionadas (o simplemente curiosas) este tipo de preguntas, de vecinas, de madres y suegras, de hermanas, de colegas del trabajo y de amigas nos suele hervir la sangre. Y fijaros que precisamente las que a menudo cuestionan con quién dejamos a nuestros hijos o si los papás serán capaces de lidiar con ellos son otras mujeres.   

A menudo las madres sentimos este tipo de comentarios y/o preguntas como puñaladas por la espalda. Nos sentimos juzgadas, apuntadas con todos los dedos de la mano como "la mala madre que deja a sus hijos... con el padre”. Uf! Con su padre! Como si le estuviéramos haciendo una canallada a nuestras parejas, dejándoles a sus propios hijos a su cargo. O nos dicen cosas como: tienes mucha suerte porque tu marido te ayuda un montón en la casa o con los hijos. Tela. Como si te hubiese tocado la lotería.

Vamos a ver, los hombres padres son los co-responsables de que nuestros hijos existan. Te lo repito por si acaso alguien se ha olvidado de cómo hemos llegado a esto de la p y maternidad.

Ya no vivimos en el medievo ni en el neolítico y, dada la situación actual de la crianza de los hijos, está claro que las madres no somos ni podemos ser las únicas cuidadoras de los hijos. ¿Por qué? Porque ya no hay tanto apoyo familiar como hace unas décadas (los abuelos ya no suelen vivir con nosotros bajo el mismo techo), porque a menudo vivimos lejos de familiares y/o no tenemos acceso a redes de apoyos informales como antes (vecinas, primas, amigas que vivan cerca) y porque en muchos casos ambos progenitores trabajan fuera de casa, y porque a parte de la crianza hay otros trabajitos diarios para sacar una familia adelante como son la intendencia de la casa, las comidas, y gestionar las agendas de todos y una sola persona no puede realizar 2, 3 o 4 trabajos en un periodo de 24 horas.

Pero vamos por partes.

Lo primero es que, volviendo al tema de las críticas soterradas o de las preguntas indiscretas e insensibles de las demás sobre el tema de la involucración de tu pareja en la crianza… hay que entender que el principal trabajo está en NOSOTRAS, nosotras tenemos que soltar esa culpa y darnos cuenta de que: 1) el papá efectivamente es 100% capaz de estar con los hijos y 2) lo que las otras personas te dicen o te insinúan tiene que ver con sus propias creencias y su mentalidad, y muy poco o nada con tu vida. Sobre el tema de la culpa de las madres tienes el ep 46 y sobre cómo gestionar las críticas de los demás tienes el ep 92.

Lo segundo es que nosotras tenemos a menudo mucho que hacer para SOLTAR el control, sobre todo en lo que respecta a nuestros hijos con necesidades específicas. Sobre esto tienes todo el episodio 75, como te comentaba antes. Pero te recuerdo aquí que tenemos que trabajar nuestra  propia ansiedad para dejar de mandarles 800 whatsapps a nuestras parejas con la rutina diaria y el step by step de todo lo que tiene que pasar ese día. Y entender que su forma de criarlos, distinta tal vez de la nuestra, está bien también.

¿Sabes cómo se recibe ayuda de la pareja? Pidiéndola, y sobre todo, dejándote recibirla. Tenemos que aprender a involucrar a los padres de nuestros hijos, convivamos con ellos o no. La verdad es que muchas veces arramplamos con todo nosotras, por defecto, por necesidad de control, por perfeccionismo, por miedo…. Y así es muy difícil que él también sea co-responsable de la crianza y de la casa. Tenemos que dejar de ser micromanagers cuando estamos y no estamos con los hijos. Tenemos que dejar de generarnos (y generar a nuestras parejas) tanta ansiedad por pensar en que “mi hijo o hija no va a estar bien sin mi”… Admítelo, seguro que lo has pensado en alguna ocasión. Y este trabajo, este cambio de mentalidad, este trabajar las necesidades emocionales de control o de evitar el miedo… es TUYO, es NUESTRO como madres.

Los hijos son de los dos. Si hay algo qué estás haciendo con alguno de tus hijos que es importante por ejemplo alguna terapia, o dejar el pañal, o implementar un nuevo paradigma de crianza tiene que ser un objetivo de los dos como pareja, como las dos fuentes de crianza de ese niño, o de todos los que están a cargo de esa persona y esto aplica por igual si estás viviendo con esa persona todavía a nivel matrimonio o si están separados tienen que saber cuáles son las prioridades en cada uno de sus hijos entonces esto te va ayudar visualizar cómo cada uno puede invertirle tiempo a ese hijo y no que todos los días sea pero leer el libro pero hacer esto pero que hace ejercicio pero que sino que se puedan enfocar muy bien en cuáles son los objetivos que tienen con esa personita.

A veces una persona lleva la voz cantante: yo le llevo a terapias y por lo tanto yo hablo con las terapeutas y soy la que me encargo de agendarlas, cancelaciones etc. Mi marido lleva el tema deportes porque es lo que le gusta a él. Si viajo o si viaja él, pues obviamente nos echamos una mano, pero digamos que en cada ámbito lidera cada uno. Y luego está por ejemplo, el tema de las amistades y de la sociabilidad de nuestro hijo en el que los dos cooperamos y los dos lideramos, porque a veces sale con amigos que son más conocidos de mi marido y a veces con amigos que son más míos. Y luego en casa hablamos de todos estos temas, juntos. 

Pero, ¿qué pasa cuando sentimos que nuestro marido no quiere de hecho tener mucho que ver con la crianza de un hijo neurodivergente? ¿Qué pasa cuando lo hemos hablado y realmente no hay avances? Te recuerdo que tu pareja puede no estar en el mismo punto de aceptación del diagnóstico que tú. Y te invito a que escuches el episodio 20 en el que te doy más claves sobre este asunto muy espinoso. Puede estar pasando por un bloqueo emocional que requiera de apoyo psicológico o de terapia de pareja.

Muchos hombres (y mujeres también) tienen resistencia a la terapia y a que se involucre una tercera persona, aunque sea un profesional. Tienen asociaciones negativas con respecto a la terapia cómo vas a ir a sacar tus trapos sucios al sol y de verdad que cuesta trabajo. Una idea práctica es que hableis con otra pareja que ya haya ido y haya tenido buenos resultados como pareja. Que lo vean otros.  Otra forma de salir del jaque mate es empezar a ir tú y que vea cambios en ti y que veas cosas que estás procesando. Al final se trata de hablarlo, hablarlo, hablarlo, hablarlo y tenerlo sobre la mesa. A veces toma años el que una persona quiera ir a terapia. 

A veces nos abrumamos con tanta cantidad de resentimiento hacia nuestras parejas. Sabemos que es importante para hacer un cambio generacional y lograr romper el ciclo, pero sentimos que es injusto que esto también recaiga en nuestras espaldas. ¿Cómo hacemos para mantener la motivación? Si te abruma la cantidad de ira o enfado que tienes hacia tu relación de pareja, lo primero que te diría es mucho mucho mucho journaling no dejes de sacar eso que tú estás sintiendo ese enojo que estás sintiendo es válido y tienes que tienes que hablarlo tienes que dejarlo salir escríbelo si tienes una persona de confianza con quien lo puedas hablar háblalo. Ve a terapia, incluso de terapia de pareja. Si estás sintiéndolo, exprésalo. Habla tus emociones.

En algunas parejas hay sobre todo resignación, sobre todo cuando una de las personas trabaja asalariada fuera de casa y la otra no, puede haber posiciones del que trabaja fuera de que “como es el que gana dinero, pues lo de la casa te toca a ti”. Pero a ver, porque las cuentas no salen: son varios trabajos en uno, la casa y la intendencia por un lado, los hijos por otro, la casa necesita varios recursos no solamente económicos hay recursos de atención recursos laborales no sé quién esté cocinando o trapeando lavando ordenando y es imposible para una persona hacerlo todo así como tu esposo te está haciendo ver que para él es imposible además estar todo el día trayendo uno de los recursos que es el económico tal vez para ti es imposible hacer todos los demás recursos que requieren la casa laboral el de crianza el emocional. Buscar atajos: comidas preparadas o de delivery, ayuda de otros, etc. Aqui hay que encontrar soluciones no desde la culpa o la recriminación sino desde la empatía de que somos parte del mismo equipo.


Quiero acabar esta reflexión recordándote que tu pareja no es el malo de la historia.

En serio, no es culpa de los hombres.

Cuando hablamos de la carga invisible que tenemos las mujeres parece que es un reclamo hacia los hombres… pero no es así.

La carga invisible, que consiste en todo el trabajo mental, emocional y físico que hacemos las mujeres y que casi siempre pasa desapercibido, es el resultado de una socialización muuuuchos años que los ha afectado a ellos tanto como a nosotras.

Te voy a poner un ejemplo:

Cuando nacen nuestros primeros hijos, las mujeres no solo sentimos que lo tenemos que hacer todo nosotras, sino que también pensamos que nadie lo hace tan perfecto como nosotras.

Esto, producto de muchos años en donde hemos crecido viendo que todos los trabajos de cuidado los hacen las mujeres y también muchos años en donde se ha aislado a los hombres de participar.

Así, descalificamos cómo nuestras parejas visten a nuestros bebés, cómo los cargan, cómo los bañan o incluso hasta cómo les hablan.

Esta creencia de que “nosotras tenemos más experiencia solo porque somos mujeres” lleva a que poco a poco los aislemos de los bebés y busquemos apoyo solamente en otras mujeres.

Y aunque seguramente hay algunos hombres que decidieron no participar por elección, también hay muchísimos que lo decidieron después de sentir que no hacían bien nada.

Pero es difícil para nosotras soltar el perfeccionismo y la idea de que si no se hacen las cosas perfectas (aka a nuestra manera) no están bien hechas.

Por eso es tan importante las reuniones en pareja, el hablar sobre cómo te sientes, qué necesitas y cómo te pueden ayudar.

Cuando no se habla a tiempo, termina saliendo como un reclamo. Un “yo siempre hago todo y tú nunca haces nada”.

Soltar la carga invisible no pasa por arte de magia, no llega un hada con una varita mágica y te la quita toda.

Soltar la carga invisible también requiere de trabajo de nuestro lado.