Magüi Moreno | Maternidades Atípicas

View Original

Conócete mejor - te cambiará la vida -

Te cuento más sobre el coste de no conocernos, sobre cómo podemos conocernos mejor de manera práctica (y sin tener que hacer una licenciatura en psicología) y te doy varias ideas prácticas para que priorices la relación más importante de tu vida - la que tienes contigo misma.

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

See this content in the original post

En realidad, el autoconocimiento es la base de una vida consciente para todos, pero ya sabéis que yo le hablo a los papás y las mamás de hijos con cualquier diferencia neurológica (autismo, TDAH, dispraxia, Downs....) ¡por aquello de que tenemos poco apoyo específico para nosotros como colectivo!

A menudo buscamos la felicidad, la paz interior, sentirnos bien a través de lo externo: éxitos, logros, tener, hacer, comprar... Pero imagino que ya sabes lo que te voy a decir, ¿no? 😜

Que, incluso cuando llegas a donde querías llegar, la satisfacción te dura poco y enseguida te pones a buscar otras metas. ¿Pensabas que ibas a ser feliz teniendo hijos? Cuando son bebés, piensas que serás feliz cuando hablen y caminen. Y cuando hablan y caminan, piensas que serás feliz cuando se independicen.... Y así, como el cuento de la lechera. De nunca acabar.

Pasado. Futuro. Memorias. Expectativas.

¿No sería mejor que explorases tu único presente? Con esto no quiero decir que te pongas a meditar y levites, ignorando que tu hijo no para de dar vueltas por el salón. O que te abstraigas de hacer la cena y te quedes sentada con los ojos en blanco durante horas (lo cual suena a tortura la verdad).

La invitación es a que te conozcas. A que uses todo lo que te da / arroja / escupe (según tu perspectiva!) la vida para entenderte mejor. Entender mejor tus patrones emocionales. Entender mejor tus obsesiones mentales. Entender mejor a tus ritmos y a tu cuerpo. Y ¿de que te va a servir eso?

¡Cuéntame tú!

Yo solo te digo esto: la mayor muestra de amor que le podemos dar a alguien, incluidos a nosotros, es nuestra total atención. Así que tú, ¿te atiendes o te ignoras?

Cuando eres madre / padre / cuidador de alguien, y sobre todo si ese alguien es diferente de alguna manera, ¿no te pasa que sientes que te desdibujas en tus roles y responsabilidades? ¿Que te pierdes en ellos?

Es como si la imagen que tienes de ti misma se desenfocase, perdiese nitidez. ¡Y de repente, no sabes dónde acabas tú y donde empieza tu hijo y sus necesidades!

Esto nos pasa a todas las madres, sobre todo cuando los hijos son pequeños. Pero lo más chocante es que muchas veces preferimos (aunque sea inconscientemente) dedicarnos a los demás a dedicarnos a nosotras mismas. Y esto va más allá de la culpa o de las expectativas sociales.

¿Que será? ¿Por qué nos da tanto miedo pasar ratitos con nosotras mismas? ¿Qué monstruo tememos se oculta en nuestro interior? ¿De donde viene esta resistencia? ¿La casi compulsión a buscar significado o propósito externamente (sean tus hijos, sea tu trabajo)?

Aaaah.... es que si pasamos algo de tiempo conociéndonos a fondo, tal vez nos demos cuenta de que no estamos viviendo la vida que nos pide el corazón. Y tal vez creamos que no podemos cambiar nada, que somos víctimas de nuestras circunstancias. O peor aún, que está en nuestra manos (por lo menos a nivel interno) y no queremos esa responsabilidad.

¿Te resuena esto que te cuento? O ¿te suena a chino?  

¿Pero como carajo hago yo para conocerme mejor?

Cómo conocerte mejor

Vale, vale, me siento un poco desconectada, abandonada, tal vez es sencillamente una sensación de no estar bien de algún modo. ¿Qué hago?

No se trata de que hagas una licenciatura en psicología ni que te pongas a hacer cursos como loca para aprender una metodología. En realidad te puedes volver loca haciendo tests sobre fortalezas, valores, que si el eneagrama, que si los arquetipos, que si los registros akhásícos, que si tu perfil astrologico. Pero al final estás dejando que otras personas te digan como eres TÚ en base a un esquema raquítico de tu vida.

Claro, también puedes contratar a un coach (servidora se dedica a ello ) para que te acompañe y te guíe. La que ha de subir la montaña eres tú, los coachs vamos al lado (normalmente haciéndote preguntas cual mercader en un bazaar bizantino... jejejeje).

Pero, ¿sabes qué? En realidad no necesitas a nadie (glups, vaya auto-promoción que me estoy haciendo). Tan sólo necesitas darte permiso para hacerte la pregunta:

¿Qué quiero?

Y, sobre todo, para escuchar la respuesta, aunque te llene de miedo.

Y, más aún, para devolverte la responsabilidad de lo que TÚ si puedes hacer por materializar esa respuesta. Aunque no sea de manera perfecta o ideal. 

La vida no es equilibrio perfecto. La vida es integración y adaptación.  

¿Estás de acuerdo?


Y aquí, señoras y señores, mamás y papás, la gran razón de peso para conocernos mejor. No podemos vivir mejor si no nos conocemos. No podemos cambiar lo que no vemos. O lo que no queremos ver.

Cada vez que nos negamos a aceptar nuestros sentimientos y pensamientos, por inquietantes que puedan ser, experimentamos una disonancia psicológica. 

O hablando claro, nuestro comportamiento no coincide con nuestra imagen de nosotros mismo o la imagen que creemos que otros pueden tener de nosotros. Cuando proyectamos nuestros "trapos sucios" a los demás nos estamos rechazando, nos distanciamos de nosotros mismos, nos perdemos en el proceso.

Al final no podemos vivir en paz si no nos conocemos y aceptamos, sombras, luces, "trapos sucios" e imagen de cara a la galería.

Con nuestros hijos pueden salir esas partes sombrías (que a menudo tienen que ver con nuestra propia crianza) y a veces esa es razón de mayor peso para escondernos más. 

No te escondas. Tu hijo te quiere igual.