Magüi Moreno | Maternidades Atípicas

View Original

Comunicación asertiva para padres

Malentendidos, asunciones, estereotipos, lugares comunes, conflicto y expectativas… Como padres y madres de hijos neurodivergentes, solemos sufrir mucho por la comunicación - tanto la nuestra como la del entorno. En este post te doy pautas concretas para una comunicación más asertiva con tus hijos, pareja, personal docente, terapeutas y otros. Un tema básico que a menudo ignoramos.

¿Prefieres escucharlo? ¡Escúchalo aquí!

See this content in the original post

Lo de hoy va de nosotros, los adultos, las personas que tienen que tomar decisiones y comunicarlas a los demás, las que tenemos que realizar peticiones, solucionar conflictos y negociar tanto, en nuestra vida y en la vida de nuestros hijos. El tema de la comunicación es genérico, pero la verdad es que cuando nuestros hijos se desarrollan de manera diferente, cobra una importancia fundamental. ¿Por qué? 

Primero, porque, sin darnos apenas cuenta, estamos creando muchas emociones con las palabras que usamos. Y esto nos puede afectar profundamente.

Segundo, porque tenemos que entrar en contacto con muchos profesionales y negociar, explicar, aclarar y pedir (información, servicios, etc) constantemente sobre temas que son más o menos nuevos para nosotros. A no ser que te dedicases a las neurodivergencias antes de ser madre o padre, lo normal es que conozcas poco sobre el tema antes de verte envuelto en él.

Y tercero, porque desafortunadamente tenemos un entorno, familiar, de amigos, social, que a menudo no nos apoya, no nos entiende y con el que nos cuesta comunicarnos sin sentir frustración, enfado, tristeza e incluso abandono.

Así que vamos al lío.

Comunicación asertiva

La comunicación asertiva (basada en la llamada comunicación no violenta, NVC por sus siglas en inglés) es un estilo de comunicación consciente que supone: a) escuchar con empatía, y b) expresar con honestidad. Para mí, como madre de un hijo con autismo, ha supuesto un antes y un después en mis relaciones interpersonales, tanto con mis seres queridos, como los con profesionales y las personas con las que entro en contacto de cara a apoyar a mi hijo en su desarrollo. Me ha ayudado a expresar mis necesidades (y las de mi familia) de forma más eficaz.

Si partimos de que todo comportamiento humano es una forma de comunicación, podremos pasar de enfocarnos solo en el qué (lo que decimos, o nos dicen) para entender el para qué (el significado o la intención de lo que decimos o nos dicen).

El significado que nosotras le damos a lo que dice o hace nuestro hijo neurodiverso, o nuestra pareja no es necesariamente el mismo que le da la otra persona. Un ejemplo muy común es el silencio de nuestro hijo al llegar a casa de la escuela, o de nuestra pareja al llegar de la oficina. Nosotras podemos crear toda una serie de películas de terror sobre lo que eso significa (le están haciendo bullying a mi hijo o mi marido ya no me quiere), cuando los tiros no van necesariamente por ahí.

Puede que tu hijo necesite silencio para regularse sensorialmente tras el esfuerzo de atender en la escuela. Y puede que tu pareja necesite un tiempo de descompresión tras la jornada laboral. Si nosotras tenemos la necesidad de saber qué les pasa en ese momento, podemos comunicar con asertividad sin caer en la manipulación y sin querer cambiar al otro. No se trata de cambiar al otro, sino de llegar a compromisos en la satisfacción de necesidades.

Por ejemplo, podemos observar a nuestro hijo y preguntarle: ¿Puedo hacerte algunas preguntas sobre tu día en el cole? O directamente hacerle preguntas y ver como surge o no la conversación. Y aceptar que te diga que no (ya sea de forma verbal o con su comportamiento, que suele ser inequívoco). Mi hijo, por cierto, lo hace y yo no me lo tomo de manera personal. Ya de hecho sé que después del cole no le hablo, nos sentamos en el coche escuchando música, y él mismo me contará cosas más adelante por la tarde, cuando le nazca.

Y con el marido, se puede expresar tu necesidad de manera directa. Oye, necesito hablar contigo, necesito conectarme a ti mediante la conversación pero me gustaría que me dijeras si este no es un buen momento para ti. Por ejemplo.

En la comunicación asertiva hay 4 pasos muy sencillos:

a) Observa

Presta atención a la persona y repite lo que ha dicho o haz observaciones de la manera más objetiva posible. Ejemplo: veo que se te ha caído el vaso (con un tono de voz neutro) en vez de ay, hijo, eres un torpe, siempre andas tirando las cosas (con voz exasperada).

Cuando observamos de una manera más objetiva sin juzgar ni criticar, aumentan las probabilidades de comunicación.

b) Identifica los sentimientos de ambas partes

Se trata de darnos cuenta y aceptar que no sólo estamos comunicando hechos o pensamientos, sino también cómo nos sentimos. Ejemplo, siguiendo el anterior: Estoy cansada y ahora mismo siento frustración vs ¡es que me sacas de quicio!

Al ser más conscientes de nuestras emociones y de las de la otra persona, podemos reducir la reactividad de ambos y practicar la amabilidad hacia el otro.

c) Date cuenta de si satisfaces (y cómo) tus necesidades

Esto es crucial porque lo que hacen los demás puede ser el estímulo pero no la causa de nuestros sentimientos. Asume la responsabilidad de tus emociones y entiende tu necesidad emocional. Seguimos con el  ejemplo: necesito ayuda, descanso, ayudarte con este tema por si no lo puedes evitar vs. parece que lo haces adrede para molestarme (seguramente no es así).

Los conflictos normalmente vienen de no estar de acuerdo en qué estrategia usar para resolver una situación (para satisfacer una necesidad).

d) Pide lo que necesitas (aunque no siempre se te conceda)

Aquí es donde muchos de nosotros, consciente o inconscientemente, caemos en la manipulación, el victimismo o el uso de la culpa. Que las peticiones sean claras, positivas (evita los no hagas…), concisas, y sobre todo realizables en el momento presente. Recuerda que son peticiones, no demandas ni obligaciones, así que pueden no ser concedidas. E

n estos casos, reconoce que un “no”, tanto verbal como de comportamiento, no siempre significa que tu hijo o tu pareja no quieran ayudarte, sino que no pueden, no saben cómo o necesitan satisfacer sus necesidades en ese momento. En el ejemplo sería algo así como: ¿me ayudas a recogerlo? vs ¡quita! Que ya lo recojo yo que tú eres un inútil (o prométeme que no lo vas a volver a hacer).

¿Cómo se ve cuando estamos intentando comunicarnos con otras personas, más allá de nuestra familia inmediata? Pues igual. Cuando la maestra está todo el día contándote todo lo que tu hijo hace mal, día tras día… Por cierto que este es un tema que me trajeron a una consultoría individual hace poco y es demasiado común. Pues lo primero observa que hay un patrón, e incluso puedes repetir lo que te dice la maestra con tus propias observaciones: “me dices con cierta frustración que mi hijo se levanta mucho de la silla”.

Identifica que esa mujer seguramente te habla desde su propia frustración porque no la sabe gestionar mejor. Siguiente, entiende que ese estilo de comunicación le vale a ella, pero a ti no (porque tú no tienes la responsabilidad de ayudarle a ella con su frustración, ni tienes por qué ser una papelera de las emociones de nadie).

Y finalmente, haz una petición cortés pero clara: “te pido que no me cuentes todo lo que te frustra sobre el comportamiento de mi hijo a diario, a no ser que vayamos a usar esa información para poner en marcha estrategias concretas para ayudarle”.


En resumen, la comunicación asertiva te invita a:

  • Que empieces por ti: entiende tus emociones, expresa tus necesidades

  • Que preguntes y no asumas: pide aclaración para entender al otro

  • Que te hagas responsable de lo que es tuyo (tus sentimientos) y realices peticiones claras que los demás puedan satisfacer (y que respetes si deciden no hacerlo).

A menudo no decimos las cosas con palabras pero las decimos con acciones. Y además enseguida nos enfocamos en lo que esas palabras o esas acciones significan para nosotros (y por tanto nos metemos en nuestro propio laberinto mental), en vez de estar presente con lo que la otra persona nos está comunicando de SUS propias necesidades o inquietudes (aunque no sea de la mejor manera).

Con tan sólo aceptar que todo comportamiento es comunicación, podemos re-enfocarnos del qué al por qué. Intentar lanzar un puente hacia la otra persona para darles y darnos la oportunidad de encontrarnos a medio camino.

Recuerda que el objetivo de la comunicación consciente no es modificar el comportamiento de la otra persona, sino comunicarnos de corazón a corazón a través de la aceptación y la expresión objetiva de necesidades con honestidad y vulnerabilidad. 

Así que para acabar, mi recomendación práctica es que te expreses como te sientes de manera objetiva usando el pronombre personal (yo me siento así, en vez de tú me haces sentir así) sin culpar ni recriminar al otro, incluso cuando sea consecuencia de sus acciones: Ha pasado esto y yo en este momento me siento así. Y que, cuando realices peticiones, entiendas de verdad que son peticiones, es decir que la otra persona puede decir que no, y que en muchos casos está en su derecho (porque hay alguna necesidad emocional suya que quiere satisfacer).