7 puntos importantes a considerar al buscar profesionales de apoyo para tu hijo
¿Sabes el factor más importante que hace que un profesional que trabaja con personas neurodivergentes sea excelente? No son sus cualificaciones ni siquiera su experiencia ni sus títulos. Es su capacidad prestar atención respetuosa y curiosa.
En este post te hablo de los 3 tipos de profesionales de apoyo a nuestros hijos neurodivergentes y te doy varias características que deberías buscar para los terapeutas de tu hijo con autismo, TDAH y otras neurodiferencias.
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La mayoría de los padres queremos y necesitamos apoyo cuando empezamos en este viaje de la maternidad de un hijo neurodivergente. Pero podemos acabar aún más confundidos y desempoderados cuando damos con profesionales que “lo saben todo” pero realmente no quieren saber nada de quién es y cómo realmente opera tu hijo más allá del diagnóstico o la etiqueta.
¿Sabes el factor más importante que hace que un profesional que trabaja con personas neurodivergentes sea excelente? No son sus cualificaciones ni siquiera su experiencia ni sus títulos. Es su capacidad prestar atención respetuosa y curiosa.
Parece demasiado sencillo, ¿NO? Los profesionales más respetuosos y más efectivos en el apoyo a nuestros hijos no son necesariamente los especialistas en un tipo específico de terapia, ni los que siguen los pasos de un plan conductista al mínimo detalle, ni los que son capaces de dar los refuerzos adecuados al comportamiento de nuestros hijos. Lo que hace que los terapeutas sean capaces de darles el apoyo que necesitan en ese momento es el instinto y la habilidad de mirar, de escuchar, y de ser sensible a las necesidades de nuestros hijos.
Según el Dr. Barry Prizant, autor del libro “Seres humanos únicos” hay 3 tipos de profesionales:
1. Los que lo pillan. Los que diríamos que tienen ese “no sé qué” que les facilita la conexión con nuestros hijos. Son personas con una capacidad innata y natural para conectar con personas neurodivergentes o con perfiles específicos. La conexión se les facilita de una manera casi intuitiva.
2. Los que tienen la actitud adecuada. Aunque no tengan esa habilidad casi mágica e intuitiva de conectar con nuestros hijos, tienen entusiasmo, motivación y un deseo de conectar. Están dispuestos a probar, a intentar, a formarse, y, sobre todo, a preguntar a los padres y/o a otros colegas que trabajan con el niño o joven en cuestión.
Ambos tipos de profesionales son los que queremos tener a nuestro lado. Son personas con vocación por apoyar a niños y jóvenes con autismo, TDAH o cualquier otra neurodivergencia o perfil específico. Están dispuestos a crecer como profesionales, a aprender y a actualizarse, y no tienen reparo en trabajar en equipo con la familia y otros profesionales.
Desafortunadamente, también hay otro tipo de profesionales: los que no conectan con nuestros hijos y, de hecho, les pueden causar desregulación (sensorial y/o emocional). A menudo trabajan desde la inflexibilidad y/o con prejuicios y nociones desactualizadas. En muchos casos se enfocan en temas de disciplina sin preguntarse el por qué del comportamiento. Su objetivo, más o menos obvio, es establecer control (o plantear sus propios objetivos) y pueden llegar a ser bastante insensibles con temas sensoriales y otros desafíos específicos al autismo y al TDAH.
Presta especial atención a estas señales de alarma:
a. mentalidad de lista de déficits. Si solo se enfocan en lo que tu hijo NO hace, NO dice y NO consigue y a penas te dan información sobre su potencialidad y lo que sí consigue.
b. Prestan más atención al plan que quieren seguir que a las necesidades de tu hijo/a.
c. Se enfocan en controlar en vez de entender comportamientos.
d. Se fijan más en la reputación del niño que en su potencial.
e. No tienen una mentalidad de hacer equipo con los padres. No se comunican contigo ni te dan indicaciones para seguir el trabajo, aunque sea de manera informal, en casa.
Y presta atención a estas señales que tu propio hijo te da:
1. Si llora repetidamente durante días e incluso semanas al entrar o salir de la terapia. Si tu hijo no disfruta, tu hijo no aprende. Esto es asi para todos.
2. Si, al contrario, le gusta ir a la terapia aunque tu creas que tal vez no está avanzando tanto como te esperabas. El desarrollo funciona a muchos niveles y puede que una terapia tenga beneficios de regulación sensorial que a priori no hubieras esperado, por ejemplo.
Antes de darte algunas características a considerar al buscar a profesionales y terapeutas para tu hijo neurodiverso, te quiero recordar que te puedes unir a la Tribu Mamá en Calma, una comunidad de madres de hijos con TEA, TDAH y otras neurodiversidades donde nos apoyamos para soltar el estrés y vivir nuestras maternidades diferentes con mayor disfrute y aceptación. Y donde intercambiamos información sobre el tema de este episodio y muchos otros asuntos prácticos de nuestro día a día como madres de hijos con necesidades especiales. Tienes toda la info en www.maguimoreno.com/tribu.
Bueno, entonces aquí te propongo algunas características a considerar cuando busques profesionales de apoyo para tu hijo. Aunque lo ideal es que el o la terapeuta tengan todas, tampoco es una lista exhaustiva. Pero en mi experiencia como madre de un niño con autismo, los buenos profesionales realmente cumplen con estas características de forma global en la relación con nuestros hijos y con nosotros mismos, como sus padres.
7 aspectos a considerar al buscar profesionales de apoyo para tu hijo/a
1. Se enfocan en la persona y no solo en el diagnóstico.
Prestan atención a la individualidad de tu hijo, y no se basan solo en generalidades o en su experiencia terapéutica con otros niños con el mismo diagnóstico.
2. Curiosidad para buscar el por qué, o la función, de todo comportamiento más allá de la etiqueta.
Y también para descubrir la o las pasiones, o intereses, de tu hijo o hija. Este tipo de creatividad de a pie hace que las sesiones sean potencialmente divertidas para tu hijo y no un suplicio. Descubrir lo que motiva a tu hijo es tal vez la llave que abra todo el edificio de la relación con el terapeuta o maestro y el aprendizaje. Y la responsabilidad para descubrir esas motivaciones intrínsecas de nuestros hijos, aunque no sean obvias, las tenemos nosotros como padres y familiares, y también los profesionales que les brindan apoyo.
3. Sensibilidad y capacidad de sintonizar con el estado emocional de otros, y más aún cuando las señales son sutiles.
Los buenos profesionales intuyen cuando un niño deja de mirar a alguien o cuando se tensa su cuerpo como señal de desregulación o de sobrecarga sensorial, y no solo solo como una señal de “mal comportamiento” o de ensimismamiento. O cuando un niño verbal empieza a empecinarse y a repetir la misma idea varias veces, o de repente se muestra desafiante puede ser una señal de desregulación o de ansiedad.
4. No se aferran al control.
Demasiados docentes y terapeutas se ven a sí mismos como los que tienen que llevar a cabo una cierta agenda de objetivos o insistir en una estructura “por el bien del niño o joven con autismo”. Lo crucial aquí es compartir el control y dar opciones y guiar cuando sea necesario, no todo el tiempo. Este sutil pero importante cambio de actitud de hecho ayuda a nuestros hijos porque les da un mayor grado de independencia, autosuficiencia y autodeterminación. Y todo esto es necesario si, como padres, pretendemos que nuestros hijos sean autónomos como adultos y puedan tomar decisiones por sí mismos, sea al nivel que sea.
5. Flexibilidad para adaptarse a la situación que trae cada niño en cada sesión
Y que depende de muchísimos factores, en vez de aferrarse a una agenda fija de objetivos o a un programa rígido. Aquí es donde se ve la diferencia, a veces obvia y a veces sutil, entre un profesional y un excelente profesional.
El último es capaz de operar en base a lo que le trae en esa situación el niño o joven con autismo, es capaz de tomar decisiones sobre la marcha y ajustar los planes a la realidad de las necesidades de tu hijo en ese momento. Recuerda que todos los momentos son buenos para aprender, aunque no sea sobre la “temática” que ese terapeuta tenía prevista. Si el enfoque del profesional es demasiado rígido, si marca al milímetro los pasos que se tienen que tomar, cuando, donde, con cuánta duración etc…
Es muy difícil que la metodología le de espacio al propio profesional (o incluso a nosotros los padres) para intentar entender lo que el niño o el joven está sintiendo o necesitando en ese momento. La vida es impredecible y cambiante. Las sesiones terapéuticas son también reflejo de la vida y un buen profesional sabe navegarlas.
6. Que se enfoquen en crear confianza y un vínculo sólido con tu hijo y contigo.
Aquí lo más importante es su disponibilidad a la escucha, tanto de tu hijo como tuya. Dejar a un lado las ideas preconcebidas y empezar sembrando la semilla de la conexión y confianza desde el principio. Porque sin ella, ni tu hijo ni tú vais a poder realmente relajaros lo suficiente para dejaros guiar por el profesional. Los buenos profesionales están dispuestos a buscar cualquier cosita, por pequeña que sea, que le pueda gustar a tu hijo o hija para ganarse su confianza. De esta manera es más fácil que puedan avanzar guiando a tu hijo fuera de su zona conocida, o zona de confort, y expandiendo sus habilidades y, digamos, su repertorio. Sin confianza esto no es posible.
7. Sentido del humor y empatía.
Con esto me refiero no a que sean necesariamente graciosos y nos hagan sonreír (aunque eso también está genial) sino a que sean capaces de animar a las familias neurodiversas, y que no caigan siempre en subrayar lo negativo y a ver cualquier dificultad o desafío con desánimo o crítica hacia los padres o el progreso de la persona neurodiversa. Bastante críticos somos los padres con nuestra situación para que venga un profesional y nos hunda más aún. Una gran parte del rol de un profesional es precisamente darnos algo de perspectiva (puesto que trabajan con más personas neurodiversas) para que no nos tomemos cualquier revés o estancamiento como un drama sino como parte normal del progreso en cualquier ser humano.
No podemos negar que el entorno y la actitud de las personas que tienen responsabilidades de liderazgo tienen un gran impacto sobre la calidad profesional de sus subordinados, en el sentido en el que la he ido analizando aquí. Por ejemplo, si el director del colegio ve que también es su responsabilidad asegurarse de que los niños con perfiles de aprendizaje diferente reciben los apoyos necesarios, es mucho más probable que los profesores tengan la motivación y la confianza de buscar soluciones y realizar adaptaciones para estos alumnos. De lo contrario, y sin que sorprenda a nadie, será mucho más difícil.
Vale, dirás, pero ¿dónde encuentro yo a estos profesionales tan maravillosos? Y como me alejo de los que tengo ahora que, francamente, tal vez no son los mejores?
La hiperconectividad - ahora podemos trabajar, aunque sea remotamente, con terapeutas desde casi cualquier parte del mundo. Sé que no le funciona a todos los niños y jóvenes, y sé que en ciertas terapias (como la de integración sensorial) se puede dificultar realizarla online. Pero merece la pena explorarlo e incluso pedir recomendaciones de terapeutas locales a la persona que nos atiende virtualmente para poder hacer equipo híbrido si es necesario.
Pide recomendaciones a otros padres y madres de hijos neurodivergentes, ya sea en tu entorno físico (padres del colegio o de las terapias a las que asiste tu hijo) o de tu entorno virtual - si estás en redes y sigues a alguien que te da mucha confianza, pídele recomendaciones. Pregunta, pregunta, pregunta.
Si tienes dificultades reales para encontrar buenos profesionales en ciertas terapias o abordajes (ya sea por disponibilidad o por falta de recursos económicos), te sugiero que te plantees un moratorio temporal limitado. Es decir, que te enfoques tal vez en otras terapias y dejes a esa de lado por un tiempo, o que intentes aplicarla tú con apoyo profesional e incluso formándote tú misma. Ojo, porque te sugiero que la aparques temporalmente, no necesariamente de manera permanente.
Recuerda que la intervención temprana con nuestros hijos es fundamental para su desarrollo, pero recuerda también que un mal profesional puede hacer mucho daño, no solo a nivel de malas experiencias para tu hijo, sino de disminuir su motivación intrínseca para futuras intervenciones terapéuticas.
Afortunadamente y, aunque aún queda mucho camino, los profesionales que trabajan en el ámbito de la neurodiversidad van también evolucionando según va evolucionando el conocimiento multidisciplinar que tenemos sobre el autismo, el TDAH y otras neurodiversidades. Pero de nuevo, os recuerdo que el conocimiento es solo una parte y que la calidad y el calor humano del profesional es tan importante como su conocimiento profesional.